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Convenios de Ginebra, 75 años después

En el septuagésimo quinto aniversario de su adopción, sólo una pregunta sobrevuela: ¿siguen teniendo las leyes de la guerra una oportunidad en el sangriento mundo actual?

Agosto, 2024

En el septuagésimo quinto aniversario de los Convenios de Ginebra, adoptados en agosto de 1949, el mundo sigue siendo testigo de violaciones de las normas de la guerra, desde Gaza a Siria, de Ucrania a Myanmar y más allá. En un contexto con más de 120 conflictos armados en el mundo, este nuevo aniversario invita más a reflexionar que a celebrar. Porque sólo una mayor responsabilidad colectiva mejorará la situación.


La guerra y la paz: 75 años de los Convenios de Ginebra

Marnie Lloydd


Se cumplen 75 años de los Convenios de Ginebra, adoptados el 12 de agosto de 1949. En teoría, estas normas de guerra son aceptadas universalmente por todas las naciones. En la práctica, se violan sistemáticamente en todas partes.

Actualmente, con unos 120 conflictos armados activos en todo el mundo, más de 450 grupos armados y 195 millones de personas viviendo en zonas bajo su control, la protección de los vulnerables es más vital que nunca.

Sin embargo, como nos recuerdan a diario los titulares de las noticias, el derecho internacional humanitario puede parecer escaso y lento frente al poderío militar y la indiferencia política.

Este año también es el aniversario de otros hechos menos esperanzadores: se cumplen diez años del genocidio contra los yazidíes por parte del ISIS en Siria, y diez años del inicio de la guerra en Ucrania (según los propios habitantes de dicho país). Las tensiones geopolíticas están aumentando en Oriente Próximo y en el Mar de China Meridional.

Dadas las modernas tecnologías utilizadas en los campos de batalla actuales (y en el ciberespacio), y la violación incluso de las protecciones humanitarias básicas, ¿hay motivos para celebrar en 2024? ¿Siguen siendo adecuados los Convenios de Ginebra para las guerras de hoy y de mañana?

Valores humanitarios

Todas las sociedades tienen reglas culturales, religiosas o jurídicas de algún tipo en torno a la guerra. Pero tras los horrores extremos de la Segunda Guerra Mundial, el mundo acordó un conjunto detallado de normas codificadas para regir los conflictos armados.

A pesar de las diferentes opiniones políticas y experiencias en la guerra, las normas de los Convenios de Ginebra buscaban el equilibrio entre las necesidades militares y los ideales humanitarios para el trato de los civiles, los soldados enemigos capturados y los muertos.

Foto: CICR

Los Convenios de 1949 siguen siendo el núcleo del derecho internacional humanitario, las leyes de los conflictos armados. Este corpus legislativo se ha ampliado a lo largo de los años con otros tratados y protocolos relativos a la guerra civil, las armas químicas, las minas terrestres antipersonas, la tortura y las desapariciones forzadas.

Diseñadas para ayudar a evitar una espiral de atrocidades basadas en el “ojo por ojo”, muchas de las normas funcionan gracias al respeto recíproco entre combatientes: trate bien a nuestros soldados cuando son capturados y nosotros haremos lo mismo.

Pero también exigen el trato humano de las personas atrapadas en medio de la guerra, incluso si una de las partes beligerantes ha incumplido esas normas o ha iniciado la guerra violando la Carta de las Naciones Unidas que prohíbe la agresión.

Cuatro Convenios, 400 artículos

Los Convenios de Ginebra incluyen más de 400 artículos, en los que se establecen normas detalladas sobre el trato a los prisioneros, la protección de los hospitales y el personal médico, la autorización de la ayuda humanitaria y la prohibición de la tortura, la violación y la violencia sexual.

De hecho, en 1949 se adoptaron cuatro Convenios. Las disposiciones de los tres primeros se basaban en las leyes existentes que protegían a los soldados heridos en el campo de batalla, en el mar y cuando eran capturados como prisioneros.

El cuarto Convenio, de gran importancia, pretendía proteger a los civiles que vivían bajo el poder de un adversario, por ejemplo en un territorio ocupado.

Un único artículo establecía normas fundamentales sobre el trato humano de las personas durante una guerra civil: era la primera vez que el derecho internacional se atrevía a regular la violencia que se producía dentro de un país y no entre dos o más.

Guerra y paz

Hay quien dice que el derecho internacional humanitario adoptó un enfoque equivocado en la década de 1860, cuando se aprobó el primer Convenio de Ginebra, porque aceptó la guerra y renunció a insistir en la paz.

Como ha argumentado el académico Samuel Moyn, esto nos ha obligado a elegir entre el ideal de oponernos a la guerra en primer lugar y oponernos a los crímenes que tienen lugar dentro de ella.

El derecho humanitario también acepta un nivel mínimo de daños a civiles como “daños colaterales” durante un ataque a un objetivo militar. En otras palabras, no todas las muertes de civiles son crímenes de guerra.

Y algunos artículos de las convenciones parecen anticuados hoy en día: por ejemplo, la provisión de tabaco para los prisioneros de guerra se menciona junto con la comida y el agua.

Pero en mi experiencia trabajando con el Comité Internacional de la Cruz Roja, he visto el derecho internacional humanitario en acción. Cuando se respeta, puede salvar y mejorar vidas.

El documento original del primer Convenio de Ginebra ‘para aliviar la suerte que corren los heridos de los ejércitos en campaña’, firmado en 1864. / (Wikimedia Commons).

Eterna vigilancia

En todos lados, las partes beligerantes siguen permitiendo a la Cruz Roja visitar a miles de personas detenidas y negociar la mejora de su trato.

Los combatientes llegan a acuerdos para el canje de prisioneros, la liberación de rehenes, la devolución de los muertos y la prestación de asistencia médica a los soldados enemigos heridos.

A veces, los países investigan las acusaciones de crímenes de guerra. Y los Convenios hacen posible que las partes beligerantes lleguen a otros acuerdos para obtener una protección aún mayor.

Y aunque los Convenios de Ginebra, y el derecho internacional humanitario en general, distan mucho de ser perfectos, las normas buscan un límite básico a lo peor que puede ofrecer la humanidad, insistiendo en cierta dignidad humana fundamental.

Para garantizar que, al menos, no se incumplan activamente y que, en el mejor de los casos, se amplíe su protección, los países deben hacer tres cosas fundamentales:

⠀▪ Centrarse en la responsabilidad colectiva, cumplir ellos mismos la ley y garantizar el respeto por parte de los demás.

⠀▪ Dejar de utilizar argumentos jurídicos técnicos para legitimar la devastación a gran escala de forma que se ignore el propósito humanitario fundamental de las normas.

⠀▪ Resistirse a cualquier afirmación de un Estado nación de que amenazas excepcionales a la seguridad nacional (incluidos el terrorismo, la insurgencia o las nuevas tecnologías) justifican el abandono de las normas.

Es precisamente en las situaciones más graves, cuando la política y otras leyes no han conseguido evitar la guerra, cuando estas normas son más necesarias. Un mayor respeto por ellas contribuiría en gran medida a salvar vidas y a evitar los horrores que vemos en los conflictos actuales.  (Este artículo fue publicado originalmente en inglés).

Fuente: The Conversation.

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75 años de los Convenciones de Ginebra: la premisa es proteger la vida, no justificar la muerte

Redacción SdE


Es “uno de los logros más importantes de la humanidad en el último siglo”. Así ha calificado el Comité Internacional de la Cruz Roja a los Convenios de Ginebra de 1949 y sus Protocolos adicionales. Y sí, lo es.

Las convenios, con raíces que se remontan al siglo XIX, contienen las principales normas destinadas a limitar la barbarie de la guerra: protegen a las personas que no participan en las hostilidades (es decir, civiles, miembros de organizaciones humanitarias, personal sanitario) y a los que ya no pueden seguir participando en los combates (heridos, enfermos, náufragos y prisioneros de guerra).

Sin embargo, en las últimas décadas, el ser humano ha demostrado de lo que puede ser capaz. Tan sólo las Naciones Unidas registraron en 2023 más de 33.443 muertes de civiles en conflictos armados, un aumento del 72 % con respecto a 2022.

“Hemos visto ataques sin precedentes contra el personal médico, los hospitales y los civiles, todos ellos violando los Convenios de Ginebra y, quienes los cometen no muestran mucho pudor”, ha dicho Andrew Clapham al medio Deutsche Welle.

Profesor de Derecho Internacional en el Geneva Graduate Institute y exmiembro de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Sudán del Sur, Clapham ha sido puntual: el 75 aniversario de los Convenios de Ginebra es un “momento decisivo” para el derecho internacional humanitario, en el que los Estados deben decidir si exigirán o no responsabilidades por crímenes de guerra a quienes los violen.

Algo similar ha señalado Rashmin Sagoo, directora del programa de Derecho Internacional en el centro de estudios británico Chatham House y exasesora de la Cruz Roja británica: “Mi perspectiva es que tenemos que ser muy cuidadosos en este debate porque, en realidad, las Convenciones de Ginebra han sido notablemente resistentes y lo suficientemente flexibles como para adaptarse a los tiempos modernos y a estas increíbles nuevas tecnologías que hemos estado viendo, incluso en el ciberespacio; pero la implementación y el cumplimiento de las normas siguen siendo muy preocupantes”, le ha dicho al mismo medio Deutsche Welle.

¿Qué relevancia tienen hoy los Convenios de Ginebra?

Entre los muchos desafíos que enfrenta el derecho internacional humanitario, el más obvio es precisamente su cumplimiento.

Y es que, en su 75 aniversario, los convenios han sido ampliamente ignorados —desde Gaza a Siria, de Ucrania a Myanmar y más allá— y sus defensores piden un nuevo compromiso con el derecho internacional humanitario.

Las Convenciones de Ginebra, adoptadas por casi todos los países del mundo desde que fueron aprobadas el 12 de agosto de 1949, se han visto arrinconadas mientras milicias y fuerzas nacionales ignoran de forma habitual las reglas de la guerra.

Mirjana Spoljaric, en una imagen reciente. / Foto: CICR

“El derecho internacional humanitario está atravesando un momento muy difícil; está bajo presión, ignorado, socavado para justificar la violencia”, decía el pasado 12 de agosto, en conferencia de prensa, Mirjana Spoljaric, presidenta del Comité Internacional de Cruz Roja, que supervisa las convenciones.

Ha sido clara: “El mundo debe comprometerse de nuevo con este fuerte marco de protección para el conflicto armado, uno que sigue la premisa de proteger la vida en lugar de justificar la muerte”.

Estos documentos “reflejan un consenso global de que todas las guerras tienen límites”, ha dicho Spoljaric a periodistas en la sede del CICR en Ginebra. “La deshumanización tanto de los combatientes del bando enemigo como de las poblaciones civiles sólo puede llevarnos hacia la ruina y el desastre. La historia nos ha enseñado que este tipo de errores se vuelven en nuestra contra y dificultan el progreso durante décadas y siglos”.

Cruz Roja ha señalado que las convenciones hacen más falta que nunca: ha contabilizado más de 120 conflictos activos en todo el mundo, lo que supone que se han multiplicado por seis desde el aniversario de medio siglo en 1999.

Mientras los Gobiernos y los medios de comunicación se centran en la destrucción en Ucrania y Gaza, ha señalado Spoljaric, los conflictos armados en otras partes del mundo están teniendo un costo escandalosamente similar. “La violencia en Etiopía se ha cobrado cientos de miles de vidas. Las hostilidades han desplazado a ocho millones de personas en Sudán y a seis millones en República Democrática del Congo. Los conflictos prolongados en República Centroafricana, Colombia, Mozambique, Myanmar, Siria y Yemen tienen un costo humano altísimo”.

¿Dónde están los encargados de establecer la paz? ¿Dónde están los hombres y mujeres que llevan adelante las negociaciones y preservan el espacio para hacerlo?, se ha preguntado Spoljaric. “Insto a los dirigentes mundiales a que negocien. En un mundo dividido, el DIH puede ofrecer un camino hacia la paz. Los Convenios de Ginebra representan valores universales. Son un denominador común de la humanidad; son esenciales para prevenir los peores efectos de la guerra”.

En la actualidad, muchos países y combatientes han aprovechado lagunas en el derecho internacional humanitario o lo interpretan como les conviene: hospitales, escuelas y ambulancias se han visto atacados, han muerto civiles y trabajadores humanitarios y hay países que niegan acceso a los detenidos.

En los próximos 75 años, el mundo necesita que los Convenios de Ginebra se cumplan con responsabilidad, ha señalado la CICR. Cualquier otra opción, ha puntualizado, implicaría traicionar el compromiso asumido el 12 de agosto de 1949. (Redacción SdE, con informacion de DW y agencias).

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