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Hace seis décadas, una fecha memorable

La superioridad de Los Beatles.

Noviembre, 2022

Quizá la fecha más recordada de una grabación en la historia del rock sea la del 5 de octubre de 1962, escribe aquí Víctor Roura; ese día, los Beatles dejaron constancia sonora de la canción “Love me do” —con la armónica de John Lennon como huella indeleble de lo por venir—. Se cumplen seis décadas del memorable lanzamiento sonoro. Roura es contundente: “La música de los Beatles, a diferencia de otros rocanroleros de su generación, es intemporal. No tienen tiempo porque sus piezas carecen de edad. Son creaciones sin tiempo.

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Quizá la fecha más recordada de una grabación en la historia del rock sea la del 5 de octubre de 1962 cuando los Beatles dejaron constancia sonora de la canción “Love me do” —con la armónica de John Lennon como huella indeleble de lo por venir— ahora ya hace seis décadas para signar el paso inexorable del tiempo.

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—Pero, ¿qué música le interesa a la juventud hoy? —pregunta Jorge Luis Borges a Ernesto Sabato.

—La música rock —contesta éste.

—¿El estruendo, el ruido? —interroga de nuevo Borges.

—No seamos injustos —dice Sabato—. Sé que a usted, en general, no le gusta la música. Pero los Beatles son grandes músicos.

Borges escucha con atención. Luego de una breve pausa, comenta:

—Creo que sí. Mi sobrino me dijo una vez: vas a oír un disco. ¿Qué es?, le pregunté. No voy a decírtelo, me contestó. Puso el disco, lo oí y quedé muy enternecido. Eran los Beatles. Si hubiera sabido de antemano, me hubiera puesto en guardia.

Antes de los Beatles, el rock and roll pertenecía culturalmente a los negros.

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Luciano Berio anota lo siguiente: “La historia del jazz ha sido también la del hombre blanco, que ha hecho lo que podía para imitar al negro. Esto es también cierto para el rock and roll, que fue esencialmente una música negra, proveniente del blues, con imitadores blancos. El rock, al contrario, ha adquirido finalmente su autonomía y, como lo ha hecho notar Ralph Gleason, es el negro el que debe decidir ahora si va a pertenecer a él o no. Cuando el rock hace referencia a la música negra, ya no es ahora una imitación”.

Este género, el rock, diferente conceptualmente al rock and roll, empezó a gestarse en 1962. Desde su principio, el sonido de los Beatles era muy diferente a todo lo creado por entonces. Era notoria la influencia de los guitarristas negros, como Chuck Berry. Sin embargo, las armonías vocales eran suyas, no tenían nada que ver con lo producido por los cantantes de rhythm and blues.

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En 1968 Ned Rorem apuntó: “Los Beatles son buenos aun a pesar de que todos saben que son buenos. Nuestra necesidad de ellos no ha sido sociológica ni nueva sino artística, especialmente una renovación. Una renovación del placer”.

¿Por qué son superiores los Beatles?, se pregunta Rorem. Y resume claramente: “Es fácil decir que la mayor parte de sus competidores son basura (como casi todo en todos lados); más importante aún, su alta categoría es consistente: cada una de las canciones de los últimos tres álbumes de los sesenta es memorable. Las mejores de esas piezas memorables se comparan con las de compositores de las grandes épocas de la canción: Monteverdi, Schumann, Poulenc”.

La canción como elemento no cultivado entonces, en el rock and roll, fue determinante para el nacimiento de la corriente nueva. El rock se fue quedando sin el roll. La música no necesariamente tiene que ser bailable o, en su caso, la música bailable no tiene por qué ser forzosamente reiterativa en su lineamiento melódico. Es un juego complejo manejado con extraordinaria sencillez. Los Beatles pervierten con naturalidad sus estructuras usualmente construidas con solidez, como bien señala Rorem. No es en la innovación donde reside la originalidad de las armonías vocales de los Beatles, sino en la superioridad de sus canciones.

Las diferentes portadas del sencillo “Love me do” de 1962.

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Si bien se aprecia, el encanto de las piezas de los Beatles descansa en la arrebatadora originalidad de sus canciones porque la música es, en sus primeras composiciones, un acompañamiento de las melodías, fondo discreto del canto. Es, tal vez, con el álbum Rubber Soul cuando la música se independiza. Es cuando se apareja en originalidad al canto. Entonces, música y canto empiezan a andar de la mano y, de vez en cuando, uno se adelanta unos cuantos pasos más que la otra o viceversa.

Nik Cohn, en pocas palabras, sintetiza el comienzo: “Brian Epstein actuaba como todo un mánayer. En privado tenía tremendas inhibiciones respecto a su trabajo, pero supo vencerlas y empezó a moverse. Organizó manifestaciones ante las casas disqueras, suplicó, acosó, hizo toda la publicidad que le fue posible y, habiendo sido rechazado en primer lugar por Dick Rowe de Decca, acabó consiguiendo firmar para EMI. De ahí en adelante todo fue rápido: el primer sencillo, ‘Love me do’ [hacer 60 años, grabado el 5 de octubre de 1962, la fecha, como ya he señalado, más célebre en la historia del rock, once años después de que Alan Freed, muerto en enero de 1965, inventara la palabra rock and roll para diferenciarla de la negritud del rhythm and blues], llegó al puesto número 30, y el segundo, ‘Please please me’, fue número uno, así como el tercero, ‘From me to you’, y el cuarto, ‘She loves you’, fue el mayor hit que haya grabado un artista inglés”.

—Vivían como grupo y trabajaban como grupo —indica el comentarista europeo Rolf-Ulrich Kaiser—. Ese era, quizás, el gran secreto… Con anterioridad (ya fuera en la casa paterna, en la escuela o entre amigos), cada uno de ellos había logrado siempre imponer imponer su voluntad y ser el primero. Pero una vez en el grupo, cada uno tenía que respetar de repente a los demás y aceptar los límites de la propia voluntad. Gracias a este proceso, intensificado por el duro trabajo que desarrollaron inicialmente en los clubes y luego en las giras, acabaron por convertirlos en un grupo verdaderamente unido.

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De igual manera se refiere uno de sus biógrafos, Hunter Davies:

—A lo largo de diez años —dice—, de 1956 a 1966, los Beatles no sólo llevaron una vida en común, sino incluso la misma vida.

Posiblemente esta sea la razón principal por la cual sus letras tengan una coherencia admirable a lo largo de su vida como agrupación musical.

Un avance lírico perfecto.

En sus inicios, la mayoría de su repertorio estaba integrado por composiciones de otros autores. Empero, ya denotaban una característica portentosa: la de apropiarse de los textos, hacerlos suyos, convertirlos en otra pieza. Cuando se hacían llamar Silver Beatles, aún con Pete Best en la batería, la pieza “Searchin” que tocaban los Coasters y original de Leiber y Stoller, la clásica pareja autoral del rock and roll, era transformada en su totalidad por John Lennon. Ya se oía un sonido propio, pese a la grabación apagada y oscura que realizaran apresuradamente en Decca.

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La importancia de la voz en el rock.

Para los grupos de aquel tiempo, Dave Clark Five o Manfred Mann o Eric Burdon e incluso los Rolling Stones, la voz era un recurso, o instrumento propio, para resaltar la acción reprimida, para hacer ver de una vez por todas que los jóvenes tenían visiones personales. La voz como un escaparate de lo anteriormente escondido. La voz como recuperación urgente de un pasado gris, de un pasado de guerras mundiales. La voz en el rock era el grito de la inconformidad, el grito por el cual varios jóvenes exigían ser escuchados, hacerse visibles.

Los Beatles, en cambio, situaban a la voz no como un grito desesperado sino como un arma de contención, un tranquilizante contundente. Esto es, el canto no tenía por qué ser de desaliento ni exasperado sino reivindicativo, tomar al rock como medida de inteligencia y no como recurso de escape, no como recipiente donde ubicar los resentimientos. Es decir, el gusto por el rock no crea al artista, sino que el artista decide crear rock convencido de sus inclinaciones musicales.

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¿Por qué después de los Beatles se habla de rock y ya no de rock and roll?

Porque las estructuras melódicas y líricas se transforman. Con el rock se empiezan a decir cosas. La letra se empieza a incorporar inteligentemente a la música. Ya deja de ser un simple apoyo o mero pretexto para gritar la música para convertirse, de una vez y para siempre, en materia independiente. La música, entonces, puede leerse. Puede tener varias lecturas. Se hace a un lado el roll, el movimiento, el acelere, el compás, el ritmo. Y queda el rock solito, introduciéndose más a la cabeza que a los pies.

Centremos los puntos.

Primero: los Beatles inventan canciones; como nunca antes, logran un creativo desarrollo de las melodías.

Segundo: las armonías vocales se distinguen por su inusual asociación con la música rocanrolera.

Tercero: fusionan coherentemente canto y música, sosteniéndose entre sí y dependiendo la una del otro.

Cuarto: hay un interés por darles un sentido a las letras, no relegarlas a la función de acompañantes nada más sino, aun sin ser independientes, tener una lectura propia.

Con este argumento, el cuarto, nace el rock.

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En cada creación nueva hay un avance considerable. De “Love me do” a “Do you want to know a secret”. De “All my loving” a “Devil in her heart”. De “A hard day’s night” a “Get back”. Y así, pieza a pieza, la lucidez musical se apodera del rock. Muchos géneros se entremezclan. Las corrientes musicales pueden adoptarse, ninguna es antagónica de la otra. Los Beatles siempre avanzaron más rápido que sus contemporáneos. Estuvieron en la plataforma underground, en el pacifismo, en la política, en la búsqueda del misticismo oriental. No hubo asunto donde no se inmiscuyeran. La indiferencia era ajena a su actividad musical. Los cuatro Beatles recogían experiencias de todas partes para posteriormente incluirlas en sus canciones que, al final de cuentas, son documentos ilustrativos de la segunda mitad del siglo XX.

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Rorem cita dos ejemplos de incomparable belleza: “Aquí, allá y en todas partes” podría parecer, “a la mitad de su audición, nada más que una encantadora balada para estudiantes, pero una vez concluida resulta memorable. ¿Por qué? Por el diminuto giro armónico en las palabras wave of her hand, tan sorprendente y tan satisfactoriamente acertado como el de un madrigal de Monteverdi. Ahora, la notación de los ritmos híper exuberantes de ‘Good day sunshine’ fue tan complicadamente difícil para mí de comprender como algunas cosas de Charles Ives, hasta que me di cuenta de que se hizo con tresillos sobre la barra. La sorpresa, aquí, fue que los Beatles habían hecho tan simple un proceso sonoro tan complejo para un oído profesional y, aún más, fácilmente imitable para cualquier aficionado al rock”.

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No hay que dejar atrás el factor literario. Frases certeras. Juegos lingüísticos. Cuentos redondos. Líneas poéticas. Imágenes de todos los días e imágenes ficticias. Eleanor Rigby recoge el arroz en la iglesia donde ha tenido lugar una boda, el Submarino Amarillo cuyos tripulantes viven pacíficamente bajo las olas, el novelista que busca la oportunidad de editar su escrito inacabado, el hombre de ningún lado que planea su vida para nadie, el tonto de la colina observando su derredor, los amores que se han ido, los retornables, los imaginarios, los rechazados, los intercambiables, los asegurados, los ayeres imprácticos, las noches de los días difíciles, el cobrador de impuestos que diariamente aturde con sus palabras, las celebraciones múltiples, los regresos obligados y los espontáneos, la ansiedad por seguir al Sol a raíz de una relación fatigadamente interminable, los alivios del doctor Robert, los nada realistas campos de fresas, las vicisitudes en Penny Lane, la facilidad de dar amor, los espectáculos del sargento Pimienta, los otros ojos alucinantes de Lucy, los divertimientos de míster Kite, las súplicas y las dudas a los 64 años, la morsa paranoica, viajes mágicos y misteriosos, letras que son testimonio de una época pero que, por su trascendencia, fácilmente pueden integrarse a otros tiempos.

La música de los Beatles, a diferencia de otros rocanroleros de su generación, es intemporal. No tienen tiempo porque sus piezas carecen de edad. Curiosa y ejemplar característica.

Canciones que son testimonio indispensable e insustituible para la comprensión de una época concreta pero que conforman, a la vez, una obra que no se vincula necesariamente al ayer.

Creaciones sin tiempo.

O, dicho con otras palabras, obras perdurables que comenzaron a grabarse un 5 de octubre de hace seis décadas.

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One Comment

  1. Notable contribución de Víctor Roura para aclarar y reivindicar la valía de la banda de Liverpool. Se demuestra su importancia histórica más allá de que, en la actualidad, se le haya intentado absorber completamente por los medios comerciales predominantes. Su intervención fue fundamental para el nacimiento y el desarrollo del género popular musical más importante del siglo XX junto al jazz: el rock.

    Sólo una pequeña corrección: Love me do llegó alcanzar el número 17 en los rankings británicos.

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