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Preguntas y respuestas pandémicas: ¿cómo me afecta a mí la nueva variante de coronavirus?

El director regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Hans Kluge, ha anunciado a través de Twitter que la nueva variante de coronavirus, denominada VOC-202012/01 y detectada inicialmente en el Reino Unido, ahora ha sido identificada en ocho países europeos. “El monitoreo es importante mientras se realizan investigaciones para definir su impacto”, ha añadido Kluge. Y es cierto. El coronavirus ha arruinado las vacaciones de muchos virólogos. La aparición de esta nueva variante en Reino Unido, presuntamente más transmisible, ha obligado a los investigadores a estudiar contra el reloj su origen, características y presencia internacional. Para el resto de la población, a pesar del pánico vivido en las últimas horas, la epidemia continúa sin cambios radicales.


El anuncio de una nueva variante de coronavirus ha desatado un pánico internacional similar al de marzo ante la posibilidad de que la tercera ola que sufren muchos países europeos empeore o, incluso, esté atribuida a ella. Media Europa canceló vuelos con Reino Unido y fuimos testigos de los fallos comunicativos y desinformaciones a los que ya nos tiene acostumbrados la pandemia.

Ahora que el caos de las últimas horas se disipa y Francia ha reanudado el tráfico terrestre con el Reino Unido, recapitulemos con calma. Si a usted le da igual las diferencias entre cepas y variantes pero desea saber cómo le afecta esta jerga a su vida, sus fiestas decembrinas, sus planes y su salud mental, siga leyendo.

¿De verdad es más transmisible?

“Por ahora sabemos que hay una nueva variante que parece más transmisible, pero tampoco está excesivamente claro”, explica en entrevista el epidemiólogo Pedro Gullón. “Donde más ha aumentado la incidencia es donde tiene más presencia, pero también ha crecido rápidamente en otros lugares de Reino Unido”.

“Esta variante está fuertemente asociada con lugares donde vemos tasas crecientes de covid-19. Es una correlación, pero no podemos decir que haya causalidad. Aun así, hay un crecimiento llamativo de esta variante y por eso estamos preocupados y requiere seguimiento e investigación urgentes”, aseguraba el investigador de la Universidad de Birmingham, Nick Loman, hace unos días.

A partir de aquí, el resto son interrogantes. Las conclusiones se han alcanzado tras observar la evolución de la epidemia en varias zonas de Inglaterra, pero es difícil separar qué porcentaje del aumento de la incidencia observada es por las mutaciones del SARS-CoV-2 y cuál por otras causas, sociales y de comportamiento. En el caso de Reino Unido, el impacto de estas últimas nunca puede subestimarse.

¿Qué es lo preocupante, la variante o el comportamiento social?

El Grupo Asesor sobre Amenazas de Virus Respiratorios Nuevos y Emergentes (NERVTAG, por sus siglas en inglés) que analiza la cuestión en Reino Unido asegura tener una confianza “alta” en la mayor transmisibilidad de la variante. De hecho, ésta ha cambiado su nombre de “variable bajo investigación” (VUI) a “variable motivo de preocupación” (VOC).

“¿Variable motivo de preocupación o comportamiento motivo de preocupación?”, se preguntaba en Twitter el virólogo Paul Bieniasz ante las aglomeraciones sin mascarillas vividas en Londres el 21 de diciembre.

Estas escenas son habituales, al menos en la capital británica. Los bares estuvieron abiertos hasta que la ciudad entró en Tier 3 la semana pasada, y las tiendas lo hicieron hasta el Tier 4 de este fin de semana. Además, es muy común ver a personas sin mascarillas en aquellos sitios donde son obligatorias, como el transporte público. El mismo sábado que Boris Johnson anunciaba las nuevas medidas, 29 personas fueron detenidas en una protesta anticonfinamiento enfrente del Parlamento.

“[Nuestro equipo] ha hablado con investigadores que trabajan en Reino Unido y creen no se está teniendo en cuenta algo muy importante: que en esas zonas había habido semanas previas de compras navideñas con restricciones leves”, asegura María Iglesias, investigadora del Instituto de Salud Carlos III (España). “Al final la transmisión ocurre por no cumplir las normas, y si éstas no se han seguido por las fechas en las que estamos, puede ser una de las razones del aumento rápido de casos”.

“Un error que cometimos desde el inicio de la pandemia es pensar que los cambios genéticos o las características del virus son tan determinantes a la hora de la infección”, dice Iglesias. “La vigilancia epidemiológica es muy importante, pero la transmisión es por hábitos y condiciones socioeconómicas; y no tanto porque el virus tenga tal o cual cambio”.

¿Por qué dicen que es un 70 % más transmisible, si no se sabe?

Boris Johnson alarmó a medio mundo al decir que la variante es “hasta un 70 % más transmisible”, y es una cifra que se ha repetido desde entonces. La fuente es el informe del NERVTAG: el problema es que no dice eso.

“El porcentaje hace referencia a la tasa de crecimiento [de la variante]”, explica Iglesias. En otras palabras, al aumento en la frecuencia de este nuevo tipo respecto al resto —que puede ser debido a una conjunción de factores, incluido el azar— y no a su contagiosidad.

Esta confusión ha molestado a virólogos de la talla de Christian Drosten. “De repente hay un número ahí fuera de un 70 % y nadie sabe lo que significa”, aseguraba en una entrevista radiofónica.

El cofundador de deCODE genetics, Kári Stefánsson, también ha quitado hierro al asunto al decir que “no hay nada dramático [en la variante] y si ésta es algo más susceptible, lo es muy poco más”.

Pero dicen que el número básico de reproducción (R ) es mayor…

De ser así, ¿significaría que esa variante se extiende más rápidamente? De nuevo, hay que interpretarlo con cautela.

Las cifras que hablan de un aumento de R de entre 0,39 y 0,93 se han obtenido a partir de modelos. “Se han detectado correlaciones que parecen robustas entre zonas en las que han aumentado más los casos tras el relajamiento de las medidas y en las que se ha encontrado la nueva variante”, asegura el investigador de la Universidad Politécnica de Cataluña Enric Álvarez, que ha analizado la escasa información publicada sobre el modelo.

Álvarez comenta que la información disponible permite interpretar que el modelo “es bayesiano y con ruido” y que “no introduce en absoluto variables como la movilidad y los contactos en la zona”. Es por eso que nadie puede asegurar todavía que los aumentos de casos observados sean debidos a la variante y no a otros factores.

Es algo que ya sucedió en el pasado con la mutación A222V. “Parecía que se transmitía más, pero luego se vio que habían llegado más aviones en los sitios por los que entró”, explica Álvarez. Su éxito, por lo tanto, fue debido a causas ajenas a la biología del virus. “¿Puede pasar lo mismo? Por supuesto, de ahí la cautela”.

“La estructura de contactos y movilidad tiene que ver también con la economía y las medidas tomadas en distintos sitios”, dice Álvarez. Por eso es fácil encontrar correlaciones, pero no tanto interpretarlas. “La correlación es interesante y te dice que hay que estudiarlo, pero la causalidad no está demostrada”.

Es por eso que algunos investigadores sospechan que, aunque la nueva variante sea algo más transmisible, su participación en la explosión de casos sea en realidad discreta y que ésta se deba en su mayor parte a otros motivos. “Creo que se está exagerando todo bastante y nos dará vergüenza en unas semanas”, asegura un virólogo que da su cruda opinión a condición de no revelar su nombre.

Gullón también pone en duda que el posible aumento en la capacidad de difusión de la nueva variante sea enorme: “Creo que se puede transmitir más, pero no muchísimo más porque habrían cambiado totalmente las dinámicas de la infección y eso no ha ocurrido”.

¿Sabemos cómo se comporta la variante en el mundo real?

Existen razones teóricas para suponer que algunas de las mutaciones observadas en la nueva variante harían al coronavirus más transmisible. “Muestra cambios que tiene sentido que supongan una ventaja para el virus”, explica Iglesias. La investigadora dice que algunas modificaciones estructurales sugieren que el virus se está haciendo más estable, algo que parece lógico si tenemos en cuenta las medidas de distanciamiento social y protección implementadas.

“A estas alturas de la pandemia tiene sentido que sea más exitoso un virus más estable, porque con todas las medidas igual ya no le sirve tanto ser rápido [en infectar], sino poder permanecer mucho más tiempo en superficies y aerosoles”, teoriza.

Aun así, es delicado encontrar un equilibrio entre que la espícula sea muy eficaz en la unión a la célula y que el virus sea estable: “Me parecen demasiados cambios estructurales en una espícula que ya era muy exitosa. No sé cómo la acumulación de un pequeño cambio aquí y allá acabará afectando a la conformación total de la proteína”.

El SARS-CoV-2 ya era muy exitoso en la transmisión y cualquier cambio puede suponer “tirarse piedras contra su tejado”.

A pesar de todo, Iglesias sí cree que los cambios que muestra la nueva variante del virus pueden suponerle una ventaja a la hora de transmitirse, pero advierte que no se deben sacar conclusiones precipitadas en lo que considera un “error de concepto”.

“La vigilancia genómica sirve para monitorizar lo que pasa, pero no puedes inferir por una secuencia si un virus va a ser más transmisible o grave”. Estas detecciones son “una pista”, pero “luego hay que hacer estudios virológicos y serológicos”. En otras palabras, “habrá que ver cómo funciona esa espícula con tantos cambios” en condiciones reales.

Gullón apunta en la misma dirección: “Una cosa es que en modelos in vitro sea mucho mas transmisible y otra que lo sea epidemiológicamente”. Tal y como dice Álvarez, los experimentos futuros corroborarán o refutarán esta hipótesis.

Ya he entendido la ciencia, ¿y esto cómo cambia mi vida?

Los mecanismos de transmisión del SARS-CoV-2 son los mismos por mucho que tenga una mayor facilidad para transmitirse, por eso Gullón recuerda que “las medidas de prevención son exactamente las mismas: espacios abiertos, mantener la distancia y usar mascarillas si no es posible, intentar estar el mínimo número de gente y evitar espacios cerrados”. Con independencia de la variante, el coronavirus no puede extenderse si no se le da la oportunidad.

Pero, ¿qué pasaría si se confirma que esta variante es en realidad mucho más transmisible de lo normal? Gullón considera que entonces “los criterios que utilizamos para decidir en qué momento tenemos que tomar medidas tendrían que ser un poco más rígidos. Por ejemplo, cerrar la hostelería con incidencias algo más bajas”.

“Entonces quizá habría que tomarlas [las medidas] un poco antes”, comenta Gullón. De todas formas, “ya se está pidiendo que ante el incremento de casos se actúe de forma prematura y en ese sentido no creo que cambie el discurso de nadie”.

Fronteras abiertas

El primer caso de esta variante se detectó de forma retrospectiva en septiembre, por lo que ha tenido muchas semanas para viajar. La lista de países que la han detectado no deja de crecer: Países Bajos, Italia, Bélgica, Dinamarca y hasta Gibraltar.

Aun más: algunos investigadores no descartan que la variante no haya surgido en Reino Unido, sino que este país haya sido capaz de detectarla antes por tener una mayor capacidad de secuenciación. Es más, la zona de Kent en la que se detectó por primera vez conecta el país con Europa a través del Eurotúnel y numerosos ferrys en los que cruzan numerosos camiones cada día.

“Igual que se ha detectado [retrospectivamente] en septiembre y se ha convertido en dominante en las últimas semanas, es muy probable que esté presente en más países porque las fronteras estaban abiertas”, comenta Gullón. “No me sorprendería nada que conforme otros lugares comiencen los estudios genéticos digan que está presente, aunque no sea de forma dominante”.

¿Podría frenarse la expansión de la nueva variante?

Gullón considera que las escenas vividas en los últimos días “tienen más que ver con imitar al resto de países que actúan por pánico social que hacer algo que de verdad pueda tener un impacto en la transmisión”.

Aunque sea tarde para evitar que la variante entre en un país, eso no quiere decir que tomar medidas dentro y fuera de las fronteras sea mala idea. Gullón cree que las restricciones y la vigilancia tienen sentido como medida preventiva a la espera de más información, pero advierte de que “hay que comunicar que posiblemente ya esté circulando por aquí y por allá, y que a lo mejor las consecuencias no son tan graves”.

¿Y la oleada que por ahora vive Europa?

“Es verdad que en muchos países ha habido un incremento después de que bajaran los casos y habrá que ver si la entrada de la nueva variante ha tenido un rol en ello”, asegura Gullón. Sin embargo, considera que lo observado “puede estar muy relacionado con el relajamiento de las medidas de salud pública.

“Es muy difícil distinguir esos efectos, es una de las cosas más difíciles que se pueden hacer en salud pública”, explica.

¿Hay motivo para el pánico?

“A mí lo que me preocupa realmente es que aumenten los casos, no tanto que sea una mutación nueva”, asegura Gullón. “Esto nos recuerda que la pandemia sigue, que probablemente estemos a mitad de camino y no podemos relajar las medidas de salud pública”.

“Desde que empezó la pandemia nos manejamos con grados de incertidumbre y lo lógico es actuar asumiendo que se transmite un poco más, no tanto porque haya una nueva variante, sino porque se están incrementando los casos. Eso es lo que nos debe preocupar y debemos hacer algo, tanto Reino Unido como todos los países”.

Tampoco hay motivos para pensar que la nueva variante de SARS-CoV-2 cause una enfermedad más severa. En ese sentido, todos los entrevistados para este artículo coinciden en es motivo de estudio y vigilancia, pero no de una excesiva preocupación.

¿Qué pasa con las vacunas y las reinfecciones?

De momento no hay motivos para pensar que la nueva variante pueda escapar a las vacunas o aumentar la frecuencia de las reinfecciones. Iglesias muestra una “preocupación moderada” con este punto.

“Que salgan variantes del virus es normal, lo malo es si no hay protección [entre aquellos que no han pasado la infección] o se produce un escape vacunal”, explica. Al mismo tiempo, asegura que es un problema “moderado” porque “una vez la tecnología ha sido validada es muy fácil cambiar la secuencia del ARNm de la vacuna”. De hecho, Pfizer ya ha anunciado que podría tener una vacuna actualizada en seis semanas si fuera necesario.

El problema, por supuesto, es que habría que producir de nuevo la vacuna. “Estamos empezando un período de vacunación y nos interesa que salga lo mejor posible, pero tiene arreglo”, dice Iglesias. Aun así, insiste en que “es lo que hay que mirar lo antes posible”. En cualquier caso, la mayoría de expertos no se ha mostrado preocupado por este asunto hasta ahora.

¿Es verdad que aumenta la carga viral?

El documento publicado por NERVATG asegura que se puede “inferir” una mayor carga viral entre los pacientes infectados con la nueva variante. Sin embargo, el término “carga viral” resulta muy problemático en virus respiratorios como el SARS-CoV-2 tal y como han repetido expertos en gripe como Raúl Ortiz de Lejarazu y microbiólogos clínicos en repetidas ocasiones.

“En un virus respiratorio no siempre se puede asociar la carga viral a los resultados de la PCR”, asegura Iglesias. “Las muestras no son homogéneas porque no es suero ni sangre, y según el trozo de moco que extraigas puedes obtener mucho virus o que el propio moco inhiba la cantidad”. Por eso “se pueden sacar ideas aproximadas, pero no se puede inferir siempre la carga viral del paciente por el umbral de ciclos que te salga en la RT-PCR”.

Este “umbral de ciclos” hace referencia al número de amplificaciones que debe hacer la PCR antes de detectar un resultado positivo. Si el material genético presente es muy pequeño, harán falta más repeticiones que si este se encuentra en cantidades abundantes. Pero “en este virus los ciclos más bajos no quieren decir nada, sólo que en el extracto de muestra que has hecho hay bastante cantidad”, dice Iglesias.

“Siendo muy poco riguroso puedes pensar que ese paciente tiene gran carga viral, pero nosotros hemos trabajado con pacientes de virus respiratorios con grandes cargas virales que no tenían sintomatología severa”. De hecho, uno de los problemas de la pandemia es que hay pacientes supertransmisores que no están muy enfermos.

¿Afecta más a los niños?

Es uno de los puntos bajo de investigación, debido a que la prevalencia de coronavirus en niños de entre 2 y 11 años se ha disparado en las últimas semanas en comparación con otros grupos de edad. Sin embargo, las mascarillas no son obligatorias en las aulas de Inglaterra y sabemos que los colegios pueden extender la epidemia si no se toman las medidas adecuadas.

“En un entorno donde [el aumento de casos] no es esperable sí podemos atribuirlo a algo nuevo que entra, pero cuando no hay medidas y hay un aumento de la transmisión comunitaria, sabemos que los colegios pueden actuar como multiplicadores de la infección. No tiene por qué ser por la nueva cepa”, explica Gullón.

Nuevamente, correlación no implica causalidad y será necesario investigarlo más.

Un (nuevo) error comunicativo

Iglesias considera un error comunicativo “brutal” que el gobierno británico haya explicado la nueva variante en la forma en que lo ha hecho. “Es muy importante que dejemos de estigmatizar los lugares en los que se detectan [nuevas variantes], no hay que señalar ni alarmar porque no va a pasar nada diferente de lo que ya está pasando”.

 “No ganamos nada con este tipo de comunicación, siempre digo que no se va a repetir y que vamos a aprender cómo comunicar las cosas y ponerlas en su contexto de importancia, pero tras un año repetimos los patrones”, añade.

“Creo que veremos que esto ya estaba circulando por Europa casi a la vez que en Reino Unido desde hace meses conforme se publiquen las secuencias de diciembre”, asegura Iglesias. “Tiene importancia porque 23 cambios son muchísimos y como investigadora me interesa mucho saber cómo han llegado ahí, pero a nivel de salud pública las medidas son las mismas, la gente tiene que tener el mismo cuidado y no va a cambiar nada”.

Es por eso que los organismos de salud pública creen que puede ser importante, pero advierten que no saben cuanto. “Nos alarmamos cuando sepamos algo, no teóricamente”, dice Iglesias. “Las medidas son las mismas y la vacunación sigue en marcha. No vamos a volver a marzo”.

Fuente: Agencia SINC.

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