Más allá del idioma propio
¿Por qué nos rascamos la cabeza cuando tratamos de recordar algo, o bien cuando intentamos encontrar algo que perdimos? Es un gesto que parece estar presente en todas las culturas del planeta y, sin embargo, no todas las lenguas lo expresan. El hawaiano tiene una palabra que lo define: panapu.
A veces vamos al salón de belleza o a la peluquería para mejorar nuestra imagen, pero al salir y vernos en el espejo nos damos cuenta de que todo resultó mal. Nos sentimos defraudados. El japonés define ese sentimiento con una palabra: age-otori.
En ocasiones experimentamos un ambivalente sentimiento de felicidad y tristeza simultáneos al evocar algo que no regresará. Imaginemos que limpiamos la habitación de un ser querido recientemente muerto; o que pensamos en la imagen de un amigo que partió y no retornará; o que recordamos el olor de la casa de nuestros abuelos cuando éramos niños. El portugués tiene la palabra adecuada: saudade.
Hay hermosas palabras extranjeras que no existen en el español; términos de otros idiomas que expresan hechos o sentimientos indescriptibles que nuestra lengua podría adoptar. Recordemos el llamado síndrome del Jamaicón, cuando nos descubrimos desubicados en otro país, cuando nos sentimos completamente desorientados en un ambiente distinto al nuestro. El francés tiene una palabra: dépaysement, básicamente, despaisanado.
A veces nos reímos después de escuchar una broma o chiste que no tienen ninguna gracia. Simplemente recordemos escenas de programas de televisión o películas con Clavillazo, Laurel & Hardy, Viruta y Capulina o El Santo. El indonés define esa risa o carcajada al escuchar el chiste o ver la escena cómica que no es graciosa: jayus.
Hay una bonita palabra coreana, nunchi, que define la capacidad de saber el estado emocional de otras personas. Muchos quisiéramos tener ese talento perceptivo, pero en muchas ocasiones nos sentimos como Sheldon en la serie televisiva The Big Bang Theory. Al contrario de él, a veces salimos de una reunión y pensamos: “le hubiera dicho esto” o “¿por qué no le respondí…?” El francés tiene una expresión que resume este sentimiento: l’esprit de l’escalier, pensar demasiado tarde en una respuesta. El Lexinario define esa fastidiosa sensación, resumiendo la expresión l’esprit de l’escalier en un solo vocablo: despiritación.
He aquí 22 palabras de otras lenguas sin equivalente en español que fueron “prestadas” de varios idiomas y definidas en el Lexinario:
litosidad. (Del checo litost). f. Sensación de humillación, incapacidad o ineptitud que surge al escuchar a alguien hablar sobre éxitos propios.
aguare. (Del japonés mono no-aware, emoción ambivalente por la belleza que partió). 1. m. Ambivalente sentimiento de tristeza y alegría al percibir, momentáneamente, una belleza transcendental. 2. Sentimiento agridulce, posterior a la percepción de una beldad efímera.
yayus. (Del indonés jayus). m. Inevitable risa o carcajada que se produce después de escuchar una broma o chiste que no es gracioso.
insuarpar. (Del inuit iktsuarpok). 1. intr. Salir anticipadamente de la casa propia para cerciorarse de que alguien llegó o está por llegar. 2. Asomarse repetidamente por una ventana o por una puerta para comprobar si alguien está por llegar.
ameliorar. (Del francés améliorer, mejorar). 1. intr. Recuperarse de la sensación producida por algo molesto, doloroso o insatisfactorio. 2. tr. Mejorar algo que resulta malo o insatisfactorio.
zágasa. (Del farsi zhaghzhagh). f. Castañeo de los dientes ocasionado por frío o rabia.
nunchi. (Del coreano nunchi). 1. m. Capacidad de saber el estado emocional de otras personas. 2. Persona que ve más allá de las señales de comunicación verbal y no verbal para conocer a alguien verdaderamente.
moxidad. (Del inglés moxie, empuje). f. Capacidad de determinación de la mujer.
llocomés. (Del japonés yoko meshi, comida que se come por los dos lados). m. Inquietud al hablar en un idioma extranjero.
mencoleco. (Del indonesio mencolek). m. Engaño sin sentido.
flabergastia. (Del inglés flabbergasted, atónito). f. Estado de estupefacción extrema que resulta de ser pasmado por algo sorprendentemente increíble.
despaisanado, da. (Del francés dépaysement). 1. adj. Dicho de una persona: Que se haya incómoda en otro país y extraña todo lo relacionado a su lugar de origen o residencia. 2. coloq. Se dice del que no se halla. 3. Dicho de una persona: Que se siente desorientada. 4. Méx. Dicho de una persona: Que sufre el Síndrome del Jamaicón.
pochemuca, co. (Del ruso pochemuchka). adj. Dicho de la persona que hace muchas preguntas.
silimazo, za. (Del yidish shlimazl). 1. adj. Se dice de la persona que constantemente es víctima de circunstancias desfavorables. 2. m. y f. Persona que frecuentemente tiene mala suerte.
agotórico, ca. (Del japonés age-otori, verse peor al cortarse de pelo) 1. adj. Dicho de la persona que se ve peor después de un corte de cabello. 2. Dicho del que se siente defraudado y deprimido después de una sesión de embellecimiento.
lufmensio, sia. (Del yidish luftmensch, persona contemplativa e impráctica). 1. adj. Se dice del que tiene una fuerte ambición de algo, pero no tiene ni idea de cómo conseguirlo. 2. m. y f. Soñador sin sentido común. 3. Emprendedor que no sabe cómo emprender o llevar a cabo una idea.
moquid. (Del kivila mokita). 1. m. Verdad que todos saben pero que nadie enuncia. 2. Etimicido.
baudia. (Del inglés bawd, madama o alcahueta, y éste del francés antiguo baudestroyt, proxeneta y de baude, sinvergüenza.). f. La mujer que controla y administra un burdel.
panapar. (Del hawaiano pana po’o). 1. tr. Rascarse la cabeza para recordar dónde se dejó el objeto perdido. 2. Fomentar la memoria de lo olvidado al rascar el cuero cabelludo.
dísmal. (Del inglés dismal, deprimente). 1. adj. Dicho de una persona: Que es desgraciada y sombría. 2. Dicho de un lugar: Deprimente y lúgubre. 3. Funesto. 4. m. Dos días de cada mes que se consideran de mala suerte.
tartle. (Del escosés tartle). m Vacilación e incomodidad al saludar a alguien sin recordar su nombre.
sausadia. (Del portugués saudade). f. Ambivalente sentimiento de felicidad y tristeza simultáneas el evocar algo que no regresará.
La palabra portuguesa saudade proviene del latín “solitas” que el “Dicionário Priberam da Língua Portuguesa” define como: “Lembrança grata de pessoa ausente, de um momento passado, ou de alguma coisa de que alguém se vê privado” y “Pesar, mágoa que essa privação causa”. https://www.priberam.pt/dlpo/saudade.
La hermosa canción titulada “Pedaço de Mim” (Pedazo de Mí) de Chico Buarque, interpretada con Zizi Possi, poéticamente expresa ese sentimiento en varias formas. Por ejemplo, “oh mitad exiliada de mí”, “oh mitad arrancada de mí” o “saudade é arrumar o quarto Do filho que já morreu” (saudade es arreglar el cuarto del hijo que ya murió). En los subtítulos del video de 1978 https://m.youtube.com/watch?v=IXjq_qbsvRc … se traduce “saudade” como “nostalgia”, pero ahora ya sabemos que la palabra “saudade” tiene más estratos lingüísticos que expresan ambivalentes fenómenos psicológicos.
Lexinario – Diccionario de lo Inefable www.comoseteocurrio.com