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Tu madre no me aceptaba: nunca lo hizo

Junio, 2022

Hace un par de años, en 2020, constatamos, gracias a una crónica, que 1+1 no siempre suman dos. En 2021, mientras la pandemia de coronavirus estaba en pleno apogeo, nos enteramos que se hacía necesario darle gusto al cuerpo donde le toque. Este 2022, empleando el género epistolar, Luis Antonio Espinoza (quien acaba de terminar la segunda temporada de LooShow) nos recuerda que así como el amor trastoca y nos hace sentir vivos y plenos, sin importar nuestra identidad de género, también puede llevar a preguntarnos si acaso algún día una mente sabia sabrá cómo jugar a ese juego llamado “amor”.

Ni una lágrima más

Por siempre he querido explotar. Pero no sé qué pasa que cada vez que quiero encender la bomba, las lágrimas de mi tristeza arruinan la función.

Quiero demostrar todo lo que soy. Todo lo que puedo dar. Pero la sociedad volverá a hablar.

No quiero volver a sentir las miradas que se clavan en mi espalda, como si fueran espadas.

Espadas que me tienen contra la pared sin poder respirar.

¿Algún día podré ser yo mismo? Cuesta pensar que sí. Toda mi vida he sido señalado. Juzgado por ser libre. Visto por debajo de los demás, por ver colores en lugares donde predomina el gris.

Quiero ser feliz. Quiero ser alguien que inspire. Quiero ser real.

Todo lo que hago lo hago por amor. Lo hago para sentirme vivo y pleno. No le hago mal a nadie. Lo juro.

Por siempre he querido explotar. Y hoy ya no lloraré.


Para ti

Cierro los ojos y me acuerdo de ti. En la primera vez que me besaste, que me tocaste. En la primera vez que me hiciste reír. En la última vez que me hiciste llorar.

¿Por qué después de tanto tiempo sigo acordándome de ti?

A lo mejor fue que me hiciste sentir especial. Aunque eso no importó cuando decidiste irte. Puede ser que alguna vez me dijiste que me amabas. Aunque nunca me lo dijiste en público: la sociedad pudo más que tú.

Yo puse todo de mí. Decidí dejar lo que tenía y cambiar para empezar algo nuevo para ti. ¿Y tú? ¿Qué hiciste tú por mí?

Tu madre no me aceptaba. Nunca lo hizo.

Fui el mismo desde que te conocí hasta que me alejaste.

Quizá no dejé mis vicios. Pero no eran muchos. No afectaban. Eso creo. Además, te encantaba cuándo te marcaba borracho. Decías que mi voz era dulce con alcohol.

En las noches le doy vueltas a mi cabeza pensando qué hice mal, qué hice bien, qué no hice, qué hice de más.

Pero lo que más me intriga ahora es saber qué piensas tú. ¿Aún me recuerdas? ¿Fue real? ¿Tiraste ya mis cartas y mis regalos?

Decidí alejarme para no molestar. Para no ser un estorbo. Para no causarte más problemas. Necesito volver a creer. Necesito dejar de pensar en alguien que terminó por dos algo que sólo uno construyó.

Me despido de ti. Deseo que puedas ser feliz. Que nada te detenga. Que encuentres el amor verdadero.

Esto es para ti. Adiós.


Sí…

Cada día lo veo menos creíble. Mis sueños se acaban y mis ilusiones se desvanecen.

Desde niño me imaginé con algo feliz, con algo bonito, con un amor inquebrantable. ¿Es mucho pedir? ¿Acaso tengo que hacer algo extra aparte de vivir?

Cada día lo veo menos creíble. Aquellos labios que han tocado los míos sólo pasan a bailar un rato y dejan la pista mojada. Me hacen pensar que puedo seguir danzando, pero, simplemente, la música se detiene y la fiesta se acaba.

Cada día lo veo menos creíble. Las sábanas que me han cobijado todas esas noches sólo lo hacen de cuatro a seis horas. Sin olvidar esas almohadas rígidas que apenas sostienen mis sueños al igual que sostienen mis lágrimas y mi sudor.

¿Cada día será igual? Me pregunto. ¿Algún día una mente sabia sabrá cómo jugar a este juego que se llama “amor”?

¿Cada día lo veo menos creíble?

Sí.


Ahora sí

No pensé que aún podrías dolerme.

No imaginé volver a llorar por ti.

No sabré si lo que hice, lo hice bien o lo hice mal.

No podré dormir sin tu olor.

No sentiré más tu respiración.

No escucharé más esa voz que diga que no importa nada, pero que nunca fue su intención.

No pensé en esos días de felicidad.

No imaginé que aún podría soñar.

No sabré cómo funcionar el día que te vea con una sonrisa mientras piensas en alguien más.

Sí, podré separarlo.

Sí, ahora sentiré alivio al saber que voy por buen camino.

Sí, escucharé mi corazón de nuevo.

Ahora sí, primero seré yo.

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