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‘In memoriam’: Sax (1968-2021)

El rock mexicano está de luto. El pasado 14 de marzo falleció, a los 52 años de edad, el músico Eulalio Cervantes Galarza, mejor conocido como Sax. “Hoy aunque mi alma y la de sus hijos se sienten con mucho dolor, miedo y frío, Lalo trascendió de este plano terrenal para refugiarse en los brazos del Señor”, escribió Jessica Franco, la esposa de Sax, en un comunicado. “Él comienza a disfrutar su vida eterna para interpretar las mejores notas celestiales por ti y por ‘Nosotros los otros’. Nuestras oraciones brindarán la luz en su camino hacia la eternidad. Descanse en paz nuestro amado Sax”. Nacido el 30 de octubre de 1968 en San Luis Potosí, y considerado uno de los mejores saxofonistas en la escena del rock en español, Sax fue músico, compositor y productor, además de fundador e integrante del grupo la Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio. El escritor, periodista y crítico musical, Víctor Roura, aquí lo recuerda…


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A los 52 años de edad, el pasado domingo 14 de marzo, abandonó este mundo Eulalio Cervantes, mejor conocido como Sax (San Luis Potosí, 30 de octubre de 1968), fundador de Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio; surgida en 1985, la banda ha sido una de las más importantes —sobre todo por sus presentaciones en vivo— en la historia roquera de México.

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Los Sex Pistols, al mediar los setenta, incluyeron en un disco la canción “A mi manera” para romper, desde su muy particular actitud, con los esquemas ortodoxos de las composiciones tradicionales. “A mi manera” resultó una pieza fría, mecánica, insultante, paródica. En México, Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, en su segundo disco intitulado El Circo, incorporó en su catálogo “Querida”, del complaciente Juan Gabriel.

—¿Su intención es paródica? —pregunto.

El percusionista Lobito toma la palabra mientras el resto de la banda escucha atenta la respuesta. Sax no habla, y no hablará durante toda la conversación, porque su carácter era así. Silencioso, discreto, introvertido, todo lo contrario a su impulsiva armonía presencial. Estamos a principios de los noventa.

—Básicamente, es un homenaje al trabajo que ha hecho Juan Gabriel. Le hicimos, por lo tanto, un desarreglo a su canción. No tanto pensando en que se convirtiera en una “Negra Tomasa” como lo hicieron los Caifanes. Simplemente realizamos una transformación de pop a ponc. Alguna gente piensa que fue un ardid comercial, pero si hubiera sido pensado en ese sentido habríamos sacado “Querida” en un sencillo y trabajado exclusivamente sobre ella. No es así. Más bien es una canción anecdótica.

El bajista Aldo es quien contesta, luego:

—Musicalmente, sobre todo, fue una experiencia. Buscar la fusión en un sonido tan común. Porque, para esto, “Querida” nació como una experiencia lúdica. Jugábamos con la rola, y la usamos un día en vivo por una necesidad quizás de comunicación con el público y nos funcionó, y nos ha venido funcionando. Creo que ya es parte del sonido de Maldita Vecindad.

Pato, el guitarrista, dice:

—Así como nos gustan y nos han influido compositores de antaño como Agustín Lara o los clásicos de los boleros y del mambo, también pensamos que hay gente que dentro de la música contemporánea está creando una historia. Es éste el caso de Juan Gabriel. Tal vez también grabamos una de sus rolas para recordarnos que hay gente que contemporáneamente está haciendo cosas interesantes. Que, al final de cuentas, está conformando la cultura musical de hoy.

El baterista Pacho prosigue:

—Creo que la comparación con los Sex Pistols es válida. Como un paralelismo. Sin embargo, no es del todo una cosa idéntica. O sea, un fenómeno que se haya repetido en nosotros. Nuestro interés no fue hacer lo mismo que hicieron los Pistols. Creemos que existe ese diálogo de la cultura popular mexicana con el rock y que no es un diálogo de espejos, sino un diálogo crítico. De recreación. Es decir, la reproducción que hacemos de “Querida” no es una calca. Sino una re-creación. Que puede llegar a ser como una crítica-homenaje. Es una crítica musical en el sentido que sonoramente la está transformando. El mismo Juan Gabriel dijo que estábamos destruyendo una idea original.

Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio. Adrian Navarro (Lobito), Aldo Acuña, Jose Luis Paredes (Pacho), Eulalio Cervantes (Sax), Rolando Ortega (Roco) y Arturo Reyes (Tiki). / Foto: Facebook / Maldita Vecindad.

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—¿Es un homenaje a la música radiofónica, pues?

—¡No! —ataja Pacho—. En nuestro caso, desde el mismo nombre del grupo, hemos establecido ese diálogo de la comunicación crítica con la cultura cinematográfica y musical de la década de los cincuenta [del siglo XX]. Desde nuestro nombre mismo existe ese principio de dialogar con las tradiciones populares y reapropiarlas y transformarlas. ¿Por qué, entonces, no hacerlo con Juan Gabriel, pues? Además porque creemos que es un músico que finalmente ascendió en su carrera por méritos personales. Accedió a su éxito por canales propios, estableciendo un estilo. Pensamos que sin gran rebuscamiento teórico, Juan Gabriel busca actualizar a su manera diversas músicas, lo mismo el norteño que el rock o el fonqui o el mariachi o el soul. De todos lados.

—Es normal que los artistas indaguen por todo tipo de música para acceder a distintas zonas mercadológicas. Me parece que no es que sean cosmopolitas musicales, más bien investigan dónde pisar firmemente para globalizar sus ventas. Mientras más géneros musicales abarque (aun sin convicción), mayor número de compradores adquirirán los discos. ¿Maldita Vecindad coincide con esta idea?

—Todo lo que tocamos son influencias que hemos adquirido desde hace años —dice Lobito—. No es tanto rebuscar como cercar las músicas que sentimos nuestras para trabajar con ellas.

—El problema es que de repente Yuri, por ejemplo —dice Pacho—, sí cambia de estilos. Toca rap y luego pop para acomodarse en el mercado. Pensamos que, en el caso de Juan Gabriel, cuando hace incursiones en otras músicas mantiene su estilo. En nuestro caso, igual. Si hubiéramos querido hacer una estrategia mercadotécnica con “Querida” hubiéramos hecho lo mismo que Pandora, que volvió “Querida” aún más fresa. Nosotros, no. La volvimos ponc. De una balada fresa pop la convertimos en ponc ska. Nuestra intención es darle nuestra personal identidad a todo lo que oímos y reproducimos.

—Además, hay artistas que determinan esa búsqueda precisamente por indicaciones mercadotécnicas —advierte Pato—, por razones de la compañía discográfica. Nuestra búsqueda musical se definió mucho antes del ingreso a los estudios de grabación.

—Fíjate, además, que estos artistas todo lo tratan de fusionar sin identidad —agrega Lobito—. Lo hacen para grabar dos canciones que peguen en la radio y después no se vuelve a saber de ellos.

—Ahí está el rap —dice Pacho—, que surge desde abajo en Estados Unidos y se vuelve comercial y los raperos subterráneos son censurados en su mismo país. Y llega aquí y es asimilado por los mass media y lo interpretan todos los jóvenes. El rap es una música que rescata la melodía natural del habla de los guetos negros. Lo que hacen aquí los artistas es copiar esa forma gringa de hablar. Como Miguel Mateos, por ejemplo, que aunque canta en español hace inflexiones gabachas, y lo que hacemos nosotros, en todo caso, es adecuar el rap al habla de nuestras regiones. No vamos a cantar como negros porque no somos negros. Descubrimos, así, que Luis Pérez Meza en “Se me reventó el barzón” hace una cosa métrica vocal que puede ser equiparable al rap. Igual Tin Tan. Nosotros hacemos raps chilangos, como “Apañón” del primer disco, o “Mare” del segundo. Hicimos un rap yucateco porque está recreando la musicalidad natural del habla yucateca. Roco canta como yucateco, habla como yucateco cantando…

—Trata de hablar como yucateco —corrige sagazmente Aldo.

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Con su instrumento, Sax perpetuó la identidad sonora de Maldita Vecindad, que dejara de grabar discos en estudios de grabación porque, según se dijo sotto voce, el emporio que los tenía fichados exigía —para continuar teniendo a sus artistas en el catálogo— un determinado número de copias vendido en el mercado, de no ser así —y aunque los ejemplares vendidos fueran numerosos, miles de discos vertidos en el amplio panorama en castellano— eran dados de baja, porque la visión empresarial es muy distinta de la del melómano, que mira y aprecia la cultura de una manera diferente que la del ordinario generador de dinero, para quien la cultura es sencillamente un vacío social si no alimenta la productividad económica.

Lo cierto es que Maldita Vecindad, y a esta altura del desarrollo roquero mexicano, ha sido una de las mejores banda del país. Y esta aseveración nadie la pone en duda.

La vida de Sax, en este sentido, fue provechosamente iluminadora. Ahí está el registro sonoro que no nos deja inventar una mentira.

Datos para una biografía

A principios de marzo —casi en el mismo momento en que su salud se agravó por la covid—, Sax lanzó una nueva canción: “Otros nosotros”.

Por otra parte, este 25 de marzo (de 2021), por unanimidad de votos, el cabildo municipal de Soledad de Graciano Sánchez aprobó el nombramiento de la Biblioteca Municipal —de la colonia San Felipe— como Eulalio Cervantes Galarza, Sax, en homenaje al músico soledense. “Es parte del reconocimiento que hacemos a un destacado músico que marcó una época en la historia del rock mexicano”, comentó el alcalde interino de Soledad, Gerardo Zapata Rosales.

En la página de la Sociedad de Autores y Compositores de México, pueden leerse algunos datos del músico para una posible biografía:

Eulalio Cervantes Galarza, mejor conocido como Sax, nació el 30 de octubre de 1968 en el Municipio de Soledad de Graciano Sánchez, en San Luis Potosí. Comenzó su carrera artística a los once años de edad, destacando como saxofonista y clarinetista en la secundaria, en donde formó parte de la Orquesta Juvenil, época en la que también ganó concursos infantiles de canto a nivel estatal, interpretando música de diversos géneros como regional y popular.

A los trece años participó en una presentación musical de niños en el Palacio de Bellas Artes, en la capital del país, y gracias a su destacada actuación comenzaron a solicitarlo programas de televisión de su estado natal, dándose a conocer por su habilidad en la improvisación con instrumentos de viento.

Un año más tarde, a sus catorce, empezó a componer música y letras. Con la inquietud de destacar en el medio musical y crecer profesionalmente, se inscribió al Instituto de Bellas Artes de San Luis Potosí y posteriormente, siendo integrante de una orquesta, ingresó al Conservatorio Nacional de Música de la Ciudad de México, en donde estudió armonía, composición, clarinete, saxofón, canto, piano e historia de la música.

En 1986 registró en la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) su primera obra “Aún siento que te amo”, en coautoría con Juan Manuel Montañez y José Alberto Téllez, interpretada por el grupo La Legión. El mismo año conoció a la agrupación de fusión original Maldita Vecindad y Los Hijos del Quinto Patio, de la que fue cofundador, compositor de letras y música, coproductor y ejecutante de saxofón, clarinete, trompeta, trombón, flautas, batería, bajo, guitarra, piano, acordeón y más de cuarenta instrumentos de viento árabes.

Otras obras de su autoría son “Kumbala”, “Pachuco”, “Pata de perro” y “Solín”, escritas en colaboración con Roco, Aldo Acuña, Adrián Navarro (Lobito), José Luis Paredes (Pacho) y Enrique Montes (Pato); “Mojado” y “Morenaza”, coautorías con Roco, Aldo Acuña, Lobito y Pacho y Arturo Reyes Hagen (Tiki), y “Un poco de sangre” en coautoría con Roco, Aldo Acuña, Lobito y Pacho.

Como músico participó —tanto en Latinoamérica como en España— con importantes agrupaciones de rock en español: Mano Negra, Los Fabulosos Cadillacs y Los Auténticos Decadentes, entre otros, siendo reconocido como uno de los mejores saxofonistas contemporáneos del mundo por su habilidad, talento y estilo. Asimismo, posee el récord de respiración circular con el saxofón en una sola nota musical.

También se desempeñó como productor independiente, ámbito en el que trascendió por trabajos caracterizados por su sonido original, entre ellos el primer disco de Tijuana No!, así como colaboraciones con las bandas Café Tacvba y La Castañeda, con reconocidos jazzistas como Héctor Infanzón, Net Coleman, Bill Laswell y Michael Brook, e intérpretes como Bachir Attar.

En el medio cinematográfico actuó en películas mexicanas como El costo de la vida y Ciudad de ciegos, y su nombre es referencia en diversos cortometrajes, libros y revistas.

En 2019, Eulalio Cervantes Sax fue distinguido por la SACM con el reconocimiento Trayectoria 25 Años por su carrera como autor. Falleció el 14 de marzo de 2021.

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