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“Si quieres sentir el poder emocional de una película, tienes que ir a la sala de cine”

En este 2024, Emir Kusturica llega a las siete décadas de vida; en esta entrevista, el cineasta demuestra que sigue atento al mundo y asegura que ya trabaja en el guión de una nueva película

Marzo, 2024

Nació en Sarajevo en 1954. Es guionista, músico, ha incursionado en la arquitectura, pero, sobre todo, Emir Kusturica es cineasta: uno de los más sobresalientes de su generación; y, por su palmarés, uno de los más importantes internacionalmente. Aclamado ampliamente por sus películas que abordan la lucha política con ensoñaciones de optimismo inquebrantable, entre sus largometrajes más entrañables (y ganadores) están: ¿Te acuerdas de Dolly Bell?, Papá está en viaje de negocios, Arizona Dream y Underground. Y aunque lleva un tiempo alejado de los focos, en esta entrevista con Orsola Casagrande demuestra que sus puntos de vista (políticos y sociales) no han perdido filo, y asegura que ya trabaja en el guión de una nueva película.

Cineasta, actor, músico, Emir Kusturica nació en Sarajevo en 1954. Es el autor de películas inolvidable como Papá está en viaje de negociosEl tiempo de los gitanosUnderground Gato negro, gato blanco.

Kusturica nos recibe en su estudio, en el pueblo que el mismo proyectó y construyó, Mećavnik (ciudad de madera), y donde desde hace 17 años se celebra el festival de cine y música que ha fundado: el Kustendorf International Film and Music Festival.

—Estamos en el pueblo que ha construido usted. Aquí vive y aquí se celebra su festival. ¿Cómo ve el mundo desde aquí?

—Cuando el pueblo donde vives está construido según los antiguos parámetros griegos, o sea un anfiteatro, un ágora, una casa para los huéspedes y tres cines que ofrecen las mejores condiciones técnicas para poder disfrutarlas, me siento muy feliz.

“Para un director las proyecciones son como el escenario para los actores, por eso cuando estaba pensando en la organización de este festival pensaba en que las condiciones de proyección tenían que ser perfectas. Por cierto, las mejores proyecciones de nuestras películas fueron en Cuba, en el festival de La Habana.

“Mirando el mundo desde aquí, no estoy sólo rodeado de casas de segunda mano sino también de cines en los cuales puedes ver películas en condiciones perfectas, algo que no pasa en el mundo allí fuera”.

—Usted es un poco como el alcalde del pueblo…

—Sí, estoy en una posición muy cómoda, porque sencillamente si no me gusta alguien puedo echarlo de aquí. Normalmente cuando vas a una ciudad y ofendes a alguien o te portas mal, nadie puede decirte nada, pero si te portas mal aquí yo puedo decirte ¡vete y no regreses! Como alcalde del pueblo puedo decir que siempre hay algo que falta. Este lugar es una ciudad en versión pequeña y desmiente la versión global de que el planeta está superpoblado. Cuando llegas aquí logras captar el sentido del espacio, tiene las características de una urbe pero al mismo tiempo no hay tanta gente como para no poder moverte.

Emir Kusturica fotografiado durante el Kustendorf International Film and Music Festival, recientemente realizado. / Foto: Kustendorf Festival.

—En ese festival priman las condiciones de proyección, me decía…

—En el cine hay un progreso tecnológico que te permite ver pelis de muchas maneras y mediante diferentes instrumentos, desde un móvil a una tablet y en cualquier momento, pero el problema es que el cine de verdad, una película, necesita ser visionada de otra manera para poder apreciarla. Si quieres sentir el poder emocional de una película tienes que ir al cine. Por eso construimos estas grandes pantallas aquí.

“La cosa es que se puede exponer material casi sin luz y de hecho la mayor parte de las películas hechas ahora parten de esa idea, lo cual es bastante tonto, porque el cine sigue siendo encuadre, escenas, secuencias… Cada unidad tiene que ser expuesta con poder. Si quieres exponer con poder con la luz natural, esa luz es la que hay cuando empiezas a rodar. Si quieres añadir intensidad necesitas una combinación de luces para lograr una secuencia, una escena, un rodaje poderoso. Si miramos a Giuseppe Rotunno, el director de fotografía de Federico Fellini, y a las secuencias del mismo Fellini, creo que no haya ninguna duda sobre la alta calidad e importancia de la luz. Todo el equipo colaboraba para lograr trasladar a la pantalla algo que es extremamente poderoso para siempre”.

—Las películas vistas en este festival ha sido muy diferente a la de la mayoría de los festivales.

—Mi hija Nana y Marko Milosavljevic son los seleccionadores del festival. Después de tantos años la gente ya sabe a qué festival viene. Siempre apostamos por los jóvenes, porque cuando hay jóvenes puedes estar segura de que van a intentar presentar historias y aproximaciones interesantes. Tenemos esta ventaja: acogemos a la gente en su mejor momento, cuando quizás aún no saben mucho de cine pero saben transmitir emociones fuertes, lo que no significa que vayan a tener un éxito inmediato cuando tengan que lidiar con lo comercial, la producción, etc… Quiero decir que cuando hay una buena plataforma que permite a la gente sentirse tratada con dignidad y respeto, entonces lo más importante no es ganar sino mostrar tu película en las mejores condiciones.

“El poder de este festival es el poder de las personas que vienen aquí por primera vez, transfiriendo sus emociones en la pantalla, sin filtros, no es algo preconfeccionado sino que es algo que sienten y creen que tienen que hacer. Podríamos decir que las películas que llegan aquí son pelis que vienen de un profundo sentido de humanidad.

“Al principio recibíamos cintas que habían estado preseleccionadas en secciones menores de festivales como Cannes y Venecia, pero ahora los jóvenes directores nos envían directamente sus películas, como si fuésemos a darle suerte para el futuro. El Festival ha logrado en estos años ser un sitio digno porque todo lo que hacemos aquí es a favor de los estudiantes, incluyendo la presencia de esos grandes directores presentes en la sección tendencias contemporáneas que han tenido encuentros con ellos, dándole clases y consejos”.

—¿Diría que este festival tiene una filosofía no-global?

—El cine global representa la proliferación del mercado, miles de películas que no consiguen estar más de una semana en cartelera. Hoy crean una ciudadanía del mundo basada en la nada, es el poder de las corporaciones. Ese cine global no refleja, cómo al revés has podido ver aquí, posiciones históricas, existenciales y otras experiencias humanas, porque te enseña lo que harán los robots, como Matrix, pero no te da la posibilidad de sentir como abrir puertas a la esperanza para la humanidad. No quieren esperanza, sólo quieren vender. No quieren que la gente haga preguntas que podrían hacerle cambiar de opinión para cambiar las cosas y vivir mejor.

Emir Kusturica. / Foto: Kustendorf Festival.

—Usted ha tenido una relación muy especial y cercana con América Latina (y no sólo por las películas sobre Maradona y Pepe Mujica). ¿Cómo valora la situación actual en la región?

—Hoy vivimos a caballo entre un lenguaje propio de colonialistas y el de los colonizados. Al final tanto nosotros como Latinoamérica siempre estuvimos luchando por la supervivencia. Por ejemplo, si miras la historia de Argentina, encuentras a un mestizaje de gente, y la tragedia de ese territorio es comparable a la nuestra.

“La literatura de García Márquez y otros, que fueron mi conexión con América Latina, diría que también es la de Ivo Andric, nuestro Premio Nobel, ya que tenemos esos elementos de realismo mágico que nos conecta. Estuvimos colonizados, siempre luchando para sobrevivir y defendiendo un sentido de la libertad diferente al de los colonialistas. La libertad de los colonialistas está definida por nuestra debilidad. Hacen siempre lo que quieren, y pueden justificar cualquier crimen en el mundo en contra de nosotros. Ahora mismo hay un Presidente en Argentina que parece un impostor, no un ser real. Cuando un presidente introduce el dólar como moneda del país ya sabes quien lo mandó, así que tienes que derrotarlo cuanto antes”.

—¿Y en el caso de la vuelta al Gobierno de Lula en Brasil?

—Pues me parece un hombre interesante por el papel que tuvo en el desarrollo del emergente Brics. Brasil es un país enorme, y para mí que Bolsonaro es un infiltrado de la CIA, como ese argentino, Milei. Introducidos por los EE. UU., que después de que perdieron Venezuela y Bolivia, ahora van a por Brasil y Argentina. Tengo una previsión sobre el futuro de América Latina. Los EE. UU. acabarán retirándose de Europa y todas sus bases militares van a trasladarse al continente americano, y entonces Latinoamérica estará en serios problemas. Espero que cuando eso suceda América Latina ya se haya liberado de la dependencia del Norte, mediante políticas consistentes, porque en los años sesenta y setenta del pasado siglo nos enseñaron qué son los golpes militares.

—Se está produciendo un renacimiento general de la ultraderecha que nos retrotrae a una etapa convulsa de la historia; ¿cómo valora esa realidad?

—La cosa resulta curiosa, han creado todas las condiciones para el fascismo y sin embargo llaman a otros fascistas.

“Después de la II Guerra Mundial no se preocuparon por llevar ante la justicia a muchos nazis y responsables, muchos de ellos por cierto acabaron en los EE. UU., Canadá y América del Sur, y ahora, 50 años después, tenemos el caso de Ucrania con todos aquellos nazis, que regresan como héroes desarrollando una historia que se llama Ucrania independiente, a partir de la revuelta provocada en mayo del 2005, reivindicando personajes como Stepan Bandera”.

—¿Y la posición de Rusia?

—Yo apoyé a Putin en el momento de la tragedia que vivimos aquí, en Serbia, cuando nos estaban haciendo pedazos, y Putin fue el único que levantó la voz. No olvidemos que aquí hay una relación histórica y muy estrecha con Rusia. Así que el apoyo es lógico frente a la posibilidad de apoyar a Zelenski, que es mal actor, mal presidente, y un tipo que habla demasiado y dispuesto a rebajar su dignidad.

“La guerra en Ucrania parece más la pregunta que la respuesta ante una cambio geopolítico global que se está produciendo. La OTAN prometió no amenazar las fronteras de Rusia y ya vemos lo que ha pasado”.

—¿Se puede vaticinar un final?

—El final dependerá de hasta dónde está dispuesta a llegar la OTAN. Ahora tienen un problema, cuanto más se implican más se complica, con el consiguiente aumento de las víctimas civiles. ¿La política norteamericana estará dispuesta a continuar por esa vía, o buscará un compromiso? En realidad las guerras nunca empiezan cuando lo anuncia la CNN, y en el caso de Ucrania comenzó en el 2008, tuvo una escalada en el 2014 y así hasta la situación actual.

—La reactivación y escalada actual en el conflicto en Oriente Medio, ¿se enmarca también en ese contexto que describe?

—Ese es un conflicto mucho más general. La OTAN tiene que justificar su aparato militar y para lograrlo han provocado al menos 7 grandes guerras, casi todas en Medio Oriente. ¿Por qué? Pues porque allí está el petróleo, el gas, el agua…Pero su táctica es diferente a la de Rusia, primero bombardean y bombardean y después es que envían las tropas; el costo en destrucción y vidas civiles es enorme.

—¿Cómo ve el futuro de la humanidad en medio de tantas amenazas?

—La previsión es que vamos a tener diferentes civilizaciones, como ya dijo Samuel Huntington, viviendo paralelamente. Lo que no sabemos es en qué territorios, si nos fijamos, por ejemplo, que actualmente un tercio de los franceses son musulmanes, lo mismo en GB o en Alemania, por no hablar de la ola migratoria en  Estados Unidos. ¿Pero quien produce migrantes? Pues los que imponen la guerra y el saqueo, que son al mismo tiempo los que se benefician de esa situación.

“El problema es que América produce la guerra y Human Rights Watch, o sea produce la guerra y la cura a la guerra”.

—Y Europa?

—Los lideres europeos son estúpidos y corruptos. Nadie los ha votados. Europa va a disolverse como le pasó a Yugoslavia.

—¿Tiene previsto algún proyecto de filmación cercano?

—Sí, este año regresaré al cine. Estoy acabando el guión que está basado en dos novelas de Dostoievski, Crimen y Castigo y El idiota. Creamos un asesino, un chico naif que mata por amor, pero en realidad la verdadera heroína es una mujer que se prostituye para ganar el dinero que necesita para las curas medicas de su hermano. El titulo provisional es Crimen no Castigo.

—Su ciudad natal es Sarajevo, pero nunca regresó…

—No regresé a Sarajevo, porque es mejor vivir en los recuerdos. La memoria es más bonita que la realidad. No extraño Yugoslavia porque no la quisieron, pero hay una realidad: hoy cada pequeña república vive peor que antes, se enfrentan a muchas dificultades y eso significa que en algún momento habrá otra vez guerra. Si hay una nación luchando por sobrevivir quiere decir que es pobre y acabará buscando soluciones. Ivo Andric, que vivió las dos guerras mundiales, decía que “nunca resolvemos ningún problema con la guerra y nunca entendimos exactamente por qué fuimos a la guerra, pero con esa guerra creamos nuevos problemas que intentaremos resolver con una nueva guerra”.

[Esta entrevista fue publicada originalmente en el diario Berria.eus, y retomada por Rebelión; es reproducida bajo la licencia Creative Commons — CC BY-SA 4.0]

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