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Neil Young, octogenario

Buscando un corazón de oro

Octubre, 2025

El ROCK, así con mayúsculas, está de plácemes: uno de sus máximos representantes, Neil Percival Young —acá: el indomable Neil Young— cumple ocho décadas de vida. Considerado como uno de los más influyentes de su generación, el compositor, cantante y músico canadiense llega a los 80 años con gran vitalidad: sigue publicando nueva música y aún continúa en carretera. De hecho, apenas hace unos meses en Alemania le dio un poderoso mensaje a los reunidos en uno de sus conciertos: “El mundo es un lugar muy loco ahora, así que debemos cuidarnos unos a otros en todas partes”. Nacido en Toronto en 1945, Neil Young comenzó su carrera musical en los años sesenta, fundando a Buffalo Springfield —su primer grupo de éxito— y luego fue parte de ese combo legendario llamado Crosby, Stills, Nash and Young. A finales de esa misma década, inició una carrera en solitario que aún hoy continúa: con Crazy Horse o sin Crazy Horse, adentrándose en el blues, el garage, el folk, la canción protesta, el country, el rock… (En los años noventa, por ejemplo, Pearl Jam y Nirvana, entre otros, lo responsabilizaron de haber puesto los cimientos del grunge.) En fin: indomable e indomesticable, Young lo ha hecho todo, y todo sin dejar de ser Young: se ha ido de Spotify, ha regresado a Spotify; se ha marchado de Facebook, ha retornado a Facebook; se ha peleado con sus disqueras, ha hecho las paces con sus disqueras… En estas páginas culturales nos sumamos a la celebración: el periodista y cronista musical Víctor Roura ha redactado estas líneas.

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Nacido el 12 de noviembre de 1945 en Toronto, Neil Young llega a sus ocho décadas de vida haciendo lo que siempre ha sabido hacer: buena música, pese a los nuevos tiempos donde la moda, la comercialización y el mercantilismo en las redes sociales se ha impuesto en demasía tergiversando, o rebobinando, o alrevesando, los conceptos musicales (hoy quien más se mira en los canales de la Internet es quien más seguidores posee en la práctica anulando, por completo, la función que antes tenían los críticos de la música) ganando terreno, con desmesura, la propaganda, la reiteración y los videos jocosos, difundidos empresarialmente, de agrupaciones conformadas, ex profeso, para alcanzar el éxito inmediato, razón por la cual artistas legítimos —fuera del circuito esnob que ya se acostumbra, o se ve como normalidad, en la web— como Neil Young son considerados, nada más, como emprendedores de la nostalgia.

Pero no: Neil Young siempre ha ido más allá de la cuestión artística, porque lo suyo era hacer música, no promoverse a partir de su música, tal como ahora se acostumbra en las redes sociales. No en vano una banda de alto perfil acústico si bien con clara tendencia derechista como Lynyrd Skynyrd había escrito en 1974 (tres años antes del accidente aéreo, ocurrido el 20 de octubre de 1977 en Gillsburg, Mississippi, que sufriera esta agrupación falleciendo, además del mánager Dean Kilpatrick, el vocalista Ronnie Van Zant, el guitarrista Steve Gaines y la corista Cassie Gaines) la canción “Sweet home Alabama” donde, a la letra, dice: “… espero que Neil Young recuerde que un hombre del sur no lo necesita cerca de ninguna manera; Alabama, dulce hogar, ahora el asunto Watergate no me preocupa, ¿tu conciencia te importa? Di la verdad”; una canción de Lynyrd Skynyrd que con el tiempo se volvería clásica del rock mundial con la lamentable inclusión del compositor canadiense que ha mirado, siempre, la vida con ojos realistas donde ha implicado a la política como un remiendo humano, por algo, a diferencia de Skynyrd, Neil Young había editado, en febrero de 1972 la pieza “Heart of gold” en la cual sostiene que, a pesar de envejecer, no dejará de buscar en esta vida un corazón de oro, acaso una de las cosas más difíciles de hallar en la humanidad.

Neil Young en la portada de su disco Journey Through the Past (Live).

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Neil Young comenzó a tocar desde muy joven la guitarra, en sus tres primeros lustros de vida, en Canadá con grupos olvidables como The Mynah Birds o The Squires, si bien comienza una verdadera carrera musical cuando se traslada a California en 1966 para fundar Buffalo Springfield aunque desde 1968 empezó a cantar en solitario, que ya reúne más de medio centenar de grabaciones, pero en 1969, gracias a su compañero Stephen Stills, que tocaba con Young en Buffalo, se integró a la asociación vocal Crosby, Stills, Nash y Young para tocar en el Festival de Woodstock que los lanzara, a él y a los otros tres miembros, al estrellato roquero por ser prácticamente el primer grupo donde las voces sobresalían sonoramente en una banda de folk, country y rock.

Neil Young, a la par de su carrera musical, ha filmado películas (bajo el seudónimo de Bernard Shakey) y es un activista social donde ha defendido económicamente a los granjeros en peligro de exclusión social y a los niños discapacitados, asuntos que, independientemente de su buena música, no soportaban agrupaciones como Lynyrd Skynyrd, dedicadas exclusivamente a la música.

En enero de 2020, dos años después de casarse —por cuarta ocasión— con la actriz Daryl Hannah, adquiere la ciudadanía estadounidense.

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Neil Young, por supuesto, está del lado de Bruce Springsteen cuando éste ha criticado al presidente Donald Trump: en mayo de 2025 dijo a Trump que no le tenía miedo, “ni el resto de nosotros”, afirmó tras enterarse de las veladas amenazas del mandatario norteamericano a Springsteen.

Así es Neil Young: durante uno de sus conciertos en Estados Unidos recibió un tremendo abucheo de numerosos asistentes, que abandonaron el recinto, por el solo hecho de criticar, Young, al entonces presidente Bush yunior.

Es una lástima que jamás viniera a México: no me habría perdido una presentación suya, ni la del otro ilustre canadiense Leonard Cohen, quien tampoco se presentara en México, fallecido Cohen el 7 de noviembre de 2016 a sus 82 años de edad.

Y, lo confieso, es de él de quien tengo más grabaciones en casa, que superan el medio centenar de compactos, incluido el más reciente, de 2025: Talkin to the Trees, su 46° álbum de estudio y el primero que graba con la banda The Chrome Hearts, cuyo sonido no desmerece, en lo absoluto, en el ya típico estilo del canadiense, enraizado en el magnífico rock… porque toda, o casi toda, la música de hoy suena, aunque provenga del buen rock, a pop comercial.

Neil Young en una imagen de 2023. / Foto: Billyshiverstick (Wikimedia).

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En su discografía Neil Young ha elaborado lo que, tal vez, no hubiera podido hacer sobre todo por las redes sociales, que los ejecutivos de la música examinan con cautela y precaución para no errar en sus decisiones empresariales.

Puede uno encontrar, en la obra de Neil Young, todo lo imaginable en el rock, desde la música concreta en algunos de sus pasajes fílmicos (como lo que realizara en la cinta Dead Man, de 1996, escrita y dirigida por Jim Jarmusch) hasta la proverbial afinación antes de entrar, situación que ya no podemos apreciar (según lo resuelto en el disco Arc, de 1991) a la sonoridad posible; desde el acompañamiento con agrupaciones ajenas (como en el álbum Mirror Ball en conjunción con Pearl Jam, de 1995) hasta la numerosa producción de documentales sobre música que han corrido debido a su generosa inversión; desde la postración ante el rock and roll (como lo percibimos en su álbum Everybodys Rockin, de 1983) hasta la creación de canciones específicas para filmes suntuosos (como su pieza “Philadelphia” para la película del mismo nombre, nominada en 1994 al Premio de la Academia a la Mejor Canción Original, que finalmente obtuvo Bruce Springsteen); desde la veneración suya por lo acústico (como lo exhibe en Unplugged, de 1993) hasta su digna postura política que varios problemas le han atraído (basta con escuchar, como ya lo he referido, el desprecio con que es tratado por Lynyrd Skynyrd en la canción “Sweet home Alabama”)…

Neil Young, con respaldo o no de su discográfica, es de los pocos roqueros que no deja de editar un disco por año, admirable por demás en los tiempos que corren.

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A propósito de los variados discos, intitulados Los Archivos de Neil Young, que han estado saliendo al mercado con recopilaciones de la música que ha ido encontrado el compositor canadiense a lo largo de sus búsquedas sonoras, dijo a Andrea Domanick y a Alex Robert Ross, de la plataforma digital Noisey/Vice, en marzo de 2018:

—No lo pienso mucho. Uno creería que yo paso todo mi tiempo pensando en los Archivos, pero realmente son sólo una crónica, una plataforma para organizar cosas que ya han sucedido. Lo único que estoy haciendo es lidiar con el material que tengo y acomodarlo. Ocasionalmente lo reviso y me sumerjo en cosas que hice. Es realmente bueno poder escucharlo, porque no me gusta oírlo ahora porque suena tan mal. La música ha sufrido tanto en manos de la tecnología. La mayoría de los oyentes de hoy ni siquiera se dan cuenta de lo que se pierden. Están recibiendo música y la aman; eso es bueno. Pero sólo reciben el 5 por ciento del sonido de la música, especialmente cuando lo relacionas con los clásicos de los años treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta y ochenta. Sobre estas nuevas copias en mp3, sean lo que sean, sé que son del 5 por ciento o menos. Si fuera pintor estaríamos viendo un mal tono sepia de la imagen a color, y eso es inquietante. Ese es mi combustible. Es por eso que consigo impulsarme con la tecnología de audio.

La obsesión con el sonido siempre ha interesado a Neil Young.

Les decía el músico a Andrea Domanick y a Alex Robert Ross:

—Vengo del pasado y digo que hay una puerta que podría abrirse o una ventana que podría abrirse. Y ustedes, los que aman la música y disfrutan de toda la escena, podrían escuchar algo y sentir algo que nunca tuvieron la oportunidad de escuchar. Ese es mi enfoque ahora. Voy a las compañías discográficas y les comento:

“—¿Por qué deberían restringir el acceso a las puertas doradas de la música, a las joyas de la corona, a estas antiguas grabaciones de grandes obras de Frank Sinatra, Cab Calloway, Jimmy Reed, Muddy Waters, Glenn Miller y otros? ¿Por qué restringir toda esa calidad al 5 por ciento de lo que era cuando se creó? ¿Cuál es la ventaja?”

—¿Cuán difícil es para ti, entonces, sentir optimismo en tu música y en tu vida cuando tienes una vasta historia de luchar contra este tipo de cosas? —preguntaban los periodistas a Neil Young.

—Soy muy optimista de que el espíritu humano puede superar muchas cosas. No creo que donde estamos ahora sea una señal de hacia dónde vamos. Creo que es un punto bajo: el punto más alejado del vaivén del péndulo. No es algo bueno en este momento. Pero mi mayor preocupación ahora no es que el tipo a cargo no sepa cómo decir adiós a las personas y sea un pésimo modelo para nuestros hijos. Eso realmente significa mucho para mí, pero no significa nada en comparación con el daño que está haciendo al medio ambiente. Es imprudente. Me molesta.

“Está sucediendo algo muy oscuro. Y la gente comienza a sentirlo. No me gusta que las personas se conecten a mí [a los Archivos] desde Facebook. Si van a iniciar sesión desde Facebook, quiero darles la opción de leer algo sobre Facebook cuando lleguen, para que sepan de dónde vienen. Y todavía uso Facebook porque a mis usuarios, mis fans, las personas que quieren saber lo que estamos haciendo, les decimos lo que estamos haciendo. Pero es mejor ir a nuestro sitio directamente, pues no tienes ninguna de las reglas o normas de Facebook; no vamos a rastrearte ni usar tu información. Una vez que salgas de esa área [Facebook], te encontrarás en una zona segura, que es nuestro sitio. Queremos que las personas sepan que eso nos importa”.

Neil Young durante sus recientes conciertos. (Captura de pantalla)

Neil Young se refería entonces a la facilidad con que se aprobaban las visiones porno, hoy cada vez más descaradas (los yutúbers o los blogueros con canales infantiles ahora hablan con insultos y groserías, doble sentido, insinuaciones sexuales, canallescas informaciones).

—Es tan aterrador y distópico. Es una locura que eso exista —decían los periodistas a Neil Young, sin saber que las cosas empeorarían con el paso de los años.

—Es un mal uso de la tecnología —contestaba el compositor—. La tecnología está destinada a mejorar la vida. Ahora los malos pueden usar las herramientas que usan los buenos, que fueron hechas para hacer el bien. Pero los malos se apoderaron de ella, y las personas que las crean están muy equivocadas al decir que no es su responsabilidad. Es su responsabilidad, pero no quieren vigilar. No quieren convertirse en lo que critican. Pero debes darte cuenta de que ese poder conlleva una responsabilidad. Entonces, debes poder informar a la gente lo que está sucediendo.

Por supuesto, las cosas han empeorado indeciblemente.

Y eso que Neil Young hablaba de la música.

—Se necesita crear algo; no para mí, sino para el arte —decía Neil Young hace siete años—. ¿Qué pasa con el joven artista que está tratando de comenzar pero no tiene a dónde ir porque no tiene ningún valor, no hay ningún valor en la canción, no hay forma de sacar la canción y recuperar la inversión para que pueda comprar un amplificador y comprar un camión para llevar a su banda a otro concierto? Hiciste un gran disco y mucha gente lo escuchó, pero nadie recibió un pago. Así ocurre con todas las canciones que hice, todo lo que hice, me pagan por mis canciones, pero nadie le paga a Crazy Horse, nadie le paga a las bandas, nadie recibe regalías. La cuestión es que no se trata de mí ni de mi grupo. Se trata de las personas desconocidas, a quienes no he visto. Se trata del músico de 10 años. ¿Dónde carajos van a empezar? Ellos no pueden. Es una situación grave para las artes. No quiero ser negativo. Tenemos que encontrar una manera de ser positivos al respecto.

—Y a medida que los músicos se apeguen cada vez más a estas nuevas plataformas, tal vez solo veamos la absorción del arte —le comentan los periodistas a Young.

—No va a suceder. No. No te preocupes por eso —decía Neil Young, pero ciertamente hoy todos los niños aceptan, y aplauden con normalidad, a los grupos impuestos por los ejecutivos de la música.

—¿Qué crees que pueda hacer que regrese el péndulo? —preguntaron a Neil Young.

—El oxígeno del arte —respondió Neil Young con optimismo—. El arte que respiramos nos va a salvar. Cuando podamos devolver el arte a su forma anterior, colocarlo en un primer lugar. No hay ninguna razón por la cual todos estos lugares no puedan sonar tan bien como mi sitio, aparte del negocio de las compañías discográficas. Lo cual resolveré. Lo revelaré y marcaré la diferencia. Sucederá. Y si no sucede, moriré en el intento y alguien más lo hará.

Neil Young en una imagen de 2009. / Foto: Per Ole Hage (Wikimedia).

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En el primer mes de 2022 se reprodujo en línea el artículo que Cal Fussman ya había publicado, en el número de enero de 2006 en la revista Esquire, algunos decires de Neil Young, de los que selecciono sólo una decena:

• ¿Un mejor momento en la música? A veces, cuando estoy tocando la guitarra, llego a un punto en el que me siento muy frío y helado por dentro. Es muy refrescante. Cada respiración es como si estuvieras en el Polo Norte. Tu cabeza empieza a congelarse. Tus inhalaciones son grandes: empieza a entrar más aire del que creías que había. Hay algo mágico en ello. A veces, cuando ocurre, te preguntas si vas a estar bien. ¿Podrás soportarlo?

• Hubo algo bueno que salió de tener polio cuando era niño: caminar.

• El sonido de una armónica te golpea directamente. No hay barrera lingüística.

• El valor es una cosa sin sentido. La gente dice: “¡Vaya! ¿Cómo pudiste hacer eso?” Y tú dices: “¿Cómo no pude haberlo hecho?”

• Es como tener dos ojos. O miras por un ojo o miras por el otro. O miras a través de los dos. El sexo es el sexo. El amor es el amor. El amor y el sexo son una visión clara.

• El boxeo tiene algo de pacífico. Si le das una paliza a una bolsa o te enfrentas a un competidor, tú y tus reflejos estarán tan compenetrados que no tendrás tiempo de pensar en nada más. Tienes que ser totalmente tú mismo para boxear.

• Nuestro sistema educativo se esfuerza básicamente por alcanzar la normalidad, lo cual es una lástima. A veces lo excepcional se clasifica como anormal y se deja de lado.

• La mayoría de la gente cree que es al revés: que el tiempo va más rápido y nosotros hacemos menos. Pero, en realidad, el tiempo parece ir más rápido porque estamos metiendo muchas cosas en él.

• Tal vez esto sea demasiado reflexivo, pero en cierto modo todos somos pasajeros en pleno viaje.

• Lo mejor se acerca. Lo tengo todo; bueno, no todo, pero sí muchas cosas que he acumulado a través de mis experiencias vitales. Es más fácil comunicarse a través de la música que antes. Es más fácil tocar. Es más fácil cantar. Es más fácil escribir. Nada es forzado.

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