Esperando el final
Es uno de los grandes dramaturgo mexicano, pero también, ocasionalmente, ha ejercido de poeta y narrador. Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (más conocido como LEGOM) es originario de Guadalajara, donde nació el 3 de diciembre de 1968. En este texto, Fernando de Ita nos acerca a él, a su figura y su obra, dado su delicado estado de salud. “A él le gustaban las oraciones fúnebres que a lo largo de tantos años he publicado en diversos medios, pero se quejaba que ya muerto no podría leer la suya”, escribe aquí De Ita. “Sólo te puedo decir que no estaré a la altura de tu obra y que tu ausencia me deja huérfano, sin ti y sin Esquilo”.
En un texto publicado en 1986 en la revista Proceso, en esa cátedra de periodismo literario que fue su “Inventario”, José Emilio Pacheco ironizó sobre “la veloz nota necrológica” que convierte las redacciones de los medios de comunicación en la cadena de fiambres de los mataderos de Chicago que inspiraron a Henry Ford su sistema de producción en línea. Las famas tienen su archivo listo para ponerlo al día en el momento de su muerte. Los cronopios no porque son imprevisibles. Tal es el caso de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio —Legom—, quien tras una dura batalla en contra de sus 17 años de diálisis está en espera de Caronte y su barca fatal. Sólo un sepulturero griego podrá llevarse a este discípulo de Esquilo que trastocó la dramaturgia mexicana de este siglo.
Cuando se le perforó el intestino a principios de abril, Luis Enrique estaba metido de lleno en la reconstrucción de la casa del siglo XVIII que tiene Kay —su mujer— en el centro de la ciudad de Coatepec, preparando sus clases con ahínco porque en la última etapa de su vida descubrió que su auténtica vocación era el magisterio. Pero, sobre todo, estaba resistiendo el deterioro de tantos años de diálisis como un veterano de guerra que ha estado jugando con la muerte demasiado tiempo.
Siempre me asombró la cantidad de medicinas que tomaba para contrarrestar los males que le torturaban el cuerpo, y la disciplina con la que asumía sus tres visitas semanales para el cambio de sangre. Fueron épicas las batallas que sostuvo con las enfermeras que lo atendían, aunque nunca supe quien fue más brutal en esa guerra que la mayoría de los pacientes soportamos en silencio y que Luis Enrique daba a gritos y con sentencias devastadoras sobre algún rasgo sobresaliente del personal médico. Si algo distingue a Luis Enrique de los demás mortales, es que siempre ha dicho en voz alta lo que piensa.
A Legom no le gusta que lo llamen por su acróstico, aunque está orgulloso del autor que trasformó la dramaturgia mexicana derivada de Usigli. Su obra De bestias, criaturas y perras (escrita en el 2000) abrió una brecha para la dramaturgia en español entre el siglo XX y el nuevo milenio, con una poética tan descarnada que el conflicto humano parecía otro, aunque era el viejo pleito entre los sexos que hizo famoso a Strindberg, pero expuesto sin pudor alguno. Las chicas del 3 ½ floppies (2005) marcó la identidad del teatro joven en la República del Teatro, aunque él ya tenía 37 años cuando se estrenó en el Festival de Edimburgo y ganó el premio como la mejor obra del año. Yo estuve ahí para atestiguarlo. Y en Querétaro para el nacimiento del Festival Nacional de la Joven Dramaturgia Mexicana que abrió en el 2003 con Edgar Chías, propiciando el encuentro de cientos de jóvenes de diversas partes del país que primero fueron los discípulos de Legom y más tarde los autores del nuevo milenio. Aunque él sólo reconocía su paternidad sobre Alejandro Ricaño y Enrique Olmos.
Luis Enrique nació en la ciudad de Guadalajara el 3 de diciembre de 1968, pero fue en la señorial ciudad de Querétaro en donde aquel contador bancario se convirtió en poeta y activista cultural. La muerte de Legom será para mí uno de esos golpes que fracturan la vida, que te dejan huérfano de padre hijo hermano y amigo al mismo tiempo. A pesar de la diferencia de edades nunca supimos quién era el padre y quien el hijo. Seguro fuimos una cosa y otra, pero sin la maldición de la sangre, esto es, sin ser los padres que tuvimos realmente, porque esa inconformidad fue uno de nuestros acuerdos emocionales. Yo tuve una madre amorosa, él una madre cristera, esto es, extremadamente religiosa que lo llevó al extremo de invitarme a comer unos tacos en Xalapa en lugar de ir a su entierro en Guadalajara. Luis Enrique fue un hombre despiadado con sus afectos, pero igualmente generoso con ellos. La prueba es que, en su lecho de enfermo, con Kay han estado Alejandra y Laura, sus exparejas. Mirando esa fotografía mental me pregunto qué tendrían en común tres mujeres tan diferentes. Legom diría que el amor a los perros, él incluido.
Antes de conocernos a fondo me visitó con Alejandra en los Llanos de Apan. Él era un cocinero formidable y ególatra y lo llevé a Tepeapulco a comprobar que la legendaria barbacoa de Chano era mejor que la suya. Estuvo de acuerdo, pero lo que me reveló quién era fue que compró un kilo (de 300 pesos) de barbacoa para dárselo a los perros callejeros que merodean esos puestos. Cuando visité a la pareja en su casa de campo en la vieja carretera a Coatepec vivían con 10 perros dentro y fuera de la casa, y al menos tres de ellos dormían en su cama Me pregunté entonces qué era más grande: el amor de Alejandra por los perros o por Luis Enrique. Ya en el departamento de Xalapa, Laura convivió con tres perros, incluyendo a Legom como quedó dicho. Con Kay esos dos canes se hermanaron con sus tres gatos, así que en Coatepec son una familia de siete. No quiero ignorar a Bruna, el personaje modelo de Bestias, criaturas y perras, porque en Querétaro ella compartía el lecho con el dramaturgo y una perra gigantesca. Para Luis Enrique los perros siempre fueron más confiables y dignos de amor que los humanos.
Viviendo en Querétaro, Luis Enrique ganó todos los premios de dramaturgia que ofrecía el aparato cultural estatal y nacional. Luego llegó el reconocimiento internacional y el personaje aún pudo brindar por el éxito con una última copa en Milán, Italia, porque a la par comenzó el silencioso tormento de la diálisis. Ahora veo que su triunfo como dramaturgo fue paralelo al deterioro de sus riñones y al fracaso de sus empresas comerciales. Edi y Rudy es una obra que amo porque es un testimonio de su otro yo, aquel que emprende negocios descabellados, dignos de su propia sátira. Y fueron varios, comercialmente modestos, pero imaginariamente fabulosos los que inició en una recamara de su departamento xalapeño. Quedan algunos grabados, algunas tallas de madera y algunos emojis de hule como recuerdo. En el fondo, Luis Enrique quiso ser un exitoso empresario.
Sin embargo, morirá siendo el autor dramático del siglo XX que abrió un cauce para el texto dramático del siglo XXI. Paradójicamente, su invención es el inicio, pero también el final de una forma de contar historias. Lo que hizo Luis Enrique en sus mejores obras fue dialogar con maestría el mundo de mierda que nos tocó vivir. Además de los guioncitos (—) que sustituyeron el nombre de los personajes, lo que hace la diferencia en el teatro de Legom es su precisión dialógica. Generalmente sus personajes van al punto; son literarios sólo en el sentido de que hay verbo, sujeto y complemento en su forma de no serlo. Aunque muy pocas bocas hablan con ese veneno sintáctico y con esa economía de lenguaje. Esa es la aportación de Luis Enrique a la forma de contar una fábula. La narraturgia llegó después de 30 o más obras dialogadas, cuando se metió a fondo con Esquilo y vio que los padres del teatro occidental utilizaban ese recurso para superar las limitaciones físicas y técnicas de su teatro. Él lo utilizó para darle al personaje la oportunidad de ser el narrador de su acción dramática, aunque en rigor es el autor quien cuenta la historia porque sólo él conoce la biografía y las peripecias del narrador. La narraturgia hizo furor porque es más complejo crear personajes y situaciones con el puro diálogo, pero fueron pocos los autores que alcanzaron el vuelo del maestro; destacadamente, Alejandro Ricaño, quien desarrolló una narraturgia propia, y Enrique Olmos, en algunas de sus mejores obras. Ana Lucía Ramírez pudo ser el alter ego femenino de Legom, pero ocurrió la soberbia intelectual y el orgullo masculino de Luis Enrique. Repito: tan generoso y despiadado con sus afectos.
Quien considere que sus obras son fruto de la ocurrencia está orinando fuera de la bacinica, porque Legom ha estudiado a fondo la estructura dramática y la creación del Personaje, temas que terminó exponiendo magistralmente en YouTube —en tiempos pandémicos—, con el definitivo auxilio de Kay en la producción. Como se ve en pantalla, Legom tiene escrita su versión de esos temas en el cerebro, de manera que sólo requiere de medio paquete de cigarro para exponerlos sin consultar otra cosa que su memoria. Por eso es capaz de escribir una obra en tres días. Porque tiene una estructura que le permite colocar las piezas correspondientes y desarrollar al personaje según el modelo clásico o moderno. Es difícil sospechar que el deplorable detective de su saga, El Chato McKenzie, está construido con los mismos principios dramáticos de Edipo, pero así es. No es evidente porque la otra virtud de Legom es tocar la vida directamente, sin el puente de la retórica. Como persona y como dramaturgo tiene la facultad de poner bombas en las palabras, auténticas cargas de dinamita que explotan en el foro y en la cocina renacentista de la casa de Kay, donde él y Ricaño se insultan con tal perversidad que sólo el afecto más hondo que una persona puede sentir por otra convierte esa explosión verbal en juegos artificiales.
La cocina y el comedor son los sitios de encuentro con Luis Enrique. Acaso porque no puede comer a dos carrillas, por sus riñones, cocina con tal abundancia que su refrigerador está siempre repleto de comida hecha y por hacer. La regla para estar en paz es elogiar su esfuerzo culinario porque para las tortas ahogadas, por ejemplo, amasa y hornea el pan que requiere sobrevivir entero al baño de salsa que te deja la boca ardiendo. Es un experto en salsas y chiles en conserva que almacena en frascos enormes. Él come poco y desordenadamente. Muchas veces se levanta en la madrugada para cocinar y comer sin testigos. No le gusta ser el culpable de los malestares estomacales que le provocaban sus alimentos, mejor dicho; la insuficiencia renal que convirtió sus últimos lustros en una penitencia.
Hablo más de la persona que del autor porque ya habrá tiempo de desglosar su enorme producción dramática. Por diversas circunstancias personales no he podido estar presente en el calvario que ha padecido desde principios de abril, aunque he estado pendiente de su increíble fortaleza. Dado su estado físico, lo más probable era que no sobreviviría a la operación de emergencia que le practicaron para detener la hemorragia interna. Ha resistido 30 días más, con altas y bajas, inconsciente y lúcido, hasta que hoy le dijeron a Kay que no había nada más que hacer salvo esperar el desenlace. Al escribir estas palabras no entiendo lo que digo, es decir, no quiero que sean ciertas. Como tiene momentos de lucidez es probable que su mujer se las lea. A él le gustaban las oraciones fúnebres que a lo largo de tantos años he publicado en diversos medios, pero se quejaba que ya muerto no podría leer la suya. Quedo mudo al respecto. Sólo te puedo decir que no estaré a la altura de tu obra y que tu ausencia me deja huérfano, sin ti y sin Esquilo. Amamos a esos griegos porque eran capaces de ir a la guerra y si regresaban vivos, escribían tragedias sobre el mortal destino de la criatura humana.
En este orden de ideas, cuando Caronte te suba a su barca pídele que antes de pisar el Hélade te lleve a Maratón y Salamina donde Esquilo luchó contra los persas, porque ahí, en el fragor de la batalla, encontró el fundamento de sus obras. Como tú en la lucha diaria de tanto años contra el destino. Aunque siempre lo negaste, insisto en que la enfermedad determinó tu insolencia y tu descaro como dramaturgo y como persona. Solo quien tiene el dolor como signo cotidiano es capaz de ignorar la corrección lingüística, política y de género que considera que el cambio de lenguaje basta para cambiar la esencia de las cosas. Sólo tú puedes decirle públicamente putos a los putos, cojos a los cojos, ciegos a los ciegos y explotar, dramáticamente hablando, a los inválidos y a los guatemaltecos. Porque la indecencia de nuestro tiempo está en la discriminación de todo tipo, en el patriarcado, en el feminicidio y en toda la violencia de nuestro tiempo. Pero también en la doble moral de las buenas conciencias y en el acoso y la inquisición mediática de las causas justas.
Te voy a extrañar, Luis Enrique, como a un perro. Acaso así sepas todo lo que me harás falta.
Nota al margen: me estás diciendo al oído que no deje de mencionar a Alberto Lomnitz y a Boris Schoemann como los amigos que te hicieron el dramaturgo de la Compañía de Teatro de la Universidad Veracruzana, ni a Luis Mario Moncada que te hizo estudiar una maestría en educación artística —que te iluminó el cerebro—, para darte la plaza en la Universidad Veracruzana que ha cubierto, no sin sobresaltos casi mortales, el inmenso costo de tu hospitalización. Y, por supuesto, a Kay, tu ultima mujer, tu ultimo refugio, que no se ha separado de ti y estará contigo siempre…
Muchas erratas De Ita. Nada pertinente, nada de nada. Y sabes que él te lo habría dicho.
Tengo la fortuna de Conocer al Maestro LEGOM, fue justo su platica directa e incisiva como nos encontramos en este plano de la existencia; por ese entonces el vivia en una quinta en la zona de Zoncuantla entre Cafetales y Libros aficionado a las Hamburguesas Especiales que devoraba con placer sibarita y comentaba su proyecto (uno de muchos) el Area 51 y el proceso de habilitacion de ese espacio para un Teatro de expresiones del inicio del Siglo XXI asi como Obras como.aquella de : Como Odio a los Putos Mexicanos ” y otras muchas de su acervo dramaturgico, platicabamos de Axixic y sus fiestas asi como de su lucha permanente en las dialisis con la esperanza de una solucion quirurgica a su tratamiento se hizo amigo de mi Esposa y de mis Hijos uno de ellos tambien apasionado de lo que nos difiere del resto de las Especies en este Mundo Las Artes en su caso el Gravado alla estuvo con Pert en la Ceiba por un tiempioo; la vida nos derivo por otros caminos No obstante tengo presente como si fuese hoy por la manana su riza entre dientes y su vision eclectica de los seres humanos !! Lamento lo que prevalece en su organismo mas es un Ser que ya trazsciende al tiempo por su capacidad creadora y calidez humana y aguda observancia antropologica de su generacion; Sus obras quedaran ahi atemporales como una profunda huella de su paso por la Vida en su Arte la Dramaturgia !! Estoy seguro que alla a donde todos iremos un dia nos volveremos a encontrar sin duda un fraterno y respetuoso abrazo a Todos sus Amigos, Companeros y Afectos, por este ser que enriquecioc con su existencia la Cultura y el.Arte en Mexico; ya Inmortal !!