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Los ahora septuagenarios roqueros originales del Tri

Negros del corazón...

Diciembre, 2022

Aunque el siguiente texto estaba pensado para hablar sobre los 70 años del músico y compositor rocanrolero Alejandro Lora, que cumple justamente este 2 de diciembre, el texto ha terminado por ser, al final, un justo recordatorio sobre los septuagenarios roqueros originales del Three Souls in my Mind, agrupación que luego daría vida a El Tri ya sin el baterista Charlie Hauptvogel (1951) ni el guitarrista Ernesto de León (1952). Y es que, cincuenta y cuatro años después de haber iniciado su aventura musical y con medio centenar de discos en su haber, Álex Lora continúa aferrado al rock con sus 70 años de edad a cuestas. El escritor y cronista musical Víctor Roura nos habla de ello…

La “aferración” al rock

Decía Alejandro Lora, a los diez años de haber fundado el Three Souls in my Mind —después convertido en El Tri ya sin el baterista Charlie Hauptvogel ni el guitarrista Ernesto de León—, que esta banda aún seguía en el camino porque los que entonces integraban el grupo estaban de acuerdo en tocar la misma música, en seguir unidos:

—A la aferración de todos —subrayaba.

Lora tenía 25 años de edad: una década atrás, en 1968, cuando el Tres Almas en mi Mente comenzaba en el circuito del rock en México, contaba con tres lustros, un quinceañero que finalizaba la secundaria ya sin futuro escolar, pues el niño Álex se dedicaría, de ahí en adelante, a la música gracias a la posición económica familiar de alta estirpe. Cincuenta y cuatro años después, y con medio centenar de discos en su haber, Álex Lora continúa aferrado al rock con sus 70 años de edad a cuestas, que cumple este 2 de diciembre de 2022. No en vano se ha convertido en el icono del rock mexicano, desideologizado porque lo mismo toca para el PAN que para el PRI y ofrecería un concierto en el Zócalo si Morena lo invita aunque en mayo de este año haya participado en el programa La Saga, conducido por Adela Micha y transmitido en YouTube, donde el cantante expresó que había visto, en días pasados, al lado de su “domadora” una serie —“para llevárnosla a toda madre”—… “de pendejadas que hace nuestro querido gobierno”.

Ja ja ja.

Finalmente, todo lo que ya diga Lora debe movernos a la risa, porque así nos ha acostumbrado este roquero a mirar nuestro entorno, donde nada es serio, si bien siempre viene a la memoria su mítica canción en la cual reclama al poder que, como andaban las cosas en los setenta, sólo en el país iba a poder tocar el rock el hijo de Díaz Ordaz, letra que no era una postura política sino sólo una descripción de la realidad: mientras grupos como el Three Souls o los Dug Dugs o el Peace and Love o El Ritual o La Revolución de Emiliano Zapata eran sacudidos, o mancillados, por la prohibición roquera impuesta por Luis Echeverría, Alfredo Díaz Ordaz —fallecido en 1993— grababa y producía discos sin obstáculo alguno.

Pero a José Alejandro Lora Serna, nacido el 2 de diciembre de 1952 en Puebla, pese a su nutrida popularidad, nadie lo toma en serio.

Yo creo que ni él mismo.

Avanzado una cosita

De aquella plática que sostuve con los tres miembros originales de Three Souls in my Mind, ocurrida hace 44 años, extraigo algunos pasajes para darme cuenta de que nada ha cambiado en la cabeza de aquellos jóvenes roqueros, como si el mundo se hubiera detenido.

Charlie Hauptvogel, baterista:

—Yo pienso que porque ya hicimos algo y lo poco que hemos hecho no lo queremos tirar al suelo. No lo queremos desperdiciar. Porque queremos fundir realmente un grupo. Que dure. Esa fue la idea desde el principio.

El 12 de octubre de 1968 ofreció el Three Souls su primer concierto, ya en plan profesional.

—Pero más bien hemos durado porque los chavos nos han apoyado —subrayaba Lora.

—¿Cuál es la esencia del grupo?, ¿cuál es la búsqueda de Three Souls? —les preguntaba.

—Bueno, esas son dos preguntas diferentes —respondió Lora—. Una cosa es lo esencial y otra es la búsqueda. Lo esencial, pues la música, ¿no? La música es nuestra esencia. Es lo que hace sentir a un músico. Cada quien siente. Cada quien tiene su onda. Lo esencial en el Three es la música.

—Pero si se conoce la esencia se puede saber la búsqueda, los objetivos…

—Sí, desde luego —apuró el baterista Charlie Hauptvogel—. O sea, ya tratamos de llegar a un sonido. Es decir, el sonido de la guitarra es inconfundible, la voz de Alejandro es inconfundible, la guitarra de Sergio [Mancera] es inconfundible, pienso que yo toco la batería a mi manera. Tonces, no es que yo sea inconfundible pero, por ejemplo, nuestras ondas son inconfundibles. O sea, ya tenemos nosotros una imagen. Y esa imagen la queremos proyectar por medio de nuestro gusto hacia la música, como dice Ernesto, como dice Alejandro. Esto es, nos gusta el blues, nos gusta el rock. En eso estamos y en eso seguiremos. ¿Y qué buscamos? Pues perfeccionar ese sonido al que hemos llegado…

—Crear nuestro propio estilo… —dijo apresuradamente Lora.

—Eh… seguir con nuestras propias composiciones y llegar hasta donde podamos llegar —continúo Hauptvogel—. ¿Y adónde quiere llegar el Three Souls? Quiere llegar hasta arriba, hasta arriba, llegar a ser el mejor grupo. El mejor grupo en todos los sentidos: en organización, en lo musical, en… todo, ¿no? Estamos, después de varios años, y eso es lo que importa. Eso es lo que yo le venía contando ahorita a Alejandro. Parece ser que apenas estamos empezando, ¿ves? Tenemos los mismos problemas…

—Sí —dijo de pronto De León.

—… que al principio y estamos todavía luchando igual que al principio. Tenemos todavía la misma inestabilidad mental. O sea, después de diez años, oquei, aquí estamos y hemos aprendido, pero…

—Sí —dijo de pronto De León.

—… si te pones a ver, hemos avanzado una cosita, muy leve —razonó Hauptvogel.

Asociación Delictuosa

Dato curioso de la leyenda negra roquera: seis años después de esta conversación, el 30 de mayo de 1984 es asesinado el periodista Manuel Buendía. Cinco años después se apresa a Rafael Moro Ávila por haber sido el supuesto ejecutor de la muerte del columnista cuyo autor intelectual había sido el entonces encargado de la Dirección Federal de Seguridad, José Antonio Zorrilla. Tanto el segundo como el primero finalmente fueron excarcelados para vivir su vida en la tranquilidad de la prisión domiciliaria. El segundo no estuvo tras las rejas ni tres lustros, pese a las evidencias del homicidio.

El asunto es que, en los días de la investigación, se apuntó en los papeles de la información que el roquero Moro Ávila, tras matar a Buendía, fue hospedado en la noche por el baterista Hauptvogel. Eso se dijo en su momento, aunque ahora en las redes nada se diga de aquella noche sin memoria.

A Hauptvogel lo encontré varios años después, ya fuera del Three Souls, con una agrupación de jazz, pero nada hablamos del caso, porque nunca fue cuestionado al respecto. Su mujer, Vivianne Klein, colaboradora en revistas de rock, recuerdo que alguna vez negó todos aquellos actos de complicidad.

La investigación en todo el crimen, hay que decirlo, fue abordado por la prensa roja de manera superficial.

En la cárcel, debido a su poderosa influencia, Moro Ávila pudo grabar un casete con su banda roquera denominada Asociación Delictuosa.

Charlie Hauptvogel. / Foto: Facebook – Charlie Hauptvogel Three Souls in my Mind.

Llegar hasta los golpes

—Parece ser como si el Three fuera todavía un proyecto —señaló enfáticamente el veracruzano De León, quien también en este 2022 cumple siete décadas de vida—. Como si fuera un proyecto irrealizado. Un grupo en incubación, digamos. No es sino hasta ahora que nos sentimos en un nivel más fuerte, ¿no?, ya como verdadero grupo, ya realizado. Claro que todavía nos falta madurar un poco más. Ahora, redondeando la primera pregunta, de por qué habíamos durado y todo eso, no creas que ha sido nada fácil, hemos tenido entre nosotros conflictos personales muy fuertes. Cuando te sometes a una convivencia con las mismas personas y a un ritmo de trabajo muy fuerte… Es como un matrimonio: llega un momento en que empiezan a saltar ya, a través del tiempo, las verdaderas diferencias, ¿no?, personales. Y hemos estado a punto de golpearnos, hasta de llegar a los golpes.

—Sí —dijo Hauptvogel, quien precisamente se distanció del Three Souls, quedándose con el nombre, por el casorio de Lora con Celia García, mujer que de inmediato tomara los cauces administrativos del grupo con la molestia irrefrenada del baterista, obligando prácticamente a Lora a crear otra banda, El Tri, a partir de 1984—, porque somos cuatro ahora y, digo, son cuatro cabezas con cuatro gustos diferentes en vestir, en espectáculos, en muchas cosas. A mí me gustan, digamos, pues no sé… los coches. Y a otro no puede gustarles. O sea, en lo único que los cuatro estamos de acuerdo es en la música. Y eso es lo principal.

Alejandro Lora intervino para subrayar que ni en eso logran ponerse de acuerdo, a veces.

—Sin embargo —enfatizó entonces a Hauptvogel—, si Ernesto llega con un sonido y probablemente a mí no me gusta, si lo escucho detenidamente, pues, al rato lo voy captando, entendiendo y me va gustando y lo vamos acoplando al sonido nuestro. Tenemos muchos problemas por eso.

—Sí, los hemos tenido —aceptó el jalisciense Hauptvogel, nacido un año antes que De León y Lora—, los hemos tenido. A pesar de que nos gusta lo mismo y la idea del Three siempre fue ele/

—Nos ha costado mucho trabajo, no te creas —reconoció Lora interrumpiendo al baterista.

—… mental y llevábamos una idea directísima de lo que queríamos, siempre han surgido muchos problemas de índole musical, ¿no?…

—Y también como que no nos comprendemos del todo —dijo De León.

—Sin embargo —indicó Hauptvogel—, lo hemos superado. Y aquí estamos. Míranos. Ya con unos elementos, ya con otros. Pero aquí estamos. Y esperamos ir todavía más adelante. Hemos superado ya muchas tormentas. Y las que vengan, pues las vamos a torear también.

No fue así: la boda de Lora con Celia no la pudieron torear, al grado de que la banda acabó por dispersarse.

“No tratamos de reflejar nada…”

¿Con qué objetivos sale el grupo a tocar? ¿Intentan reflejar algo más que un grupo musical en el escenario?

Las preguntas iban seguidas de un breve silencio. Nadie intercambiaba miradas. Cada quien estaba consigo mismo.

—Bueno, mira, la agresividad con que Alejandro canta es…

—No es de que se intente nada —interrumpió Lora a Hauptvogel—. O sea, no es que, por ejemplo, Paul McCartney intente ser fresa, pero la gente le ve una imagen como de medio fresa, siendo que su música es gruesa, ¿no? Nosotros, entonces, no tratarnos de reflejar nada. Nosotros somos así. Ya la gente puede vernos como quiera. Por ejemplo, en una foto yo no intento verme acá, muy acá. Nada. Yo soy yo. No intento reflejar. Tú ahí estás. Lo único que reflejas eres tú mismo, ¿qué otra cosa puedes reflejar?

—Yo pienso en ese sentido de otra manera —habló, por fin, Hauptvogel—. Ahora que está la onda esa del pone. Voy a decir una pendejada. Pero ahí va. Ahora que está la onda pone, pues Three Souls ya la hacía sin saber que años después a eso le llamarían pone. Nosotros sabíamos que tocábamos rock and roll agresivo. Ahora nos salen de que eso es pone…

—Punk —corrigió De León, medio en broma medio en serio.

—Punk, oh —y Hauptvogel rió a risotadas— … entonces, por ejemplo, ahora yo estoy oyendo a Sex Pistols y a todos esos grupos y, ¡carajo!, así era Three Souls hace seis años, ¿mentiendes? Y hacíamos lo mismo y ya tomábamos cerveza en el escenario, cosa, por ejemplo, que a mi padre le choca, ¿no?, que dice que sea borracho pero que no se enteren los demás…

Y rió de nuevo.

—…eso, ahora, me da pena que la gente me vea. Ahora ya no tomo cerveza en el escenario y toda la gente me grita: “¡Qué pasó, Charlie, con la caguama!”, ¿no? Entonces yo digo, caray, qué mala imagen hice. Y esa es una onda, como dicen ahora, punk… Yo no sabía, fíjate, pero hemos tenido cosas que luego han estado saliendo. Eso no es que qué onda traigas. Somos rocanroleros y tocamos nuestra música y, sin querer, la misma personalidad del grupo va haciendo que tengas una imagen. Que después la gente le ponga a eso punk y otras veces nos ponga los locos frenéticos del Duce Souls y no sé cuántas cosas más, no es porque nosotros queramos sino porque así somos…

Ernesto de León. / Foto: Facebook -Kickstart.

“No le destapamos los ojos a nadie”

—Lo principal es que somos sinceros —prosiguió el baterista—. Sí. No queremos ser “algo”. Somos así. O sea, tenemos influencias. Es natural. Viene Canned Heat a México y nos invade de su bugui, ¿ves? Y ahí estamos con el bugui un rato. Viene otro grupo y ahí estamos con la onda latina y son influencias que nos llegan y las asimilamos, claro, pero dentro de nuestra onda, dentro de nuestro sonido y dentro de nuestra sinceridad para con los chavos. Ya personalmente y fuera del grupo, cada quien es diferente. Pero como grupo no tenemos nada que expresar falsamente. Así somos. Tocamos, actuamos…

—En el quinto larga duración: Es lo mejor, grabaron dos canciones de claras implicaciones echeverristas y lopezportillistas, aludiendo en ambas el excesivo cobro de impuestos al pueblo…

—No creo que haya ningún problema —dijo Lora.

Y Hauptvogel se extendió más:

—¿Por qué lo hicimos? Porque alguien lo tiene que decir. Alguien tiene que decir eso. Fuimos nosotros. Ahora, respecto a si podemos tener represalias, pues puede ser, tú sabes que en este país dicen que hay libertad de expresión, pero… si el poder, la fuerza, ataca, no puedes contra él. Ellos son más poderosos que tú. Realmente, no creo que haya represalias porque inclusive lo que decimos en la canción es tan dócil que a ellos hasta les conviene, porque dicen: “Es un desahogo”. Y prefieren que la gente se desahogue oyendo las verdades en esa forma, con música, y que se rían. Yo pienso esto, mira, cuando grabarnos “Abuso de autoridad” o “Nuestros impuestos” sabíamos que no iban a ser canciones de conciencia. La gente no se conscientiza, o no sé cómo se diga eso, no toma conciencia sino que se burla en el momento. Sale del hoyo fonqui y ya se siente guerrillera, pero no agarra un arma, no va a madrear al Presidente. Sólo siente que participó en un mitin político oyendo a Three Souls. Eso es también un escape que, psicológicamente, pienso que al gobierno le convendría tomarlo de esa forma.

Y Lora remató:

—Además, ¿sabes qué?, lo que dicen las rolas esas es la verdad y toda la gente ya lo sabe. Aunque no lo digamos nosotros, ya toda la gente lo sabe. No le destapamos los ojos a nadie, ya todo el mundo lo sabe.

—No va a pasar nada. Desde luego, ya sabes que eso no pasará al radio —comentó Hauptvogel.

Les digo que no grabaron la palabra cama en las piezas “No le hagas caso a tus papás” y en “Oye cantinero” y sí incluyeron, en los discos, los nombres de Echeverría y de López Portillo, cuyas resonancias son mayores que cama. En el álbum, una de las piezas dice: “… vente conmigo a bailar”, cuando en los conciertos esa palabra es sustituida por “vente conmigo a acostar”.

—Las letras están cambiadas —dijo Lora—, en efecto, porque creíamos que iba a estar muy grueso, pero como salió el disco y no pasó nada, a partir del cuarto larga duración decidimos dejar las letras exactamente igual a como las cantamos en las tocadas.

—Pero das a entender, ¿no? —exclamó Hauptvogel—, digo, también hay que dejarle algo de imaginación a la gente. El irte con una chava a bailar pues quién sabe cómo bailes, ¿no?, y dónde bailes, ¿no? Puedes bailar en la cama.

Y todos, al unísono, rieron.

—Pudimos haber utilizado la sutileza —dijo el mismo Hauptvogel—, sí, en canciones como “Nuestros impuestos”, pero como la compañía disquera [Cisne Raff] nos dijo que grabáramos lo que quisiéramos, nos aventamos el disparo de nombrar a los dos presidentes.

—Ahora, si fuese una onda muy comercial y toda la gente se fuera a enterar de ese disco —dijo Lora—, pues podría ser peligroso, pero más bien es un núcleo determinado al que le gusta nuestra música y los que tienen el disco lo oyen de paso, no creo que un diputado lo vaya a oír, pssttt.

—Otra cosa —dijo De León—, es tan directo el cotorreo que lanzamos que no creo que a alguien le duela. Es una identificación para el pueblo, como decirles algo que a la vez ya sabían. Es como una revista de Los Supermachos o Los Agachados [de Rius] que les lanzan ondas al Presidente pero de una manera chistosa, hasta cierto punto. Nosotros no somos muy intelectuales ni tratamos de buscar mucho rebuscamiento, sino que lanzamos las ondas así como son.

“Un negro puede tocarte en un solo tono durante dos horas y no cambiar el ritmo, y el sentimiento se siente”

Hablamos después de las posibles y definitivas influencias musicales. Había por ahí grupos extranjeros con tendencias onderas en el Three Souls, tales como Doctor Feelgood o Budgie, sólo por nombrar a dos.

—Sí, he oído al Doctor Feelgood —dijo Lora—, pero más bien creo que nosotros ya ahorita [estamos en el año 1978, a una década de la fundación del Three Souls in my Mind, a pocos meses de su disolución final, cuando estos ahora ilustres roqueros septuagenarios contaban apenas con un cuarto de siglo de vida] debemos trasladarnos a la música de los negros, a aprender, ¿no?… no, no tanto a aprender, pues puedes saber un chingo, ser un músico chingonsísimo, pero si no transmites el sentimiento que tú tienes, pues no la haces. En cambio, un negro puede tocarte en un solo tono durante dos horas y no cambiar el ritmo, y el sentimiento se siente.

—Exacto —dijo Hauptvogel—, a nosotros nos critican mucho porque piensan que no podemos tocar música de más de cuatro tonos, pero sí lo podemos hacer. Ernesto tiene la suficiente capacidad para tocar. Digamos que le gusta una rola de Hendrix. Y la toca. Y no son cuatro tonos. Son miles de tonos. Entonces, no somos un grupo monótono, como nos han criticado. Si lo hacemos es porque nos gusta, porque así son los negros y porque nosotros, muy dentro nuestro, queremos ser negros. Como músicos, queremos ser negros. Hubiésemos deseado ser negros. Yo, en lo personal, y esto es cosa mía, yo seguiré comprando discos de negros, y de negros que probablemente murieron hace veinte años. Y nunca me aburro. A mí me critican mucho por eso. Y no es que esté cerrado. Pero, mira, a mí no me gustan Emerson Lake and Palmer. Los oigo y no me gustan. ¿Cómo te podría decir? Lo oigo pero no me agrada, o sea, no me satisface su música, no me hace vibrar, como dice Alejandro. El filin no lo siento. Sé que son buenos músicos, porque no creo estar tan pendejo y tener la mente tan cerrada como para no darme cuenta que son excelentes músicos, pero lo que tocan no me gusta.

—A mí sí me gusta, pero no me prende —sintetizó Lora.

—¡Eso es! —se alegró Hauptvogel.

—Es una música chingona —-sentenció Lora—. Y yo digo, ¡ah qué chingón!, pero oigo otras rolas, más negras. Porque son más sinceras…

—Yo ni siquiera digo “¡carajo, qué chingón se oye!”, sino que las siento, las músicas negras las siento y ese es otro pedo. Siento otro pedo —resumió Hauptvogel.

—Mientras más te vas a la raíz —dijo Ernesto de León— puede que llegue un momento en que conozcas lo elemental, lo primerito. La buena esencia de la música. De eso están muy cerca los negros blusistas. Son los que más cerca están de la verdadera fuente.

—Pero dicen ustedes que sí han compuesto piezas con más de cuatro tonos…

—Hemos tomado diferentes estilos —añadió Hauptvogel—, desde el country hasta el blues, hasta la onda Chicago. O sea, todo dentro de lo mismo pero en diferentes estilos. Lo hemos intentado y hemos visto que sí lo podemos hacer pero, no sé, no nos interesa. Estamos muy clavados en un estilo.

Dijo Ernesto de León que a él le gustaba la música de Santana “porque es un músico que tomó base de los blues, su estilo es totalmente blues. Pero él desarrolló ya un estilo muy de él”.

Por su parte, Lora comentó:

—No se puede estar tocando una música que no va contigo. Es como si Sergio Mendes en vez de estar tocando acá la samba se avienta unos rocanrolotes. Pues tendríamos que decirle que no mamara, que agarrara su onda. Así nosotros tratamos de agarrar nuestra onda.

—Lo que nosotros no queremos es caer en lo comercial —dijo Hauptvogel—. Digamos que un Chuck Berry nunca se comercializó y sin embargo vendió miles de discos. No queremos comercializarnos. Si vendemos miles de discos o millones [se apunta que, a la fecha (y de esta plática al presente han transcurrido 44 años), Lora ha vendido alrededor de 30 millones de discos], qué bueno, pero dentro de lo nuestro. Es como la onda de lo tropical. A mí me gusta ese tipo de música, pero lo bonito, lo cubano, ¿no?, porque tiene mucho de negro. A mí me prende el ritmo cubano. Pero no el sonsonete comercial de varios grupos mexicanos tropicales. No digo nombres… Si yo busco en la radio música tropical, sí la encuentro pero muy chafa. O sea, la verdadera música, oír a un Celio González, un Silvestre Méndez, eso sí me gusta porque es puro, es auténtico, es verídico. Es como el rock. O sea, nosotros estamos conscientes de que lo que hacemos es lo que nos gusta, porque nos gustan los negros…

—¡Cómo de que nos gustan los negros! —dijo Lora y dejó escapar una risotada, tosca, mucho de vacile, ruidosa, de las indispensables para el desmadre.

—Nos gusta la música de los negros… —corrigió seriamente Hauptvogel.

—¡No sea puto! —le gritó Lora…

—Sí, pues a mí sí me gustan los negros —dijo Hauptvogel, ya declarándose cómplice del relajo—, son gente que, como gente, hay de todo, pero me gustan los músicos negros, como tocan los músicos negros. A mí me gustaría ser negro. Aunque soy blanco, por dentro me gustaría ser negro, tener esa sensibilidad, ese sentimiento. Es lo que todos nosotros queremos hacer, nomás que en español, para que la gente nos entienda.

Álex Lora festejando sus siete décadas. / Foto: Twitter – @eltridemexico.

En la ruta de la onda

Acerca de la evaporación de muchos grupos de rock en nuestro país, comentaron que eso era debido a la falta de cimientos, “tanto musicales como personales”.

Subrayó Hauptvogel:

—No sabían para qué tocaban, hacia dónde iban a ir, la diferencia de ideas. Digamos, otra cosa, que es muy difícil sostenerse económicamente.

—Cuando empiezan los grupos a tocar —añadió Lora—, comienzan por el gusto de tocar. Ya adentro, cuando va por medio la feria, el desmadre, la competencia, es cuando empieza realmente el problema. Es algo muy cabrón. Solamente teniendo muchos huevos puedes continuar.

Hauptvogel recalcó que Three Souls se sostenía con “mucho trabajo porque hemos tenido muchos problemas económicos. Hemos pasado, la verdad, por situaciones en las cuales hemos dejado de tocar dos o tres meses porque no hay jales y eso nos jode monetariamente. Pero aquí estamos, porque hemos apretado… vamos a decir, el cinturón, ¿no? Hemos aguantado dos, tres tormentas. Y por eso precisamente el Three no se desmorona. Y no se va a desmoronar porque lo hemos hecho de acero, no de azúcar. Estamos listos para otros diez años [ni un lustro duraron juntos después, aunque en ese momento desconocían, por supuesto, su porvenir]. Hay que llegar hasta arriba”.

Y de nuevo hablaron sobre los problemas internos: “Vaya si no los hemos tenido”, sostuvieron.

En el historial del grupo, hubo una época en que pensaban uniformarse para salir a escena, todos vestidos de negro. Eso les acarreó muchos problemas.

—Yo pienso que uniformes, no —dijo Lora—. Nosotros ahorita estamos en un momento en que o nos vale madre lo que hagamos y nos ponemos a componer la música ya así como queramos y nos vestimos como se nos hinche un huevo, o tratamos de alivianarnos y tratamos de alivianar nuestra música un poco, cambiarla, modificarla.

—O sea, pulir la cosa, no comercializarnos, sino pulirnos más, ¿no?

—Dedicarnos más…

—Exactamente. Es decir, profesionalizamos más, no hacer una música así a lo pendejo…

—Pero por profesionalizamos más no queremos decir que nos vamos a poner trajes, ensayar shows exactos y cosas así. Tratar de cambiar un poco nuestra imagen, que es demasiado gruesa. Yo pienso que, para el medio de aquí, nuestra imagen es gruesísima…

—Sin embargo, han estado conformes con ella —les digo.

—Sí, pues es la que tenemos —dijo Lora.

—Porque es la real —precisó Hauptvogel.

—Conformes o no, pero es nuestra imagen —atajó Lora—. Lo que queremos realmente es tratar de alivianarnos un poco para que la gente nos acepte en mayor número…

—Para ganar otros medios —señaló Hauptvogel.

—Exactamente, es que estamos en un solo círculo…

—Si creamos una mejor música, todos los demás nos verían de otra manera…

—Sí, es que estamos encerrados en un mismo círculo. Por más que hagamos y nos aferremos al rock, seguiremos encerrados en el mismo círculo. Mientras no tratemos de alivianarnos un poco, no pasaremos nunca al otro lado —dijo Lora. [Y siguieron, con los años, en la misma ruta, con excepción de Hauptvogel, que se infiltró en el jazz, pero al que le redituara económicamente estar en el mismo camino, administrado ahora por su mujer Celia, fue a Lora.]

—Te apuesto —replicó Hauptvogel— que el porcentaje de jóvenes aquí, en el [entonces] Distrito Federal, que nos conoce, como dice Alejandro, es un círculo, un núcleo, y mucha gente ha oído hablar de Three Souls pero no lo conoce, nunca nos ha oído tocar. Y como dice Ernesto, y estoy de acuerdísimo con él, hay que hacer de cuenta que estamos empezando. Por eso les digo a ellos que hay que empezar. Que lo de atrás, allá quedó. Que hagamos de cuenta que estamos empezando.

Y se hizo un silencio confortable.

Nadie intercambió miradas.

Cada quien estaba consigo mismo.

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