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Los viejos roqueros nunca mueren: David Crosby, Tom Verlaine y Keith Reid

El inexorable paso del tiempo...

Abril, 2023

“Los viejos roqueros nunca mueren”. La reflexión es de Víctor Roura: el periodista y cronista musical se detiene, en el siguiente texto, en los recientes decesos de David Crosby, Tom Verlaine y Keith Reid. El primero de ellos Crosby—, fallecido a los 81 años de edad, fue una de las figuras más importantes de la música estadounidense, una leyenda del folk rock. Guitarrista y cantautor, fue miembro fundador de los influyentes The Byrds y la agrupación Crosby, Stills, Nash & Young uno de los primeros supergrupos de la música norteamericana. Ocho años más joven, Tom Verlaine partió de este mundo a los 73 años. Guitarrista, compositor y poeta, el músico neoyorquino fue fundador de Television, una de las más influyentes bandas de rock y punk seminal surgidas a principios de los setenta al calor del icónico local CBGB. El tercero de ellos, el británico Keith Reid fallecido a los 76 años, fue un excepcional compositor y letrista del superlativo grupo Procol Harum.

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Fue la primera asociación, que yo sepa, inmersa en la conjunción vocal folk. Nadie como Crosby, Stills, Nash & Young para ejecutar, o ejercitarse, en las canciones en el aparejamiento de las voces, pero sus respectivos caracteres, una y otra vez, los hacía separarse para retornar ocasionalmente a integrarse en el cuarteto (CSN&Y), o trío (CS&N), porque, a decir verdad, cada miembro del colectivo vocal se hizo de mayor renombre como solista casi inmediatamente después del Festival de Woodstock, en 1969, donde se dieron a conocer masivamente (su primera aparición en público fue sólo unos días antes de aquella multitudinaria asamblea juvenil en el poblado de Nueva York). Su canción “Woodstock” fue, es, emblemática en el asunto.

David Crosby.

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El mayor de ellos, David Crosby —nacido el 14 de agosto de 1941—, murió a los 81 años de edad el pasado 18 de enero, el protagonista, según aseveran los otros elementos de la banda vocal, de todos los conflictos al interior de la asociación musical sobre todo por la ingesta de la droga que, como ya se sabe, es sumamente accesible para la gente adinerada como Crosby, cuyos discos individuales alcanza la cifra de 10 al igual que los producidos por Graham Nash (Inglaterra, 2 de febrero de 1942) y la mitad de los elaborados por Stephen Stills (Texas, 3 de enero de 1945), a diferencia de la ingente cantidad creada por Neil Young (Canadá, 12 de noviembre de 1945), cercana al centenar de álbumes entre los grabados en estudio, en directo, colaboraciones y soundtracks.

Los cuatro, acaso con la excepción de Neil Young, continuaron en un camino parecido desde la invención de CSN&Y, e incluso podríamos asegurar que desde la salida de Buffalo Springfield en 1966 con un jovencísimo Neil Young de 21 años de edad, grupo que definiera la música vocal (donde las voces son el ingrediente básico) por venir a partir de Woodstock en agosto del último año de los sesenta.

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En un documental que versa sobre esta agrupación vocal Stephen Stills, pero lo mismo pudo haber sido Graham Nash, dijo, o ambos dijeron, no querer saber nada de Crosby, porque su adicción, la de su excompañero musical David Crosby, los había perjudicado bastante. Sin embargo, fuera del circuito íntimo de esta asociación la popularidad de Crosby, como de los otros dos (porque Neil Young adquirió con prontitud una firme independencia sonora, al grado de que una buena banda roquera como Lynyrd Skynyrd, mas conservadora a granel, le dicen, le gritan, a Neil Young que no es bien recibido en Alabama, en la canción “Sweet Home Alabama”, por su postura izquierdista, confirmando el canadiense su convicción política), cuestión corroborada —la innegable popularidad de Crosby— por la neoyorquina Joan Baez en su álbum en vivo, editado en 2016, para celebrar su onomástico número 75 (nació la compositora el 9 de enero de 1941): los alaridos del público se cimbraron en el momento en que Baez presentó a David Crosby, uno de sus numerosos invitados a su concierto conmemorativo.

¿Con cuál disco de Crosby me quedo, fuera de sus incursiones con sus compañeros iniciales de música? Subrayando que su calidad compositora no demerita en ninguno de sus álbumes, tal vez elegiría If I Could Only Remember My Name, de 1971, o Thousand Roads, de 1993, a sabiendas de que puedo estar cometiendo un delito sonoro al dejar a los otros álbumes en el rincón de las posposiciones acústicas.

Tom Verlaine.

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Diez días después de la muerte de David Crosby, falleció a los 73 años de edad en Nueva York el guitarrista, pianista, compositor y poeta Tom Verlaine (en realidad Thomas Miller, nacido en Estados Unidos el 13 de diciembre de 1949, autobautizado Verlaine por el poeta francés que viviera entre 1844 y 1896), quien me bastó escuchar uno solo de sus discos, el Adventure —de 1978— para entender que se trataba, su grupo denominado Television, de una asociación musical distanciada de los cánones ortodoxos del comercio musical.

Y no era para menos.

Luego me enteraría que se había relacionado con la compositora Patti Smith (Estados Unidos, 1946) y escrito, ambos, un libro de poesía: La Noche, y participaría musicalmente en los dos primeros discos de la roquera, alejándolo aún más de sus proyectos personales y terminando su labor en Television por circunstancias de desentendimiento visceral con algún miembro de la banda, tal como ocurriera con el conjunto vocal CS&N, lo que no impidió que Tom Verlaine prosiguiera su carrera en Europa, ahora en Inglaterra donde sus discos como solista obtuvieron buenas críticas.

Pero Tom Verlaine no tenía prisa, nunca la tuvo, por alcanzar el “éxito”: se daba grandes pausas, a veces de una década, para concretar un álbum, de manera que su tarea instrumental, incluso hoy en día, es difícil de rastrear.

Se ha ido de esta vida como un icono de lo subterráneo sin, quizás, poder percatarse él mismo de su propio talento.

Keith Reid.

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El británico Keith Reid —acaso sólo comparable con el caso de otro inglés: Bernie Taupin (1950), quien colaborara con Elton John en el trabajo literario— sobresalió en el orbe roquero debido a su labor lírica con la banda Procol Harum, a la cual, gracias a la conexión que tenía Reid con Gary Brooker (1945-2022), compuso la generalidad de sus canciones siendo, por eso mismo, el rock respetado en el mundo de las letras ya que sus exposiciones sonoras poseían, además, el plus de la palabra atendida. En “Una pálida sombra” [“A Whiter Shade of Pale”], tal vez la canción más conocida de Procol Harum, Reid apunta, apenas esbozándola, una idea irrefutable mas compleja: la verdad es fácil detectarla aun si proviene de personas desencajadas con rostros fantasmales diluidas en pálidas sombras.

Reid se distinguió como un roquero detrás de la banda, faceta señera en la historia de este género musical, aunque a pocos años de abandonar este mundo Reid compuso las canciones para dos nuevos álbumes, The Common Thread (2008) e In My Head (2018), las cuales fueron interpretadas y grabadas por diversos músicos agrupados bajo el nombre de The Keith Reid Project en .

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Pero los viejos roqueros nunca mueren, porque su juventud la han trasladado a la inmortalidad sonora.

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