Intermedio

Roles, patrones y miedos: hacia una concienciación sobre la salud mental masculina (y las nuevas masculinidades)

Noviembre, 2025

El mundo avanza y cambia y, con ello, sus habitantes con sus costumbres y comportamientos aprendidos histórica, social y culturalmente. Hoy, son múltiples los temas de índole social en tela de juicio, tratando de dar nuevas perspectivas, pautas y enfoques, intentando romper con lo ya establecido. Por ejemplo, ¿hoy qué significa «ser hombre»?, ¿hay una sola manera de entender y vivir «lo masculino»? Tomando como punto de partida el Día Internacional del Hombre, que se conmemora cada 19 de noviembre, Estefania Ibañez, en este texto, conversa con el psicólogo y profesor Tadeo Javier Meza para buscar desmenuzar y desmontar acciones y pensamientos y patrones que han impedido, y siguen impidiendo, el crecimiento personal de los varones, empantanados, aún, en el fango de la masculinidad tóxica normalizada. La cosa no está fácil: anticuados roles, antiguos patrones, arcaicos privilegios inmerecidos, estereotipos arraigados, actitudes violentas, viejos y nuevos miedos, pero, también, escaso o nulo cuidado de su salud mental. Como se señala en el texto: ha llegado el momento en que los hombres deben reaprender y resignificar su masculinidad.

En la obra teatral El rastro (1957), de la escritora, dramaturga y guionista mexicana Elena Garro (1916-1998), el personaje Adrián Barajas, de 23 años —ahogado en alcohol y ensimismado en la tristeza por la muerte de su madre—, con cuchillo en mano, primero amedrenta y después asesina a su esposa embarazada, Delfina Ibáñez, de 20 años, porque, según él, al enamorarse de ella su masculinidad se corrompió y considera que la mujer amenaza su esencia machista y misógina.

En esta pieza de arte que, con el uso de metáforas, denuncia la violencia, la capacidad humana destructora y los roles de género, el personaje central, abusado y abusivo, prefiere cometer lo que en la actualidad conocemos como feminicidio —en México tristemente se efectúan 1.8 todos los días, de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP)—, que renunciar a la cultura patriarcal opresora.

Y, aunque hacemos referencia a la ficción, la realidad es que en el país prevalece la actitud machista elegida por varones y por mujeres, que se expresa mediante los estereotipos de género, comentarios sexistas o la represión de las emociones; sin embargo, en el contexto del Día Internacional del Hombre —este año con el lema “Celebrando a los hombres y a los niños”—, se pretende evidenciar que este comportamiento ya no debe permitirse en la actualidad, esto se refuerza con los objetivos establecidos que son “destacar modelos masculinos positivos”, “centrarse en la salud de los hombres y los niños”, “mejorar las relaciones de género” y “promover la igualdad de género”.

Si bien la fecha conmemorada desde 1999 cada 19 de noviembre todavía no se visibiliza a nivel mundial, paso a paso existe mayor apertura para realizar actividades que recuerden la importancia que requiere atender la salud en general, sobre todo mental, de los varones, entre ellas, protestas, charlas y la inclusión del tema en manifestaciones artísticas como obras de teatro, cine, literatura, artes visuales y música.

A nivel mundial, se convocó a un seminario web de nueve horas durante las que expertos hablaron de historias de varones que han vencido retos complejos; ofrecieron recursos eficaces para ayudar a los hombres y a los niños, y brindaron información respaldada respecto a la salud mental y a la paternidad.

En la Ciudad de México, aunque pasó desapercibida, el pasado 15 de noviembre se programó la segunda Marcha Nacional por el Día del Hombre, desde el Monumento a la Revolución (no se especificó ruta precisa), con la intención de transparentar los derechos de ellos y exigir imparcialidad.

El origen

El llamado para reclamar el Día Internacional del Hombre inició tiempo atrás, aunque su instauración haya sido casi al cierre de la década de los noventa, según el portal oficial International MensDay November 19. Para constituirlo, sirvió el esfuerzo del doctor Jerome Teelucksingh, maestro de Historia en la Universidad de las Indias Occidentales, en Trinidad y Tobago.

La fecha también tiene el objetivo de que los varones hagan visible la discriminación que padecen y que “celebren sus logros y contribuciones positivas a las comunidades, los lugares de trabajo, las amistades, las familias, los matrimonios y el cuidado de los hijos”.

A lo largo de poco más de dos décadas, el día se conmemora por medio de actividades en la escuela, foros, conferencias, seminarios públicos, reuniones en las que se aborda la salud masculina, así como eventos religiosos, concentraciones pacíficas y la captación de fondos como la campaña Movember —contracción de los términos del inglés moustache (bigote) y november (noviembre), entre otras acciones.

La idea también es poner sobre la mesa temas secundarios —por ejemplo, en 2010 el tópico principal fue “Nuestros hijos, nuestro futuro”—, y, a la vez, esclarecer que se trata de una rememoración para distinguir las aportaciones y la justicia masculina, no para competir con el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo).

Imagen: cortesía Truthseeker08 | Pixabay.

Las fechas no deben confundirse

Pero, ojo: el 19 de marzo es otra fecha no oficial para memorar el Día del Hombre, que no debe confundirse con la del undécimo mes, pues ésta, más bien, está relacionada con el festejo de San José de Nazaret, el padre adoptivo de Jesús, conforme a la Iglesia católica.

En el ámbito de esta evocación, se instaura a San José como ejemplo de esposo y padre. La institución celebra a este santo en naciones de Europa y América Latina; por ende, el día está dedicado a los varones.

La conmemoración es controversial porque la doctrina católica es foco de diversas violencias y de machismo, comenzando con que no existe como tal una equidad de género dentro de ella, pues, aun cuando se han dado discretos progresos —como el hecho de que Sor Raffaella Petrini fue nombrada presidenta de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano y presidenta de la Gobernación del mismo estado por el Papa Francisco—, las responsabilidades de las féminas dentro de la Santa Sede siguen siendo menguadas, debido a que muchas no son incluidas en las esferas de poder donde se toman decisiones relevantes.

Esta cadena de problemas y polémicas incluyen también el abuso sexual hacia las monjas por parte de sacerdotes y otros miembros del clero, el silencio ante los pederastas dentro de la institución, la negación de los matrimonios homosexuales y su oposición al aborto, por mencionar sólo algunos.

Es inquietante que la Iglesia realce a la figura masculina desde su visión patriarcal, puesto que, si bien esta religión tiene contribuciones significativas en la sociedad, el uso excesivo de su poder es igual de representativo.

Hace unos días, conversando con el doctor en Psicología Tadeo Javier Meza Quintero, él nos decía al respecto del día para honrar a los varones en la visualización cristiana: “Opino que no debería de ser un día difundido porque, al venir de una religión, en esencia replica modelos donde se asignan roles morales y religiosos, vinculados a una ideología en particular”.

La faena recién inicia

Lo cierto es que conmemorar un día no alcanza ni refleja todavía las acciones que se deben implementar para cambiar de perspectiva con relación a la salud mental y física de los varones, además de la dimisión al machismo, que tanto les afecta a ellos.

Con relación a esta violencia —es decir, el machismo—, es preciso recalcar que está fuertemente vinculada con los feminicidios.

—El machismo es una patología social muy normalizada —nos dice Meza Quintero—. Por eso, parte del tratamiento para un feminicida es trabajar sobre ello, trabajar sobre ese machismo.

El especialista explica que no pueden desligarse “pues está la idea del derecho a la posesión de la mujer”; por ejemplo, cuando ella no está disponible o cuando ella no satisface lo que él quiere.

—Estadísticamente —explica—, la mayoría de los feminicidios son de exnovios, exesposos o parejas actuales. Entonces, el machismo es esa distorsión del pensamiento colectivo de que la mujer vale menos y se puede poseer.

Foto: archivo|SdE

En otro orden, Tadeo Javier cree que la fecha dedicada a los varones no tiene todavía un vigor potente, pero esto se puede cambiar mediante la sana insistencia y la publicación de información adecuada:

—Es un buen inicio que exista un día, pero la visibilización es poca y la connotación que se le da, desde nivel institucional como social, no ha tenido esa relevancia. Sí, es importante que exista. El paso siguiente sería reimpulsar la forma en que se difunde —explica el también maestro en Psicoterapia Gestalt.

Y es que, en esta época hay cada vez más varones, sobre todo jóvenes, que apuestan por llevar a cabo masculinidades igualitarias y saludables; no obstante, en el país aún no se edifica en progresos sociales, económicos, culturales, ambientales, familiares y de pareja.

—En México es complicado y no se está llevando a cabo tal cual por el rezago que tenemos de machismo. Pero las nuevas generaciones ya se están cuestionando, y yo creo que el cuestionarse es el primer paso. Después viene la reflexión profunda y luego la modificación de las conductas de lo que hasta ahora ya está normalizado.

El hecho de que en México aún prevalezca la mentalidad y conducta machistas es una responsabilidad compartida entre los varones, la familia y la sociedad, dado que hay patrones que se aprenden desde el hogar y otros entornos, los que son difíciles, pero no imposibles, de abandonar.

—Me atrevería a decir que es un 50 a 50 —dice Tadeo Javier—. Lo que sucede es que hay privilegios que van por default que no se están dispuestos a soltar, como el de ser visto superior a la mujer o con ciertos derechos que, ellos piensan, no deberían existir. Pero, sí, ese “privilegio” de ser hombre todavía está muy presente y cuando aceptamos las nuevas masculinidades, las nuevas formas positivas de ser hombre, implica renunciar a esos privilegios para trabajar en la igualdad.

Entre los obstáculos que dinamitan la intención por dejar atrás el machismo, está la incapacidad actual por elegir una vida diferente, que los aleje de los “beneficios” que a lo largo de la historia han obtenido o les han sido otorgado.

—El hecho de que no se vea a profundidad que es para tener mayor autonomía y libertad, por lo tanto felicidad, hace que se vuelva un doble vínculo con la masculinidad tóxica, es decir, ‘no la queremos, pero no la queremos soltar’ —señala Tadeo Javier.

En este punto, él pone énfasis en los privilegios:

—Otro sería tener dos o más parejas y no ser cuestionado por la sociedad; otro es tener mayor ingreso económico que las mujeres, o poder justificar que la mujer es la que se tiene que quedar con ciertas responsabilidades en casa, como “yo no limpio, no trapeo, no barro”.

Y no sólo eso. En pleno siglo XXI —destaca el especialista—, la idea de que un hombre puede ser mejor líder que una mujer sigue firme en ciertos contextos, además de que se sigue aceptando que en el ámbito hogareño no se les cuestione su ausencia en su rol como padres.

Y lo más grave:

—Ejercer violencia hacia las mujeres. Aun cuando se ha avanzado, todavía hay ciertos grupos que la justifican —señala el psicólogo.

Foto: cortesía Pexels | Pixabay.

Miedo a no ser “suficientemente hombre”

Miedos, inquietudes, temores y terrores también sobrevuelan entre los varones de hoy (y de ayer), que les impide un desenvolvimiento saludable en la sociedad.

En ese sentido, entre las inquietudes o miedos más escuchados en el pasado —y también en el presente— está, por ejemplo, el uso del color rosa en prendas o artículos, señala Tadeo Javier; sin embargo, él resalta otros más, algunos asociados con factores biológicos:

—Para empezar —señala—, está el miedo a la violencia general. Por ejemplo, el miedo al secuestro, que es un miedo compartido con las mujeres. Sin embargo, vayamos más allá. Me ha tocado conocer varios pacientes (o fuera del ámbito clínico) que les genera mucho conflicto su voz, porque no es lo suficientemente grave; o el hecho de que su espalda no es lo bastante ancha; o que su barba no crece de manera tupida; o que sus facciones no son lo suficientemente rudas. También, chicos que crecieron con mujeres y tienen algunos gestos más asociados a lo femenino que a lo masculino… Entonces, aunque sean hombres heterosexuales, hay un miedo a que la gente note esos rasgos.

El machismo femenino genera grandes estragos

Eso sí: que se piense que el machismo sólo lo ejercen los hombres, es un craso error. Debido a que este tipo de violencia no distingue de género, las mujeres también lo han aprendido y en el país lo siguen replicando con palabras hirientes, que presionan y agreden la salud mental de ellos.

Habla Tadeo Javier:

—El tema de cumplir con expectativas que no son mías, sino que son sociales y que son de las mujeres, es algo que se sigue dando y fomentando. Por ejemplo, la de que el hombre tiene que ser el proveedor puede ser impulsada por las mujeres con frases como “tú eres el hombre, tú paga”; o, “cómo te voy a hacer caso si no tienes carro”; o, “cómo te voy a hacer caso si no me estás dando regalos caros”.

En este mismo orden de ideas, otro punto preocupante es que muchas veces la mujer contribuye a la represión masculina de las emociones, afirma el psicólogo, pues sigue enunciando frases como “mi novio parece niña porque llora”, o “se supone que tú eres el hombre y eres el que más llora”. Incluso, si un niño llora es motivo de risas o de burla.

Lo más increíble y agobiante, puntualiza el especialista, es que las exigencias femeninas han escalado a la sexualidad, un tópico tan elemental que abarca aspectos biológicos, psicológicos, sociales, de identidad, de placer y de emociones, entre otras cuestiones.

Habla Tadeo Javier:

—En el tema sexual, es normal que eventualmente un hombre no tenga erecciones a la hora de querer tener relaciones sexuales; pero cuando viene la duda de la virilidad de un hombre, por no lograr una erección de calidad, genera problemas de disfunción eréctil. De hecho, la gran mayoría de los temas de disfunción sexual en un hombre se debe a experiencias en la que creía que debía responder sexualmente; si no, no era lo “suficientemente hombre”. Incluso, eso ha sido impulsado por las propias mujeres.

Fotograma de la película Boy Erased.

El tabú de la homosexualidad

Parte del comportamiento machista masculino que debe erradicarse, puntualiza el doctor, es también la prohibición de las diferentes orientaciones sexuales, como la homosexualidad, que se ha visto lastimada a través de la homofobia, manifestada en rechazo o miedo hacia quienes se reconocen en esa preferencia.

—Es curioso, porque entre machistas los juegos homoeróticos están bien vistos, como el tocamiento de los genitales, las nalgadas o la “broma” a tu amigo o compadre de “cómo amaneciste, mi amor”. Ese tipo de cosas están muy normalizadas, y no cosas como las que mencionábamos antes: no te permito que parezcas mujer, o que camines no tan masculino, o que tu voz no sea lo bastante gruesa.

“Porque lo que está más criminalizado es lo femenino, más que la conducta homoxesual. La invitación social es que puedes ser gay, puedes llevar tu vida sexual privada, pero que no se te note. Ésa es la otra condena”, explica Tadeo Javier.

Lo que más les molesta, añade, es lo femenino, porque significa la renuncia a la ventaja de ser hombre, es decir, bajo una visión machista y homofóbica, los varones pueden ser homosexuales pero no se les deben notar rasgos femeninos.

—En cuanto al tema de las personas trans, genera más conflicto un hombre que una mujer trans —dice Tadeo Javier—. Me ha tocado ver padres que cuando la mujer hace la transición a hombre, les da hasta cierto orgullo; mientras que el hombre que hace su transición a mujer, el padre suele reclamar con el “cómo te atreves”. Algo así como “tienes el privilegio de nacer hombre y renuncias a eso, me avergüenza”.

Es necesario que ellos se muestren vulnerables

En este paso a paso por desmontar acciones y pensamientos que impiden el crecimiento personal de los varones, es clave oponerse a creer que deben ser siempre sólidos. En ese sentido, es inaplazable que se permitan sentir y expresar sus emociones y necesidades, puesto que, en la actualidad, el índice de suicidios en ellos no ha disminuido.

En el país, hasta 2024 se registró una tasa de suicidios de “11.2 por cada 100 mil hombres”, la mayor correspondió al “grupo de 30 a 44 años (18.8)”, seguida del “grupo de 15 a 29 años (15.4)”, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

—Definitivamente —explica Tadeo Javier—, esto tiene que ver con esa exigencia machista de ser siempre fuerte, siempre el que provee, el que no es débil. Es increíble, pero, hoy por hoy, todavía se sigue asociando el reconocer cierto padecimiento mental, trastorno, rasgo o simple tristeza, con debilidad, y si es debilidad está más asociada a lo femenino.

“El reconocer los sentimientos implica vulnerabilidad, eso es muy importante. Y es que, el reconocernos vulnerables en momentos de crisis, en momentos de situaciones problemáticas, nos da la pauta para expresar las emociones, pero si no nos damos el permiso de ser vulnerables, porque nos hace menos hombres, todo eso colapsa. Y hay más: a veces no tenemos el derecho de mostrarnos débiles pues esto se asocia con aceptar que hay un tema de depresión, de ansiedad, de miedo o de inseguridad”.

En este punto, Tadeo Javier quiere ser claro: modificar este aspecto de la personalidad no siempre es sencillo, pero paso a paso se puede lograr. Por ejemplo, un paso es manifestar los sentimientos cuando están pasando por cambios o duelos, como el fallecimiento de un familiar:

—¿A qué me refiero? A que pueden decir, y en voz alta, “me siento muy triste, emocionalmente destruido, siento que no sé qué hacer, siento que no voy a poder con este dolor, siento que no soy capaz de gestionar mis emociones ahorita”. El mostrarnos vulnerables es decir “estoy triste, estoy decaído, no tengo fuerzas, no tengo ánimos, no tengo ganas”, y poder hablarlo en un espacio seguro con una persona. Esto nos da la pauta para, a partir de ahí, generar nuestras fortalezas —aconseja el doctor.

Foto: cortesía Freepik.

Una de las claves: la asertividad

En el tema de las emociones que experimentan los hombres, al parecer la valoración está al revés, esto es, que se les autoriza sentir enojo, pero no manifestar tristeza o ansiedad. Este es un punto preponderante que puede modificarse con la ayuda de la asertividad.

—La asertividad es expresar emociones, específicamente expresar el enojo en un lugar sano, con la persona correcta y de la manera sana. Me refiero —explica Tadeo Javier— a que lo ideal sería en un consultorio, con un especialista que te pueda guiar, donde pueda hacer que gestiones tus emociones. La otra posibilidad es hacerte responsable de tu enojo, es decir, lo descargo rompiendo una hoja, rompiendo un pedazo de tela, gritando en mi cuarto en la almohada, y ya que saqué la parte enfermiza, la desbordada, voy y hablo con la persona que me generó la molestia y le cuestiono lo que vamos a hacer, en lugar de ese desbordamiento.

Tadeo aclara que entre los objetivos del cambio de pensamiento y de acciones, que no van acorde a la masculinidad nociva que estamos habituados, lo mejor sería no darle importancia a qué tan femenina o masculina es una persona.

—Voy a irme a un extremo. Lo ideal sería que se aboliera el género, que no existieran los géneros como tal, que solamente existiéramos personas expresándonos y punto. Las nuevas masculinidades son un previo a eso, es un primer paso.

“En sí, es como el tema de las diversidades sexuales: ahora hay muchas nomenclaturas, que siempre han existido, pero no tenían nombre. Lo ideal sería que no existieran esas nomenclaturas, solamente personas diversas y ya. Pero, como un primer paso, sí están bien las nuevas masculinidades, porque hay que empezar a palpar que hay algo distinto a la masculinidad tóxica normalizada”.

Parte de las buenas intenciones de conmemorar un día para ellos es el de crear “modelos masculinos positivos”, además, en colectivo cuidar su bienestar mental y reconocer sus aportaciones en la familia y en la sociedad.

—Agregaría el derecho a reconocer nuestra vulnerabilidad, no sé si ya va por default ahí, pero eso sería interesante recalcarlo o separarlo. Imagínate que en el Día Internacional del Hombre, uno de los principales objetivos sea el recuperar o visibilizar el derecho de los hombres a mostrar su vulnerabilidad.

Para lograr ese derecho, ya no debe estar en discusión que todos nos debemos involucrar en la medida posible.

—Lo que se puede hacer es brindar espacios de expresión emocional con tus amigos hombres, con tus hijos, con tus nietos, con tus sobrinos. Si eres mujer, generar esos espacios donde puedan expresar y preguntar “qué te pone triste, qué te duele, en qué momento sientes que no puedes”; y si eres varón, mostrarlo, no hay mejor cosa que el ejemplo, que tus hijos te puedan ver vulnerable, que te puedan ver triste, porque hay un pánico a que tu hijo te vea así siendo tú el padre. Mostrarlo hace que el niño diga: “yo también puedo” —concluye el especialista.

Un testimonio: Sebastián

Aunque no es su nombre real —por cuestiones de privacidad—, Sebastián García se dedica a la venta de libros. Tiene 35 años. Él se considera una persona que rompe con los esquemas tradicionales y con lo que se espera socialmente de él como varón. Si bien no le es ajeno el machismo, sí ha decidido renunciar a él y buscar ayuda profesional.

Me cuenta que en la casa donde creció, experimentó en diversos momentos la represión de sus sentimientos y emociones:

—En una ocasión —rememora—, mi padre y mi madre discutieron, mi hermana y yo estábamos en una cama y empecé a llorar. Mi padre se acercó y me dijo: “¿Por qué no eres fuerte?” Tuve que dejar de llorar. En varias ocasiones me dijo que no llorara.

Sebastián piensa que crecer y convivir en contextos donde no se permite exponer las emociones, que pueden ser el hogar, la escuela o el trabajo, influye drásticamente en la forma de relacionarse con la familia, los amigos o la pareja.

—Mis padres trabajaban casi todo el día. Cuando mi madre llegaba de trabajar, atendía la casa y preparaba alimentos, nunca tuvimos pláticas profundas. Ya en la adultez, previo al trabajo emocional y reaprender cosas en terapia, me costó permitirme sentir y, más aún, expresar mis sentimientos, incluso conmigo mismo.

Durante su infancia y adolescencia, los entornos de Sebastián no le permitieron poder experimentar sus sentimientos con libertad. Así que decidió romper con los patrones, hacerse responsable de su salud mental y buscar la guía adecuada que le proporcionara las bases para gozar de una vida diferente.

—Hoy —me cuenta—, me siento libre y me permito llorar cuando siento ganas. Me gusta hablar y expresar lo que siento con mi pareja y aquellas personas con quienes tengo vínculos afectivos y emocionales. Me gusta sentirme vulnerable: ayuda a romper las capas o máscaras impuestas por mí mismo que pretenden mostrar una apariencia sólida e inamovible. No me gusta usar color rosa en mis atuendos, pero no tengo problemas con el uso de algún objeto rosa: mi sexualidad y personalidad están definidas.

Foto: cortesía Pexels | Pixabay.

En constante evolución

En su momento, la violencia ejercida por las mujeres a Sebastián también le afectaron. De hecho, dice, en más de una ocasión se ha sentido acosado; incluso, lo han tocado y observado de una forma que él piensa es inapropiada.

En lo que refiere al significado de ser hombre o ser mujer, prefiere no adjudicarles términos que aluden a los modelos tradicionales, simplemente decide llevar a cabo con amor sus obligaciones y ayudar a los demás en la medida de sus posibilidades.

—En terapia he aprendido que ya soy hombre, biológicamente así nací, el significado de lo que uno cree que define a un hombre se “aprende” en el desarrollo, y aquí se adjudican los pesos que se considera que un hombre ‘debe’ cargar. Un hombre puede cuidar, proveer, resguardar, trabajar, ser responsable y más para consigo mismo y el prójimo, mientras este lo permita, lo mismo con las mujeres. Así que no puedo definir cómo veo a un hombre o mujer en general, no tiene sentido generalizar o definir de forma burda. Al menos para mí, no hay un bien o mal, el ser humano es, y ahí se aguarda gran complejidad.

Gracias a su interés por superarse y con la ayuda de la guía psicológica, Sebastián está comprometido a desafiar las normas nocivas, principalmente para tener una mejor calidad de vida y ofrecer a sus seres amados lo mejor de él.

—Es importante que las personas prioricen su salud mental por encima de una relación sentimental o cualquiera interpersonal. Que un ser humano trate de encontrar bienestar emocional y mental es un buen indicador de que podrá sostener un vínculo afectivo.

En su estilo de vida incluye hábitos saludables, como priorizarse, cuidar su salud física y brindar tiempo de calidad a sus vínculos sociales y romántico, lo que incluye poder ser honesto con los que lo rodean y recibir retroalimentación de ellos.

—Soy ser humano, no puedo evitar equivocarme, recibir críticas o escuchar que la gente exprese lo que siente, aunque ello implique escuchar cosas que no me gustarán.

Sus metas diarias están impulsadas por el anhelo de evolucionar constantemente, lo que implica vivir retos incómodos cuya consecuencia es despojarse de actitudes violentas.

—Reconozco que aún tengo patrones de conducta machista, que no definen que sea o no buen ser humano, y que han podido vulnerar a mujeres, pero trabajo en ellos, además en reconstruir mi definición de lo que significa ser “hombre”.

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