El lenguaje poético en los lienzos plásticos de Juan José Macías
Sabíamos que era poeta, narrador, ensayista, también tallerista y editor. En este espacio visual dejamos ahora atestiguado que Juan José Macías es asimismo pintor. Y de los buenos. De hecho, ha llevado aún más lejos la recomendación que Baudelaire le daba a los escritores, aquello de “sé poeta, siempre, aun en la prosa”. Así es: el zacatecano no sólo ha seguido este consejo al pie de la letra en su obra escritural, lo ha llevado a la pintura, a su pintura. Aquí, en las paredes virtuales de nuestra ‘Galería Emergente’, dejamos todas las pruebas de ello…
Poesía, cadencia y ritmos
La poética que muestran Los años que demostraron que no, va desde la trayectoria de Luis Rolando Ortiz hasta el reencuentro que emprende Juan José Macías con las imágenes, después de dos décadas de un No silencioso, absorto en la lectura y en la escritura: cuadros llenos de poesía, cadencia y ritmos, pues la contemplación se convirtió en un panóptico luminoso, unos baúles laberínticos, unas sinfonías arrítmicas. Los pinceles le dieron los Sí para los óleos y el tratamiento pulcro de una convicción trasladada a los lienzos.
Sara Margarita Esparza, fragmento de presentación a la muestra plástica de Los años que demostraron que no. Godiva Galería Arte Abstracto, Zacatecas.
Un regreso al origen de todo
Pintor, escritor y editor, sin orden de aparición. Tres disciplinas entrelazadas por la poiesis: hacer, crear; o, en palabras de Platón: por la “causa que convierte cualquier cosa que consideremos de no-ser a ser”. En Macías el lenguaje poético permea a través de múltiples medios e interviene en la vida como un activo analógico. Un cuadro es un poema hecho sin palabras y, a la vez, un libro infinito formado de una sola página. Pareciera que para Juan José Macías la poesía y la pintura abstracta representan un regreso —maravilloso, precario— al origen del todo.