Marzo, 2022
Conocer la historia de nuestros antepasados y sus especies hermanas es uno de los retos más llamativos de la teoría de la evolución. Katerina Harvati es directora de paleoantropología en la Universidad de Tubinga en Alemania y lleva toda su vida profesional dedicada principalmente al estudio paleobiológico de los orígenes humanos modernos.
La evolución humana durante el Pleistoceno es uno de los principales campos de investigación de la paleontóloga Katerina Harvati (Atenas, 1970). En el yacimiento de la cueva de Apidima, en Grecia, se hallaron dos grupos humanos: una población de Homo sapiens primitivos, seguida de una población de neandertales.
La datación de los restos supuso un hito nuevo para su carrera y también para el conocimiento de las dispersiones de los primeros humanos modernos fuera de África. Ahora, la científica vuelve a este lugar para continuar con su estudio. Pero antes, conversamos con ella…
—¿Qué fue lo que la motivó a dedicar su carrera a la paleoantropología y, en particular, a los orígenes de los seres humanos?
—Siempre me interesó el pasado. Proviniendo de Grecia y creciendo en Atenas, el pasado era una parte natural de nuestro medio ambiente. Todo lo que existía a mi alrededor era en forma de espectaculares ruinas arqueológicas y hermosos objetos antiguos. Sentí curiosidad por la prehistoria y la evolución humana ya en la escuela secundaria, pero descubrí mi vocación cuando me mudé a Estados Unidos para estudiar antropología en la Universidad de Columbia.
—Ahora hay muchas más mujeres en este campo de la ciencia. ¿Era así cuando empezó sus estudios en Estados Unidos? ¿Qué es lo que más ha cambiado en este sentido?
—Los estudios evolutivos humanos todavía están relativamente dominados por los hombres. Aunque hay muchas mujeres estudiantes de doctorado y postdoctorado, todavía son muy pocas las mujeres en puestos de alto nivel, un fenómeno que se observa en muchos otros campos de la ciencia. El cambio es progresivo pero lento, todavía hay mucho margen de mejora.
—Su carrera estuvo marcada por el hallazgo de un cráneo de humano moderno de hace más de 200 000 años. ¿Qué contribución podría superar este descubrimiento?
—El hallazgo del Homo sapiens más antiguo fuera de África que identificamos en Grecia, en el yacimiento Apidima (Nature, 2019), por supuesto fue un hallazgo muy importante y un hito para mí, pero también para la prehistoria europea en su conjunto. Este descubrimiento, que fue una sorpresa para muchos, demuestra que hay tanto que todavía no sabemos sobre la evolución humana, como lo han demostrado los repetidos descubrimientos históricos en las últimas dos décadas en nuestro campo. Espero con interés nuevos y emocionantes hallazgos en el futuro de nuestra investigación continua.
—Un ejemplo son los últimos estudios sobre los neandertales que, en unas décadas, han cambiado por completo lo que pensábamos de ellos, sobre cómo eran y su desaparición. ¿Por qué estamos tan fascinados por este tipo de especies?
—Creo que nuestro interés por los neandertales es tan alto porque eran una especie hermana, nuestros parientes más cercanos. Sin embargo, parece que fueron muy diferentes a nosotros en muchos sentidos, mientras que en otros aspectos eran muy similares. Los neandertales son, si se quiere decir, otra versión de la humanidad.
—¿Qué relevancia tiene Grecia, su país de origen, en estas primeras migraciones humanas y por qué se dice que fue la puerta de entrada a Europa?
—Grecia y el sudeste de Europa en general tienen un doble papel. Por un lado, valieron como un importante corredor migratorio para los movimientos de población humana, así como un refugio glacial, donde las poblaciones de plantas, animales y humanos habrían sobrevivido durante las edades de hielo, cuando las regiones más al norte se habrían vuelto inhabitables.
“Como tal, se espera que esta región muestre evidencia de dispersiones humanas multidireccionales repetidas, supervivencias tardías de la especie humana y un registro largo y continuo de la presencia humana. Sin embargo, debido principalmente a la investigación arqueológica pasada que se centra en períodos de tiempo posteriores (que por supuesto son muy importantes en Grecia), ha habido relativamente poca investigación en evolución humana”.
—Un amplio campo por explorar entonces…
—Sí, el resultado es que no sabemos mucho sobre la evolución humana en este lugar geográfico, a pesar de su importancia. Mi equipo y yo hemos estado trabajando para cambiar eso.
—¿Qué fósiles o datos podrían darnos la clave para refinar aún más las interpretaciones de estas migraciones humanas?
—Los fósiles individuales son por supuesto muy importantes y siempre esperamos encontrar más. El contexto en el que se encuentran, así como los restos culturales que se asocian con la presencia humana, también pueden dar información muy necesaria. Los estudios paleoambientales que destacan las condiciones bajo las cuales las dispersiones pasadas se hicieron posibles son fundamentales.
—¿En qué está trabajando actualmente?
—Estoy liderando varios emocionantes y diversos proyectos. Sin embargo, un enfoque muy importante de mi investigación sigue siendo mi trabajo en Grecia, donde he estado trabajando durante más de 20 años.
“Tengo ahora mismo una subvención ERC Consolidator CROSSROADS, que se centró en los primeros períodos paleolíticos en Grecia y que llegará a su fin el próximo mes. Publicaremos los emocionantes resultados de esta investigación en un futuro próximo. En abril comienzo otra beca ERC Advanced FRISTSTEPS. Este proyecto tomará una perspectiva regional y se centrará específicamente en las primeras dispersiones de Homo sapiens y los últimos 200 000 años. Como parte de este proyecto, realizaremos trabajos de campo en el yacimiento de Apidima, entre otros, y espero con ansia nuevos y emocionantes hallazgos”.