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El tesoro de la memoria

Enero, 2022

Mujer alegre, reflexiva y soñadora, la escritora Lourdes María Núñez tiene un nuevo libro, el cual será presentado este sábado 22 de enero en la hacienda de Chimalpa (en el estado de Hidalgo). En el siguiente texto —que será leído justamente en el convite literario—, Fernando de Ita nos habla de esta obra…

El que una nieta de Nicolás Núñez Pérez venga desde San Antonio, Texas, a la hacienda de Chimalpa, en el estado de Hidalgo, a presentar un libro con el que culmina una etapa de su escritura, que comenzó a sus 8 años de vida, es un milagro del afecto que despiertan nuestras raíces en los corazones nobles. Y vaya que el de Lourdes Núñez lo es. Ella no tuvo la suerte de conocer al padre de su padre, pero sabe que su abuelo encontró aquí la fortuna y la desventura de la que está compuesta la vida.

Antes de comentar los salmos que componen el libro de Lourdes, quiero decir unas palabras sobre esta hacienda que conoció su último esplendor entre los años 30 y 50 del siglo XX, precisamente cuando mi tío Nicolás fue su dueño. En el siglo XIX Chimalpa fue una de las propiedades más extensas del altiplano y una de las más productivas de la Aristocracia Pulquera, llamada así porque durante el porfiriato sus propietarios vivían a todo lujo en Europa, gracias al pulque que era la bebida del pueblo. El millón de hectáreas que llegó a tener Chimalpa sembradas de magueyes, se fueron dividiendo para formar otras propiedades, y durante la Reforma Agraria que impulsó Lázaro Cárdenas en los años 40, la hacienda perdió la mayor parte de su territorio, aunque tuvo el terreno necesario para sembrar la cebada que cambiaría el destino de los Llanos de Apan.

Un maguey tarda 8 años en producir aguamiel y una vez que han raspado su vientre está listo para morir. De ahí que para que la producción de pulque fuera rentable se requerían propiedades inmensas. Cuando esas haciendas fueron reducidas a pequeñas propiedades se hizo justicia a los campesinos —al menos en teoría—, pero se terminó con la rentabilidad del pulque. Comenzó entonces el imperio de la cebada que es la materia prima de la cerveza. Gracias al acaparamiento de ese cereal, Ángel Lozada se hizo, primero, el hombre más rico de los Llanos, y luego uno de los empresarios más ricos de México. El nombre viene al caso porque Lozada era nativo de Arnuero, el pueblo de Cantabria, España, de la que salieron también mi tío Nicolás y Valeriano Peña, mi padrino, para “hacer la América”. La diferencia entre Lozada y Núñez fue que Nicolás se hizo charro, es decir, no sólo se dedicó a incrementar su fortuna sino a identificarse con los usos y costumbres de su nueva patria.

Para el niño de 5 años que era yo en ése entonces, resultaba un acontecimiento ver al tío Nicolás entrar a todo galope por la puerta sur de la hacienda y rayar al Dólar, un portentoso caballo negro azabache, en la entrada principal de “la casa grande”. Como el tema es otro, sólo agregaré que aquí se forjó el destino de Jorge Núñez, hijo de Nicolás y padre de Lourdes, porque el dueño de Chimalpa lo mandó a trabajar con sus parientes a la ciudad de Puebla, la ciudad donde la autora del libro que presentamos vivió algunos de los acontecimientos que le marcaron la vida. Sólo un añadido más: ahora sé que la atmósfera diurna y nocturna de Chimalpa nos dio a Juan, a Nicolás y a mí, una pasión monstruosa: nos dio el teatro.

El mensaje del Rey

Antes de que El Señor de los anillos y Harry Potter recobraran para la actualidad la magia del mundo antiguo, Lourdes Núñez ya escuchaba la voz  de un personaje medieval que ha inspirado su escritura por muchos años. Era “El mensaje del Rey”, como tituló sus primeras colaboraciones en diarios y revistas de varios países de lengua española. El encabezado es feliz porque entrega en cuatro palabras el sentido de su intención pragmática y literaria: hay un recado, un encargo, una misión que cumplir. Se trata de externar, de difundir lo que dicta tu voz interna. Porque no es el Rey el que habla. De ser así la escritora sería únicamente la vocera del Rey. Es una voz reflexiva que utiliza la figura del Rey para manifestar el resultado de esa cavilación.

Cavilar es indagar lo que te ha dejado tu experiencia de vida, tus influencias personales y literarias. Cavilar es la forma en que la reflexión se sumerge en sí misma para salir a flote, esto es, para convertirse en lenguaje. Los profetas lo hacían oralmente. Los escritores por escrito, si me disculpan la redundancia. Recordando sus primeros “mensajes” puedo decir que estos venían de la práctica cotidiana, del primer impulso por nombrar aquello que te sobrepasa. Mejor dicho: que te invade. La noción, el sentimiento de que si no dices lo que piensas, te ahogas. Lo que me sorprende desde entonces es que los mensajes de Lourdes siempre fueron positivos, tanto que podrían confundirse con esos textos de autoayuda que en realidad no ayudan en nada porque no contemplan el motivo por el que yo estoy desmadejado, sufriente, acongojado.

¿Faltaba destreza literaria? Quiero pensar que la autora de El tesoro es tenerte consideró esa posibilidad porque se ocupó de enmendarla. Los escritores sabemos que un escritor se forma leyendo a otros escritores. Uno primero es lector y luego escribe. Por su libro, deduzco que mi querida sobrina tomó la Biblia como paradigma. Pero felizmente no lo hizo para exaltar, subrayar, alabar su sentido religioso sino secular. No se puede negar que El Torá (de los judíos), la Biblia (de los cristianos) y el Corán (de los musulmanes) son libros sagrados en el sentido original de la palabra, la que conecta al hombre con la divinidad. La intención de Lourdes es más humilde sin dejar de ser magnifica; ella quiere ligar a un ser humano con otro. En La semilla del Rey, que es hasta hoy el último periplo de su voz interior, lo que intenta es fortalecer la esperanza, la bonhomía, la moral como una forma de vida. Como una acción para el otro y para uno mismo.

Dije al inicio de este comentario que este libro es un salmo. Ahora añado que no en el sentido estricto de la alabanza hebrea, o del salterio, pero sí en su ánimo de dar las gracias por estar vivo en este mundo de lágrimas, en las que la escritora sólo se detiene para borrarlas, quiero decir, para resaltar el lado positivo del sufrimiento, que es el de sobrepasarlo. La admiro por ello puesto que doy por sentado que lo hace de buena fe, como una forma de honrar la vida, no el dolor ni la miseria. Aunque estas existen y yo, como devoto lector de Dostoievski, quisiera convocarla a leer Crimen y castigo para conocer sus comentarios. Porque hay en ella, en la nieta de Nicolás Núñez, una escritora de la bienaventuranza, que saldría enriquecida —o trastornada— al contemplar a fondo la desesperanza humana; al ver no sólo sus soluciones salmódicas y literarias, sino sus causas, que hasta hoy, en el mundo real, son irreparables.

Como el niño que conoció a su abuelo paterno y vivió en Chimalpa esa etapa de la vida que nos marca para siempre, celebro que hoy esté aquí, no sólo en el lugar físico en el que está su origen, sino en el lugar simbólico del que se desprendió nuestro destino, que siendo maravilloso fue también tremendamente doloroso. A eso me refiero cuando la invito, como escritora, a escribir la novela, no el salmo, la novela de la vida de su abuelo, de su padre y de sí misma. Desde ahora sé que sería un libro extraordinario.

No quiero terminar esta nota sin mencionar que es la desgracia de la pandemia la que me impide leer mi propio texto: un primo hermano al que Lourdes y yo queremos particularmente, y el contagio de mi hijo por el mal del siglo XXI son la causa. Pero también el milagro de que lo haya leído otro ser al que quiero entrañablemente: Nicolás Núñez Álvarez, el último hijo con vida de Nicolás Núñez Pérez.

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One Comment

  1. Extraordinario comentario como siempre mi querido Fer. Tu escritura y conocimientos se notan en cada nota, sin faltar el sentimiento de tus raíces profundas. Como bien dices, la Pandemia no nos permitió estar ahí con todos los que amamos, pero El Espíritu nos une y en esos lazos de Amor estamos todos festejando a nuestra querida Lulu y honrando la memoria de todos nuestros antepasados y en la Tierra qué tanto queremos. Felicidades Lulu.

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