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Rosario Castellanos, medio siglo después

8 de marzo

Marzo, 2024

Además de ser considerada una de las escritoras más sobresalientes del siglo XX mexicano, Rosario Castellanos es hoy una figura importante del feminismo en América Latina, concepto que abordó de manera pionera en México tanto en sus textos ensayísticos como en su obra literaria. En ellos, en sus diversos textos dedicados al tema, buscaba reflexionar sobre qué lugar ocupaban las aportaciones de la mujer en la cultura; también, por qué las mujeres históricamente habían tenido un lugar marginal en el ámbito cultural; y, sobre todo, discutía por la posición inferior que ocupaba la mujer en la sociedad mexicana. A propósito del 8M —de la celebración del Día Internacional de la Mujer este 8 de Marzo—, y de que se cumple en este 2024 medio siglo de la inesperada partida de la escritora, periodista y diplomática mexicana—, Víctor Roura le ha dedicado estas líneas…

Desde 1980 los libreros y editores de México tienen la costumbre de regalar un volumen cada 12 de noviembre, Día Nacional del Libro por decreto presidencial para conmemorar, de paso, el natalicio de sor Juana Inés de la Cruz. En el año de 1997 fue obsequiado en las librerías El mar y sus pescaditos, de Rosario Castellanos, aparecido, según la puntual nota preliminar de Eduardo Mejía, el 8 de mayo de 1975 “con el número 189 de la colección ‘SepSetentas’, bajo el cuidado de Miguel Ángel Guzmán y Felipe Garrido, el segundo de los libros póstumos de Rosario Castellanos, y su tercer volumen de ensayos y críticas (antes había publicado Juicios sumarios y Mujer que sabe latín). Castellanos, la mejor escritora mexicana de su tiempo (1925-1974), envió estas páginas pocos días antes del accidente que truncó su vida cuando era embajadora de México en Israel”.

De ese hecho mortuorio se conmemora, este año, el medio siglo de haber acontecido, accidente mortal en Tel Aviv ocurrido el 7 de agosto de 1974 y a un año de celebrarse el centenario del nacimiento de la autora chiapaneca, si bien vio la luz primera en la Ciudad de México el 25 de mayo de 1925.

El volumen aquél, de 166 páginas, incluye 17 breves artículos que “registran sus lecturas meramente literarias —apuntaba Eduardo Mejía—, aunque no dejan de aparecer sus convicciones sociopolíticas”. Dado que el libro en realidad no era una novedad bibliográfica, sino una buena excusa para celebrar justamente a este preciado objeto cultural, en lugar de comentar los textos de Rosario Castellanos voy a hacer sumergir sus ideas para, de algún modo, reactualizar a la escritora para festejarnos, con su innata inteligencia, este 8 de marzo. Después de todo, El mar y sus pescaditos es, ya visto a la distancia, un libro-documento para ubicar, como bien dice Eduardo Mejía, las tendencias que entonces imperaban, o surgían, en nuestro continente, un “noticiario” de las “novedades en librerías y de cómo y en qué tono había que leerlos”. De ahí que varios nombres hoy ya no digan nada al mundo literario (Silvia Bullrich, Arturo Cova, Enrique Lihn, Carlos Solórzano, Lidia Zuckermann, olvidados por la “crítica oficial”), pero las frases, la concepción cultural, de la autora son aún vitales, e iluminadoras. Porque, sí, Rosario Castellanos percibía con claridad el destino trascendental de las letras, no tanto de sus hacedores.

Sus decires, despojados de su sentido global —fuera del contexto de los ensayos para los cuales fueron ideados—, individualizados (ya como aforismos o sentencias literarias), están ennumerados de acuerdo al orden de los artículos en el volumen:

1. “Cuando un crítico no encuentra términos mejores ni adecuados para glorificar una obra, resulta evidente que maneja un concepto de la literatura diferente por completo a los conceptos tradicionales”.

2. “Es preciso inventar otros temas, otras maneras narrativas, otras actitudes ante el mundo y ante el quehacer literario. Es preciso inventar, otra vez, al hombre”.

3. “No es fácil descubrir al hombre si contemplamos el mundo con una mirada que se despoja, propositiva y voluntariamente, de prejuicios morales, psicológicos y estéticos, de compromisos políticos, de anhelos redentores, de proyectos de acción. No es fácil descubrirlo porque se confunde entre los inagotables objetos: ese mundo en el que el hombre carece de una estatura y de una ubicación específica”.

4. “El espíritu: el reino entero de lo imaginario”.

5. “Una chimenea apagada en literatura es una chimenea apagada, pero también —y quizá más que eso— es la melancolía de Ana de Ozores”.

6. “El universo, dice Robbe-Grillet, es superficie. Y detrás de la máscara no se oculta ningún rostro”.

7. “El uso del verbo describir invalida el de otros que durante siglos pretendieron suplantarlo: penetrar, desentrañar, revelar, interpretar, dotar de sentido, componer, modificar”.

8. “¿Acaso en nuestra experiencia cotidiana no encontramos, en cualquier parte, a una persona de la que ignoramos el pasado, de la que no nos interesa el porvenir, en cuyo apelativo no paramos mientes y con la cual charlamos una tarde entera?”

9. “A este rey destronado que es el hombre sólo pueden ocurrirle anécdotas triviales y, lo que es más, ambiguas. Su memoria es turbia, sus proyectos vacilantes, sus desplazamientos siempre sujetos a rectificación”.

10. “El único compromiso que, de manera lícita, es capaz de asumir un escritor es su compromiso con la literatura”.

11. “La única declaración —sobre el hombre, sobre el mundo— de la que el autor se hace responsable es su propia obra. Lo que dice es como lo dice. Y nada más”.

12. “Han expuesto sus doctrinas con tal brío y lucidez, con tal constancia polémica, que la crítica se lamenta de que gasten la pólvora de su talento en los infiernillos de la argumentación”.

13. “La nouveau roman: he aquí, por fin, a la literatura convertida en objeto de la literatura. ¿Una novedad? Relativa. Porque desde hace cincuenta años la pintura y la música se desarrollan estrictamente en términos de pintura y de música. Pero en el campo de las letras es apenas en el curso de los setenta cuando el lenguaje comienza a usarse como se usaron los colores y los sonidos: como un instrumento para la liberación de lo figurativo”.

14. “El balbuceo se extingue en el silencio”.

15. “Reconstruir no es ofrecer una impresión del mundo sino fabricar un simulacro, otro mundo que se asemeje al primero sólo que más accesible a la inteligencia”.

16. “No existe ninguna diferencia entre la actividad científica y la artística. Ambas proceden de una mímesis fundada no en la analogía de las sustancias sino en la de las funciones”.

17. “La prosa narrativa ya no servirá de vehículo, como lo preconizaba Sartre, de la historia del hombre sino que se usará para plasmar lo que antes se reservaba a la poesía: los mitos. La aventura individual cederá su sitio a los ensueños de la colectividad”.

18. “Tocar el lenguaje es desatar una reacción en cadena. Ninguna palabra puede ser escrita a la ligera”.

19. “Si todas las tendencias actuales se agotaran en el arte por el arte, nuestra época presentaría un panorama literario monótono, desequilibrado y pobre”.

20. “El arte es largo y, contrariamente a lo que pensaba Machado, sí importa”.

21. “¡Qué delicia dejarse arrastrar por un torrente impetuoso para que ya no sea la libertad propia la que nos gobierna, sino la arbitrariedad ajena! ¡Qué alivio permitir al estruendo que nos rodee y que nos invada para que así no se escuche la voz de la reflexión! ¡Cuántos silencios, cuántas hipocresías nuestras, cuántas concesiones a la opinión pública se reivindican en las páginas demoledoras de los ídolos de la multitud, en las cóleras magníficas, en la desafiante desnudez de quien ha osado arrostrar todos los riesgos de ser él mismo y de mostrarse tal cual ha querido ser!”

22. “La vida que no nos atrevemos a vivir queremos que nos la cuenten los que vivieron”.

23. “En el inconsciente colectivo de México todavía se yerguen deidades antropófagas, todavía se estremece el ulular de víctimas desolladas, todavía no se entierran los cuchillos de obsidiana”.

24. “¿Dónde está la ironía del intelectual para calificar los propósitos y los logros de los políticos; dónde el don de burlas para describir los episodios en los que el poeta ha visto actuar a la ‘masa de perdición’; la violencia iconoclasta con que el hombre de letras rompe sus vínculos de amistad, de responsabilidad compartida, de esperanzas, defraudadas o cumplidas a medias, con los demás hombres de su generación, y se proclama único?”

25. “¿La obra no está alumbrada por el sol de la soberbia?”

26. “¿Por dónde empezar a romper el círculo vicioso de la familia? ¿Por exigir padres responsables? Está muy verde. Pensemos mejor en madres que no aprovechen el trance de su agonía para cargar a sus hijos con el fardo del rencor bajo el que se doblegaron siempre dándoles el nombre de abnegación”.

27. “Pureza es el poder de contemplar la mancha”.

28. “Literatura: verbo que ha encarnado bajo la especie de la belleza”.

29. “¿Qué nos falta para alcanzar la plenitud, para tener acceso al mundo de lo propiamente humano? Aparentemente voluntad, tesón, constancia. Pero, en verdad, de lo que carecemos es de memoria”.

30. “¿Quiénes son los que han de devolver al lenguaje su verdadera y originaria función de nombrar con exactitud, de calificar con nitidez y de mostrar con claridad? Obviamente, los poetas”.

Rosario Castellanos.

31. “Una de las tentaciones a la que con más facilidad cedían los jueces que gozaban fama de probidad y de honradez era la de condenar a los delincuentes, aunque no estuvieran completamente convencidos de su culpabilidad, si esos delincuentes eran poderosos… por temor de aparecer, ante los ojos del público, como venales o como serviles”.

32. “Continuamos aún a la expectativa de que Cortés ordene quemar sus naves; de que Cuauhtémoc, en el suplicio, pregunte de nuevo si acaso se encuentra en un deleite o baño; de que el niño héroe se envuelva en la bandera patria y se precipite al vacío”.

33. “La muerte no es la última palabra, sino un balbuceo más”.

34. “No podemos detenernos ni aun en aquello que nos deslumbre como la felicidad, porque también la felicidad es cambio y fuga hacia otras metas, quizás no deseadas, pero sí necesarias”.

35. “Nadie osa aproximarse a los dioses, a los héroes. Todos se detienen en el umbral de su casa, en la que se guarda, recatadamente, a la esposa; en la que crecen y se educan los hijos; en la que obedecen, conservando un orden y una armonía perfectos, los criados”.

36. “El escritor es cómplice. Así que, en vez de revelar, encubre”.

37. “Dice el refrán que no hay preguntas indiscretas sino sólo respuestas inhábiles. Pero habría que añadir que no puede haber respuestas brillantes a preguntas absolutamente convencionales”.

38. “¿Pesan más las palabras que componen un juramento? ¿Por qué habría de ser así? ¿Por el número de sus sílabas? ¿Por el valor fonético de sus letras? ¿Por su significado? ¿Por su carga del futuro?”

39. “El lector condiciona, de muchas maneras, la técnica elegida, el modo de desarrollo del tema, la elección del tema mismo. Lo que el lector no es apto, lícitamente, de condicionar es la intención del artista de colocarse en niveles extraestéticos para ser entendido y apreciado”.

40. “La corte del Señor Presidente está formada por intelectuales mediocres, por poetas ripiosos, profesionistas ineptos, diplomáticos cursis, hijos de Marte a los que la disciplina militar no les ha quitado la cobardía humana, lacayos dispuestos a llegar hasta la última de las abyecciones y disponibles para la primera traición”.

41. “¿Quién es capaz de distinguir entre la apariencia y la verdad en estos países nuestros en los que los pasos se pierden en un laberinto de simulaciones? ¿Dónde el insecto se disfraza de flor y la flor de mineral y el mineral de fantasma?”

42. “¿Por qué Dante encierra a los condenados en un círculo si no porque ésta es la figura perfecta del abandono de toda esperanza?”

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