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“No utilizo muchos adjetivos por mi obsesión por encontrar la palabra exacta”

Las siete décadas de Lillian van den Broeck

Junio, 2024

Palabra por palabra, frase a frase, oración tras oración, el trabajo escritural de Lillian van den Broeck es muy parecido al de un orfebre. Como señala en esta entrevista: “No utilizo muchos adjetivos por mi obsesión por encontrar la palabra exacta”. Y sí. Poeta, cuentista y traductora estadounidense naturalizada mexicana, Lillian van den Broeck ha llegado a las siete décadas de vida. Víctor Roura ha conversado con ella.

Lillian van den Broeck nació en El Paso, Texas, el 30 de junio de 1954; naturalizada mexicana. Poeta y traductora, ha publicado los poemarios Estado de anónimo (Editorial Nautilum, 1994), Me lleva el tren (Colección “Indócil Ballenato”, Ediciones del Ermitaño, 2013), En ayunas fuma la mañana (Colección “Oasis del Emir, Los libros del Emir, 2024); ha sido incluida en varias antologías y colecciones literarias. Durante diecinueve años colaboró como traductora, poeta y reportera en las páginas de cultura del periódico El Financiero, así como en su sección literaria “La Furia del Pez”, donde participó con la traducción de poesía y canciones de más de 90 poetas y músicos contemporáneos de habla inglesa. Parte de su obra poética ha sido traducida al inglés, flamenco y alemán.

Después de cada respuesta de la poeta reproduzco un texto suyo incluido en su nuevo libro En ayunas fuma la mañana, que gentilmente ha proporcionado para los lectores de Salida de Emergencia.

“Al entrar a secundaria un día decidí que quería ser poeta”

—¿En qué momento Lillian van den Broeck se percató de que lo suyo era escribir poesía?

—Al mudarnos de Los Ángeles a la Ciudad de México a finales de 1964, me inscribieron en un colegio bilingüe donde las materias de redacción en inglés, y la materia de español o lenguaje eran muy importantes. A los diez años me doy cuenta de que disfruto mucho escribir poemas y relatos, que además también gustaban a mis maestros de inglés y fueron publicados en los anuarios escolares de los últimos dos años de primaria. Al entrar a secundaria un día decidí que quería ser poeta y comencé a llenar cuadernos con mis poemas. Y aquí sigo a los setenta, trabajo como traductora, escribo poesía.

Corvus corone
Oblicuo afila
Sobre el lomo una luz
croscita croscita
(Poe le baja el párpado a la ventana)
Amontonados se mecen sobre el otoño
croscita croscita
Vendrán a recogerlos
Cae un guijarro
Círculo en un círculo
se hunde el cielo
croscita croscita
¡Rehilete a sobrevolar!
y a punta de lanza
cro… cierra el día.

Whitman y los cantautores del siglo pasado

—¿Quiénes fueron los poetas de tus primeras lecturas? ¿Por qué precisamente éstos?

—Si me remonto a la adolescencia, recuerdo a Shakespeare por la musicalidad de sus sonetos a pesar de no entender el contenido, a Emily Dickinson por su manejo de la brevedad, de la imagen y su ironía. Luego un amigo me regaló Hojas de hierba de Whitman, libro casi despedazado amarrado con un cordón de bolsa de pan; a ese lo leía detenidamente; los versos libres, la sensualidad, la naturaleza y al ser humano frente a ésta. Estos son los primeros encuentros con la poesía que recuerdo, claro, sin tomar en cuenta la influencia que tuvo la música; la poesía en algunas letras de los cantautores de los años sesenta del siglo pasado.

Para el muchacho
Del azul más sombrío
así te alejas
de la piel resbaladiza a los dedos de los pies
La ola se despliega
a lo largo de esta orilla tan muda
ciega
Arrastrado por la arena
eres pensamiento
un destello.

Exploraciones poéticas

—Sin haber pertenecido a ningún club o grupo alguno literario, ¿ha sido complejo o sencillo tu camino poético?

—Ha sido totalmente libre, autónomo; la poesía me ha salvado la vida sin la necesidad de círculos de poesía o de adherirme a una política literaria. Al principio pensé que podía acercarme, pero cuando lo intenté me fue como en feria. Una, dos, tres puertas te hacen sentir que lo tuyo no es poesía; una especie de acoso por exclusión social que yo había vivido en la escuela por ser “pocha”, o no sé, o por otros motivos. Pero en el camino sí logré abrir un par de puertas, no de asociaciones o partidos, sino de espacios independientes donde creyeron en mí, mi desparpajo, mi exploración poética.

Quehaceres
Dibujaba los paraguas al revés para atrapar las gotas
Dibujaba los paraguas al revés para atrapar las aguas
Luego dejaba de hacerlo
Mejor trazaba papalotes que volaban
se enredaban en las torres de alta tensión
Coloreaba todo antes de guardarlo

Barrer los pedacitos de eso tan pequeño que salió de la pantalla
beber el vino en cristal cortado y luego el desliz
Lábil hábil,
ah qué bien se cae en precipicios,
                                        abismos,
                                        despeñaderos
                                         perfecto
                                         lógico
                                         binario

Otras cosmovisiones

—Tu personalidad va acorde con lo que escribes, aunque en estas cuestiones era lo de menos para los poetas consagrados: lo he apuntado varias veces ante el rencor de quienes lo adoran, pero Jaime Sabines, por ejemplo, le pidió a su amigo Salinas de Gortari que mandara matar a los chiapanecos alzados en 1994, lo cual lo retrataba a la perfección como un poeta sin sensibilidad…

—¿Si debemos leer a escritores o poetas cuyas opiniones políticas coincidan con las nuestras e ignoremos a aquellos cuya vida nos repugne? Es tan confuso como poner en tela de juicio la obra de escritores o poetas como Lewis Carroll, Arthur Rimbaud, Ezra Pound, Céline, Pablo Neruda, William S. Burroughs, por nombrar algunos. En el caso de Sabines, sus poemas se conservan muy bien a pesar de lo que profesaba o dijo ya de viejo. Seguramente sus actuales adoradores ignoran lo de la petición a Salinas de Gortari de matar a los chiapanecos alzados… era otra la cosmovisión de esa época.

El ventilador
Toca esta palabra y el tatuaje será invisible
Recorre el curso de la tinta para duplicar
Tengo estas manos para recordarte;
el espacio de tu aire
el espejo para asomar a la familia
con sus ojos casi extintos
y un ventilador

“Romper las reglas dentro de un espacio resbaladizo”

—Tu madre escribía cuentos, a diferencia de su hija poeta. ¿Qué buscas en la poesía, para qué escribirla en los tiempos actuales, qué es ser un poeta?

—Tu madre escribía cuentos, a diferencia de su hija poeta. Creo que no se trata de etiquetar. Yo también he escrito cuentos que pronto se publicarán. Pero ahora le toca a mi poemario En ayunas fuma la mañana (Libros del Emir), una colección de poemas que escribí durante los siete años que he vivido en Cuernavaca, Morelos.

“¿Qué busco en la poesía? Encontrar palabras, escribirlas por la unicidad y luz en cada una. Compartir mi experiencia poética con un lector sin tener que valerme de un discurso intelectual o de un cuento.

“¿Para qué escribirla en los tiempos actuales? La poesía se ha convertido en uno de los medios más subestimados y menos aprovechados de la cultura actual. Si bien es triste reconocer que ya no juega el papel que llegó a tener para las personas, y que tampoco es tan leída ni elogiada como antes, no por eso se ha dejado de escribir o de leer. Es a través de ella que la gente tiene la oportunidad para asimilar sus sentimientos, pensamientos y experiencias, donde tal vez encuentren consuelo en el hecho de saber que otros los entienden. A mí, la poesía me ha ayudado a vivir la vida. Me ha permitido transportarme por rumbos donde se permite perder la brújula.

“¿Qué es ser un poeta? Sólo puedo contestar por mí, y no lo sé. Tal vez ver las cosas de forma un poco diferente. Es detectar y arrimar palabras que al tocarse centellan. Es romper las reglas dentro de un espacio resbaladizo. Es crear mentiras para describir algo que no está ahí, de modo que el lector sea capaz de construir algo en su mente, creyendo que sí está ahí”.

El dron
Aquí vas de nuevo en la máquina de paseo CAT
Ilumíname las entrañas para mi ojo seco
amarillo naranja y caliente
Que animada soy,
que mortal es ella
Todo deseo arde como cremación ordinaria
Ladrón un dron roba esta escena

Rulfo, por siempre

—En lengua castellana, ¿de quiénes lees poesía y por qué? ¿Y mexicanos? ¿Quiénes son los poetas de Lillian van den Broeck?

—He leído mucha poesía y prosa en las diferentes etapas de mi vida; por mencionar a algunos poetas del siglo XX a los que pude acercarme durante la adolescencia: Federico García Lorca, Miguel Hernández, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Ernesto Cardenal, han sido muchos… He leído mucho por placer o con la idea de cómo se escucha en otro idioma; al ser traductora, de ver si es posible hacer una versión que transmita lo mismo que el original. También me interesan los desvelos de los poetas jóvenes; el rumbo de sus palabras, su evolución y los riesgos que toman en estos tiempos.

“Por siempre, Juan Rulfo; por la poesía en su prosa, la magia y la belleza con la que expresa el dolor de la vida y de la muerte. Luego están algunas cosas de muchos, recuerdo a José Emilio Pacheco, por su lenguaje compacto y su erudición; a Rosario Castellanos, por la austeridad y desnudez de sus versos; Enriqueta Ochoa, por la sensualidad y voz femenina de su obra”.

§
Elemental aire
hélice de viento
señala al norte
lábil asfalto
deserta
§

“En un ratito escribo uno o dos poemas”

—Tus poemas siempre me han dado demasiada respiración, como si los construyeras bajo el resguardo de una pasmosa tranquilidad, sin enredarte en lo que deseas plantear, sin pelearte con las palabras. ¿Demoras escribiendo una poesía?

—No, no es algo tardado. En un ratito escribo uno o dos poemas. La tranquilidad que mencionas es tal vez que son versos callados; no utilizo muchos adjetivos por mi obsesión por encontrar la palabra exacta que contenga un todo.

§
Allá la ciudad y su parábola
la oscuridad enciende sus sueños
Oculta las grietas con su tinta
Despierta al gato remendado
Que sale y entra del ergástulo
sorteando condenas
§

“No sé si la claridad de mis textos se deba a alguna influencia rulfiana”

—También tu prosa parece lindar con el rubro poético por la nitidez de sus entramados, ¿es tanta la influencia rulfiana que, acaso sin percatarte de ello, transmites esa claridad en tu escritura?

—No sé si la claridad de mis textos se deba a alguna influencia rulfiana, y si así sucedió, lo que me tocó parece algo muy afortunado y maravilloso.

§
Rostros y perlas se desencajan
Llegan escritos en corteza de abedul
ventisca del norte
en el lago entumecido
son dos los cisnes negros sobre hielo
§

“Lo que no se resolvió en un principio, lo destruí”

—¿Cuál es el cuento o el poema que, hasta este momento, has tardado en resolver?

—Quizá lo que no he escrito todavía, porque lo que no se resolvió en un principio lo destruí.

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