Diciembre, 2024
Con el año acercándose a su fin, ha llegado el momento perfecto para mirar atrás a las increíbles películas que captaron nuestra atención. 2024 comenzó lentamente, pero en cuanto tomó impulso fue imparable, con una oferta cinematográfica por momentos apabullante. Este año nada se equiparó al fenómeno cultural de 2023 que fue Barbenheimer (por mucho que la gente noble del marketing intentara convertir Gladiator II y Wicked en algo llamado “Glicked”), pero sí que hubo éxitos monstruosos y elogios de la crítica en abundancia. Desde el lado más comercial (y taquillero), coparon las salas de cine las secuelas de moda como Intensa-Mente 2, Dune: parte 2 o Moana 2; empero, también hubo filmes —de corte más bien indie— que sin demasiado ruido de marketing se convirtieron en pequeños fenómenos virales, como Mi amigo el robot o La sustancia. Al igual que el año pasado, le pedimos a nuestro amigo y colaborador Alberto Lima —crítico de cine y autor de la columna ‘La Mirada Invisible’— que nos enviara su lista de las mejores películas de este año. Aquí el resultado.
10.
Ficción estadounidense (American Fiction)
De Cord Jefferson. Estados Unidos.
Divertidísima comedia negra y broma macabra sobre el supuesto empoderamiento de la negritud estadounidense, con un escritor afroamericano (Jeffrey Wright) harto del estereotipo y sometimiento comercial en el que se encuentra el mercado literario actual para los escritores de su condición, se rinde al juego de escribir una burlesca novela comercial decididamente plagada de estereotipos al gusto del consumidor blanco, para terminar devorado a nivel artístico y personal por la bola de nieve que él mismo creó.
9.
El hombre de los sueños (Dream Scenario)
De Kristoffer Borgli. Estados Unidos, Canadá.
Delirante tragicomedia que presenta la insulsa vida de un superñoño profesor de ciencias (Nicholas Cage), quien de pronto comienza a aparecer inofensivamente en los sueños de otros hasta volverse viral y famoso, llegando al punto que esa misma dinámica lo empuje a quebrar el delicado equilibrio entre lo onírico y lo real, su mundo se trastoque y lo convierta en un agente maléfico en el inconsciente de los demás para competirle con todo a Freddy Krueger. Con dos partes claramente delimitadas, la cinta ofrece una primera que es una simpática y alentadora comedia, mientras que la segunda se oscurece de sobremanera, para revelar entonces su verdadera cara: la nefasta cultura de la cancelación capaz de aplastar tus 15 minutos de fama cual hormiga bajo la bota, que no respeta límite alguno entre la vida pública, la privada y, ahora también, la onírica.
8.
La favorita del rey (Jeanne du Barry)
De Maïwenn. Francia, Bélgica, Reino Unido.
Tentador, gracioso, aventurado y también fastuoso filme de la actriz y directora francesa Maïwenn Le Besco, muy en la línea plástica de la saga épica del Barry Lyndon (1975), de Kubrik, para destacar y situar cinematográficamente en un lugar decoroso y humano a la figura de la pícara soñadora Jeanne du Barry, amante favorita del rey Louis XV (Johnny Deep), y competirle en el mismo terreno a la Marie Antoinette (2006) de Sofia Coppola, ostentando fotografía, diseño de producción y vestuario apabullantes. Jocosa y desenfadada como su personaje, la principal virtud del filme de Maïwenn es dotar de justeza a un relato de amor histórico en apariencia desigual.
7.
Priscilla
De Sofia Coppola. Italia, Estados Unidos.
Bello y emotivo biopic fiel al estilo refinado de Sofia Coppola, que derrota en su propio terreno al mamotreto desigual y grandilocuente Elvis (Luhrmann, 2022), aunque al final ambas cintas se complementen. Filme sobre la historia de la relación amorosa entre Priscilla Presley y el rey del rock and roll, Elvis Presley, que sin desbordamientos dramáticos y siempre desde la perspectiva de la joven adolescente cuyo amor platónico se vuelve realidad, contrapone a una chica dulce que transita de la adolescencia a la edad adulta siendo trofeo-cuerpo inmaculado al de una megaestrella de la música y el espectáculo como lo fue el Rey Elvis, pero que detrás había un hombre inseguro, mujeriego, infantil, machín y con mamitis, aunque paradójicamente reprimido para desear y poseer a la mujer amada. A través de un ritmo delicado y por momentos contemplativo, la cinta muestra elípticamente y sin cursilerías los claroscuros y puntos luminosos de una sensible chica enamorada de un ídolo inasible.
6.
Anatomía de una caída (Anatomie d’une chute)
De Justine Triet. Francia.
Drama nevado y sutil que nunca niega la cruz de su parroquia fílmica, la cual proviene de Anatomía de un asesinato (1959), de Preminger, y aquí se vuelve Anatomía de una caída, en donde Justine Triet deja atrás las comedias feministas y se revela como una magnífica cinerrealizadora al plantear un drama sólido acerca del esclarecimiento de un supuesto suicidio y, a falta de pruebas contundentes que demuestren lo contrario, la esposa del fallecido deberá enfrentar cargos y sortearlos ante la férrea justicia francesa. Con una reverberante melodía única del rapero 50 Cent, que es también leitmotiv, y robustas actuaciones de Sandra Hüller como la esposa acusada y Milo Machado-Graner como el hijo de ésta, el corolario de la cinta sería que la muerte es también, luego de volverse evento público —y como diría Forrest Gump—, una caja de bombones, pero amargos.
5.
La frontera verde (Zielona granica)
De Agnieszka Holland. Polonia, Estados Unidos, Chequia, Francia, Bélgica, Alemania, Turquía.
Crudelísimo y todoabarcador drama en densa fotografía en blanco y negro que aborda la crisis de refugiados, ocurrida durante 2021 en la frontera boscosa entre Bielorrusia y Polonia, y previo al estallido de la invasión militar rusa en Ucrania del año siguiente. En la cinta de la veterana cineasta polaca Agnieszka Holland los refugiados de Siria, Medio Oriente y África son usados como objetos de castigo hacia la Unión Europea por parte del gobierno bielorruso, al caer en una trampa mortífera donde sufren toda clase de vejaciones, maltratos, robos, estafas, burlas, desprecios, hambre, frío y muerte por parte de las guardias fronterizas y militares tanto bielorrusas como polacas, y en donde los únicos atisbos de humanidad que reciben provienen de parte de unos cuantos activistas que ayudan como pueden y con pura voluntad, con un margen de acción limitado debido a la política restrictiva del gobierno polaco. Película que es una patada en la entrepierna para todos aquellos gobiernos insensibles ante el tema del refugio humanitario, debe servir también para que todo aquel que la vea, piense dos veces antes de mirar por encima del hombro o ignorar a un migrante o un refugiado.
4.
Zona de interés (The Zone of Interest)
De Jonathan Glazer. Reino Unido, Polonia, Estados Unidos.
Drama yerto basado en la novela homónima escrita por el novelista inglés Martin Amis, el siempre diverso, siempre arriesgado y también británico Jonathan Glazer logra estructurar con precisión un retrato gélido del temible personaje nazi Rudolf Hess, mientras dirige el campo de concentración de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial, en el que nos asomamos, mediante una visualidad extremadamente metódica, a las entrañas nazis de la cotidianidad, en donde la sanguinolencia y la gratuidad del asesinato tan proclive en las cintas de temática similar aquí no son mostradas, ya que todo ese horror del campo permanece de manera brillante y cifrada en segundo plano, a través de un portentoso uso estructural del sonido, secuencias breves de campos vacíos, o sugerentes planos de las chimeneas humeantes, porque por encima de todo ello está la vida familiar y apacible de un monstruo.
3.
Tipos de gentileza (Kinds of Kindness)
De Yorgos Lanthimos. Irlanda, Reino Unido, Estados Unidos, Grecia.
Ambicioso y logrado tríptico del cada vez más desatado director ateniense Yorgos Lanthimos. No satisfecho con forjar de manera majestuosa una perspectiva peculiar de un monstruo Frankenstein femenino con su cinta previa Pobres criaturas (2023), ahora vuelve a la carga con tres episodios que revelan lo oculto del individuo, ese lado oscuro de la luna mortal que todos tenemos, pero pocos intentamos descubrir y colonizar. Valiéndose de un sólido reparto principal integrado por su musa Emma Stone, Willem Dafoe, Jesse Plemons y Margaret Qualley, los actores se alternan importancia a lo largo de los tres episodios, siempre contenidos en el estilo pausado de Lanthimos. Filme perturbador que pone a prueba las resistencias morales del espíritu humano.
2.
La bestia (La bête)
De Bertrand Bonello. Francia, Canadá.
Filme redondo y autosuficiente que evidencia la madurez estilística de su director. Distópico y romántico, pero también anunciador del fuego que se nos viene con la inteligencia artificial. Una pareja de enamorados formada por Gabrielle (Lèa Seydoux) y Louis (George MacKay), dos episodios en vidas pasadas en los años 1910 y 2014, y un tercero sucedido en el 2040, dentro de una trama primordialmente fincada en los terrenos de la ciencia ficción, pero que formalmente salta sin reparos desde una película clásica de amor hasta las oquedades retorcidas de un thriller acuciante a la David Lynch. Una soberbia filigrana estilística y poética que reclama con justicia ser vista, releída y admirada varias veces.
1.
La sustancia (The Substance)
De Coralie Fargeat. Reino Unido, Francia, Estados Unidos.
Puesta al día del cine de horror pero desde un enfoque eminentemente femenino, gracias a una osada dirección de Coralie Fargeat, y en donde se entremezclan la ciencia ficción, el thriller y la negación del envejecimiento, aunque visto y padecido desde una estrella (fugaz) de televisión (Demi Moore), que fiel a la idea perversa de que el show debe continuar, adquiere una misteriosa sustancia experimental cuyo resultado devendrá en otra de sí misma (Margaret Qualley) pero peor, y que terminará por estragar a ambas. Relectura torcida y viscosa del mito de la juventud eterna, redunda en una cinta provocadora que se sostiene en las fuerzas de una fotografía refulgente y vigorosa.