Diciembre, 2022
Luego de dos semanas de intensas discusiones, la decimoquinta Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad ha terminado. Tras un largo paréntesis de cerca de dos años, la COP15 concluyó el pasado lunes 19 de diciembre en Montreal (Canadá) con la adopción del “Marco mundial Kunming-Montreal de la diversidad biológica” (GBF, por sus siglas en inglés), que incluye cuatro propósitos y 23 objetivos con vista a 2030. El acuerdo ha sido aclamado como histórico, y con justa razón: lo que está en juego no podría ser más crítico: el planeta está experimentando un peligroso declive en la naturaleza como resultado de las actividades humanas. Son ya un millón de especies de plantas y animales las que están en peligro de extinción, gran parte de las cuales lo estarán en cuestión de unas décadas. El periodista Eduardo Robaina hace aquí un recuento de esta importante cumbre…
Un histórico acuerdo, aunque…
Con Argentina y medio mundo celebrando y procesando la final del mundial de futbol, durante la pasada madrugada de Canadá, los casi 200 países reunidos desde hace dos semanas en Montreal en la Conferencia de Biodiversidad de Naciones Unidas (COP15) presentaron un histórico plan para proteger la vida en el planeta.
Tras muchas horas de retraso e incertidumbre, el apodado como Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal salió adelante con polémica final. El texto, que debe ser aprobado por unanimidad de todas las partes, había sido rechazado en la sesión de cierre por el representante de la República Democrática del Congo. Sin embargo, no se tuvieron en cuenta sus consideraciones en materia de financiación por no haberse hecho de la manera correcta, defienden desde la organización. Tras esta decisión, Camerún y Uganda hablaron de “fraude” y “golpe de Estado”.
El plan marco, aprobado bajo la presidencia china y la organización canadiense, recoge cuatro objetivos a largo plazo, en concreto para 2050. A su vez, cuenta con 23 objetivos globales orientados a la acción que requieren medidas urgentes durante la década actual. Según lo pactado, “las acciones establecidas en cada objetivo deben iniciarse inmediatamente” y completarse antes 2030.
El principal acuerdo alcanzado consiste en proteger y gestionar eficazmente “mediante sistemas de áreas protegidas para finales de década” el 30 % de las “zonas terrestres, aguas continentales y costeras y marinas”. Acorde a una evaluación reciente de la ONU, en torno a un 17 % de la superficie terrestre y el 10 % de la marina están bajo protección. Asimismo, los países han acordado que “al menos el 30 % de las áreas de ecosistemas terrestres, de aguas continentales y costeras y marinas degradadas” estén restauradas o en proceso para estarlo para 2030.
Otro de los grandes logros de esta cita es el compromiso de “aumentar sustancial y progresivamente” los recursos financieros, ya sea desde fuentes públicas o privadas. El objetivo es movilizar de aquí a 2030 al menos 200.000 millones de dólares al año. Para ello, los países desarrollados han acordado incrementar los recursos financieros internacionales relacionados con la biodiversidad “para los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo, así como los países con economías en transición”. La intención es captar al menos 20.000 millones de dólares al año para 2025, y al menos 30.000 millones de dólares al año para 2030.
Siguiendo con el aspecto económico, los países aprobaron, de cara a 2025, “identificar” y “eliminar, suprimir gradualmente o reformar” los incentivos y subvenciones perjudiciales para la biodiversidad en al menos 500.000 millones de dólares al año para 2030.
Este pacto final —que desde el aspecto legal poco tiene que ver con el Acuerdo de París sobre cambio climático, ya que no es vinculante— es fruto de casi un lustro de negociaciones, pandemia mediante. Esta COP15 debió haberse celebrado hace dos años en Kunming (China), pero el covid la pospuso hasta ahora y se optó por trasladarla hacia Canadá. Además, es importante destacar que Estados Unidos, si bien ha participado en la cumbre, no ha suscrito el texto ya que nunca ha llegado a ratificar el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB).
Frenar la extinción de especies y más zonas verdes
La desaparición de especies es una de las grandes luchas en materia de biodiversidad. Por eso, el texto acordado aboga por “garantizar acciones urgentes de gestión para detener la extinción inducida por el ser humano”. En esta línea, uno de los objetivos es que el uso, la recolección y el comercio de especies silvestres sea “sostenible, seguro y legal, evitando la sobreexplotación, minimizando los impactos sobre las especies no objetivo y los ecosistemas, y reduciendo el riesgo de propagación de patógenos”.
Otra gran preocupación son las especies invasoras, por lo que los países piden “eliminar, minimizar, reducir o mitigar los impactos de las especies exóticas invasoras sobre la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas”. La meta es reducir las tasas de introducción y establecimiento de otras especies exóticas invasoras conocidas o potenciales en al menos un 50 % para 2030.
El marco también hace mención explícita al cambio climático, así como a la acidificación de los océanos. Ambos, según el texto, ejercen un fuerte impacto sobre la biodiversidad, por lo que urge minimizarlos. Al mismo tiempo, instan a “aumentar su resiliencia mediante acciones de mitigación, adaptación y reducción del riesgo de desastres”. También se ponen en cuestión los riesgos e impactos derivados de la contaminación, y apuestan por reducir todas las fuentes de origen para 2030 hasta “niveles que no sean perjudiciales para la biodiversidad y las funciones y servicios de los ecosistemas”.
Entre los objetivos para esta década hay también referencias a una gestión sostenible de las zonas dedicadas a la agricultura, la acuicultura, la pesca y la silvicultura. También se insta a los países a promover entre sus habitantes opciones de consumo sostenibles, ya sea mediante leyes o una mejora en la educación y acceso a la información. En este sentido, se busca para 2030 “reducir la huella mundial del consumo de manera equitativa, incluso mediante la reducción a la mitad del desperdicio mundial de alimentos, la reducción significativa del consumo excesivo y la reducción sustancial de la generación de residuos”. Todo ello “para que todas las personas vivan bien en armonía con la Madre Tierra”.
El acuerdo también incluye aumentar significativamente la superficie, la calidad y la conectividad de los espacios verdes y azules en las zonas urbanas y densamente pobladas, así como el acceso a estos. Asimismo, uno de los objetivos acordados busca “garantizar la representación y participación plena, equitativa, inclusiva, efectiva y con perspectiva de género en la toma de decisiones” de los pueblos indígenas y las comunidades locales.
Durante este año, el IPBES —el equivalente al IPCC en materia de biodiversidad— publicó una serie de informes donde reconocía que uno de los factores que acrecientan la crisis de la biodiversidad es la priorización de los beneficios a corto plazo y el crecimiento económico en las decisiones políticas y económicas actuales. Según el ‘Informe planeta vivo 2022’, de WWF, el planeta ha perdido casi el 70 % de los vertebrados en apenas 30 años. Junto con la climática, la de biodiversidad es la otra gran crisis medioambiental de nuestra época.
Reacciones al texto acordado en la COP15
La cumbre sobre biodiversidad (COP15) finalizó con un acuerdo sin vinculación legal para cuidar y evitar la degradación de los ecosistemas y la vida del planeta. El Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal —como se ha llamado al documento aprobado— ha sido calificado de histórico al ser la primera vez que las partes se comprometen a abordar de forma conjunta la crisis de biodiversidad.
Aquí las reacciones de distintas organizaciones y especialistas:
⠀⠀⠀• Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA (ONU Medio Ambiente):
“Acojo con satisfacción la adopción hoy del Marco Global para la Biodiversidad de Kunming-Montreal. […] El éxito se medirá por nuestro progreso rápido y coherente en la aplicación de lo que hemos acordado. […]
“Durante demasiado tiempo, la humanidad ha pavimentado, fragmentado, sobreexplotado y destruido el mundo natural del que todos dependemos. Ahora tenemos la oportunidad de apuntalar y fortalecer la red de la vida, para que pueda soportar todo el peso de las generaciones venideras. Las acciones que emprendemos en favor de la naturaleza son acciones para reducir la pobreza; son acciones para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible; son acciones para mejorar la salud humana. Esto no es más que un paquete indivisible”.
⠀⠀⠀• Alicia Pérez-Porro, coordinadora científica del CREAF. Miembro del Comité Asesor del SMC (vía Science Media Centre):
“A partir de ahora empieza el trabajo duro: implementar todos estos objetivos en un tiempo récord, menos de 10 años. Hay mucho trabajo por delante, incluido para la comunidad científica. Nuestro papel será cómo apoyar a los tomadores de decisiones en la traducción de los objetivos a nivel nacional, regional y local, cómo crear condiciones favorables para la implementación y, por supuesto, monitorear para poder evaluar si las acciones implementadas nos ayudan a avanzar en la dirección correcta. El acuerdo está lejos de ser perfecto y se podría haber beneficiado de más ambición política, pero nada resta importancia al hecho de que ha costado mucho llegar hasta aquí y ahora ya tenemos una hoja de ruta sobre la que trabajar todos en la misma dirección”.
⠀⠀⠀• Fiore Longo, directora de la ONG Survival:
“Lo que hemos visto en Montreal vuelve a demostrar que no podemos confiar en que la industria de la conservación, las empresas y los países poderosos hagan lo correcto. Seguiremos luchando por el respeto y el reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos indígenas. Quienes se preocupan por la biodiversidad deberían hacer lo mismo. Seguiremos vigilando de cerca la aplicación del acuerdo para garantizar que la industria de la conservación cumple rigurosamente los nuevos requisitos de respeto de los derechos de los pueblos indígenas”.
⠀⠀⠀• Lluís Brotons, investigador del CSIC en el CREAF y co-coordinador del Laboratorio de Biodiversidad y Ecología del Paisaje (vía Science Media Centre):
“Este no es el acuerdo de París de la Biodiversidad, pero claramente es un paso positivo en la buena dirección. ¿En qué dirección? En la de convertir la conservación de la biodiversidad y de los servicios que proporciona a la sociedad en uno de los ejes clave de su desarrollo.
“Sin la conservación de la biodiversidad y de los procesos naturales que la sustentan, el futuro del ser humano estará amenazado. Este nuevo marco global de la biodiversidad reconoce esto de manera explícita e identifica objetivos generales y específicos para revertir la pérdida de biodiversidad en un futuro cercano.
“No solamente se establece que hace falta proteger los valores naturales existentes, sino que hay que poner énfasis en la restauración de la naturaleza allá donde se sus redes fundamentales se han erosionado y, sobre todo, identifica la necesidad de reducir el impacto de los agentes de cambio que están detrás de esta erosión (especies invasoras, polución, uso insostenible de la biodiversidad, etc.). Es aquí donde el marco global va a enfrentarse a la realidad de la existencia de políticas sectoriales (seguridad alimentaria, energía…) que a menudo juegan en contra de los objetivos planteados en este marco, por ejemplo, la actual política agraria europea.
“Por lo menos ha habido un paso adelante en reconocer la importancia de hacer frente a la crisis de biodiversidad y acercarla un poco más al centro de la palestra política mundial. El desarrollo de planes de biodiversidad ambiciosos a nivel nacional y el desarrollo de un marco de evaluación y monitoreo del marco serán ahora el marco de juego principal”.
⠀⠀⠀• Ecologistas en Acción:
“Lamentablemente, el acuerdo final es más decepcionante de lo esperado. Aunque se han producido avances importantes y necesarios, los acuerdos logrados no están a la altura de lo esperado.
“El Marco Global de Biodiversidad aprobado no aborda la raíz de las causas de la pérdida de biodiversidad. La causa de la crisis de la biodiversidad es un sistema que coloca las ganancias y el poder de las corporaciones sobre las personas y la naturaleza y permite que los intereses corporativos influyan en los resultados. Al no incluir suficientes mecanismos para atajar esas raíces el acuerdo no será capaz de frenar la pérdida de biodiversidad.
“Para nosotros, Ecologistas en Acción, más importante que el porcentaje del área a proteger era que los espacios protegidos tengan adecuados planes de gestión y que realmente se apliquen, algo que no se ha incluido suficientemente en el acuerdo. Si proteger el 30 % de los espacios naturales permite destruir el 70 % es evidente que no es un buen acuerdo”.
⠀⠀⠀• Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife:
“En primer lugar, hemos de valorar que, por fin y tras años de retraso, el mundo cuente con un marco de acción común para detener la pérdida de biodiversidad. Hay avances relevantes en materia de conservación como, por ejemplo, el objetivo 30×30: el compromiso de proteger y conservar el 30 % de la tierra y los océanos para 2030. También se han puesto encima de la mesa soluciones sobre financiación, eliminación de subvenciones perjudiciales, respeto de derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales o igualdad de género. En general, el marco dice cosas buenas, pero la falta de detalles y el lenguaje vago utilizado en algunas partes del texto no ayudan. Los países tienen el duro trabajo de hacer realidad un texto genérico y esta labor debía haber empezado anteayer. No es que haya tiempo que perder, es que tenemos que recuperar el tiempo perdido para proteger la naturaleza y, con ello, nuestra propia salud”.
⠀⠀⠀• Simone Lovera, directora de políticas de la Coalición Mundial por los Bosques:
“Aunque el texto final de los objetivos relacionados con la reorientación de las inversiones y subvenciones perjudiciales es más débil de lo que esperábamos en un principio, obliga claramente a los gobiernos a adoptar medidas jurídicamente vinculantes y de otro tipo para reducir las subvenciones y evitar las inversiones en sectores como la ganadería industrial, la bioenergía a gran escala, los combustibles fósiles y otros sectores que han demostrado ser perjudiciales para la biodiversidad y el clima.
Eliminar estos flujos financieros y apoyar legalmente a los pueblos indígenas, las comunidades locales y las mujeres que han demostrado ser los verdaderos héroes de la conservación de la biodiversidad hasta ahora, será mucho más eficaz para convertir este acuerdo en una realidad que los parques de papel y los modelos de conservación de fortaleza que han dominado la política de biodiversidad hasta ahora”.
⠀⠀⠀• Katie Leach, responsable de Biodiversidad de la ONG de inversión responsable ShareAction:
“Los líderes mundiales han dado un paso importante para salvar la naturaleza al adoptar el Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal. Sin embargo, la redacción imprecisa y los objetivos poco concretos de algunas partes del acuerdo podrían socavar las medidas urgentes necesarias para proteger la fauna y los ecosistemas amenazados.
“El éxito de este marco dependerá de su aplicación y de cómo se interpreten los objetivos y metas a nivel nacional”.
⠀⠀⠀• Arthur Campredon, negociador de la Comisión Europea:
“A partir de hoy, todos y cada uno de los países que forman parte del Convenio sobre la Diversidad Biológica tendrán que establecer un marco de evaluación y divulgación para las empresas e instituciones financieras en relación con los riesgos, impactos y dependencias de la biodiversidad. Este requisito específico mantendrá el impulso en torno a la biodiversidad y lo acelerará exponencialmente”.