Entrada y Salida

Profecía cumplida


Al pirómano le dijeron que finalmente acabaría abrasándose, pero como buen homófono, al desconocer la ortografía en su verdadero alcance, se concentró en escribir —con un cuidadoso asesor de estilo que corregía de inmediato las palabras mal distribuidas, los acentos indispuestos y los signos de puntuación erróneamente ubicados— un libro de autoayuda para abrazarse efusivamente, cumpliéndose así la errata profética.


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