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“Nunca he hecho planes: todo lo llevo con el paso y el ritmo de la vida, del día, de la noche, del mes, del año”

Toña la Negra, cuatro décadas después.

Octubre, 2022

Nació en 1912 —es decir, hace 110 años— y falleció en 1982 —es decir, hace justo 40 años—; su nombre real era Antonia del Carmen Peregrino Álvarez, sin embargo era conocida artísticamente como Toña la Negra. Cantante y actriz mexicana, inició su carrera profesional en 1933, en el Teatro Iris y en el Teatro Politeama. Cantó para los micrófonos de la XEW. Grabó más de 30 discos. Participó en las películas Payasadas de la vida, María Eugenia y La mulata de Córdoba, basada en la obra de Emilio Carballido. Pero, sobre todo, era conocida como la intérprete por excelencia de Agustín Lara, quien la consideró “la más grande cancionera de todos los tiempos”, por su “estilo personalísimo”, “la fuerza de su expresión y el terciopelo de su garganta privilegiada”. Toña la Negra plantó sentimiento y lo cultivó bien, y nunca desapareció, sino que ahí sigue en sus discos, para placer de bohemios y románticos. Víctor Roura aquí la recuerda…

1

María Antonia del Carmen Peregrino Álvarez nació hace 110 años en Veracruz, en el Día de Muertos del 2 de noviembre de 1912, partiendo de esta vida 17 días después de haber celebrado su septuagésimo aniversario, hace ya 40 años, el viernes 19 de noviembre de 1982 en su tierra natal.

Era conocida musicalmente como Toña la Negra.

2

Cuando la conocí no había cambiado en lo absoluto. Su imagen era tal y como uno la tenía en la cabeza. Sólo los años habían pasado, desde entonces.

—Yo creo que las crisis no dejan de acercarse en todos los momentos de la vida —me dijo Toña la Negra—. Ahora estamos viviendo una, la musical. Y no sabemos hasta cuándo vamos a salir de ella.

Estábamos en el primer mes del año 1981.

—Si no sabemos, ¿cuando menos conocemos hacia dónde se dirige?

Miraba hacia el lado oscuro de su pequeño vestidor, en el Teatro Blanquita, lugar donde noche a noche se presentaba en aquel tiempo.

—Pero es que la música actual es casi de españoles —comentaba—. Hay muchísimos españoles que tienen música aquí. Cantidad de música. Y no diferenciamos en que si es balada o si es vals o si es esto o es lo otro. Definitivamente o nosotros no sabemos de música o los intérpretes de hoy no han sabido darle el sabor que deben llevar esas canciones. No sé, de verdad, hacia dónde va nuestra música. No podría darle razón de eso.

Y guardó silencio luego de lo dicho. Se secó con un klínex el sudor que le escurría por la cabeza, que bajaba de su corto, escaso cabello. Acababa de terminar su actuación. Estaba agripada. ¡El tiempo que uno nomás no sabe cómo va a estar durante el día, caray!

3

Toña la Negra hablaba poco. Se entusiasmaba con la conversación, pero admitió que no tenía mucho que decir:

—Es que yo tengo un estilo —explicaba—, un gusto, por eso no sabría realmente cómo está la música actual.

—Hoy los cantantes andan por muchos caminos.

—La mayoría de las personas están queriendo ampliar o cambiar su repertorio. Y afortunada o desgraciadamente, vaya usted a saber qué, yo no puedo hacer eso porque tengo ya 50 años de cantar lo mismo. Son muy pocas las cosas que canto fuera de la música del maestro.

No completó la frase.

Porque lo dio como un hecho: no hay otro maestro que Agustín Lara.

—A mí me gusta mucho su música —afirmaba—. Y me he dado cuenta que aparte de convencerme a mí, convence también al público. Y no, no hay otro compositor, en la actualidad, que tenga ese contacto con la gente como Agustín.

—O no le interesa saber de las nuevas composiciones o precisamente por conocerlas prefiere no interpretarlas…

—Es que, mire usted: antes, los compositores se dedicaban a enseñarle a uno su música. Ahora, no. Ahora la mayor parte de los autores se interpretan ellos mismos. ¿No es así? Entonces uno no puede hacer nada. Si viniera algún compositor y me dijera: mire, yo tengo esta canción y quisiera que usted me la cantara, pues yo vería y buscaría la manera de que saliera lo mejor posible. Pero eso no ocurre más. Antes, sí, los compositores decían: bueno, tengo esta canción y es para el tipo de fulano o zutano o mengano.

—Había más contacto con el intérprete.

—Más contacto, no. Lo que sucedía es que ellos sabían que necesitaban un intérprete. Los compositores actuales, no; ellos piensan que no necesitan de intérpretes. Se bastan por sí solos.

—Antaño, el cantante a través de los años se formaba un estilo.

—A través de los años, no —me interrumpió con amabilidad—. Esa ha sido la personalidad nuestra y no la podemos perder. Al contrario, a través de los años la vamos afirmando cada vez más.

4

Y sonreía con dulce sonrisa.

—La cuestión es que ahora cuesta hacerse de un estilo.

—Lo que pasa es que los jóvenes no han encontrado su camino. Usted oye a una, dos, tres o cuatro personas cantar y lo hacen de la misma forma. Cantan igual. Ya sea la misma melodía u otra, pero cantan igual. No tienen personalidad propia.

—También fue intérprete un tiempo del ritmo afroantillano.

—Sí. Es una música muy alegre, muy bonita. Pero de Cuba ya no ha venido nada en la actualidad. Nada así que se pueda montar y que diga uno: esto le va a gustar al público. No. Entonces, tiene uno que ir buscando, cambiando melodías. Como hago, por ejemplo, con “Tonadita”, de Agustín Lara, que le cambié de ritmo y resulta más alegre. Muy alegre, diferente al ritmo original, pero sin perder su esencia.

No recordaba con precisión cuántos discos había grabado. Sí del más reciente, en el cual incluyó piezas de Rafael Hernández y de Pedro Flores.

—La verdad es que yo grabo cuando me siento a gusto para grabar. En realidad yo nunca he tenido planes. Nada de si lo haré para tal o cual día. Nunca he hecho planes. Todo lo llevo con el paso y el ritmo de la vida, del día, de la noche, del mes, del año.

Toña la Negra caminaba con los días.

Así le gustaba decir.

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