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El infierno son ellos

Apuntes sobre la Muerte

Enero, 2024

El fin de un año y el inicio de uno nuevo a veces incita, o estimula, o induce, o invita, o empuja, o apremia a la introspección y a la reflexión. Es precisamente lo que hace el periodista y crítico teatral Fernando de Ita en el siguiente texto: “Pensar la muerte no es necesariamente un acto negativo”, escribe; “eso sí, pertenece a lo que mis amados griegos pensaron como el momento agónico de la vida. Cuándo la vida se acaba, ¿qué hay para ti?”.

Todo lo que sé es que naces, mueres y en medio es una chinga
Epigmenio Mártir, albañil de los Llanos de Apan

El cuento de la Muerte

Es confuso hablar de un acto del que no se ha tenido una experiencia directa. Con la edad algo en ti entiende que la experiencia de vivir sólo llega al final del camino, como dice Cavafis. Lo que no agrega explícitamente el poeta griego es que al final del camino está la Muerte.

En la Historia hay tantas maneras de experimentar ese final, tantos ritos, tantas creencias, tanta filosofía, tanto cuento que es forzosamente reductivo pensar el tema desde una forma personal. Pero como el amor, el coito y el dolor, la muerte pertenece a la experiencia del individuo, a su forma de llegar al último trance de su vida. De ahí el chisme de que cuando uno muere repasa en un instante toda su estancia en la Tierra. Lo dice la ciencia porque hay encefalogramas del cerebro en los que algunos difuntos frescos siguen mandando señales eléctricas al cuerpo inerte por unos minutos más.

Vivir sin pensar es morir en vida

El de la voz ha obtenido la promesa de sus hijos de que, si por alguna razón su padre queda vegetal, no se les ocurra conectarme con otra cosa que no sea la Muerte. No soy Ulises el griego, pero he andado por tantas tierras y navegado por tantos mares que no merezco finalizar como un bodoque humano en donde la tecnología prolonga el funcionamiento de ciertos órganos vitales, menos el cerebro, donde habita el pensamiento. Vivir sin pensar es morir en vida. Mejor la experiencia de la Muerte.

Pensar la muerte no es necesariamente un acto negativo; eso sí, pertenece a lo que mis amados griegos pensaron como el momento agónico de la vida. Cuando la vida se acaba, ¿qué hay para ti? De nuevo hay muchas interpretaciones de lo que es la vida después de la muerte, pero predominan la religiosa, la materialista, la sectaria y la hermenéutica en la que cada uno escoge su punto de vista. De nuevo la muerte es un asunto personal. Sin embargo, sigue siendo un misterio que sólo descubrirás cuando ocurra.

El vuelo de las pequeñas águilas

Entiendo que no hay peor muerte en vida que la enfermedad [salvo en casos excepcionales como el de la escritora y periodista Verónica Ortiz que tuvo una fatalidad tremenda e hizo de ella otra forma de vida, cada vez que leo sus reflexiones sobre su sobrevivencia tengo un sentimiento doble: por un lado, me llena de alegría su impresionante lucha por la vida y, por el otro, siento pena, no por ella, por mí… yo sería incapaz de seguir su ejemplo]. Para mi enorme sorpresa en recientes estudios descubrí que mi hígado aún existe y ni siquiera está graso, mientras mis riñones son una destiladera deteriorada pero resistente, para mi inmensa fortuna porque viví en carne propia el infierno que tuvo que cruzar heroicamente mi camarada Legom, quien vivió casi 20 años de diálisis, 10 de ellos tres veces por semana. La verdad, es una epopeya vivir con enfermedades irremediables. Yo soy ateo guadalupano (como Ángel Norzagaray), así que ahora que vivo en una colina de Tepoztlán, a diario le doy gracias a los dioses tepoztecos por estar vivo y ver el panorama que se asoma por mi ventana: ¡todo el valle de Tepoztlán y Yautepec, en donde vuelan los gavilanes, esas pequeñas águilas que uno envidia porque vuelan tan libres y tan alto que un día de estos me subo al techo y me lanzo a seguirlas¡

Si tienes lo indispensable, no hace falta lo demás

Por cierto, siempre pensé que moriría en los Llanos de Apan donde están mis antepasados, mi madre, mi padre, mis hijos, mis muertos, pero el Destino es con mayúscula cuando gana la apuesta; esto es, cuando es él quien decide. En realidad, como me recordó mi hermana recientemente, fue mi propia vida la que me llevó a este franciscano y hermoso refugio. Como nunca pensé llegar a viejo gasté mis oros en la cama, la mesa, los viajes, los libros, acaso las viejas, y no me arrepiento. El que hoy esté viviendo tan estoicamente, esa imprudente decisión de nuevo me la enseñaron los griegos: si tienes lo indispensable, no hace falta lo demás. Y queda esto, pensar el mundo y saber que ya eres como tu abuela a la que atosigabas para que te explicara qué fue pasar del caballo al automóvil, de las lámparas alemanas a la electricidad, del telégrafo al teléfono. Ahora entiendo que hay cosas que suceden de tal forma que estando ante tus ojos no las ves y si las miras igual te sorprenden cuando suceden, porque no pensaste en ellas a fondo.

“A diario le doy gracias a los dioses tepoztecos por estar vivo y ver el panorama que se asoma por mi ventana”, reflexiona Fernando de Ita. / Foto: Wikimedia Commons.

Los populistas no resisten la crítica

Un ejemplo claro de este proceso fue el periodismo de tinta que tenía de frente la amenaza del Internet y en lugar de comenzar a pensar las maneras de enfrentarla quisieron reafirmar su cuarto poder. En consecuencia, hoy es más influyente un tiktoker que un periodista, un político o un magnate y en esa emergencia llegó el covid-19 que le dio la puntilla porque la información pública se volvió privada gracias a la tecnología digital en sus diversos formatos móviles y fijos. Si en sus años de esplendor la prensa mexicana alcanzó tirajes memorables para un país iletrado, hoy esos 300 mil ejemplares diarios son ridículos ante los millones de lectores que tiene una estrella del firmamento virtual. Yo perdí cuatro colaboraciones en dos diarios nacionales y dos regionales, un programa de televisión y el apoyo de las instituciones culturales porque, como en los tiempos del viejo PRI y el frustrante PAN, critiqué lo que estaba pasando en la cultura oficial de la 4t. Por ello puedo afirmar que, en efecto, son distintos a los conservadores porque los populistas no resisten la crítica.

Ignoro si el patriarcado se extiende a la vida eterna

Irremediablemente pensar la muerte es pensar tu vida, aunque al verla tras ese cristal oscuro el resultado es trágico porque cuando lo que ya no tienes es tiempo, sentir de pronto el cúmulo de tiempo que perdiste en vano, te lleva, como a otro célebre griego, a sacarte los ojos para no ver el crimen que cometiste con el tiempo, como canta el bolero. Tiresias lo hizo, yo no porque afortunadamente hubo momentos tan plenos, tan regocijantes, tan aventurados que se compensaba esa inercia con la prisa de los viajes y la intensidad de la pasión amorosa.

La finitud de la vida provocó primero el triunfo de los dioses y en consecuencia el apoderamiento de las religiones que prometían la vida eterna. Los musulmanes no pueden ser figurativos en sus mezquitas porque Alá es irrepresentable en su grandeza, pero son muy imaginativos en su promesa eterna. Como en el cielo vikingo, los musulmanes que dan la vida por la causa común se van a un cielo poblado de mujeres vírgenes en el caso musulmán, y sólo hermosas y dispuestas entre los nórdicos. Ignoro si las mujeres de ambos bandos reciben el mismo beneficio, o si el patriarcado se extiende a la vida eterna.

No hay un solo meme de la eternidad

En el cielo cristiano me voy a reencontrar en la muerte con la gente que amé en vida, mi madre, mis hijos, mi nieto, mis hermanos, mis cuatro esposas. Parece que será arriba de un cúmulo de nubes con Dios Padre-Hijo-Espíritu Santo presidiendo un cielo inmenso porque ahí estarán, además de los santos y las devotas de San Luis Potosí, los pecadores arrepentidos y los ateos que en el último momento llaman al cura, como hizo mi amigo Legom: por si las moscas. Lo que no dice la Biblia ni otros libros fundamentales del cristianismo es cómo los voy a localizar entre, digamos, cien mil millones de almas que deben estar por ahí, cantando loas a la eternidad de una deidad que es un solo Dios, pero tres personas distintas. Seguramente este tipo de misterios son los que se resuelven con la muerte. La única objeción es que no hay un solo meme de la eternidad.

Cómo se atreven a prometerle a la ciudadanía un cambio si…

Falta el infierno. En ese sentido soy sartreano: el infierno son los otros; es decir, todos. Porque para los otros, yo soy otro. Tengo la impresión de que, como nunca en mi experiencia electoral, el infierno será la elección, las elecciones del año que ya está por salir de la vagina del tiempo humano: 2024. Y la bronca que creo compartir con miles de electores es que no quiero que regrese el pasado, pero tampoco que el oficialismo actual sea el futuro. No abundo en el tema porque comencé reflexionando sobre el sentido o sinsentido de la muerte y, ante ese dilema, el tomar partido está en segundo lugar porque los muertos no votan, salvo en el viejo PRI que ahora está con Dios y con el Diablo. Es un asco ver cómo se acomodan los políticos del antiguo régimen en ambos bandos, y la puta desvergüenza de la oposición y del oficialismo para justificar a quienes ellos denostaron por corruptos. Cómo se atreven a prometerle a la ciudadanía un cambio cuando ellos mismos son incapaces de cumplirlo. El infierno son ellos.

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