Transgresiones Sonoras

Los sonidos de Iberoamérica (y III)

Tercer (y último) episodio dedicado a explorar la música de nuestra región; en esta ocasión, 23 países en 290 canciones. Hay tonos de jazz, bolero, salsa, cumbia, pop, rock, hip hop, rap, R&B latino, electrónica…


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Las Sesiones del Pescador llegan a su episodio 9, y en él seguimos rastreando, indagando y explorando los sonidos de Iberoamérica. Se trata, sin embargo, del tercer y último segmento que dedicamos a nuestra región. Al menos por el momento.

Y sí: el viaje ha sido fascinante.

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Canciones sociales, canciones amorosas, canciones introspectivas, canciones hedonistas… Con esta entrega que ahora tienen en sus manos, han sido tres episodios enfocados a la variada, ubérrima y vigorosa producción musical de la región.

En total, hablamos de 760 canciones provenientes de casi el mismo número de artistas —he tratado de no repetir nombres—, que representan —en mayor o menor medida— a los 23 países que conforman Iberoamérica: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, además de España, Portugal y Andorra. También he incluido a Puerto Rico, que en muchos casos —por lo menos en términos geopolíticos— suele quedar fuera de la foto.

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Ya lo apunté en la anterior entrega, pero es importante subrayarlo: como las “sesiones” iniciaron en septiembre del año pasado, decidí incluir temas de 2020 y de 2021. Ya lo sé: aunque 760 canciones parecen muchas, en realidad no lo son tanto: representan sólo una pequeñísima porción de la música que se produce actualmente en toda la zona. Una producción que, además, en nada disminuyó en estos tiempos pandémicos y agitados.

Es un hecho: hoy, por una relativamente pequeña suma de dinero, se puede crear música con una inmensa paleta orquestal como nunca dispuso en el pasado músico alguno; lo vemos (o, en este caso, lo oímos) con los incontables álbumes y canciones que se lanzan día a día, semana a semana, mes a mes por las múltiples plataformas de streaming o de manera física.

Y no sólo eso: la tecnología (o, si así lo prefiere, la globalización) ha puesto al alcance de los músicos contemporáneos una variedad de manifestaciones culturales de diversa condición, una multiplicidad de identidades, y una cada vez más manifiesta interculturalidad, todo ello reflejado en su música. Como resultado, Iberoamérica es hoy un manantial de sonidos, pero también un laboratorio musical. Hablamos de un abanico de propuestas que se abre y se despliega en una diversidad de búsquedas artísticas y posturas estéticas.

Por cierto, para los que se hacen la pregunta: musicalmente, Brasil sigue siendo un territorio variado y frondoso; imposible de rastrear todo lo que sale de ahí. Le siguen España, Colombia y Argentina. Después de ellos, y en el orden que quiera: México, Chile, Uruguay, Cuba, Portugal.

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Historias y vivencias: la música de Iberoamérica es un libro abierto. Hay, aquí, 760 canciones cuya temática —al igual que los géneros musicales que las envuelven— es heterogénea y variada y múltiple: van del amor al desamor, y de ahí a las desventuras, las rupturas amorosas, la soledad, los viajes interiores (y exteriores), la rabia ante el (des)orden político y social, las preocupaciones ecológicas, y, desde luego, los tiempos pandémicos, agitados y confusos. Pero, también, hay canciones que le cantan a la fuerza femenina, al goce, al sexo, al hedonismo, a las sustancias prohibidas, e, incluso, a la (siempre mal vista) felicidad.

A todo le canta Iberoamérica.

Y lo hace desde cualquier género y estilo: del folclor introspectivo al omnipotente rock, pasando por el llamado indie, la sabrosa salsa y cumbia, el pop de múltiples formas, la electrónica selvática, el hip hop y rap rabiosos, el sofisticado jazz, las fusiones imposibles, el nuevo bolero, la bachata sensual, o los sonidos más nuevos como el trap o el soul y rhythm & blues latinos, por sólo nombrar algunos.

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No quiero extenderme demasiado, así que sintetizo: el episodio 9 de las Sesiones del Pescador condesa 23 países en 290 canciones.

Como es imposible nombrar todas las propuestas incluidas, sólo citaré algunos nombres: Jezzy P y Gerry López (México), Fin del Mundo (Argentina), Ra Beat (Bolivia), Jadsa (Brasil), Edson Velandia (Colombia), La Máquina Salvaje (Costa Rica), David Calzado y su Charanga Habanera (Cuba), Pablo Ilabaca (Chile), Riccie Oriach (República Dominicana), Luz Pinos (Ecuador), Adhesivo (El Salvador), The Leaks (Guatemala), Armani la Gucci (Honduras), Cesia Viurlet (Nicaragua), Llevarte a Marte (Panamá), The Carrulims (Paraguay), Killary (Perú), Kira1312 (Uruguay), Gabylonia (Venezuela), Kokoshca (España), Tres Tristes Tigres (Portugal), Sergio Medina (Andorra) o El Gran Combo de Puerto Rico (Puerto Rico).

¿Más nombres? Belafonte Sensacional y Daniel, Me Estás Matando (México), Onda Vaga (Argentina-Uruguay), Majur y Nelson D (Brasil), Inkas Mob (Perú), Aymee Nuviola y Pedrito Martínez (Cuba), Rodrigo Gallardo (Chile), Melenas o La Bien Querida (España), Mula (República Dominicana), Hijos (Costa Rica), La Vida Bohème (Venezuela), Sofía Valdés (Panamá), Ceci Juno (Ecuador), Mel Muñiz (Argentina), Lu Antelo (Boliva), Moonshine Moneybag (Nicaragua), Benjamim (Portugal), también Rompiendo el Silencio (El Salvador).

No se preocupen por la diversidad. Hay tonos de folclor (o cantos de raíz), pizcas de jazz, salsa y cumbia, porciones de pop, rock, rap, hip hop, también gotitas de nuevo bolero, R&B latino, reggae.

Un detalle más: hoy por hoy, Iberoamérica es un hervidero de diversidad cultural y tradiciones. Y eso se ve reflejado en todos los ámbitos de su vida cotidiana, incluida la música. Las 760 canciones que conforman estos tres episodios dedicados a la región es sólo una —ligera, breve, pequeña— muestra de ello.

Nos leemos en el siguiente episodio.

Escucha Sesiones del Pescador, episodio 9:

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