Relatario: Edición Especial

¡Gracias por el regalo!


Asunto: Gracias por el regalo

Míster Dan One Light

Gerente de Producción de Demona

PRESENTE

Antes de leer mi queja ante su Empresa que se vanagloria de anunciar cuerpos hermosos y de cuidar la salud de mujeres de cuerpos esbeltos, permítame presentarme ante usted, Míster Dan One Light.

Me llamo Serena Salinas, una joven modelo envidiada por Naomi Campbell, que en estos momentos está muy molesta con su empresa por dos razones. Primera, por el poco cuidado e higiene que ponen sus trabajadores en el cuidado del envase de su producto. Y, segundo, por atentar contra la salud, felicidad y belleza física de sus agraciadas consumidoras, como yo. Seguramente se preguntará la causa de mi molestia.

Sabrá que el miércoles 17 de agosto de 2025 tuve un día difícil. Por la mañana rompí con mi novio Johnny Bravo, un noviazgo que inició y terminó en las duchas del GYM. Después fui a aplicarme mi cirugía plástica, reparadora y estética, que me realizo cada dos meses y que esta vez no surtió efectos, pues en lugar de modelar mi cuerpo escultórico lo transformó en una masa amorfa.

Luego, al mediodía, para no comer la asquerosa carne que deglutían con placer unos comensales en el restaurante, opté por tomar mi píldora nutritiva con un vaso de agua que, para suerte mía, estaba sucio, el vaso, y el agua con hongos que me originó tremendo vómito. Por la noche me apliqué mi radiante crema antiarrugas que me produjo escozor en la piel y horribles manchas en el rostro.

En seguida, cuando me dispuse a ver mi programa favorito, tomé mi yogurt que disfruto desde niña. Cuando el programa estaba en su momento cumbre, mordí algo con mis dientes y un sabor ácido inundó mis glándulas. Supuse que era una pasa, pero no. Fui al sanitario, vomité y descubrí, con horror, que era una… ¡asquerosa… cucaracha!, que se había introducido por mis delicados labios que tantos hombres han deseado besar.

Me sentí no sólo ídem, es decir cucaracha, sino además me entró coraje, rabia y deseos de matarlo, sí, a usted; pero no termina ahí el asunto: después, al estar removiendo los residuos del yogurt, descubrí —con mayor horror— una OREJA, la oreja de mi tío Enrique Salinas, cuyo cuerpo mutilado no poseía cuando fue hallado. ¡Y era su oreja porque la reconocí en un afecto de sortilegio familiar!

De manera que, Míster Dan One Light, debe saber mi secreto. He descubierto que usted es el asesino de mi tío y dispóngase enseguida a cumplir con mis deseos. Primero, envíeme un boleto de ida y vuelta a Estados Unidos. Y, segundo, pague la reconstrucción escultórica de mi cuerpo. Si no cumple con estos requerimientos, alguien le cortará la oreja, se la comerá en mi presencia y luego recibirá el tiro de gracia.

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