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‘In memoriam’: Rosita Quintana (1925-2021)

El pasado lunes 23 de agosto falleció la cantante, compositora y actriz argentina —naturalizada mexicana—, Rosita Quintana; tenía 96 años. La Asociación Nacional de Actores dio la noticia: La ANDA lamenta profundamente el fallecimiento de nuestra compañera Rosita Quintana, miembro de nuestro sindicato. Nuestras condolencias a sus familiares y amigos. Descanse en paz, informó la institución por redes sociales. Entre los diversos mensajes por el sensible fallecimiento de la icónica artista —una de las últimas leyendas de la época de oro del cine mexicano—, estuvo el de Modesto López, fundador y director del sello discográfico Pentagrama, quien recordó la historia de una grabación con ella. Aquí reproducimos el texto con su autorización…


Modesto López


Hoy recibo la llamada del amigo Carlos Díaz Barriga y me dice que falleció la querida Rosita Quintana; mucho se sabe de su trayectoria como actriz y cantante de rancheras. Yo tuve la fortuna de conocer a esta gran mujer, sencilla, afectiva, siempre dispuesta a luchar por la vida y compartirla con sus amigos.

Un día me preguntó si quería editar un disco de tango, cuya cinta tenía guardada y nunca había sido publicado. Me dijo que era un gusto para ella haberlo grabado en Buenos Aires con destacados músicos de este genero. Le dije: Rosita, es para mí, y para Pentagrama, un honor darlo a conocer.

Muchas veces nos vimos y tuvimos largas conversaciones; aquí comparto con ustedes este texto que Rosita escribió para el disco. Tenía buena pluma y escribió varias letras, algunas de las cuales el siempre recordado Carlos Díaz “Caito” le puso música.

Rosita Quintana en un fotograma de película Susana (1951).

Charlemos Buenos Aires

Rosita Quitana

No sé cuanto tiempo hace que nació “Charlemos Buenos Aires”. Sólo sé que todavía vibraban las noches porteñas con la voz trasnochada del polaco y con ese corazón con dos manos que era el alma y la vida de un fuelle que todos llamaban “Pichuco”. Qué cosa, ¿no? Recuerdo que yo tendría, no sé, 13 ó 14 años y toda la gente que me conocía, para halagarme, también me llamaba “Pichuca”. Y eso que todavía no conocía a Aníbal Troilo en persona, pero eso sí, ya era una fanática del gordo.

La cosa es que por esas épocas, por los años setenta y tantos y después de algunos vaivenes de mi vida, como en un parto emocional, nació “Charlemos Buenos Aires”. Así que en la primera oportunidad que tuve de regresar a Buenos Aires fui al “Caño 14” a buscar a mi amigo Héctor Stamponi, le di a leer mi letra e, inmediatamente, ahí mismo en el piano del Caño, nació espontáneamente la melodía.

¡Claro!, qué chiste tenía si él acariciaba las teclas y nacía una melodía. Él mismo había musicalizado hacía algún tiempo una de mis primeras inquietudes como autora, que aquí mismo está grabada con el título de “Te siento así”. El mismo Héctor dirigió la orquesta inigualable de músicos estrellas que me acompañaron en esa grabación y que, lamentablemente, no volverá a repetirse.

Por ese mismo motivo, y con un enorme orgullo para mí, le he suplicado al señor Modesto López que hiciera una reedición de ese material grabado en 1965, para que podamos ustedes y yo deleitarnos con el sonido único del violín de Enrique Mario Francini, con la guitarra tanguera de Roberto Grela, con Osvaldo Bellinghieri al piano, con el fuelle de Domingo Federico, con el sonido de las cuerdas pastosas y sensuales del contrabajo de “Quicho” Díaz, con la viola exacta y quejumbrosa del maestro José Bragato, con los arreglos orquestales lógicamente de Héctor Stamponi, y la dirección artística de Carlos García.

Gracias a estos señores, y a los que ya se han ido como Astor Piazzolla, a quien tuve la suerte de conocer y de estrechar sus manos mágicas, transmisoras de su gran talento; nos presentaron en la Embajada Argentina en México.

Sí, sí, sí… Gracias. Gracias a los que se han ido y a los que nos siguen brindando con toda su esplendidez su pasión por el tango. Con esa misma pasión entré por primera vez al café El Nacional con mi pollerita tableada, zoquetes y mi tapado marrón, como María, la del tango. Para subir al tablado recorrí ese pasillo largo, bordeado de mesas ocupadas por tanta gente tanguera, seguidoras del gran maestro Pugliese que se presentaba en ese histórico lugar con enorme éxito.

Yo era vocalista de una orquesta típica, modesta, muy modesta que tocaba en los descansos del gran maestro. Quién me iba a decir que al correr del tiempo, los dos, el y yo, cada uno en lo suyo seríamos dos grandes en el cariño del pueblo ruso. Son tantas las cosas para charlar, para contarles, que sería muy largo explicarles esta emoción tan grande que llevo dentro y que a veces me hace sentir como que me va a estallar el corazón.

Un agradecimiento especial al maestro César Olguín, quien puso el sonido de su bandoneón en “Charlemos Buenos Aires”.

Los dejo con “Charlemos Buenos Aires”. Ojalá que al escucharlo entiendan el porqué, de tanta charla.

Octubre de 1999

Charlemos Buenos Aires
Letra: Rosita Quintana/Música: H. Stamponi
Bandoneón: César Olguín
México, noviembre de 1999

Charlemos Buenos Aires
hoy que vuelvo de todo
cargando la añoranza
que me lleve al partir

Regreso con los ojos
llenos de otros paisajes
pero el alma anhelante
por llenarse de ti

Por caminar tus calles
por ver tu gente linda
por todas esas cosas
que crecieron sin ti

Por las noches de tango
que corre por mis venas
he vuelto, Buenos Aires
para cantarte así

Déjame Buenos Aires
llenarme de recuerdos
que así, entre tango y tango
vuelva a ser lo que fui

Al recordar las noches
en que el gordo “Pichuco”
llenaba de ternura
un viejo cafetín

Y yo, aprendiz de tango
escuché de sus labios
el halago más lindo
que jamás recibí

Charlemos Buenos Aires
porque siento que pronto
me llegará el ansiado
descanso de vivir

Y no quiero más llanto
que el canto del polaco
con su voz trasnochada
cantando para mí

Y que toda la magia
del fuelle de “Piazzola”
improvisando un tango
me acompañe hasta el fin

Charlemos Buenos Aires
Buenos Aires, charlemos

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