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La violencia en Palestina e Israel: Europa y Estados Unidos están consintiendo y permitiendo la comisión de atrocidades

El periodismo ha pagado ya un precio altísimo en la más reciente escala de violencia en el conflicto entre israelíes y palestinos; pero, también, la sociedad civil

Octubre, 2023

El ejército israelí comunicó a las agencias de noticias Reuters y Agence FrancePresse que no puede garantizar la seguridad de sus periodistas que trabajan en la Franja de Gaza, sometida a los bombardeos y el asedio de Israel desde hace tres semanas. Gaza, el enclave palestino dirigido por el grupo militante Hamás, está siendo bombardeada desde el 7 de octubre. De acuerdo a información de las propias agencias de noticias, las Fuerzas de Defensa de Israel escribieron a Reuters y AFP después de que éstas pidieran garantías de que sus periodistas en Gaza no serían blanco de los ataques israelíes. “Las IDF (fuerzas de defensa israelíes) están atacando toda la actividad militar de Hamás en Gaza”, decía la carta de las IDF, que añadió que Hamás sitúa deliberadamente operaciones militares “en las proximidades de periodistas y civiles”. En estas circunstancias, no podemos garantizar la seguridad de sus empleados y le instamos encarecidamente a que tome todas las medidas necesarias para su seguridad”. El periodismo ha pagado ya un precio altísimo en la más reciente escala de violencia en el conflicto entre israelíes y palestinos. Según el Comité para la Protección de los Periodistas, al menos 27 periodistas han muerto desde que comenzó la guerra, la mayoría en Gaza, pero también en Israel y en el sur de Líbano. Hasta el 27 de octubre, según la última actualización del CPJ, habían muerto 22 profesionales palestinos, cuatro israelíes y un libanés. Varios de los periodistas palestinos han sido asesinado en sus propias casas junto a sus familias, porque nadie está a salvo en Gaza. (En Ucrania, por ejemplo, han muerto quince reporteros en 18 meses de guerra). Un caso reciente y doloroso es el de Wael Al Dahdouh, jefe de la oficina de Al Jazeera en Gaza, que perdió a toda su familia directa en el bombardeo israelí de la vivienda donde se habían refugiado. Murieron su esposa, dos hijos de quince y siete años y un nieto. Pero el periodismo no es el único agraviado: la OMS ha registrado 171 ataques de Israel a instalaciones sanitarias en tres semanas, 75 en Gaza y 96 en Cisjordania. Como señala en este dossier Francesca Albanese, relatora especial de la ONU: Europa y Estados Unidos están consintiendo y permitiendo la comisión de atrocidades. Ya han muerto más de 7.300 personas y 3.500 de ellas son niños. En serio, ¿cómo puede ser esto defensa propia?


Francesca Albanese, relatora especial de la ONU: “Israel opera como una dictadura militar”

Javier Biosca Azcoiti


Francesca Albanese conoce de primera mano y desde hace tiempo los ataques de Israel contra la ONU. La relatora especial sobre la situación de los derechos humanos en el territorio palestino —un puesto independiente nombrado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU— ha sido acusada de antisemita y las autoridades israelíes no le han permitido visitar los territorios ocupados palestinos para hacer su trabajo desde que fue nombrada en mayo de 2022.

Albanese se encuentra actualmente en Nueva York, donde ha presentado su último informe ante la Asamblea General. Mientras tanto, intenta hablar con sus contactos en Gaza, denuncia los abusos de la ofensiva israelí y pide urgentemente un alto el fuego.

Francesca Albanese en una reciente conferencia de prensa. (Captura de pantalla)

—¿Cómo interpreta la reciente escalada de Israel contra el secretario general de la ONU y la organización en su conjunto? ¿Qué implicaciones podría tener?

—Es reprobable por varias razones. En primer lugar, no es la forma en que un Estado miembro se dirige al secretario general, que es el representante de todo el sistema multilateral. No son las formas. En segundo lugar, lo que ha dicho el secretario general ha sido equilibrado, humano, sabio y ecuánime.

“Ha condenado enérgicamente y con vehemencia los ataques contra civiles israelíes y ha condenado los ataques de Israel contra los civiles palestinos. Ha dicho que los agravios de los palestinos no justifican lo que se ha hecho [el ataque de Hamás del 7 de octubre] y que lo que han hecho los grupos armados palestinos tampoco justifica lo que está haciendo Israel. Pero ha dicho algo significativo. Hay un contexto. Este año ha sido el más mortífero para los palestinos incluso antes del 7 de octubre y el año anterior fue el más mortífero en 20 años. Ha habido mucha violencia. Y así ha sido durante 56 años. El secretario general lo ha dicho y creo que hay que apoyarlo”.

—Israel rechaza la figura del relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados. ¿Cómo es su relación con las autoridades israelíes? ¿Ha podido visitar Palestina?

—No. Como mis predecesores, he intentado establecer contacto con las autoridades israelíes, pero no ha habido ninguno. No hay contacto directo, sólo con mediación [de una tercera parte]. Por lo demás, ha habido críticas duras por mi parte porque su historial de derechos humanos es espantoso. Por su parte ha habido un aluvión de insultos y difamaciones en ataques ad personam. Esa es la relación que tengo con el Gobierno de Israel.

—¿Cómo describiría la reciente ofensiva israelí en Gaza?

—Israel ha invocado de forma muy opaca el derecho a la autodefensa, pero el derecho a la autodefensa es el derecho a usar la fuerza y bajo el derecho internacional sólo está permitido cuando lo autoriza el Consejo de Seguridad o cuando es para repeler un ataque. El derecho a la legítima defensa se acaba cuando se ha repelido el ataque contra el territorio, aunque en este contexto concreto, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ha establecido jurisprudencia en el sentido de que el ataque debe proceder de un Estado. En la opinión consultiva párrafo 139 [sobre la construcción del muro en Cisjordania] se sostiene que, aunque hay amenazas contra Israel que emanan desde el territorio palestino ocupado, dado que Israel es la potencia ocupante, no puede invocar el derecho a la legítima defensa. Se trata de la Corte Internacional de Justicia, el máximo órgano judicial de las Naciones Unidas.

“¿Significa esto que Israel no tiene derecho a defenderse? Por supuesto que lo tiene. Israel tiene derecho a garantizar su seguridad, pero su seguridad no puede confundirse con la seguridad del plan de anexión del territorio palestino.

“Tras el ataque del 7 de octubre, Israel ha lanzado una ofensiva contra Gaza. Israel estaba autorizado a usar la fuerza de forma proporcionada y respetando el principio de distinción y precaución. Nada de esto se ha respetado”.

—En este sentido, ¿deberíamos enfocar el conflicto en sí mismo como una guerra o como una lucha contra un régimen de apartheid? Porque el camino a la solución es muy diferente en ambos casos.

—Es una guerra con hostilidades y uso de la fuerza, pero es una guerra en el contexto de un territorio ocupado. Israel está luchando contra las personas a las que debería proteger según el derecho internacional. Esto es lo que está haciendo: tratar a toda una población como el enemigo. En Sudáfrica era una cuestión nacional, pero aquí la complicación es que se trata de territorio ocupado. No puede luchar contra el pueblo al que ocupa.

—¿Qué ha implicado tener lo que se ha descrito como el Gobierno más extremista de la historia de Israel?

—Desde la perspectiva de los derechos humanos en el territorio palestino ocupado, los indicadores han empeorado, pero, como dice la periodista israelí Amira Hass, cada Gobierno israelí ha sido una junta militar para los palestinos. Funciona y opera como una dictadura militar. ¿Y por qué lo digo? En el territorio palestino ocupado, Israel gobierna mediante órdenes militares escritas por soldados, aplicadas por soldados y juzgadas en tribunales por soldados incluso para niños de tan sólo 12 años. Existe una ley marcial.

“En el caso de Jerusalén es diferente porque se aplica la ley cívica israelí, pero los palestinos están a menudo bajo las normas de emergencia y defensa que se remontan a la era colonial del mandato británico. Se trata de normas que permiten, por ejemplo, la demolición de viviendas y la detención administrativa. Y esto sólo se aplica a los palestinos. Así es como gobiernan en Jerusalén Este.

“La Franja de Gaza sigue ocupada y bajo bloqueo. Un bloqueo ilegal que la comunidad internacional considera de manera unánime como un castigo colectivo desde 2007. El endurecimiento del bloqueo mientras Israel bombardea es mucho más grave que un crimen de guerra. Es un crimen contra la humanidad porque corre el riesgo de provocar una hambruna intencionada. Está la intención y el resultado”.

—Pero Israel argumenta que Gaza no está ocupada desde 2005 que se retiraron.

—Está ocupada porque Israel lo controla todo en Gaza. Controla lo que entra y lo que sale. Hay un bloqueo naval, aéreo y terrestre. Incluso el registro de la población está en manos de las autoridades [israelíes]. Se considera doctrina y jurisprudencia consolidadas que no necesitas tener las botas sobre el terreno para tener un control efectivo. Incluso el dinero que se utiliza es el shekel israelí. Es un tipo diferente de ocupación sin colonos y sin botas sobre el terreno, pero está ocupado y todo el mundo en la comunidad internacional está de acuerdo con ello.

—¿Por qué de repente pedir simplemente un alto el fuego en Gaza parece que es ir demasiado lejos para muchos?

—Deberías preguntar a los Estados europeos y a Estados Unidos. No sé por qué lo hacen, pero sé lo que significa. Desde el punto de vista jurídico es incorrecto. Están consintiendo y permitiendo la comisión de atrocidades. Crímenes internacionales, crímenes de guerra y posiblemente crímenes contra la humanidad. Esto es lo que la mayoría de Estados occidentales, con pocas excepciones, están permitiendo.

“Hay académicos internacionales de renombre que denuncian la posible comisión de genocidio. Hay muchos líderes políticos que están denunciando esto como genocidio y el derecho internacional obliga a prevenir el genocidio. Ya han muerto más de 7.300 personas y 3.500 de ellas son niños. ¿Cuántas personas más tienen que morir para que la comunidad internacional actúe? En serio, ¿cómo puede ser esto defensa propia?

“[Estos países occidentales] Están destruyendo las Naciones Unidas. En otros casos como este en los que la matanza masiva no se televisaba, incluso podían tener la pretensión de no saber. Aquí saben y simplemente están mirando a otra parte. Están tergiversando sobre los hechos y sobre la politización del asunto”.

—¿Cómo ha podido Israel ignorar durante décadas tantas resoluciones de la Asamblea General, opiniones de la Corte Internacional de Justicia, informes declarando claramente que la ocupación es ilegal o incluso resoluciones del Consejo de Seguridad?

—Porque la comunidad internacional le garantiza impunidad. Aquí no es sólo Occidente, sino que todo el mundo es responsable. Todos. Todos los que no han adoptado una postura firme sobre la toma de medidas permitidas por la Carta de la ONU. Medidas diplomáticas, económicas y políticas.

“Especialmente aquellos países en la región árabe que habían defendido históricamente los derechos del pueblo palestino y que ahora están normalizando relaciones con Israel con acuerdos comerciales mientras Israel sigue aplastando a los palestinos.

“Una ocupación que dura 56 años y que se convierte en el vehículo para colonizarlos. ¿Qué esperas? La opresión genera resistencia”.

Francesca Albanese: “¿Cómo puede ser esto defensa propia?”. / Foto: OHCHR/ONU

—¿Hay alguna posibilidad de que haya rendición de cuentas por los crímenes cometidos por ambos?

—Debería haber rendición de cuentas para todos. Hay una investigación en curso que enviará sus conclusiones a la Oficina del Fiscal de la Corte Penal Internacional, pero la Corte debería también enviar investigadores. Es increíble que no se mueva nada en este sentido y que se siga ignorando el derecho internacional cuando se trata de Israel y los territorios ocupados.

—¿Se puede hablar de una nueva Nakba o limpieza étnica?

—He condenado la orden de evacuación de 1,1 millones de palestinos del norte de Gaza como ilegal y como un acto de limpieza étnica. ¿Por qué una población entera que está siendo bombardeada tiene que evacuar el territorio? El segundo elemento es que existe la intención de trasladar a los palestinos al Sinaí. Y también existe la práctica: ya ocurrió en 1947, 1949 y en 1967. Además hay un desplazamiento continuo de palestinos mediante la revocación de residencias, demoliciones de viviendas, desahucios… Pensemos en el ejemplo de Masafer Yatta, donde 1.200 personas corren el riesgo de ser desplazadas porque Israel necesita tener una zona de tiro y porque los soldados israelíes aparentemente no pueden entrenar en otro lugar que no sea territorio ocupado.

“Esto es lo que la comunidad internacional está permitiendo”. (Fuente: elDiario.es)


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Los periodistas se resisten a formar parte de la maquinaria de propaganda israelí

Iñigo Sáenz de Ugarte


Por un día, Yair Lapid no estaba indignado con el Gobierno israelí, que es lo que le suele ocurrir, ya que es el líder de la oposición. Esta vez, el líder del partido centrista Yesh Atid dio una rueda de prensa a periodistas extranjeros para lanzar duras críticas contra los principales medios de comunicación del mundo por su cobertura de la guerra de Gaza. Se refería específicamente al ataque sobre el hospital Al Ahli de Gaza, adjudicado al principio a un bombardeo israelí y después envuelto en toda una serie de incógnitas. Acto seguido, pasó a darles instrucciones sobre cómo debe ser su trabajo.

“Si los medios internacionales son objetivos, están sirviendo a Hamás. Si dan las dos versiones, están sirviendo a Hamás”, dijo el ex primer ministro, que resulta que fue periodista durante décadas, uno de los más conocidos de Israel. De un plumazo, Lapid se había cargado elementos centrales de la actividad de cualquier periodista al informar sobre cualquier asunto de política nacional o internacional. Al hablar sobre Israel, sólo presentó como admisible la versión de las autoridades israelíes, su Gobierno o su Ejército. Todo lo demás es dar pábulo a mentiras o ser cómplice de una organización terrorista.

Una excavadora se ocupa de las ruinas originadas por los bombardeos israelíes en Khan Younis, Gaza, el miércoles. (Xinhua)

No fue la reacción airada de un político ante la tragedia de los 1.300 israelíes asesinados en el asalto de Hamás. Es un patrón que ha caracterizado siempre a los gobiernos del país y a la mayoría de sus medios de comunicación. Se exige a los periodistas extranjeros la adhesión absoluta a la visión israelí de los acontecimientos del presente y en última instancia de la historia del conflicto.

Los periodistas israelíes tienen prohibido por ley entrar en Gaza desde 2006. Su información sobre lo que ocurre allí proviene casi exclusivamente del Ejército o del Gobierno. Se acepta como si fueran hechos incuestionables. Cada vez que se produce una gran operación de castigo contra Gaza, las televisiones ofrecen muy pocas imágenes del sufrimiento de la población civil. Los ataques son siempre contra la “infraestructura terrorista” de Hamás. Los bombardeos de edificios de viviendas se justifican por la existencia de “puestos de mando y control” de la organización islamista o porque escondían depósitos de armamento. Cuando eso no es posible, se afirma que el Ejército respondía al fuego enemigo. Si hay víctimas civiles sin ninguna relación con Hamás, se acusa al enemigo de utilizar “escudos humanos”.

“¿Creen que una organización que no tiene ningún problema en asesinar a bebés, en asesinar a mujeres embarazadas y en secuestrar a una niña autista de 14 años junto a su abuela de 80 tiene problemas en mentir?”, dijo Lapid a los periodistas.

El Gobierno de Hamás en Gaza ha mentido a lo largo de años a los periodistas al negar por ejemplo que estuviera lanzando cohetes contra Israel desde zonas habitadas por civiles. Nunca reconoce que sus cohetes, notoriamente imprecisos, no han alcanzado sus objetivos en Israel por problemas técnicos y han caído en Gaza.

Los gobiernos israelíes de Netanyahu también mienten cada vez que reciben una acusación de haber atacado objetivos civiles. A veces, incluso al desencadenar una guerra. La guerra de 2014 fue provocada por el secuestro de tres jóvenes israelíes en Cisjordania. Los militares y la policía los buscaron durante 18 días y detuvieron a decenas de miembros de Hamás. Cuando se encontraron sus cuerpos dos semanas después, se produjo una explosión de ira en Israel que exigía represalias masivas en Gaza.

La gente no era consciente de que Netanyahu había ocultado desde el día siguiente de los hechos que los jóvenes ya habían sido asesinados, un dato relevante que la censura impidió publicar a los medios israelíes. “La versión oficial para consumo público es que Israel estaba ‘actuando bajo la premisa de que estaban vivos’. En pocas palabras, eso era mentira”, escribió J.J. Goldberg en el semanario judío norteamericano Forward.

Netanyahu acusó a la dirección de Hamás en Gaza de haber ordenado el crimen, aunque sabía que había sido obra de un clan familiar islamista de Hebrón relacionado con Hamás, pero que tenía un largo historial de operar por su cuenta desobedeciendo las órdenes de la organización.

Los sucesos provocaron la operación que llevó el nombre de Límite Protector y que incluyó un asalto por tierra a Gaza para destruir los túneles de Hamás. Murieron 2.310 palestinos y 72 israelíes, de los que 67 eran soldados.

Es un ejemplo entre muchos de que la propaganda se ha utilizado para defender los intereses de un Gobierno israelí o para ocultar hechos que le pueden perjudicar. Al menos, en una ocasión para difundir una mentira con la que engañar a Hamás. Eso sucedió en mayo de 2021 cuando un portavoz militar anunció a varios medios extranjeros que fuerzas israelíes habían entrado en Gaza.

Horas después se desmintió. Medios israelíes contaron después que todo había sido un engaño deliberado. El plan era que las informaciones hicieran que los combatientes de Hamás salieran de sus túneles y revelaran su posición para enfrentarse al invasor, con lo que serían eliminados con facilidad con ataques aéreos o de artillería.

Cuando un francotirador israelí mató a la periodista Shireen Abu Akleh, de 51 años, en Jenin en 2022, la primera versión del entonces primer ministro Naftali Bennett fue afirmar que “probablemente” había muerto por un disparo de un grupo de palestinos que estaba abriendo fuego “de forma indiscriminada”. Luego, dijeron que había muerto en mitad de un fuerte tiroteo, algo que desmintieron los compañeros de la reportera que estaban en el lugar de los hechos.

La policía israelí carga contra el cortejo fúnebre de la periodista Shireen Abu Akleh en Jerusalén en 2022, asesinada por un francotirador israelí. (Anadolu)

Finalmente, admitieron que la bala que mató a Abu Akleh de un tiro en la cabeza procedía del fusil de uno de sus soldados. Nunca se llegó a realizar una investigación ni a castigar al autor del asesinato.

La presión de la opinión pública alcanza también a los propios periodistas israelíes. Los hay que han reconocido sentir miedo ante las consecuencias de mostrar opiniones disidentes después de la matanza de un millar de civiles en el asalto de Hamás del 7 de octubre. Pero varios de ellos no están dispuestos a dejar de pensar, razonar y trabajar como periodistas.

Quienes tienen vía libre para mostrar su furia son los que exigen que los palestinos paguen por lo que hizo Hamás. La presentadora del Canal 13 Netali Shem Tov dijo en un programa que aún veía “demasiados edificios en pie en Gaza”. No le parecía suficiente que el 25% de los edificios de Gaza haya quedado destruido o gravemente dañado desde el inicio de los bombardeos. El exdiputado del Likud Moshe Feiglin exigió en televisión que Gaza sea “aniquilada” y que se convierta en un nuevo Dresde.

Los que ya han pagado un precio altísimo han sido los 24 periodistas muertos en tres semanas, de los que veinte son palestinos. Muchos de ellos en sus propias casas junto a sus familias, porque nadie está a salvo en Gaza. En Ucrania, han muerto quince reporteros en 18 meses de guerra.

[Según el Comité para la Protección de los Periodistas, al menos 27 periodistas han muerto desde que comenzó la guerra, la mayoría en Gaza, pero también en Israel y en el sur de Líbano. Hasta el 27 de octubre, según la última actualización del CPJ, habían muerto 22 profesionales palestinos, cuatro israelíes y un libanés.]

Un caso reciente y doloroso es el de Wael Al Dahdouh, jefe de la oficina de Al Jazeera en Gaza, que perdió a toda su familia directa en el bombardeo israelí de la vivienda donde se habían refugiado. Murieron su esposa, dos hijos de quince y siete años y un nieto.

Esta guerra ha vuelto a reanudar las críticas israelíes a BBC por no llamar terrorista a Hamás. John Simpson, que cubrió guerras en Oriente Medio para la cadena durante 50 años, volvió a explicarlo hace unos días. “Terrorismo es una palabra cargada (de intención), que la gente usa sobre un grupo al que rechaza moralmente. Simplemente, el trabajo de BBC no es contar a la gente a quién debe apoyar o condenar, quiénes son los buenos y quiénes son los malos”, escribió.

El periodista no está para imponer criterios morales ni tomar partido, dice, sino para informar sobre hechos y que cada ciudadano adopte una posición en función de lo que lee o escucha.

La agencia norteamericana Associated Press cuenta con un criterio similar. No emplea la palabra ‘terrorista’ para referirse a Hamás, porque prefiere centrarse en los hechos: AP no utiliza términos para acciones o grupos específicos, más allá de citas directas atribuidas a autoridades u otros grupos. En vez de eso, describimos atrocidades, matanzas, atentados con bomba, asesinatos y otras acciones específicas”.

Toda la familia de Wael al-Dahdouh, corresponsal de Al-Jazeera en Gaza, murió en un ataque aéreo israelí en el centro de Gaza. (Foto: Al-Jazeera, captura de vídeo)

La responsabilidad de la explosión en el hospital Al Ahli ha sido uno de esos casos en que los periodistas han tenido que reaccionar en muy pocas horas con información incompleta y han sido criticados por ello. Israel negó que se debiera a un ataque suyo con misiles, difundió una imagen que no se correspondía con el momento de la explosión, que luego tuvo que borrar, y utilizó otro vídeo —con imágenes del cielo en un directo de Al Jazeera— con el propósito de contar que el responsable era un cohete de Yihad Islámica que había caído a tierra después de sufrir un problema en su motor. Las imágenes nocturnas no permitían llegar a una conclusión clara.

Una fotografía al día siguiente en la que se veía los coches incendiados en el aparcamiento del hospital, junto a la ausencia de un cráter de grandes dimensiones o un edificio totalmente destruido, confirmó las dudas sobre la versión del misil israelí, que es la que había aparecido en los primeros titulares.

Varios análisis posteriores han arrojado distintas alternativas. El último de The New York Times sostiene que las imágenes utilizadas por Israel como prueba definitiva no muestran el misil o cohete que provocó una matanza, sino un proyectil lanzado desde territorio israelí que detonó a tres kilómetros de distancia del centro sanitario.

La OMS ha registrado 171 ataques de Israel a instalaciones sanitarias en tres semanas, 75 en Gaza y 96 en Cisjordania.

Para políticos y columnistas israelíes, toda esta confusión no procede de la dificultad de obtener información contrastada sobre una acción de guerra en un lugar en que sólo unos pocos medios occidentales cuentan con personal propio (Israel no ha permitido la entrada de periodistas extranjeros en Gaza), sino de una conspiración que busca presentar a su país como el agresor.

La realidad es que la mayoría de los medios de países como EE. UU., Reino Unido o Alemania tienen un sesgo muy o bastante favorable a las posiciones de Israel y desde luego ninguno apoya a Hamás. Eso no impide que en los últimos años hayan evolucionado al ser testigos de destrucciones sucesivas de Gaza por Israel y de sus ataques a la población civil.

Como símbolo de ese cambio está la portada de The New York Times del 28 de mayo de 2021 con un friso de fotos de 64 niños y adolescentes palestinos que perecieron en los bombardeos israelíes. En sólo once días. El titular: “Eran sólo niños”.

El último recuento de la actual ofensiva contra Gaza indica que los menores muertos desde el 7 de octubre son 2.913.

La respuesta israelí a las críticas por esos bombardeos indiscriminados fue la misma que ahora: el Ejército de Israel es “el más moral del mundo”. Quien lo cuestione será tachado de cómplice de los terroristas. (Fuente: elDiario.es)


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¿Qué piensan los jóvenes palestinos sobre cuatro cuestiones clave que afectan a sus vidas?

Erika Jiménez


En estos días en los que se han intensificado las hostilidades entre Israel y Hamás, vi un tuit que decía que habría más alboroto en Occidente si “2,2 millones de perros golden retrievers estuvieran siendo bombardeados hasta la extinción dentro de una jaula” que en el caso de los civiles palestinos en Gaza.

Este tuit me retrotrajo a entrevistas que realicé a 96 jóvenes palestinos y a sus profesores en Cisjordania tras la invasión de Gaza en 2014 y que han sido publicadas recientemente.

Quería averiguar las diferentes formas en las que alumnos de entre 13 y 15 años de diversas escuelas públicas, privadas y de las Naciones Unidas, entendían, hablaban y utilizaban los derechos humanos, especialmente cuando los ideales que aprendían en la escuela contrastaban con su lucha cotidiana.

1. Deshumanización de los palestinos

Los jóvenes con los que hablé, procedentes de diversos entornos socioeconómicos y religiosos, describieron a menudo cómo se sentían deshumanizados en el discurso sobre las relaciones entre Israel y Palestina. En su opinión, el hecho de que no se les considerase seres humanos con los mismos deseos, necesidades y, lo que es más importante, los mismos derechos que los demás, es algo que se acepta en todo el mundo.

Pero ellos mismos utilizaron ese lenguaje para describir cómo viven bajo la ocupación. Hiba, una niña de 13 años que estudia en un colegio privado, bromeaba diciendo: “Es curioso que los animales tengan más derechos que los humanos en Palestina”. Luego, más seria, añadió: “No somos iguales, somos diferentes de otros niños del mundo”.

La idea de que el valor de una vida palestina es inferior al de las vidas de los demás fue otro tema de conversación. Anwar, alumna de 13 años en una escuela gestionada por la ONU, dijo: “En los países occidentales, si alguien muere, le dan mucha importancia. Pero si matan palestinos, ya sean 100 o 1 000, es normal y está bien. Los palestinos son números”.

La retórica de los funcionarios israelíes de los últimos quince días demuestra esta deshumanización. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, al anunciar el asedio total de Gaza afirmó que: “Estamos luchando contra animales humanos”.

Sus palabras fueron repetidas por el general de división israelí Ghassan Alian, quien dijo a los palestinos de Gaza que “los animales humanos deben ser tratados como tales”.

Los académicos han demostrado en el pasado cómo este tipo de retórica deshumanizadora suele preceder a actos de genocidio.

2. La generación de sus padres y líderes

Muchos de los jóvenes con los que hablé se mostraron críticos con el modo en que sus mayores —especialmente los dirigentes de la Autoridad Palestina (AP)— parecían haber llegado a aceptar la ocupación. Hablando de la guerra de 2014 en Gaza, Camilla, que estudiaba en un colegio privado, me dijo: “Nuestro gobierno actúa como si no le importara si estamos ocupados o no… Los israelíes están matando niños y el gobierno no deja [sic] que Israel pague por ello”.

Esta semana, palestinos de toda Cisjordania se han unido a las protestas contra los bombardeos israelíes sobre Gaza. Pero también han criticado duramente a la Autoridad Palestina. En respuesta, las fuerzas de seguridad de la AP han reprimido y disparado munición real contra los manifestantes. Razan Nasrallah, una niña de 12 años de Yenín, murió por disparos en la ciudad cisjordana el 17 de octubre mientras protestaba por el ataque a un hospital de Gaza en el que murieron cientos de palestinos.

Los niños y niñas que asisten a las escuelas de la UNRWA en el campo de refugiados palestinos de Jalazone, en Cisjordania, saludan durante un descanso en sus clases. / Foto: Marwan Baghdadi (UNRWA, 2018).

Aunque algunos jóvenes también se mostraban cínicos ante la perspectiva de ver el fin de la ocupación, la mayoría eran optimistas. Anwar me dijo que aunque “los adultos piensan que se ha acabado… como jóvenes, seguimos teniendo esperanza porque tenemos un futuro”.

3. Israelíes: incluso los ocupantes merecen derechos humanos

Muchos de los jóvenes que entrevisté en 2015 estaban dispuestos a hacer una distinción entre la mayoría de los judíos que viven en Israel y aquellos cuya visión de una patria judía sionista implica el desplazamiento de los palestinos nativos. Como me dijo Jiries, alumno de 13 años en una escuela privada: “Algunos dicen que los judíos son los que son sionistas… pero se equivocan porque hay muchos judíos que nos apoyan… Sólo quiero asegurarme de que todos los que lean sobre “judíos” o “sionistas” puedan diferenciar entre los dos”.

Los estudiantes también quisieron subrayar que no toda la comunidad judía apoya la política del Estado de Israel hacia Palestina, y que durante el conflicto actual hay muchos grupos judíos en todo el mundo que se solidarizan con ellos.

Los jóvenes que entrevisté vivían en zonas de Cisjordania controladas por la Autoridad Palestina (AP), que están oficialmente prohibidas a los israelíes. Por tanto, la mayoría de sus encuentros con israelíes habrían sido con colonos o soldados en los puestos de control o durante incursiones militares. Su percepción de los israelíes con los que se habían encontrado variaba. Lina, una niña de 13 años de una escuela de la ONU para niños refugiados, hizo hincapié en la diferencia entre soldados y ciudadanos, mientras que su compañera de clase, Nadiya, afirmó: “En la guerra de Gaza no diferenciaron entre civiles y soldados, los israelíes atacaron a civiles y la mayoría de los que murieron eran niños, mujeres y ancianos”.

Pero cuando pregunté a este grupo de niñas refugiadas si creían que un joven israelí de su edad debería disfrutar de los mismos derechos humanos que ellas, estuvieron unánimemente de acuerdo.

4. Esperanza en el futuro

Los territorios palestinos ocupados tienen una población joven: la edad media en Cisjordania y la Franja de Gaza es de 19,6 años y en Gaza más del 40 % de las personas tienen 14 años o menos. Desde el 7 de octubre de 2023, un niño palestino ha muerto aproximadamente cada 15 minutos.

Para los que sobreviven, los ataques militares pueden dejarles con discapacidades que les cambian la vida, sin el cuidado de sus padres, y pueden tener efectos adversos a largo plazo en su salud mental. Muchos niños también pueden morir por no poder acceder a alimentos, agua o tratamientos médicos vitales a causa del asedio.

A pesar de estar desproporcionadamente afectados por la violencia, las opiniones de los jóvenes rara vez se consultan y sus voces escasean a la hora de tomar decisiones que afectarán a sus vidas. En la sociedad, los jóvenes no reproducen necesariamente las opiniones de los adultos que les rodean. Y a menudo los adultos no escuchan cuando ellos hablan.

Como dijo Marwan, uno de los jóvenes con los que hablé: “[los adultos] no entienden que somos lo bastante maduros para comprender nuestro mundo”. Los jóvenes de Gaza y los exiliados se han dirigido a la comunidad internacional pidiendo un alto el fuego inmediato.

La pregunta es: ¿quién actuará ante los llamamientos de estos jóvenes? Ellos son el futuro de Palestina y sus voces deben ser escuchadas. (Este artículo fue publicado originalmente en inglés. Fuente: The Conversation).

• Javier Biosca Azcoiti: especializado en geoestrategia y seguridad internacional. Ha trabajado en 20minutos, Europa Press, entro otros medios. La entrevista con Francesca Albanese fue publicada originalmente en elDiario.es. Es reproducida aquí bajo la licencia Creative Commons — CC BY-NC 4.0.
• Iñigo Sáenz de Ugarte: periodista con experiencia en prensa, radio, televisión e Internet. Cubrió noticias en Israel, Palestina, Irak y Afganistán. Es subdirector de elDiario.es. El texto “Los periodistas se resisten a formar parte de la maquinaria de propaganda israelí” fue publicado originalmente en elDiario.es. Es reproducido bajo la licencia Creative Commons — CC BY-NC 4.0.
• Erika Jiménez: Leverhulme Early Career Fellow at the School of Law, Queen’s University Belfast. Su texto fue publicado originalmente en The Conversation; es reproducido bajo la licencia Creative Commons.

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