Octubre, 2025
Si todas las partes involucrada dan el paso necesario, y ninguna de ellas incumple lo prometido, en días próximos el gobierno israelí detendrá por fin el genocidio que lleva a cabo en Gaza. Hamás ha anunciado que liberará a todos los rehenes y pide negociar las condiciones del plan de paz. Trump ha pedido a Israel que “detenga de inmediato el bombardeo sobre Gaza” tras la aceptación del acuerdo. Israel, por su parte, ha ordenado a su ejército que limiten su actividad en la Franja a “operaciones defensivas”. La guerra, o más bien la masacre, ha dejado más de 66 000 muertos gazatíes. También, ha dejado muchas historias. Una de ellas, la de Basel Adra, codirector del documental No other land, filme ganador de un Oscar. La periodista Patricia Simón conversó con el cineasta y periodista y activista palestino.
El pasado 13 de septiembre, las fuerzas de ocupación sionistas irrumpieron en la casa de Basel Adra, codirector del documental No Other Land, después de que un grupo de colonos asaltara Al Tuwani, una de las aldeas de Masafer Yatta, en el sur de la Cisjordania ocupada. La Media Luna Roja atendió a tres palestinos heridos por los ataques de los radicales, dos de los cuales tuvieron que ser trasladados al hospital. Como es habitual, soldados israelíes se unieron a la incursión de los colonos y, según informó el periodista israelí y codirector del documental, Yuval Abraham, buscaban a Adra, que para entonces estaba en paradero desconocido.
“Tengo mucho miedo por Basel ahora mismo. Porque lo que ocurre una y otra vez es que los colonos atacan las aldeas palestinas, y luego llegan los soldados y atacan a los palestinos”, publicó en sus redes sociales el codirector del multipremiado documental. De igual forma, denunció que los colonos golpearon a varios familiares de Adra.
El pasado 28 de julio Odeh Hadalin, activista y colaborador de la cinta, fue asesinado por el disparo del colono Yinon Levi, reconocido por sus continuos ataques violentos contra los habitantes de Masafer Yatta. Tras el asesinato, este y otros colonos han impulsado un nuevo asentamiento ilegal justo en el lugar en el que fue asesinado Hadalin.
Días antes, esta periodista entrevistó a Basel Adra en su casa en Al Tuwani, una vivienda de puertas abiertas, donde activistas palestinos, israelíes y extranjeros recalan para apoyar las acciones de resistencia no violenta con las que esta comunidad lleva décadas sobreviviendo a los continuos ataques de los colonos y del Ejército sionista.

“Estoy muy decepcionado con lo que ha ocurrido con No Other Land”
Nacido en Palestina en 1996, Basel Adra (en ocasiones escrito Basil Al-Adra o Al-Adraa) es activista, periodista, fotógrafo y, desde hace algunos meses, cineasta. Adra coescribió y codirigió el documental No Other Land (2024) junto con el periodista israelí Yuval Abraham y otros dos activistas. La película captura la difícil situación de la comunidad sitiada de Masafer Yatta, donde se crió, y muestra a las fuerzas israelíes demoliendo casas y expulsando por la fuerza a familias que han vivido allí durante generaciones. El filme fue estrenado en el Festival Internacional de Cine de Berlín, de 2024, donde ganó el Premio del Público Panorama a Mejor Película Documental y el Premio de Cine Documental. En 2025, la cinta ganó el Premio Oscar al Mejor Largometraje Documental.
Tras servirnos un café, Adra procedió a denunciar lo que están viviendo, como lo lleva haciendo desde que era un adolescente. Cuesta no ver en su convicción, pero también en el sentido del deber con el que responde a las preguntas, el injusto peso que la comunidad internacional y la prensa extranjera depositamos sobre el pueblo palestino al hacerle contar, una y otra vez, las atroces consecuencias de la ocupación israelí: de sus masacres, de su expolio, de sus vejaciones, de su infinita capacidad para encontrar siempre nuevas formas de hacer imposible la vida diaria de los palestinos.
—Varias de las personas que participaron en No Other Land me han dicho que aunque sabían que hacer este documental iba a conllevar una reacción aún más violenta de los colonos, para ellos ha supuesto una revolución porque ha conseguido que la situación de Masafer Yatta sea conocida a nivel internacional. ¿Comparte este análisis? ¿Cuáles han sido, en su opinión, las consecuencias del éxito del documental para Palestina y para Masafer Yatta?
—Esperábamos más. Pasamos años trabajando en No Other Land, no sabíamos que iba a tener lugar un genocidio en Gaza y que el mundo iba a permitirlo, que iba a dejar que fueran asesinadas, cada día, 100 personas en la Franja. Personalmente, pensaba que cuando el mundo viera la injusticia de lo que nos estaba ocurriendo, cómo el Ejército israelí está destruyendo las escuelas y las casas, cómo los colonos atacan a la gente, alguien haría algo para detenerlos. Pero, desafortunadamente, comenzó el genocidio y hasta hoy nadie ha frenado el asesinato de los palestinos, ni las demoliciones, ni todo lo que está pasando aquí.
“Así que nos encontramos en una situación difícil. La película tiene éxito en el extranjero, ganó el Oscar, todos los medios hablaron de ella, los cines la proyectan y decenas de miles de personas la están viendo. Pero, aquí, sobre el terreno, la situación no hace más que empeorar y lo que nosotros queríamos con el documental era que mejorase, no ir de un sitio a otro celebrando premios. Estoy muy decepcionado con lo que ha ocurrido con No Other Land. Lo único bueno es que mucha gente ha conocido cómo es la vida de los palestinos bajo la ocupación y ha entendido que todo esto ocurre desde mucho antes del 7 de octubre”.
—Conoce bien el movimiento de solidaridad internacional con Palestina. Lleva años conviviendo con muchos de los activistas internacionales que vienen a Masafer Yatta y, también, ha conocido a muchos en sus viajes al extranjero. ¿Qué más cree que puede hacer la ciudadanía contra la ocupación, el régimen de apartheid y el genocidio?
—Necesitamos que presionen a sus gobiernos porque hay muchas manifestaciones en Europea, en Estados Unidos, en todas partes, pero el problema es que la gente que se solidariza con nosotros no toma las decisiones. Los que tienen poder de decisión siguen apoyando a Israel y siendo cómplices de sus crímenes.
“Pero los europeos y los estadounidenses deben saber, también, que cuando nos apoyan no nos están haciendo un favor. Esta es su política exterior, esto es lo que hacen con su dinero, son sus armas las que emplean contra nosotros. Sus mercados están recibiendo productos israelíes: verduras, frutas, armas de fábricas que construyen los colonos en nuestra tierra. Por ejemplo, aquí, en el sur de Hebrón, hay enormes plantaciones de uvas que se venderán en Europa y en Estados Unidos. Me sorprende que esto pueda seguir ocurriendo. O que los aeropuertos estén abiertos para los colonos y los soldados israelíes, que pueden viajar a España o a Italia para disfrutar de unas vacaciones y volver para atacarnos. Ni estos mínimos pasos se están adoptando”.

“Los colonos bajan al pueblo cubiertos con pasamontañas para atacarnos. A veces, también queman los cultivos”
—¿Cómo es la situación actual en las aldeas de Masafer Yatta?
—Masafer Yatta está compuesta por 20 comunidades, y 14 de ellas han sido designadas por Israel como zona de entrenamiento para su Ejército. Pero es mentira, las ocupan para construir nuevos asentamientos para los colonos.
“Mi aldea, Al Tuwani, tiene una situación un poco diferente porque conseguimos un plan maestro tras diez años de lucha y de resistencia no violenta, de protestar y de construir y reconstruir nuestras casas, la escuela, la mezquita, la clínica… Y pese a contar con ese reconocimiento legal, seguimos enfrentándonos a los ataques de los colonos, como el resto de comunidades.
“Muy cerca de aquí tenemos uno de los primeros asentamientos que construyeron en esta zona. Llegaron cuando yo tenía 3 años y desde entonces, cada poco tiempo, semanal o mensualmente, los colonos bajan al pueblo cubiertos con pasamontañas para atacarnos. A veces, también queman los cultivos, vienen con ganado para destruir los olivares.
“El 13 de octubre de 2023, grabé el suceso más violento que hemos sufrido. Cuando la gente salía de la mezquita de rezar, colonos y soldados entraron en el pueblo. Grabé cómo uno de los colonos, armado con un rifle, golpeó a mi primo en el pecho antes de retroceder un paso para que otro le disparase en el estómago. Mi primo pasó 83 días en el hospital, 60 de ellos luchando por su vida en la UCI. Desde entonces, hemos filmado en numerosas ocasiones a este colono atacando a otras personas, incluyendo activistas israelíes e internacionales. Pero nunca ha sido encarcelado, pese a que tenemos las imágenes de él disparando.
“Israel da impunidad a los colonos que cometen crímenes porque el Estado sionista se beneficia de sus ataques, con los que consiguen más y más tierra palestina. En el norte del Valle del Jordán, alrededor de Ramala, aquí en el sur, en toda Cisjordania los colonos están obligando con su violencia a marcharse de sus tierras a comunidades palestinas completas.
“Israel lleva décadas con la política de destruir las casas de los palestinos. Pero como ni aun así consiguen que nos vayamos, el Estado sionista usa el terrorismo de que los colonos nos ataquen día y noche, que destruyan nuestros cultivos, nuestras casas, que quemen nuestros coches, que disparen a nuestra gente.
“Biden comenzó a sancionar a estos colonos, pero nada más llegar al cargo, Trump eliminó todas las sanciones, lo que es una señal muy clara de que Estados Unidos apoya los crímenes de estos colonos contra las comunidades palestinas. Hoy no hay ninguna presión internacional para detener la violencia de los colonos y el propio ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Bet-Gvin, es un colono. Así que la situación es catastrófica”.