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¿El crimen de nuestros antepasados es nuestro?

Junio, 2025

Cuando Alejandro descubre un documento que vincula a su padre, Silvano Andrade, con oscuros episodios de la historia mexicana, no sólo desestabilizará su vida sino que desatará una serie de preguntas sobre su familia y su progenitor, pero, también, sobre su país y su sociedad en busca de la verdad. Maricarmen Elizalde reseña Nadie sabía nada, del escritor Jorge Aldo Jurado. Una novela que narra y revela la compleja relación entre la vida individual y el legado de una nación marcada por su historia más sombría.

“Un misterio familiar. Un secreto oculto entre las sombras. Un hombre en busca de respuestas. Cuando Alejandro Andrade descubre un documento que vincula a su padre con oscuros episodios de la historia mexicana, se abre una herida que creía cerrada. Entre recuerdos, conspiraciones y silencios ensordecedores, Andrade desentierra una verdad que nadie quería contar”. Así describen los editores del sello Rosa María Porrúa el más reciente libro de Jorge Aldo Jurado: Nadie sabía nada.

Alejandro Andrade, personaje principal de la novela, busca la verdad después de la muerte de su padre, sobre todo al encontrar un diploma que dice “El Ejército Mexicano condecora al H. Dr. Silvano Andrade por sus servicios prestados a la patria”. El padre había participado en uno de los episodios más oscuros de la historia de nuestro país: el 2 de octubre. También pesa sobre él el suicidio de la hermana, cuando Andrade tenía tan solo once años, que la familia esconde. El protagonista decide pagarle a un detective que tiene un pasado oscuro para que investigue la verdad: ¿el padre es un criminal, un cómplice pasivo o el hombre que siempre admiró?

Los dos temas importantes de la novela son: el padre y la patria, con los que el autor empieza a hacer una reflexión filosófica de lo que se esconde detrás del velo de una familia mexicana, y que nos lleva también a los horrores que ha cometido el Estado. ¿Hay un cadáver, un asesino, todos los mexicanos tenemos sangre en las manos? ¿El crimen de nuestros antepasados es nuestro?

Tal vez por eso los mexicanos amamos tanto la fiesta: para acallar los gritos de nuestros muertos sepultados en fosas clandestinas, de los asesinados por el Estado.

Tal vez por eso, también, nos dejamos llevar por el excesivo consumo, ese mantenernos ocupados con la tecnología, con el ruido ensordecedor de una época en la que nadie quiere saber de los crímenes de un padre, llámese Silvano o…

Pero, como alguna vez escuché decir a un sabio, “en la desolación también hay erotismo”. Cuánta verdad en esas palabras. Aun en las miserias más grandes hay amor, igual que en esta novela. En algunos apartados el autor se permite hablar de quien será el amor de su vida, Verenice: de esos personajes femeninos que dejan huella profunda en el alma, amada, deseada por el protagonista.

Sin embargo, la familia de Andrae no la quiere. ¿El amor necesita permiso? Andrade se permite ser honesto en lo que desea, y eso lo va liberando de los caminos violentos y sanguinarios de nuestro pasado; le da a la novela un respiro de los acontecimientos oscuros que narra, de la represión de décadas en una historia que nadie quiere pronunciar en voz alta.

Nadie sabía nada, de Jorge Aldo Jurado, es un libro que nos invita a salir de nuestras cavernas mentales y nos interroga acerca de todo ese paisaje de avance y progreso que nos hemos creído; de la familia feliz, esa caricatura que se vende en cualquier tienda departamental, con un padre todopoderoso, proveedor y superhéroe que los niños idealizan. Un paisaje que se mantiene en suspenso por encima de nuestras cabezas igual que un avión, hasta que un buen día cae y se parte en dos y podemos verle las entrañas y abrir la caja negra, donde descubrimos que nada en esta vida es perfecto y tan maravilloso como a ciertas ideologías les gustaría que creyéramos. Podríamos también negarnos a ver, quedarnos ciegos y sordos antes que advertir las fallas del padre, de la patria, y andar por la vida sin mayores problemas o disgustos. ¿Pagaríamos por hacernos los locos (el famoso y ya clásico “todo está bien”)? ¿O seremos valientes como el protagonista de esta novela corta, para llegar hasta las últimas consecuencias? La moneda está en el aire.

El estilo del autor es ágil y su prosa está llena de preguntas y comentarios irónicos acerca de un país que, como el nuestro, esconde su sombra, donde los mexicanos llevamos siglos negando una historia en la que nadie es responsable. En ese sentido, el amor y la muerte se hacen presentes en cada página.

Pero no digamos más.

Es tiempo de leer a este autor que además de filósofo es psicoanalista: qué mejor combinación para cuestionar un entorno que por momentos se vuelve enrarecido, tormentoso, negro, en el que lo más conveniente para no salir tan herido es dejar que las tormentas se lleven lo que no nos pertenece, poner el orden a través de la verdad y que cada uno se haga responsable de sus crímenes.

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One Comment

  1. Gran invitación a realizar esta lectura y a cuestionarnos sobre la forma en que nos atraviesan las violencias ya cotidianas.
    Y también invitarnos a romper el silencio y el no saber, al dialogar nuestra vida personal con el acontecer histórico y político.

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