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Semillas nativas: símbolo de la identidad, seguridad y soberanía alimentaria

X Feria del Maíz Nativo en San Miguel Tlaxcaltepec

Marzo, 2024

Con actividades culturales para niños y adultos, mesas de diálogo, presentaciones de libros, venta de artesanías y comida regional, así como talleres, conciertos y proyección de documentales, se celebra, en el municipio de Amealco de Bonfil, en Querétaro, el inicio de ciclo agrícola. Aprovechando que en esta fiesta se dará a conocer el Catálogo de semilla nativa y naturalizada de tres comunidades indígenas de Amealco, Querétaro y se exhibirá el documental Yá doni ar nde / Flores del atardecer, Karla Nicol Hernández Puente, coautora de ambos trabajos, nos acompaña en el siguiente recorrido.


AMEALCO DE BONFIL, Qro.


La milpa, el maíz y la lengua hñöñho no pueden, en la comunidad de San Miguel Tlaxcaltepec, estar separados. Por eso la Feria del Maíz Nativo ha adoptado, para ésta, su décima edición, el siguiente lema: “Cuidando nuestra milpa y nuestra lengua”.

Desde de las 9:00 horas de este domingo 10 de marzo —y hasta las 18:00 horas— en el Barrio Centro de esta localidad del municipio de Amealco, el Comité Comunitario de la feria ha preparado una serie de actividades que celebran y promueven la diversidad del maíz.

Sin olvidar que el propósito principal de la Feria del Maíz Nativo es el intercambio y la venta de semillas nativas, se han programado, como cada año, actividades culturales para niños y adultos, mesas de diálogo, presentaciones de libros, venta de artesanías y comida regional, así como talleres, conciertos y proyecciones cinematográficas.

En este contexto, muy significativa resultará, sin duda alguna, la presentación (a las 9:25 horas) del primer volumen del Catálogo de semilla nativa y naturalizada de tres comunidades indígenas de Amealco, Querétaro, confeccionado por los investigadores de la Facultad de Ciencias Naturales (FCN) de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ): Luis Hernández Sandoval y Rosalinda González Santos, y la estudiante del doctorado en Ciencias Biológicas de la FCN, Karla Nicol Hernández Puente.

Portada del Catálogo de semilla nativa y naturalizada de tres comunidades indígenas de Amealco, Querétaro.

Esta obra, editada por la UAQ, tiene la finalidad de dar a conocer, por medio de fotografías y registros, “la diversidad de semillas nativas de maíz, frijol, calabaza y chilacayote”, incluyendo, además, la semilla naturalizada de haba.

Se trata de un trabajo que documentó y colectó muestras de semillas en las comunidades de San Miguel Tlaxcaltepec, Santiago Mexquititlán y San Ildefonso Tultepec “para su revaloración y fomento del uso sustentable que coadyuve a su conservación”. Es importante decir que las diferentes semillas que se obtuvieron durante la investigación para elaborar el libro están resguardadas en el Banco de Germoplasma de la FCN.

Además, y gracias a la información obtenida a través de 150 encuestas a agricultores con una edad promedio de 50 años (pues son quienes conocen más sobre la semilla nativa), en el catálogo también se muestra el manejo, el almacenamiento y la selección de la semilla de maíz como cultivo eje en el sistema milpa.

La trascendencia de este volumen radica no sólo en que se vuelve una fuente confiable que registra y muestra una identificación visual de las semillas nativas y naturalizadas de una región de Querétaro, sino que enfatiza el valor que éstas tienen como símbolo de la identidad, seguridad y soberanía alimentaria.

No olvidemos que las semillas nativas son aquellas en las que la selección, producción, conservación, diversificación y domesticación se realizan por los propios agricultores. En tanto, las naturalizadas, si bien no son nativas de la región, se adaptaron a las condiciones ambientales y con su uso y manejo se propicia una mayor diversidad.

“Por el contrario —como apuntan los autores del libro— las semillas mejoradas son obtenidas por mejoramiento genético y, en la mayoría de los casos, tienen derechos de propiedad intelectual, es decir, ‘un propietario’”.

De izquierda a derecha los investigadores Luis Hernández Sandoval, Rosalinda González Santos, Rafael Ortega Paszka y la estudiante de doctorado Karla Nicol Hernández Puente.

Pérdida de la diversidad

Para Karla Nicol Hernández Puente —docente, también, de la Facultad de Ingeniería de la UAQ en el Campus Amealco—, el Catálogo de semilla nativa y naturalizada de tres comunidades indígenas de Amealco, Querétaro no sólo es útil para estudiantes e investigadores interesados en el tema, sino que fue elaborado pensando en que cualquier persona pudiera identificar de manera más fácil las semillas y las plantas comestibles nativas y naturalizadas de la región (se planea que el segundo volumen del catálogo sea, precisamente, sobre plantas comestibles).

Aunque para ella la elaboración del catálogo ha sido, sin duda, una experiencia enriquecedora, no le gustó mucho darse cuenta de que desde hace más de tres décadas, debido el uso indiscriminado de herbicidas, se ha perdido muchísima de diversidad, en especial de plantas comestibles. Por fortuna, ha podido conocer y degustar una gran variedad de plantas de la región debido a que algunas personas les permitieron crecer, al no usar agroquímicos, en pequeños terrenos o en el traspatio de su casa.

—Es impresionante observar cómo se ha perdido esta diversidad en aquellas tierras en las que sus propietarios han optado por el monocultivo, por el uso de semillas mejoradas o por el empleo de herbicidas —dice Karla Nicol.

Y sabe muy bien de lo que habla, pues la investigación que realiza para obtener su doctorado es justo sobre plantas comestibles en San Miguel Tlaxcaltepec, una de las tres zonas indígenas del municipio de Amealco. Por si fuera poco, hace ya varios años que Karla Nicol Hernández Puente se quedó a vivir ahí, en Amealco, municipio del sur de Querétaro colindante con Michoacán y el Estado de México. Es más: ahí nacieron sus hijos.

En el volumen I del Catálogo… se apunta que en estas zonas de Amealco se cultiva también avena, cebada y (en años anteriores) trigo, pero que además se observa (en los últimos años) un incremento de invernaderos para la producción de hortalizas, y la renta de tierras para el cultivo comercial de fresa.

Karla Nicol Hernández Puente.

—Si fuera por mí —dice Karla Nicol— prohibiría en la región el uso de herbicidas como el glifosato, pero también entiendo que el contexto familiar y social ha sido modificado a tal grado que en mi investigación encontré personas de más de 85 años que ya no tienen cerca a sus hijos ni a sus nietos, por lo que ya no pueden desquelitar o hacer la escarda a mano. Así que la opción que encuentran es usar herbicida. Entonces, hay que entender las situaciones y los contextos de las comunidades; es decir, comprender cuáles son aquellas motivaciones que los llevan a tomar tal o cual decisión.

Sin embargo, Karla Nicol ve una solución intermedia en todo esto: ubicar especies muy puntuales de plantas nativas o naturalizadas que son significativas para la región y producirlas en traspatios o en invernaderos con el fin de crear productos derivados. Pero, eso sí, que el beneficio de estos proyectos recaiga en la gente de la comunidad:

—No se trata —concluye— de que llegue una empresa y que diga “ah, esta es la planta que tiene potencial, así que me llevo el recurso genético y no regreso nada a las comunidades”. No, de eso no se trata, sino de que las comunidades tengan opciones y ganen.

El renacer de una lengua

La Feria del Maíz Nativo en San Miguel Tlaxcaltepec se realiza, desde 2014, al inicio de cada ciclo agrícola. Y como parte de sus actividades, organiza la víspera, es decir, el sábado 9 de marzo, el I Encuentro de Mujeres Documentalistas de San Miguel Tlaxcaltepec, en el que se exhibirán tres cortometrajes: Yá doni ar nde / Flores del atardecer (2023); Flores de la llanura (2021); y Kpaima (2017).

Este mismo día, desde muy temprano (10:00 horas), habrá talleres como los de germinación de hortalizas o de fabricación de lombricomposta o de bebidas fermentadas de México; ceremonias rituales del maíz de la cultura Wixárika; una conferencia intitulada “Ga jamansu ma hñöñho / Cuidemos nuestra lengua”; y cerrará el día a las 19:30 horas con un baile sensacional de huapango por parte del trío huasteco de mujeres Corazón de mi Sierra.

Y así como diverso es el festival, también diversas son las inquietudes y las exploraciones de Karla Nicol Hernández Puente. Ella, al lado de otras mujeres, todas habitantes de San Miguel Tlaxcaltepec, tomaron, durante un par de meses, un taller de cine que dio como resultado Yá doni ar nde / Flores del atardecer, un documental en el que el tema central es la lengua hñöñho que se habla en esta localidad.

Y aquí es importante hacer un paréntesis para apuntar lo que me platicaba hace algunos años el filólogo español Enrique L. Palancar, respecto a los nombres que usamos generalmente para “identificar” lenguas originarias: “otomí”, “zapoteco”, “náhuatl”, etcétera. No, con ellas no identificamos una lengua, como muchas veces pretendemos, sino familias de lenguas. He aquí la explicación que daba Palancar:

—La lengua en concreto se identifica adjuntando al de la familia el nombre del pueblo, de la zona, o del estado más representativo en donde se habla esta lengua. Otra forma de identificarla es emplear el nombre autóctono. De ahí que la lengua otomí que se habla en San Ildefonso Tultepec y alrededores (por ejemplo en Acambay, Aculco y Tolimán) se denomine “otomí de San Ildefonso Tultepec” o simplemente “hñöñhö”.

De este modo la que se habla en el documental Yá doni ar nde / Flores del atardecer es otomí de San Miguel Tlaxcaltepec o hñöñho. Es bueno aclarar esto porque, haciendo una analogía, es como si al español lo llamáramos “romance de castilla” para identificarlo y al francés “romance de la Isla de Francia”. Así que cuando decimos que alguien habla “otomí” sería equivalente a decir que un italiano, un rumano, un francés y un mexicano hablan “romance”, en lugar de italiano, rumano, francés y español respectivamente. Hasta aquí el paréntesis.

Expuesto lo anterior, podemos decir, ahora sí, que el título del documental, de acuerdo con sus creadoras, alude a un atardecer que se acerca al ocaso porque ya son pocas las personas que hablan hñöñho. “Sin embargo, las mujeres sabias confían en que habrá un nuevo amanecer y un nuevo florecimiento de la lengua y la cultura que perviven en las niñas y en las nuevas generaciones que quieren hablarla y aprenderla”.

Porque en sus relatos, las tres protagonistas del documental —Verónica Crescencio Marcial, Luisa Silverio Agustín y María Lorenza Flores Juan— narran la forma en que su lengua materna fue perdiendo el arraigo y el vigor en su memoria.

Luisa Silverio Agustín (captura de pantalla del documental)

Doña Verónica cuenta, por ejemplo, que ella aprendió el hñöñho de su papá y de su mamá, quienes no hablaban nada en español. Por lo que cuando las personas los escuchaban platicar en su lengua los llamaban ignorantes, indios y tontos. Así que por muchos años no hablar español la hizo sentir miedo y vergüenza. Ahora lo habla y lo entiende bien, pero desde que su esposo falleció ha ido olvidando el hñöñho, pues ya no tienen con quien platicar en su lengua materna.

Caso similar es el de doña Luisa, a quien la gente le decía india y nagualuda por expresarse en hñöñho. Eso sí, ella afirma orgullosa que a pesar de todo nunca dejó su traje, su falda, su delantal, su sombrero y su chal; aunque, por el contrario, el temor a que sus hijos sufrieran el mismo rechazo que ella provocó que nunca les enseñará hñöñho. Sin embargo, le gustaría mucho que sus nietos lo aprendieran, para que renazca la lengua, dice.

Por último, doña María Lorenza ya ha olvidado muchas palabras y expresiones de su lengua materna, el hñöñho, pues al migrar a la Ciudad de México se vio obligada a esconderla y a emplear sólo el español para expresarse. La lastimaba mucho que le gente le dijera con desprecio “la india”. “Por eso olvidé”, dice. No obstante su nieta y su bisnieta aprenden hñöñho con ella.

Además de Karla Nicol Hernández Puente, las realizadoras del documental (integrantes, en su conjunto, del proyecto Sembrar historias / Cosechar comunidad y del Taller de Narrativas Audiovisuales para Mujeres Indígenas en San Miguel Tlaxcaltepec, Querétaro) son Erica Guadalupe Caro Áviña, Jovita Flores Pascual, Ma. De los Ángeles Guerrero Córdoba, Malintzin Trejo Manuel, María de la Luz Flores Pascual, Rocío de la Parra Romero y Rocío Rueda Obregón.

[Juan José Flores Nava: periodista y editor del blog Tintas Naturales de la Facultad de Ciencias Naturales de la UAQ / juanjose.floresnava@gmail.com].

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