Octubre, 2024
Nació en Chile en octubre de 1924 y falleció 72 años después, en su país natal, en diciembre de 1996. Se cumple el centenario de nacimiento de José Donoso: uno de los narradores latinoamericanos fundamentales del siglo XX. Novelista, cuentista, articulista y profesor, en sus obras retrató la decadencia de la aristocracia criolla de Chile con maestría. Nómada por convicción —pero también por la dictadura que azotó Chile en la década de los setenta—, entre 1967 y 1981 vivió en España, donde escribió algunas de sus novelas más importantes y se consolidó como una de las figuras centrales del boom latinoamericano. Víctor Roura aquí lo recuerda.
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Sin pretenderlo en lo absoluto, el chileno José Donoso —tras el golpe de Estado en su país natal perpetrado por Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973 contra el presidente Salvador Allende— ha dejado, sin querer, una huella imborrable del nefando comportamiento de la mafia cultural mexicana en un vergonzoso episodio borrado rápidamente de los anales de la intelectualidad nacional.
En su centenario natal, traemos a la memoria aquel ingrato paraje cultural.
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En su libro La Mafia (Serie del Volador, Joaquín Mortiz, 1967), el argentino Luis Guillermo Piazza (1921-2007) publicó lo que, en su momento, significó un escándalo y un atropello contra los protagonistas de la élite intelectual en México, que se sintieron “ofendidos” por esta novela del escritor que decidiera ser mexicano desde su llegada a esta nación, en 1982, donde radicara un cuarto de siglo, muriendo a los 86 años de edad el 17 de agosto de 2007.
Los personajes de dicha historia, los propios integrantes de La Mafia cultural mexicana, jamás perdonaron al literato argentino nacido en el año 1921, pues mostró un irrefrenable atrevimiento al haberlos “aireado” tan… tan… tan realistamente. Incluyó Piazza aquel comportamiento denigrante de La Mafia con el chileno José Donoso (5 de octubre de 1924 / 7 de diciembre de 1996, en su Santiago de Chile natal ya de retorno): “Vino, vivió en San Ángel en la casa de atrás de Carlos Fuentes, leyó a los escritores locales, paciente impacientemente a casi todos (lo cual no deja de tener su mérito) y se atrevió a ponerlos-en-tela-de-juicio. Un buen día apareció su nota crítica semanal (hablaba de García Ponce, Melo, Pacheco, Elizondo, Fuentes con-serias-reservas) en conocido suplemento, con una singular frase que le fue añadida al final, inesperada:
⠀⠀⠀“MUY BUENO PARA CRITICAR, PERO ES UNA POBRE BESTIA”
“¿Quién fue? ¿Por qué lo hicieron? ¿Cómo? ¿En qué momento del intrincado trámite de la edición a la impresión? La lista de los acusados es casi idéntica a la de los personajes que aparecen en esta nostálgica memoria”.
Despidieron a un linotipista por aquella afrenta contra Donoso.
“El por entonces sindicado como Jefe Indiscutido de La Mafia, Fernando Benítez, estuvo a la altura de las circunstancias y produjo una de sus mejores crónicas explicando el caso del linotipista patriótico que ya estaba cansado de que un extranjero se metiera con figuras consagradas y dignas de consideración y respeto, especialmente tomando en cuenta la difusión del libro mexicano que representa una importante fuente de divisas ya que como es sabido en cualquier otra parte se lee más. Y hay momentos de la vida en que uno debe aceptar las explicaciones (véase Informe Warren). Sobre todo cuando nosotros y la mayoría de los otros coincidimos en un culpable”.
La Mafia no perdonó a Piazza.
Y, en el caso de Donoso, dicen los que lo conocieron que, después de dicho acto de La Mafia en su contra, se descompuso literalmente. Nunca entendió la mezquindad de quienes consideraba sus amigos, de ahí su crecido odio hacia “lo mexicano”, que se detecta sobre todo en su último libro: Donde van a morir los elefantes, novela publicada por Alfaguara en 1995, donde el estudiantado latinoamericano en una universidad norteamericana es alegre, receptiva, solidaria, inteligente… ¡menos los mexicanos, que resultan odiosos, reprimidos, envidiosos, cerrados!
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Después de aquel denostador hecho, José Donoso por supuesto abandonó México para exiliarse en Europa retornando a su Santiago tan pronto como pudo, en 1981, un cuarto de siglo antes del fallecimiento de Pinochet (a sus 96 años de edad el 10 de diciembre de 2006 con todos los honores en su Chile natal, de donde había salido a principios de la década de los noventa del siglo XX) y una década antes del restablecimiento de la democracia en esa nación sudamericana que privilegiara, desde entonces y hasta su muerte, al general otorgándole la senaduría emérita.
En su novela El jardín de al lado, dada a conocer a principios de los ochenta, relata su deseo incólume de regresar a su Chile, sin dejar, nunca, en el olvido la miseria mexicana de La Mafia al grado, como ya se ha referido, de escribir en su último libro la maldad de los mexicanos en lugar, cosa que jamás hizo, de haber denunciado a los intelectuales que tanto creía y quería: nadie, ni uno solo, de aquella distinguida intelectualidad puso la mano en el fuego por el autor chileno, ni nadie jamás reveló el nombre de aquella felonía cometida contra Donoso en el suplemento cultural “La Cultura en México”, si bien todos en La Mafia supieron con exactitud quién fue el causante de tal distrofia cultural.
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“Yo no sé vivir fuera de la literatura”
“La vida está hecha de fragmentos, y a duras penas uno logra reunirlos”, dicen que dijo el escritor chileno José Donoso. Y tal vez tenga razón.
Nacido en Santiago, Chile, el 5 de octubre de 1924, y fallecido en la misma ciudad, el 7 de diciembre de 1996, Donoso es considerado de manera unánime como una figura central tanto de la generación del 50 en Chile como del boom latinoamericano (si bien los cuatro inamovibles de esta etiqueta literaria fueron el colombiano Gabriel García Márquez, el peruano Mario Vargas Llosa, el argentino Julio Cortázar y el mexicano Carlos Fuentes).
Escritor, traductor, articulista y profesor, Donoso realizó sus estudios en la Universidad de Chile y, más tarde, obtuvo una beca que le brindó la oportunidad de trasladarse a Estados Unidos, donde se especializó en filología inglesa en la Universidad de Princeton. De ahí que en su formación estuviera Proust, pero también Camus y Sartre. (“Me es imposible dejar de nombrarlos a todos ellos. […] La literatura inglesa ha sido lo que más me ha influido, básicamente, porque leo y hablo mejor el inglés; ahí están Virginia Wolf, William Faulkner y también a Hemingway”, le dijo a Cecilia Valdés Urrutia, de El Mercurio, en una entrevista de 1986).
Diario de vida
Donoso se estrenó como escritor con un cuento: “The blue woman”, que publicó en 1950 y le sirvió para darse a conocer en los círculos literarios en Estados Unidos.
Cinco años tarde, sin embargo, llegó su consolidación como autor al publicar su primer volumen de relatos: Veraneo y otros cuentos (1955). Y dos años después, en 1957, es cuando hace su primera incursión en el terreno novelístico con Coronación.
Tras la aparición de esa primera novela, Donoso, ya imbuido en la vocación de escritor, buscó otros territorios donde desarrollar su creatividad. Se dedicó a traducir obras de autores extranjeros y, luego, en 1960 se incorporó al equipo de la revista Ercilla, donde permaneció como columnista semanal hasta 1965.
En 1966, para finiquitar sus compromisos editoriales, publicaría Este domingo y El lugar sin límites, novela que escribió en México durante su estadía en casa de Carlos Fuentes.
El año 1967 significó un nuevo avance en su trayectoria literaria. En busca de nuevos horizontes, se trasladó a Europa, donde vivió por más de diez años. Esta época fue muy significativa para su obra, la que aumentó considerablemente gracias al apoyo español. Allí, terminó de escribir El obsceno pájaro de la noche, publicó Historia personal del ‘Boom’ (1972), Tres novelitas burguesas (1973), Casa de campo (1978) y La misteriosa desaparición de la marquesita de Loria (1980). Además, su obra logró tener una importante difusión tanto en español como en otros idiomas.
Regresó a Chile en 1981 y publicó El jardín de al lado, novela donde aparece representado su deseo por volver al país. También, lanzó su única obra poética, la que tituló Poemas de un novelista (1981).
Los años siguientes fueron de mucha actividad. Pasó su tiempo entre Chile, viajes a Europa y a Estados Unidos, cumpliendo con invitaciones a congresos y asistiendo a homenajes.
Eso sí: Donoso trabajó incansablemente hasta el final de sus días. A partir de 1990 escribió cinco novelas voluminosas y nunca paró de escribir, dejando incluso muchos proyectos literarios sin terminar, corroborando así su certera afirmación: “Yo no sé vivir fuera de la literatura”.
Por cierto: aunque no ha llegado a México, el año pasado vio la luz Diarios centrales / A season in hell (1966-1980), segundo tomo de los escritos personales de José Donoso publicado por la Universidad Diego Portales (UPD); estuvo al cuidado de la profesora Cecilia García Huidobro, que ya se ocupó del anterior Donoso in progress (1950-1965), libro que recoge también una selección de los archivos inéditos que el autor vendió a las universidades estadounidenses de Iowa y Princeton. Asimismo, Alfaguara publicó hace unas semanas en Chile el volumen Correspondencia, con cartas inéditas entre Donoso y Carlos Fuentes, el cual empezó a circula en México en septiembre.