Bailando hasta el fin de año…
Tres listas de reproducción. Más de 300 canciones. Casi 20 horas de música. Todo, con un mismo objetivo: provocar que se mueva su cuerpecito… ¡A bailar!
Seré directo: aquí están tres listas de reproducción que han sido confeccionadas para algo tan primitivo como la incitación al baile; o sea, echar el dancing; vaya, mover el bote.
Usted y yo lo sabemos —y no es fake news—: el baile, como arte y como rito social, es tan viejo como la vieja humanidad.
Es cierto: por su carácter efímero resulta prácticamente imposible situar su origen en el espacio y en el tiempo, pero hoy sabemos que este acto —el negociar con nuestro cuerpo en términos de movimiento, expresión corporal, estilo y ritmo— se remonta incluso a la prehistoria. Y sus reglas permanecen más o menos inalterables desde entonces, cuando los hombres empleaban la danza para comunicarse con la naturaleza, socializar, expresar sentimientos y estados de ánimo, marcar los ritos del paso de la vida.
En ese sentido, estas tres listas van por el mismo rumbo. Bajo el título Bailando hasta el fin de año…, los aquí reunidos han sido los encargados de ponerle sabor y ritmo a todo tipo de fiestas (año tras año, y generación tras generación). Algunos son clásicos indiscutibles, otros están en vías de convertirse en.
Capítulos y descripciones
Eso sí —y mejor aclaro—: Bailando hasta el fin de año… vol. 1 fue confeccionada en 2017: 100 canciones con dosis de música cubana, momentos de son mexicano, raciones de danzón, porciones de cumbia colombiana, algo de salsa dura, un poco de salsa romántica, mucha cumbia sonidera, también algo de norteña…
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Por otro lado, Bailando hasta el fin de año… vol. 2 llegó en 2018. Reconozco las “limitaciones” de la playlist: intenté incluir géneros varios en ella, pero mi delirio por la música tropical hizo que me decantara por ésta. De nuevo eran, son, 100 canciones con un poco de todo: danzón, salsita, vallenato, sonidero, así como otros menjurjes…
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En 2019, Bailando hasta el fin de año… vol. 3 arribó con otros sonidos, pero con el mismo objetivo: provocar que se mueva su cuerpecito.
A diferencia de las dos primeras listas de reproducción que estaban encaminadas a la música tropical, esta vez nos decantamos por el rock y sus satélites.
Un detalle más: al hilvanar una playlist siempre se corre el riesgo de dejar a mucha gente fuera de ella. Aquí mismo pasó. Sin embargo, estoy convencido que estas 300 canciones —¡casi 20 horas de música!— saciarán las ansias de baile de cualquiera.
No digo más… ¡A bailar!
