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Propuestos: reales, ficticios

Febrero, 2022

Con el liderazgo del compositor, cantante y flautista escocés Ian Anderson —nacido el 10 de agosto de 1947 en Edimburgo—, Jehtro Tull se convirtió en uno de los grupos esenciales —en un fenómeno único— en la historia de la música popular. Su mezcla de hard rock, blues, folk inglés, pinceladas de música barroca —y sus letras surrealistas e increíblemente densas— desafiaron el análisis fácil, pero eso no disuadió a los fanáticos de darles 11 álbumes de oro y cinco de platino en sus 50 años de trayectoria. José de Jesús Sampedro nos acerca a ellos…

Jethro Tull fue un (solemne: insigne) acucioso agrónomo cuya universal memoria perdurará a causa siempre de lo Fortuito…. Nacido dentro de la volátil superficie inglesa de Basildon (Berkshire), seguramente un mediodía de imbuida lluvia de 1672, encontrándose ya próximo al inaprensible término de la juventud imagina e inventa su denominada luego “máquina sembradora” (1701), capaz tanto de simplificar y de optimizar la producción como de simplificar y de abaratar el empleo de la mano de obra. Jethro Tull editaría también un complementario libro: The New Horse-Hoeing Husbandry (1731), mismo que constituye ya un referente clásico para el idóneo estudio de una cierta etapa del desarrollo agrícola. Fallecido a una edad quizá hacia aquel entonces longeva (1741), los sociólogos y los economistas historiadores modernos lo catalogan sólo como un modesto precursor más del verdadero espíritu científico colectivo que rondó hasta materializarse en la Revolución Industrial (indeleble impronta aún púdica del industrialismo). No importa: a exactos casi doscientos noventa y seis años penumbra y/o luz de distancia tácita de sus funerales, el nominalista espíritu obvio de Jethro Tull volvería a popularizarse (aunque no en ningún congreso o encuentro o foro indigno o digno de su interés bucólico). 1968: el rock vindica ahora lo múltiple. Hay alrededor compactos grupos que imantan: Moody Blues, Nice, Pink Floyd, Traffic, etcétera. Específicamente conformado bajo la reminiscencia fónica de The Blades (1963), y desde el maratónico apelativo luego de The John Evan Band y/o de The John Evan Smash (1966), un muy novato grupo inglés experimenta diversos síntomas del fracaso hasta que su heterodoxo líder: Ian Scott Anderson (Dunfermline, Fife, Escocia, 1947) atrapa al Duende Místico que buscaba. El grupo adopta entonces el venerable nombre de Jethro Tull cuando lo sugiere así un oscuro manager del show bussines del rock bien instruido o lego en historia patria, finaliza su pundonoroso álbum debut: This Was (1968), y comienza a reflectarse en su semiótica. La coyuntura externa e interna le favorece: del cauto tráfago de la psicodelia sobrevendrá una atmósfera que propicia o alienta el necesario empate entre la música y la imagen. Ian Scott Anderson habría de ir incluso a lo último de la coyuntura: infiere un alfa rítmica para Jethro Tull y extrae del Yo su alta magia y su honor y sus tumultuarios disfraces… Y a propósito: Jethro Tull, el personaje real, cursó asimismo Leyes en la Universidad de Londres. Pregunto: ¿es posible que demande entonces en el futuro (por supuesto, en un extremo futuro) al otro Jethro Tull: al individuo ficticio, acusándolo de haberlo transmutado en astronauta, en escudero, en juglar, en vagabundo, etcétera, y de haberlo obligado a interpretar canciones (por supuesto, canciones bellísimas) del tipo de “Locomotive Breath” ante el público?

Nota bene: Jethro Tull publicó en este enero de 2022 The Zealot Gene, su vigésimo segundo álbum de estudio.

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