Transgresiones Sonoras

Los sonidos de Iberoamérica (II)

Regresamos a explorar la música de nuestra región; en esta segunda lista de reproducción: 23 países en 235 canciones. Tonos de fusión, cantos de raíz, pop, rock, urbana, brisas caribeñas, electrónica, R&B latino…


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Antes de entrar de lleno a los sonidos iberoamericanos, permítanme —melómanos del mundo— un aviso-invitación: el pasado 31 de mayo comencé desde mi cuenta de tuiter una nueva playlist; básicamente, se trata de compartir una canción diaria, sin repetir músicos, hasta finiquitar una vuelta completa alrededor del Sol. Mientras escribo esto, entramos ya a la semana 14 y casi llegamos a las cien canciones. Hasta este momento, en la playlist lo mismo conviven Consuelo Velázquez que Sarah Vaughan, Xavier Cugat que Juan García Esquivel, Elvis Presley que Frank Sinatra, Elis Regina que Odetta, Tino Contreras que Fela kuti, Leonard Cohen que Curtis Harding, Astrud Gilberto que Aretha Franklin, etcétera. Desde luego, no es necesario que sigan la cuenta de tuiter —¡eso qué!—, lo importante es que sí pueden seguir la ‘play’ en Spotify (aquí) o en Apple Music (aquí).

Perdón por la digresión. Ahora sí, continuemos…

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Luego de una pausa —para dedicar nuestra colaboración anterior a los artistas queer, es decir, al amor en todas sus formas—, en este episodio 8 de la Sesiones del Pescador regresamos a explorar los sonidos de Iberoamérica.

Como ya lo expliqué anteriormente, serán tres episodios enfocados y dedicados a la diversa, fértil y dinámica producción musical de nuestra región. En total serán más de 700 canciones, provenientes de casi el mismo número de artistas —he tratado de no repetir nombres—. Como estas “sesiones” iniciaron en septiembre del año pasado, decidí incluir temas de 2020 y de 2021.

En uno de sus boletines informativos, lo apuntaba muy bien Billboard : “En 2020, muchos artistas aprovecharon la cuarentena para crear más música que nunca. Algunos montaron un estudio de grabación en casa, otros aprendieron ellos mismos cómo producir su propia música, y otros se adaptaron a hacer música a través de videollamadas con sus productores. Fue desafiante pero no imposible”.

Y sí, es verdad. Por eso, aunque “más de 700 canciones” parecen muchas, en realidad no lo son: representan sólo una mínima porción de la abundante producción que se realiza, hoy, en toda la zona.

Eso sí: no se preocupen por la diversidad. Al igual que en el episodio 6, en esta segunda parte hay de nuevo tonos de folclor (o cantos de raíz), porciones de fusión, pop, rock, rap, urbana, brisas caribeñas, electrónica, R&B latino, también reggae. Incluso, decidí añadir pizcas de trap; después de todo, hemos llegado a un punto en el que no se puede titular a una playlist como de “Iberoamérica” sin incluir (y aceptar ya) este género musical.

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Iberoamérica es un hervidero de diversidad cultural y tradiciones milenarias. Esto se ve reflejado en todos los ámbitos de su vida cotidiana, desde la pintura, la literatura, la gastronomía, los dialectos, hasta la danza y, por supuesto, la música. Día a día, semana a semana, mes a mes, nuestra región despliega una gran variedad de búsquedas artísticas y posturas estéticas; hablamos, sí, de sonidos y ritmos, historias y vivencias, reclamos y luchas…

Ya lo apunté en el episodio 6, pero es importante repetirlo: en estas más de 700 canciones están representados —en mayor o menor medida— los 23 países que conforman la región: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, además de España, Portugal y Andorra. Y como aquí se trata de sumar —y no de restar—, también he incluido a Puerto Rico, que en muchos casos —por lo menos en términos geopolíticos— suele quedar fuera de la foto.

Como es imposible nombrar las 235 propuestas incluidas en esta segunda parte, me limito a citar algunos nombres; están aquí Santa Fe Klan y Diles que no me maten (ambos de México), Amparanoia (España), Orishas (Cuba), Mabe Fratti (Guatemala), Rita Indiana (República Dominicana), Ceshia Ubau (Nicaragua), The Crayolas (Paraguay), Letrux (Brasil), Olafo (Costa Rica), Nadine Masri (El Salvador), Postre (Ecuador), Chia Casanova (Honduras), Canela Palacios (Bolivia), Conociendo Rusia (Argentina), Império Pacífico (Portugal), Congreso (Chile), Laura Chinelli (Uruguay), Pachyman (Puerto Rico), Maye (Venezuela), Dafne Castañeda (Perú), Nidia Góngora (Colombia), Ernesto Schnack (Panamá), o Punkarras Malas Pulgas (Andorra).

¿Más nombres? Mint Field y Karen y los Remedios (ambos de México), Raül Refree (España), Aterciopelados (Colombia), Go Go Blues (Bolivia), Buscabulla (Puerto Rico), Franny Glass (Uruguay), La Lá (Perú), Dom La Nena (Brasil), Oriana Setz (Ecuador), Flou (Paraguay), Fuerza Dread (Costa Rica), Adrenalina (El Salvador), Santaferia (Chile), Frente Cumbiero (Colombia), o Argia (España).

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Lo dijo hace unos meses Frances Moore, directora ejecutiva de la International Federation of the Phonographic Industry (IFPI): “Mientras el mundo se enfrenta a la pandemia de covid-19, recordamos el poder perdurable de la música para consolar, sanar y levantar el ánimo”.

Y añadió: “Algunas cosas son atemporales, como el poder de una gran canción o la conexión entre artistas y fans. Pero algunas cosas han cambiado. Con gran parte del mundo encerrado y la música en vivo apagada, en casi todos los rincones del mundo la mayoría de los fanáticos disfrutaron de la música en streaming”.

Y sí: como nunca antes en la historia, el acceso a la música es (casi) ilimitado: basta darle un click a la plataforma musical de su preferencia —Spotify, Bandcamp, Deezer, Apple Music— para entrar a un universo sonoro no sólo inabarcable, prácticamente imposible de seguir y asir.

Y sí: como nunca antes en la historia, tenemos un montón de música, “vieja” y “nueva”, para acompañarnos en nuestro día a día —“para consolar, sanar y levantar el ánimo”—, con Iberoamérica alzando las dos manos para convertirse en uno de los principales protagonistas. Estas 235 canciones son una muestra pequeñita de ello; sí: de la gran vitalidad de nuestra región…

Nos leemos en el siguiente episodio.

Escucha Sesiones del Pescador, episodio 8:

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