Por la Libre

El blues y la soledad

Ciudad Obregón, Sonora, fue sede del primer festival de blues que se realiza en esa localidad y que por la magnitud en la participación de agrupaciones podría ser calificado con el mayor evento en su tipo en México. Acorde con la situación de las medidas sanitarias que se han adoptado en todo el mundo por la pandemia, el festival se realizó en línea los días 10 al 13 de febrero. Constanza Ordaz nos cuenta cómo estuvo la fiesta musical…


El Obregón Sonora Blues Fest 2021 se llevó a cabo, en línea, del 10 al 13 de febrero; fueron más de 40 bandas participantes, tanto de América, Europa y Asia.

De México intervinieron Javier Bátiz, Guillermo Briseño, Follaje, La Rambla e Hímber Ocampo, Castalia, Repechaje, Carlos Avilez y Juan Hernández, entre otros.

Al hacer un recuento de todas las bandas participantes me doy cuenta de que algunas de ellas, hay que destacarlo, pertenecen a la Asociación Mexicana de Blues, Arte Musical AC (Amblues).

La Rambla, con su invitado especial Érik Enríquez (armónica), tuvo una excelente exposición: sonaron muy claros, frescos y ordenados; Follaje, la banda de más tradición en la Ciudad de México, destacó con la extraordinaria armónica de Jorge García Ledesma; Hímber Ocampo Blues Band se diferenció por su métrica lírica bien puesta; Castalia exhibió originalidad en sus intervenciones, misma que la hace tener cada vez más seguidores… en fin, el sentimiento afloró con legitimidad.

Pero ahí viene lo oscuro…

El blues de México no está en manos de gente que lo piense con inteligencia y sensibilidad.

El blues vive secuestrado por personajes aventureros que sangran su grandeza haciendo del blues una plataforma esencial de sus futuras promociones.

¿Por qué hago este comentario?

Al blues se le reduce y se le despoja, no recibe propuestas ni reconstrucciones, sólo basta con simular que se hace para tener contenta a la gente que lo sigue o para entretener (a esta misma gente o a los propios músicos). De lo que se trata es de tener cartel, aseguramiento económico o cimentar la imagen. ¿Y el trabajo dónde queda? La composición en este festival internacional ha demostrado deficiencia tanto literaria como musical. Muy pocas bandas lograron esa cohesión compositiva. Sí, a cambio, bastantes implantes, puros covers.

Y esto sólo se dirime en quien ofrece más de lo mismo con firma o sin ella, y eso, a mi juicio, no es hacer blues. Sí conviene para los que andan en la búsqueda de los reconocimientos. Los temas recurrentes, en los blues mil veces reproducidos, son el sentirse aceptados, patentizados, con una falsa imagen de que todo va bien y que están haciendo las cosas, y aquí entre nos eso está por verse aún.

Si el alarde personal es lo de hoy, pues bienvenido, seguramente nada reditúa más placer que el sentirse satisfecho con lo que se hace (si es que se hace).

Porque el blues se defiende en la soledad.

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