Junio, 2023
En una cueva del valle del río Loira, en Francia, un grupo internacional de investigadores ha hallado algunas de las representaciones pictóricas neandertales más antiguas conocidas en Europa. Se trata de una serie de marcas no figurativas que fueron realizadas con la mano de forma deliberada.
Más de 57.000 años de antigüedad pueden tener los trazos recientemente descubiertos en la pared de una cueva de La Roche-Cotard, en el valle del Loira, en Francia, y atribuidos a los neandertales. Junto a los grabados rupestres hallados hace unos años en grutas de Málaga, Cantabria y Cáceres (datados en más de 64.000 años), los de la cueva francesa representan algunos de los más antiguos conocidos realizados por estos homininos que, en Europa, llegaron a coexistir con los humanos anatómicamente modernos.
Un equipo científico liderado por profesores de la Universidad de Tours (Francia) han publicado el estudio en la revista Plos One, donde indican que, gracias a la estratigrafía, se podría incluso especular con trazos humanos de más de 70.000 años de antigüedad.
Con este artículo vuelve al centro del debate el asunto de la complejidad cultural de los neandertales, aunque, según reconocen los propios expertos, siga conociéndose relativamente poco sobre su expresión simbólica o artística. Porque si bien se han hallado evidencias de algunas de sus producciones simbólicas, sus interpretaciones contienen numerosos enigmas.
De ahí la relevancia de este trabajo, en el que Jean-Claude Marquet y sus colegas de Francia, Dinamarca, Portugal, Hungría y Suiza identificaron unas marcas no figurativas dentro de la cueva que pudieron interpretar como registros de dedos humanos que dibujaban “formas deliberadas, organizadas e intencionadas”.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores hicieron un análisis del trazado, utilizando la fotogrametría para crear modelos en 3D de estas marcas y poder compararlas con otras humanas conocidas. Por la forma, el espaciado y la disposición de los grabados, el equipo comprobó que se trataba de creaciones hechas por la mano humana.
¿Arte, azar o símbolo?
Entre las razones por las que aún se sabe tan poco sobre la expresión artística de los neandertales, Marquet señala que “en la actualidad hay muy pocos restos parietales conocidos o, al menos, bien atribuidos: La Roche-Cotard y quizá las tres cuevas españolas, de las que algunos dudan acerca de su datación”, según sus propias palabras. En arqueología, se denomina ‘arte parietal’ a este tipo de trazos que se circunscriben a las paredes de las grutas, ya que no se realizan ni el suelo ni en el techo.
Existen, sobre todo, “rastros reconocibles de sus representaciones en objetos encontrados en yacimientos neandertales”, nos explica el investigador francés en entrevista. Aunque admite que, “probablemente, haya otras huellas neandertales en cuevas conocidas por sus obras del Paleolítico Superior, y quizá no sepamos atribuirlas a los neandertales porque necesitaríamos una manera de datarlas”. Menciona, por ejemplo, la cueva de Pech Merle, en el departamento francés de Lot, “donde hay trazados dactilares muy largos que se han denominado espaguetis y que parecen tener un color ligeramente diferente al de los trazos del Paleolítico Superior, pero ¿cómo demostrar que esta diferencia de color corresponde a una diferencia de edad?”
En cuanto a la expresión simbólica de estos humanos extintos que habitaron Europa, Oriente Próximo y Asia Central entre hace unos 400.000 y 40.000 años, “es aún más difícil [de descifrar] porque los dibujos no son figurativos”, según argumenta el autor principal,“y aunque lo fueran, para algunos prehistoriadores, los dibujos del Paleolítico superior tienen un significado que nunca conoceremos, como decía Michel Lorblanchet”.
El primer paso es la datación
Para comprender mejor el contexto de estas representaciones halladas en el valle del Loira, el equipo dató los suelos de la cueva mediante luminiscencia estimulada ópticamente. Así pudieron determinar que la cueva había quedado cerrada por sedimentos de relleno hace unos 57 000 años, mucho antes de que el Homo sapiens se estableciera en la región.
Esta constatación, junto al hecho de que las herramientas de piedra dentro de la gruta fueran solamente musterienses (nombre de una tecnología del Paleolítico medio asociada con los neandertales) constituye una fuerte evidencia de que estos grabados son obra de los neandertales.
En ningún caso está clara la intención con la que pintaban, aunque estas muestras de su presencia sí hablan de un comportamiento y unas actividades tan complejas y diversas como las de nuestros antepasados directos.
¿Qué nos dicen estos grabados sobre las diferencias de representación y las técnicas utilizadas entre neandertales y sapiens? Marquet responde: “Según Michel Lorblanchet y otros especialistas, los grabados del Paleolítico superior son figurativos pero muy difíciles de interpretar. Lo interesante de estos descubiertos en el Valle del Loira es que ahora tenemos que aceptar que los neandertales no sólo dibujaban líneas y curvas, y no solamente trabajaban sobre huesos de pájaros, sino que su conciencia también les permitía dejar huellas aplicadas, construidas e intencionadas, siguiendo un diseño preciso y pensado”.
Cada una de estas investigaciones brinda la posibilidad de avanzar en el uso de nuevas técnicas científicas que nos acercan a los restos de nuestros antepasados. Consultado al respecto, el profesor de la universidad de Tours indica, que, en este caso, “la fotogrametría ha desempeñado un papel muy importante”, ya que a partir del diagrama, se pueden hacer cortes transversales que facilitan la medición de “las secciones de las líneas”.
La llamada fotografía RTI (Reflectance Transformation Imaging) “nos permite estudiar el relieve de dichas líneas, y la microscopía digital, tener grandes aumentos sobre las paredes de la cueva”. Con un escaneado completo de la cavidad se pueden tomar medidas y “la tecnología Lidar (Light Detection And Ranging) en el exterior nos da una buena visión del terreno. En conjunto, “todas estas técnicas nos posibilitan ‘leer’ las superficies de las cuevas y así descifrarlas mejor e intentar comprenderlas”, concluye.