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La muralla china

Noviembre, 2022

Con fotografías de Christa Cowrie, Adriana Malvido estrena nuevo libro. Con el título de Intimidades / Más allá del amor: encuentros con parejas del arte y la cultura de México, en él Adriana se adentra con una doble mirada en la relación entre parejas dedicadas al arte. En la contraportada, los editores apuntan: “Más allá de la obra de la pintora, del poeta, de la escritora, del muralista y de la investigadora está su intimidad. Un espacio que casi siempre está oculto para el público, pero que condiciona y posibilita el quehacer artístico. Cuando las circunstancias de dos seres creativos convergen ese lugar se multiplica como diálogo, enriquecimiento de la obra, crítica y, sobre todo, vida. Esas realidades casi secretas son las que develan Adriana Malvido y Christa Cowrie”. En el siguiente texto leído durante la presentación del volumen—, Fernando de Ita nos acerca a esta nueva obra de la escritora y periodista cultural.

Nada mas íntimo que la batalla del yo para ser con el otro por el otro en el otro. Porque nada más fácil que estar contra el otro. La convivencia diaria nos enseña que el amor tiene muy poco que ver en la construcción de esa muralla china que es la vida en pareja, porque tarda una eternidad en levantarse y siempre tiene grietas por donde se cuela el enemigo.

El impulso amoroso ayuda a llegar ilusionado al pie del altar, al registro civil o a la misma covacha, pero a partir de ahí comienza la construcción de la Muralla, primero para aislar a los enamorados del mundo exterior y, luego, días, meses o años más tarde para buscar la salida del laberinto en el que un monstruo nos devora el hígado que es la única parte del cuerpo humano que se regenera a sí misma. Si el Minotauro que somos el uno para el otro mordisqueara el corazón, la carótida, los riñones o los intestinos, no habría bodas de plata ni pasteles de mota para festejar con los nietos los 50 años de la Muralla.

Soy de un siglo, de un país y una sociedad en el que la gente se casaba por conveniencia social, esto es, por todo lo contrario al sentimiento de bondad y plenitud por la persona amada. A los veinte años te casabas para tener sexo. A los treinta para formar una familia. A los 40 para que alguien se ocupara de los hijos de tu difunta esposa. De haber existido entonces la píldora del día siguiente, sí que tendríamos una clase media como en Dinamarca. Pero los usos y costumbres de la tribu nos dieron el PRI, el PAN y de nuevo el PRI, pero en oscuro.

Como un viajero frecuente del amor, las separaciones, los divorcios y las reconciliaciones; y de nuevo el enamoramiento, las separaciones y el Minotauro, quedé asombrado con las historias de amor que textifican Adriana Malvido y Christa Cowrie en el libro que nos tiene reunidos hoy en el subsuelo del mundo virtual: una librería. 

El libro se intitula Intimidades / Más allá del amor: encuentros con parejas del arte y la cultura de México. Asombro es el sustantivo que más utiliza Adriana para preguntarle a las 20 personalidades que accedieron a compartir su intimidad como parejas, el cómo y el por qué siguen juntos. Sospecho que es a partir del asombro de sí misma que se asombra que gente tan creativa, tan intensa, tan conocida, tan pública, se amen aún, dentro y fuera de la Muralla, porque el asombro es un estado de pasmo, de sorpresa en el que el ser canta un aleluya por la vida. Aquí lo hacen diez mujeres y diez hombres, cada uno de su lugar y de su tiempo, con una emoción contenida por las características personales de cada uno de ellos. Siendo tan distintos tienen en común una vida y una obra dedicadas a la cultura desde diversas disciplinas, y la notoriedad que han alcanzado por su trabajo. Como algunos de los entrevistados ya han fallecido, su testimonio tiene el valor de lo irrepetible.

Como periodista admiro la voluntad de mis colegas para realizar una investigación de largo aliento en el tiempo y en su intención de indagar la intimidad del quehacer artístico a partir de la intimidad de sus creadores. Como dice Patricia Cardona en el prólogo, el resultado es el fulgor de los cuerpos que sueltan palabras vivas que nos permiten compartir cada experiencia como propia porque no hay fingimiento en las respuestas sino esa carga de sinceridad que logramos rara vez en la vida al hablar de nosotros mismos.

Al final de la lectura de Intimidades pienso que el respeto que muestran estas parejas entre sí es el hilo de Adriana que le permite a Teseo salir del laberinto, porque en la mayoría de los casos es ella la que tiene el triple papel de pareja, de creadora y señora de la casa. Es muy tierno el reproche que le hace la catedrática, investigadora, lingüista y filóloga Ascensión Hernández Triviño a Miguel León Portilla por desconocer para qué sirven las escobas. Entre los seres excepcionales alguien tiene que ocuparse también de poner la mesa.

Ya puesta, las y los escritores se dedican a sus libros, las y los pintores a sus lienzos, las y los cineastas a su cine, las y los sociólogos a indagar el presente, las y los sabios a compartir su conocimiento del pasado para iluminar el porvenir. Hay una extraña armonía en las diez parejas escaneadas por Malvido y figuradas por Cowrie. Existen, por supuesto, las tensiones familiares, amorosas, emocionales, y los temores personales ante la página, el lienzo, la película en blanco, pero ya hay un largo camino recorrido y muy diversos senderos para alcanzar la meta. En todos los casos hay un compromiso con la inteligencia y el espacio físico y social en el que estos artistas han desarrollado su obra. Rina Lazo y Arturo García Bustos asumieron la militancia política que derivó de la Escuela Mexicana de Pintura, de manera que para ellos la rebelión contra aquello de “no hay más ruta que la nuestra”, que proclamó David Alfaro Siqueiros, fue una jugarreta de la CIA en contra del mensaje antiimperialista del muralismo autóctono. Eraclio Zepeda formó parte de la Revolución Cubana, vivió en China y en la Unión Soviética, participó en la formación de nuevos partidos políticos en México y asumió la contradicción de formar parte de un gobierno priista en su amada tierra chiapaneca, bajo la mirada siempre amorosa (y a veces discordante) de Elva Macías.

“Más allá del amor” es el subtítulo es este libro sobre veinte seres humanos que se acompañaron en la terrible y hermosa tarea de vivir juntos y salieron victoriosos de la batalla diaria. Algunas de estas parejas parecían predestinadas para la vida en común; otras se entrelazaron por la amistad que mantuvieron con sus parejas anteriores, como Bárbara Jacobs y Vicente Rojo, que conocieron la felicidad de las afinidades interiores y artísticas. La neurosis de levantar una nueva película acompaña el día a día de Paz Alicia Garciadiego y Arturo Ripstein; el tumulto familiar, la atracción física y la constante actividad intelectual rompen la monotonía de Sara Sefchovich y Carlos Martínez Assad; Carla Hernández y Rafael Cauduro rompen las convenciones de pareja para seguir trabajando juntos; la sobrecarga sensual de Alberto Ruy Sánchez no aleja sino acerca a Margarita de Orellana porque tienen un proyecto en común; Ángeles Mastreta y Héctor Aguilar Camín resultan personajes de sus propias novelas; Liliana Felipe y Jesusa Rodríguez son la una y la otra al mismo tiempo.

La biografía de estos veinte personajes nos permitía trazar un perfil de su actividad profesional y su vida pública, pero luego de estas entrevistas se humaniza, como dice Patricia Cardona, ese retrato en blanco y negro porque los hemos visto puertas adentro y en piyama, por así decirlo; en la intimidad no sólo de su hogar sino de sí mismos, mirando cómo se ven la una al otro, compartiendo virtudes y debilidades, dispuestos a conversar de lo que no se platica, pero fuera del aire, esto es, sin las cámaras y los celulares que han hecho de la vida privada una revista pornográfica, no por los cuerpos desnudos sino por la miseria intelectual que domina las redes sociales.

Por el contrario, Adriana Malvido y Christa Cowrie hicieron de este cruce de palabras un encuentro real y simbólico porque son los signos del idioma los que traducen el pensamiento de los entrevistados. Una de las claves de la entrevista periodística está en establecer una corriente de empatía con el entrevistado, sin forzarla, estando ahí de cuerpo entero, con los poros, los oídos y la mente abiertas, porque si no despertamos en el otro el deseo de responder con entusiasmo la pregunta inicial, no hay electricidad en esa conexión. Y vaya que existe en cada una de las diez entrevistas con Adriana. Conocimiento de causa, formación intelectual, bagaje cultural y el don que no entrega Salamanca sino el talento personal para hacer periodismo literario. De un modo nebuloso recuerdo a la estudiante de periodismo que se aturdía con el desmadre que reinaba en la redacción de la sección cultural del unomásuno. Algo tenía ese hueso de redacción que la llevaría a dar el salto entre la nota diaria y el periodismo de investigación, entre la pirámide invertida del qué, quién, cuándo, cómo y por qué y sus artículos de opinión, que ya son piezas literarias.

Christa Cowrie está tan cerca de mi carrera periodística, pero sobre todo de mi corazón, que no sé cómo decirle que la extraño en este libro. Hay fotos estupendas que dan cuenta de su maestría en el oficio, pero los textos de Adriana pedían más imágenes sobre la intimidad de ese algo más allá del amor que Christa también ha conquistado con su pareja. Con ser una edición brillante la de Paralelo 21, el papel tan lujurioso que compone el libro no es el mejor para la imagen porque la deja en primer plano, sin la profundidad del contraste, aunque no es sólo eso. Christa imaginó este proyecto contra el tiempo porque como fotógrafa sabe de sobra que estas son imágenes para el futuro. Ya me dirá qué pasó en el trayecto. O si estoy ciego.

Me disculpo por el abuso de mi participación en esta mesa, pero debo agregar un comentario. El reloj del tiempo tiene en este instante una manecilla en el 14 de noviembre 1977 y la otra en el 11 de noviembre del 2022. Como en las series de Netflix el pasado es hoy, cuando luego de tantos años me reencuentro con los camaradas que, sin saberlo, estábamos haciendo historia. Ya no hay duda de que la revista Proceso iniciada en 1976 y el diario unomásuno de 1977 son el advenimiento del nuevo periodismo en México. Como Christa, Adriana, Braulio Peralta, Patricia Cardona y el de la voz lo ignorábamos, sólo hicimos nuestro trabajo con pasión y alto riesgo. En el pasado, apostamos por el futuro, y aquí estamos, listos para el porvenir.

• Editado por Paralelo 21, Intimidades / Más allá del amor: encuentros con parejas del arte y la cultura de México, de Adriana Malvido con fotografías de Christa Cowrie, ya circula en librerías.

• Este texto fue leído por el autor durante la presentación del libro, la cual se llevó a cabo el viernes 11 de noviembre. (Por cierto, habrá una segunda presentación el sábado 3 de diciembre, a las 17:00 horas, en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara).

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