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El comprometido paso de Clegg

Noviembre, 2022

En su revisión de los sonidos africanos, Constanza Ordaz se detiene ahora en Johnny Clegg, una de las principales figuras de la lucha contra el apartheid, de la mano de Juluka y Savuka, grupos multirraciales y multiculturales con los que se convirtió en enemigo del régimen sudafricano de segregación y en todo un símbolo de lucha.

La experiencia de las bandas multirraciales en África no siempre ha terminado de la mejor manera. Si Johnny Clegg logró la sensibilidad necesaria para hacerse un músico “cumplidor” en el continente africano, sus últimos álbumes nos muestran a un artista en el epílogo de su carrera, que trastocó, sin mayor perspectiva que el crudo interés por la fama inmediata, las enseñanzas primigenias absorbidas de la cultura zulú, nos confirma Frank Tenaille en su libro La música es el arma del futuro (Fifty Years of African Popular Music, Editorial Lawrence Hill Books, Chicago, 2002).

Historia de un meteórico ascenso

Durante su adolescencia en Johannesburgo, Johnny Clegg, hijo de emigrantes ingleses, quedó fascinado por la música del guitarrista ambulante Sipho Mchunu al que pidió instrucción y enseñanza.

Así empezó para Clegg una larga inmersión en la cultura zulú. Tocó junto a Mchunu en fiestas privadas antes de formar el grupo Juluka (“Sudor”) en 1976. Semejante grupo multirracial era poco común en aquella época y sufrió un implacable hostigamiento policial. A pesar de esta coyuntura, Juluka consiguió grabar siete elepés de cruda música rural, amplificada con vigor, antes de su disolución en 1986 cuando Mchunu se marchó al campo para criar ganado.

Con su siguiente grupo: Savuka (“Nos Hemos Alzado”), Clegg cambió su acento: mientras Juluka había atacado el apartheid por medio de proverbios tradicionales, Savuka lo criticaba abiertamente en canciones como “Asimbonanga”, compuesta en homenaje a Mandela y Biko, este último un activista sudafricano antiapartheid. Ideológicamente nacionalista y socialista africano, Biko estuvo a la vanguardia de una campaña de base contra el apartheid conocida como el Movimiento de Conciencia Negra durante los años sesenta y setenta.

En cambio, las texturas sonoras eran más dulces y lujosas gracias a los sintetizadores, con cuya píldora dorada Clegg esperaba atraer la atención de los blancos, a los que “el gobierno del apartheid les había entorpecido, dura y eficazmente, los sentidos”.

Savuka logró gran éxito en Europa y Estados Unidos debido a la maestría de las danzas tradicionales zulúes, exhibidas en sus animados conciertos, la afirmación política de un blanco en una sociedad absorta en la marginación de la cultura negra.

En el África del sur del presidente Nelson Mandela (abogado, activista contra el apartheid, político y filántropo sudafricano que presidió el gobierno de su país de 1994 a 1999; fue el primer mandatario negro y el primero en resultar elegido por sufragio universal en su país), a las intervenciones de Clegg les faltó su antigua carga emocional, y hay que considerar a Savuka según los limitados méritos de su última música, cada vez más anodina y melosa.

Sintetizadores infructuosos

La experiencia de Clegg en la arena musical africana nos confirma que la inserción tecnológica en músicas de carácter nativo no necesariamente es una química de jugosos resultados. Por el contrario, la asunción en Clegg de los sintetizadores como panacea para resaltar algunos cantos zulúes de antigua prosapia redundó en una catástrofe conceptual al final de su carrera artística.

Pese a ello, sin embargo, recibió varios reconocimiento a lo largo de su trayectoria: le otorgaron varios honoris causa, también fue condecorado con el Chevalier des Artes et Lettres (Caballero de las Artes y las Letras) por el Gobierno francés en 1991, y en 2012 recibió el premio sudafricano Ikhamanga presidencial como parte de la ceremonia nacional de Órdenes. Este premio es el más alto honor que un ciudadano puede recibir en Sudáfrica.

Al mismo tiempo, su canción “Scatterlings de África” fue utilizada en la banda sonora de la película ganadora del Óscar de 1988 Rain Man. También compuso música para las películas El rey león 3, George de la selva y La oportunidad llama a la puerta.

Johnny Clegg fallecería de cáncer de páncreas en 2019. Tenía 66 años.

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