Artículos

Víctor Roura: medio siglo de vida periodística

Noviembre, 2022

Ya desde principios de 1972 se publicaban dibujos suyos en la revista roquera México Canta, que dos años después, impensadamente, dirigiría a sus 18 años de edad; empero, su primer texto en la prensa mexicana sucedió antes de finalizar ese año, 1972, de manera que Víctor Roura cumple, en este 2022, medio siglo de vida periodística ininterrumpida. Nacido en Mérida el 28 de julio de 1955, ha publicado a la fecha más de 60 libros entre poesía, ensayo y narrativa. Como periodista, trabajó en las redacciones del viejo unomásuno, fue integrante fundador de La Jornada —y jefe de su sección cultural durante el primer año—, de igual forma fundó la (mítica) sección cultural de El Financiero en 1988, espacio que digirió durante 25 años. Ahora, en este 2022 han visto la luz (o verán la luz) de manera simultánea varios libros de su autoría, un par de ellos como parte de la celebración por el medio siglo de vida periodística. Por lo pronto, con autorización reproducimos un extracto de El ajedrecista acaudalado (2022), así como un fragmento de 1001 rimas imposibles (2022), para sumarnos al festejo del periodista, escritor, ensayista y editor mexicano.

El ajedrecista acaudalado

Cinco centenarios cortesanos

(El 14 de marzo de 1519, en las costas de Yucatán, desembarcó Hernán Cortés con la decidida intención de invadir las tierras entonces desconocidas para los europeos en una hazaña que los españoles denominaron, posteriormente, como su “Conquista” o “Descubrimiento de América”. Durante abril de ese mismo año Cortés se introducía en aquellos deslumbrantes territorios con la consigna de hacerlos suyos y de la Corona española. Con palabras que comienzan exclusivamente con la C de Cortés narro esta breve historia para no dejar en el olvido esa miserable aventura exploratoria que aún hoy continúa siendo aclamada por diversos historiadores y distintos literatos.)

1

Cristóbal Colón con culebreantes carabelas, contorsionados cañoneros, cometió —con consentimiento clerical— colisiones continentales con cizañeros carabineros, caudalosos caudillos, caballeros criminales, codiciosos cretinos, comodines con convicciones corruptoras, carnavaleros con catalejos, corporativo creyente, correligionarios conflictivos, colonizadores clasistas, cacos corrilleros, catatónicos capitanes catrines, castos castizos castradores, curas confabulados, chulos corsarios, condescendientes con Chabela Católica.

Cardumen cavernario.

2

¿Conquista —captura, confiscación, criminalización, cortesanía, compulsión, cofradía, cacería— celebrable?

¡Cobijáronse con cuerpos cuya consistencia corrompieron coléricamente, cartomancianos culeros!

¡Conflagración convaleciente!

3

Concluyó Cortés, con conciencia cristiana, con cierto culposo cinismo: colapsó Cuauhtémoc civilizadamente. Culminación catastrófica, Cortés cortó, con crepitante canallada, cada certeza —contrariedad consigo científica— confeccionada con “conocimientos cerriles”. Cuauhtémoc cayó como cíclope contemporáneo.

Cinco centenarios capitalizados con cetrera cortesía: Cortés como cazador central, cumplidor cifrado, célebre conquistador, coloso centelleante; Cuauhtémoc como callado cortesano, cómplice circunstancial, camarada caducado, conservador cansino.

Curiosas civilidades centrífugas.

4

(Cuadro contemporáneo: Cortés confiesa colapsos, colisiones colaterales, contingencias configuradas, confianzas curtidas. Capítulo cuarto.)

—Cometí, culposamente, crímenes carnales…

—¿Cómo carajos confiesa con candoroso cinismo?

—¡Castidades, córrolas con celeridad!

—¡Castíguenlo con cárcel centenaria, cuadrúpedo compulsivo!

—¿Corralón civilizado?

—¡Celda carnívora, centinelas cabrones, candela cotidiana!

—¡Cercénenme, compadézcanse, contad conmigo!

—¡Cenagoso ciempié, culebra comadrona, cantinflesco crapuloso!

Carceleros condúcenlo con cólera crepitante.

5

(Cuadro contemporáneo: Cortés continúa confesando canalladas colaterales, contingencias configuradas, confianzas curtidas. Capítulo cinco. Colofón.)

¡Cómo, corazón, casi colapso cuando compartes conmigo —ceremonia celebratoria con cinturas columpiándose conjuntamente— concupiscencias contiguas! Contrólote, capullo; contrólasme, carmesí cetrina. Confrontámonos, camaleona-centuplicada-cortés-carnalmente. ¡Cuánto cambio cuando cohabitamos cariñosa-compulsiva-cotidiana-catapultada-complaciente-cerdamente, corazón!

6

Cuauhtémoc (confundido, conflictuado, compungido) camina con Cortés con cordialidad cuestionando cómo coinciden culturas contradictorias, cómo confraternizan costumbres contrarias, cómo coexisten capitanías complejamente cambiantes.

Cortés (contrito, cautivado, colérico) camina con Cuauhtémoc cargado con cálidas cuchillas cintilantes, contemplando curvilíneas cinturas caprichosas con cierta comezón canina, cavilando cómo cercenarlo corporalmente con correcta circunspección cirujana como carismática cortesía continental, ciega contribución culturalista

Suicidio

Lo último que oyó en la vida fue un ruido apagado, como un balazo apenas percibido, calladamente difuminado.

Designios divinos

Cuando ella aceptó por fin ser su amante, el hombre jamás volvió a verla.

Sabor ortográfico

Cuando leyó que en esa paletería vendían orchata, así sin la h, pidió un vaso mediano para conocer el sabor de un agua con falta ortográfica.

Realismo

Cuando abrió los ojos, luego de besarla largamente, se percató de que ella había huido con prontitud.

Derretimiento

Armó con plastilina, en dos días con sus noches, el cuerpo perfecto de una mujer, pero el Sol derritió la figura en un santiamén.

Motivación sin importancia

En su abstraída turbación, la mosca se reía, porque sí, del paso de cualquier humano sin explicación ninguna, pero nadie se percataba de esta insulsa turbación.

Sueño guajiro

Como nunca la había visto antes en circunstancia parecida, la mujer estaba, desnuda, tendida en la cama, inquieta, desesperada, con los brazos abiertos, esperándolo… hasta que fue reprendido por el profesor de álgebra instándolo a retornar prontamente a la realidad escolar.

Puertas estrechas

Después de dos meses de arduo trabajo con las maderas, finalizó un modesto caballo de Troya para poder internarse en la férrea fortaleza de su amada que se negaba a la vida en común.

El problema ahora era resolver cómo sacar el caballo de su modesto departamento de puertas estrechas.

El exégeta ofendido

El jefe de redacción no supo qué hacer cuando el director del medio le pidió que expusiera la exégesis del planteamiento.

—Sé el exégeta de nuestra nueva expresión —condescendió al director a un cada vez más confundido jefe de redacción sencillamente porque desconocía ese extraño término jamás antes concebido.

—Le ruego, señor director, no me ofenda al decirme que sea yo su ex exe ex exé…

Fue despedido fulminantemente de su cargo.


El periodista y escritor Víctor Roura.

1001 rimas imposibles

1
Arrobo

“Vamos, pues, a esa mujer a robar
el confort”, y con su mano, la palma
extendida, me anima. Mas arrobar
pretendo, yo, sólo su cálida alma.

 

2
Carnet de identidad

Te cambio, por un minuto, el carnet
de identidad. Porque yo ya no quiero
ser el mismo en la izquierda como un cero.
¡Me desfiguro, pleno, en la Internet!

 

3
Dúo de violines

Y me dicen que así, dúo
de violines, se conforma
la dicha banda. ¡Vaya horma
mía! De ella soy asiduo.

 

4
La entereza

En Teresa
me interesa
su entereza.

 

5
Fobia

Mi novia
me tiene,
¡ay!, fobia.

 

6
La tejedora

La tejedora, cual águila
vigilante en el aire, hila,
como una eléctrica anguila,
las voces en india fila:
palabras en retahíla.

 

7
La pesadilla

Sola en la villa,
juega la ardilla
con una silla
de vieja arcilla.
¡Pobre, se astilla,
qué pesadilla!

 

8
Alimentaria

¿Habría soya
cuando la Grecia
—Helena necia—
aplastó a Troya?

 

9
Estrés

Miras heces
(como peces
—¿o eran reses?—
en cipreses
no corteses)
y embraveces
—¡oh, con creces!,
¿cuántas veces
en dos meses?
¡Dios, no reces
ni te entieses!
Y no empieces
con que jueces
comen nueces.
No te estreses:
¡ay, si hubieses
50          dado dieces
—sin niñeces—
tal vez dieses
o reveses
o vejeces
(¿o envejeces?)…!
No te expreses
con memeces
o pereces.
No careces,
no, de moheces.
¿Enmudeces?
¡Lo mereces!

 

10
Futbolera

En la espalda el diez
destacaba por
encima de todos.
El futbol lo era, y es,
un torneo a vapor
batiente hasta en lodos
tropicales, yes:
incluso a babor,
de todos los modos
posibles, con codos
en contra o a favor,
goles con los pies
sobraban, No rumies;
si no, el buen sabor
será de los beodos. 

 

Related Articles

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button