Entrada y Salida
Visita en el funeral
Cuando el hombre falleció, por fin el confidente transmitió el secreto a la mujer.
—Murió amándote a tus espaldas —le dijo, apesadumbrado.
Ella se levantó, erguida.
—Ese es el verdadero amor —musitó—. Viviendo juntos nos habríamos hartado.
Y salió del velorio de la mano de su octavo marido.