El canto poético de Joseph Shabalala
Agosto, 2023
Conquistó el mundo con su voz, con su canto, con su grupo. Nació en agosto de 1940 y fallecería en febrero de 2020. En su revisión de los sonidos africanos, Constanza Ordaz se detiene ahora en el músico y cantante sudafricano Joseph Shabalala, fundador y director musical del legendario grupo coral Ladysmith Black Mambazo, con el que grabaría más de 50 álbumes.
Es tradición observar a los músicos de los países en resistencia como modelos combativos que hacen de su letra una apología del combate callejero contra los opresores. Pero en lo referente a la música africana, esto no necesariamente es así.
Pienso, por ejemplo, en Joseph Shabalala, quien introdujo en su grupo polifónico Ladysmith Black Mambazo un espacio para la composición espiritual, cercana a las tradiciones rurales de lo más profundo de Sudáfrica. Su impacto social, de reminiscencias locales, fue creciendo hasta trascender las fronteras de su país; en la actualidad, mucho de lo que se sabe acerca de los trabajadores del campo de Sudáfrica, los zulúes, se ha obtenido de las poéticas descripciones cantadas por los Mambazo.
¿Conservadurismo? ¿Oportunismo ante el mercado? Sería muy difícil responder a la pregunta, si se observa la rigidez y honestidad de la línea compositiva con la que se condujo Joseph Shabalala.
En la actualidad, con una cincuenta de discos en su haber, Ladysmith Black Mambazo tiene asegurado un lugar de privilegio en el imaginario colectivo de los sudafricanos y de los melómanos más fieles de este gran grupo vocal, según nos lo explica el libro: La música es el arma del futuro (Fifty Years of African Popular Music, de Frank Tenaille, Editorial Lawrence Books, Chicago, 2002).
Un grupo vocal muy zulú
Una noche, el joven sudafricano Joseph Shabalala soñó con unos niños que cantaban. No entendió su lengua pero sus movimientos y melodías le inspiraron la formación de Ladysmith Black Mambazo, en 1960.
Eran siete hombres que cantaban Mbube, una forma de música vocal sudafricana que consiste en intrincadas armonías sin acompañamiento instrumental, basadas en tradiciones rurales zulúes. Durante los fines de semana participaban en concursos nocturnos en los hoteles de obreros inmigrantes de Johannesburgo, con un éxito que justificaba su nombre —Mambazo significa “hacha para derribar al enemigo”. A menudo, sus letras metafóricas reflejaban la fe evangélica de su fundador y su evasión de temas políticos era recompensada con emisiones regulares en Radio Zulú.
Como explicaría Shabalala: “Siempre tenemos la radio presente cuando componemos. Si algo es contencioso no lo emiten, de modo que nadie lo escucha”. Se ganaron un público leal entre los zulúes, pero no consiguieron un contrato discográfico hasta que, en 1973, el productor West Nkosi les contrató para el sello Gallo. Ello dio como fruto una treintena de discos, con ventas de más de cuatro millones de copias y una modesta fortuna; en 1981, Shabalala ostentaba “una casa con dieciséis habitaciones y otra con nueve”.
Caminar por el extranjero y la sombra de Paul Simon
Su primera aparición en el extranjero fue en Beats of the Heart: Rhythm of Resistance, un documental de Jeremy Marre para la BBC, rodado en 1979. Entre los espectadores se encontraba un extasiado Paul Simon, que tardó siete años en cumplir su deseo de trabajar con Ladysmith Black Mambazo, hasta la grabación de su álbum Graceland, “porque no me atrevía a pedir a Joseph Shabalala que aceptase colaborar conmigo”, diría en su momento el músico estadounidense. De hecho, Shabalala se apresuró a aprovechar la oportunidad y su grupo supo acaparar toda la atención en la gira de Graceland con sus suaves armonías y graciosas danzas de estilo isicathulo —que marca el cruce entre la tradición zulú y varias influencias ajenas, desde el Claqué hasta el estilo personal de los Temptations, pasando por parodias de los desfiles militares británicos.
Ladysmith Black Mambazo consolidó este éxito con Shaka Zulu —producido por Paul Simon en 1987—, y una serie de colaboraciones en Estados Unidos con la prestigiosa compañía teatral Steppenwolf en Chicago; con el actor Danny Glover en la grabación del cuento de Kipling “Cómo el leopardo obtuvo sus manchas”, y con Spike Lee en un documental sobre el canto a cappella.
Regreso a los orígenes
Mientras tanto, su popularidad en Sudáfrica menguó; se criticaba tanto sus prolongadas ausencias como su conservadurismo político.
Parte de eso cambió en los últimos años de su vida —Shabalala murió en febrero de 2020—: el cantante y músico sudafricano terminó por asentarse más en su tierra y se propuso fundar una escuela de cultura indígena sudafricana. El relato de trece fábulas zulúes en el álbum Gift of the tortoise anticipaba este proyecto, al integrar voces de niños en el sonido Ladysmith. Ejemplos de su popularidad se reflejó también en el hecho de que sus miembros fueron invitados a actuar en la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la paz a Nelson Mandela, a quien acompañaron también en su toma de posesión como presidente de Sudáfrica.
Un grupo perdurable
Es muy variado el destino de los grupos de calidad provenientes del continente africano. Algunos decidieron echar raíces en los países más cosmopolitas de Europa, pero son pocos los que regresaron a sus países para asimilar capas aún más profundas de la tradición popular.
Ladysmith Black Mambazo vuelca con parsimonia su talento y dedica al mundo valiosas joyas musicales provenientes del universo zulú. Su calidez exquisita, su profunda inspiración y su gran sensibilidad, los define como un grupo perdurable y claro referente musical de Sudáfrica.