Transgresiones Sonoras

Cinco años sin Leonard Cohen

De Johnny Cash a Nick Cave, pasando por Nina Simone, aquí hay una lista de reproducción con canciones del escritor y músico canadiense interpretadas por otros, a manera de homenaje para conmemorar el quinto año de su fallecimiento.


Lo sé: suena a cliché, pero es cierto: aún recuerdo, como si hubiera ocurrido ayer, el momento preciso cuando me enteré de la muerte de Leonard Cohen.

Estaba escribiendo y de pronto sentí un punzada entre el pecho y la espalda. Dolía. Era como si algo se me estuviera desgarrando por dentro. Mi corazón latía como si quisiera salirse. Como si ya no cupiera dentro de mí. “No puedo, creo que me estoy rompiendo”, me dije en voz baja.

Entonces prendí mi sistema de sonido y empecé a poner sus discos. Tengo todo Leonard Cohen. Cómo no tenerlo: es una de las figuras más fascinantes de nuestro tiempo.

En sus libros, y sobre todo en sus canciones, Cohen compartió sus inquietudes religiosas, sus urgencias amorosas, los horrores del siglo XX; en sus canciones habitaban los misterios del amor, pero también el sexo, el tiempo, la muerte, la belleza, la espiritualidad, la guerra: Leonard le cantó a todas las miserias y grandezas de la condición humana.

Y luego estaba su voz. No se sabía si su voz —esa voz grave pero suave, oscura pero luminosa, que atravesaba carne y hueso— cantaba o hablaba, pero siempre nos envolvía casi de manera hipnótica; era en una especie de halo de verdad y de sentimiento reales. Daba la impresión de que Leonard había tenido que pasar por muchas cosas para luego contarlas y cantarlas.

Aunque la noticia se dio a conocer públicamente unos días después, Leonard Cohen falleció el 7 de noviembre de 2016.

Bailando hasta el final del amor

Como ocurre con los músicos que amamos, todos los que amamos a Leonard tenemos canciones suyas que traspasan el tiempo y el espacio, que nos recuerdan detalles de días pasados.

Por ejemplo, a mis oídos llega “Dance me to the end of love” y la canción me regresa a aquel chico veinteañero que creo alguna vez fui, y, sobre todo, me trae de regreso a aquella chica de ojos marrones que me llevó bailando hasta el final del amor. Lo cuento como sucedió…

Estábamos en una cabaña. De pronto, nos quedamos solos.

Caminamos a la puerta. Afuera llovía ligeramente.

Le dije: ¿y si me llevas bailando hasta el final del amor?

Sonrió. Me dio su mano. Salimos. Entonces bailamos con la suave lluvia cayendo sobre nuestros cuerpos.

Por cierto: aunque no lo dice en los créditos, la versión del video oficial de “Dance me to the end of love” pertenece al disco Cohen Live, Leonard Cohen in Concert de 1994.

Los milagros existen

“El amor no tiene cura, pero es la única cura para todos los males”, decía Leonard Cohen. El compositor canadiense desplegaba una sensibilidad extraordinaria para tratar asuntos sentimentales a los que elevaba a otra dimensión gracias a sus hermosas metáforas, muchas de ellas con connotaciones místicas o religiosas.

Yo no soy religioso —de hecho, no profeso ninguna religión—, pero hasta yo sé cuando ha obrado un milagro.

Pienso, por ejemplo, cuando Antony Hegarty —hoy ya convertida en Anohni— cantó ‘If it be your will’ de Leonard Cohen (durante un homenaje al cantautor canadiense, el cual quedaría registrado en el magnífico documental Leonard Cohen: I’m your man de 2005).

Es cuestión de escucharla o ver el video: aunque uno no haya estado ahí, se percibe la electricidad que flota en el ambiente. Se siente. Se contagia. Son seis minutos en los que se logra una sublime conjunción en el escenario: músicos, coristas y cantante se fusionan en un solo elemento. Cuando ocurre eso, cuando se funden en uno solo, el fenómeno musical gana muchísimo en expresividad y por tanto en receptividad por parte de quien oye la música.

Para que ocurra, desde luego mucho tiene que ver el propio Antony: le imprime una poderosa carga emocional a su interpretación, convirtiéndola en algo sublime, en algo electrizante. Es como si la belleza tocara tu corazón. Y uno, solícito, se entregara a ella sin oponer ninguna resistencia.

Y luego está la letra misma. El tema de Leonard Cohen es más que una canción. De hecho, me niego a llamarla canción. Es un poema. Es una elegía… ‘If it be your will’ entra en la categoría de las preces. Sí, eso: es una plegaria. Es un rezo. Es una oración. Es una súplica.

Dicen los primeros versos: “Si es tu voluntad/ que yo no vuelva a hablar/ y que mi voz se quede quieta/ como estaba antes/ entonces no volveré a hablar./ Obedeceré hasta que/ se me pida hablar./ Si es tu voluntad”.

Luego, Leonard acepta su papel: “Si es tu voluntad/ que haya una voz/ desde la colina rota,/ yo cantaré para ti.// Desde esta colina rota,/ todas tus alabanzas se escucharán./ Si es tu voluntad,/ permitirme cantar”.

El final de esta elegía, de esta plegaria, simplemente derrumba: “Si es tu voluntad. Si hay una alternativa/ deja que los ríos se llenen/ deja que las colinas se alegren./ Deja que tu misericordia se derrame/ sobre los corazones que arden en el infierno./ Si es tu voluntad, hacernos sentir bien,/ y acercarnos más,/ y unir con fuerza/ a todos tus hijos aquí./ En sus harapos de luz,/ en nuestros harapos de luz,/ todos nos vestimos para matar/ y acabar esta noche. Si es tu voluntad”.

Confieso que la primera vez que escuché (y vi) esta versión de Anohni me dejó impresionado; estaba sentado en la sala de mi casa, luego me levanté, inmediatamente me quedé inmóvil, anonadado, la piel se me puso chinita… No hay modo de entra a ella y salir indemne. No hay manera de que uno entre a ella y no salir diferente. A mí me pasó: algo ya no fue lo mismo en mí.

Todo va a estar bien

Decía Leonard Cohen en su emotivo discurso al recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, en el lejano 2011, que “la poesía viene de un lugar que nadie controla, que nadie conquista”. Con sus discos, el poeta canadiense —reconvertido en músico tras publicar varios poemarios— invitó a adentrarse en ese lugar a veces oscuro que es el alma humana, con su voz como única guía. En sus canciones, el amor se manifestaba a través de distintas formas: a veces como algo profundamente sagrado y místico, a veces como algo simple y estrictamente carnal.

Por ejemplo, hay unos versos de Leonard Cohen a los que regreso con frecuencia. Con demasiada frecuencia. Lo más extraño es que no son versos místicos ni espirituales, mucho menos crípticos. Sin embargo, describen con exactitud —con demasiada exactitud— esa especie de limbo en el que uno se queda tras el adiós, tras la despedida de esa relación amorosa que alguna vez creímos única. Ambas partes saben que ya no hay regreso. Pero, también, ambas partes saben que “todo va a estar bien”.

Dicen las primeras líneas: “A veces noto que empiezo a pensar en el pasado./ Nos juramos el uno al otro que nuestro amor duraría./ Tú seguiste amándome mientras que yo comencé a ayunar./ Ahora yo estoy muy delgado y tu amor es demasiado vasto”.

Leonard continúa: “Pero veo en tus ojos/ y veo en tu sonrisa/ que esta noche todo va a estar bien. / Todo va a estar bien./ Todo va a estar bien…/ Por un tiempo”.

Es en el tercer párrafo cuando Leonard, mientras sigue pensando en el pasado, simple y sencillamente deja (una vez más) unas líneas memorables: “A veces la veo desnudarse para mí/ es la suave mujer desnuda que el amor trajo al mundo./ Mueve su cuerpo con valentía y con libertad./ Si he de recordar algo, este es un buen recuerdo”.

Qué líneas tan poderosas. ¿Quién no ha estado ahí?: “A veces la veo desnudarse para mí…”, “mueve su cuerpo con valentía y libertad”.

Teddy Thompson interpretó ‘Tonight will be fine’ durante el ya citado homenaje al cantautor canadiense. Este video (que dejo aquí) es un ensayo previo a su participación. Presten atención al final: la corista rompe en llanto. Y con justa razón, por cierto.

Me amaste como a un perdedor

Aunque hoy parece algo inaudito, hubo un tiempo en el que los poetas aterrizaron en las pistas de baile. No había necesidad de “re-trabajar” o remezclar un tema, la canción original era capaz de impulsar los resortes de una persona —o sus músculos más atrofiados— y provocar que moviera el cuerpo.

Ahí está Leonard Cohen y su ‘First we take Manhattan’. Hablamos de una canción oscura, catastrofista, inspirada en el terrorismo, que está vestida (coquetamente) con elementos electrónicos. Eran los ochenta, y Leonard —¡cómo no!— estaba en el ajo:

Por cierto: aunque a los fans de Leonard Cohen les puede parecer un sacrilegio —o una profanación, o una blasfemia, o un perjurio—, desde el ámbito electrónico varios productores y pinchadiscos lo han homenajeado desde hace ya varios años. Por supuesto, hay versiones que sonrojan; otras, sin embargo, dan muestra de una gran creatividad. Aquí están algunos de esos remixes:

• Aunque todos conocemos su calenturiento inicio, no hay duda que ‘Chelsea Hotel No. 2’ es uno de esos temas oscuros, tristes, dolorosos. En esta versión, Acid Pauli la recrea como ‘Chelsea Fm’:

• Una gran cantidad de fanáticos de las series de televisión se pusieron a escuchar a Leonard Cohen cuando se enteraron que “Nevermind”, esa cancioncilla que aparecía en los créditos de la segunda temporada de True Detective, era de su autoría. En esta versión, además del efecto ‘reverberante’ de la voz, PillowTalk le da un toque funky:

• Leonard nos hizo bailar con la dulce “Dance me to the end of love”. Pero la dj y productora Misstress Barbara la transformó en un himno house, añadiendo su intoxicante sonido de femme fatale. Es puro poder:

• Aunque sigue siendo un tema polémico —algunos le han dado una lectura pro Israel—, está claro que ‘Lover Lover Lover’ es una muestra de la gran capacidad de Cohen para escribir canciones. Esta versión explosiva —sobre una base de tech house— puede provocar fácilmente que arda cualquier pista de baile:

• Mi admirado Paul Kalkbrenner aprovecha la profundidad de “You want it darker” para ponerle un ritmo pulsante. Le ha quedado perfecta. Desde luego, explosiva y altamente bailable. En su onda techno. A la oscuridad de la canción le ha puesto un poco de luz:

Colofón

Fueron más de cinco décadas de trayectoria, una veintena de discos y otra decena de libros de poemas. Lo llamaron poeta, lo llamaron místico, lo describieron lorquiano, también canalla así como guía espiritual… el mundo ya no es el mismo sin Leonard Cohen. (Por lo menos, mi mundo ya no es el mismo sin él.)

“Como un pájaro en el hilo eléctrico, como un borracho en un coro de medianoche, he intentado a mi manera ser libre”, cantaba en la bella “Bird on the wire” de 1969, una canción que después sería interpretada por una larga lista de artistas, empezando con nada menos que Johnny Cash.

“Para muchos de nosotros, Leonard Cohen era el mejor compositor del mundo. Totalmente único e imposible de imitar, por más que lo intentáramos”, escribió hace exactamente un lustro el gran Nick Cave, para despedir y rendir pleitesía a Cohen.

De Johnny Cash a Nick Cave, pasando por Nina Simone, dejo aquí una lista de reproducción con canciones de Cohen interpretadas por otros, a manera de homenaje para conmemorar el quinto año de su fallecimiento.

Escucha “Leonard Cohen: Covered”:

vía Spotify:

vía Apple Music:

Nota bene: texto publicado originalmente en Aristegui Noticias.

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