Artículos

Luis Fandiño: un referente artístico en la danza de México

Enero, 2023

Ha transcurrido poco más de un año desde que el bailarín, coreógrafo, director y maestro de la danza mexicana Luis Fandiño nos abandonó, el 19 de diciembre de 2021. Una de sus alumnas, la bailarina Cynthia Paris, ha querido recordarlo y compartir con los lectores de Salida de Emergencia algunas líneas para no olvidar la importancia de su presencia en los escenarios y en las aulas dancísticas de nuestro país. Ésta es la razón de los siguientes apuntes.

El maestro Luis Fandiño Gómez Lamadrid (Ciudad de México, 1931-2021) inició sus estudios en la Academia de la Danza Mexicana en los años cincuenta, dirigida, en ese momento, nada menos que por Miguel Covarrubias. Era la época de oro de la danza moderna nacionalista mexicana. Debido a su gran talento logró ser bailarín, coreógrafo, director y maestro de la bella profesión de la danza, trabajando siempre con amor, respeto, entrega y compromiso que trascendió en muchas generaciones de bailarines y estudiantes.

Fue integrante del Ballet Nacional de México y del Ballet Contemporáneo, además de director del Instituto de Danza de la Universidad Veracruzana, en Xalapa. Como maestro en la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea (ENDCC), trabajó una técnica neutra que, como nos explicaba a quienes fuimos sus alumnos, era mixta y con grandes aportes del maestro Xavier Francis. Hasta que logró crear su propia metodología con la Técnica Fandiño para la formación de bailarines profesionales, la cual favorece las características propias de cada individuo, propiciando un desarrollo personal guiado para cada cuerpo y estimulando el desarrollo de un estilo propio en cuanto a la manera de expresarse. Buscaba en sus alumnos capacidades creativas y únicas a partir de las muy variadas cualidades que cada uno poseía. Esta técnica continúa enseñándose en la Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello, gracias a la maestra Soledad Ortiz, su esposa.

El maestro Fandiño legó sus conocimientos a muchas generaciones. Mi hermana, Gina Paris, a finales de los años ochenta, y yo, en los noventa, tuvimos la fortuna de recibir sus enseñanzas. Incluso fue maestro de su propia hija, Dionisia Fandiño, también bailarina egresada de la ENDCC. Su método propone a los bailarines ser participativos, creativos y, ante todo, humanos. Siempre nos decía que cada cuerpo es distinto, por lo que era necesario investigar los poderes de cada uno.

Cynthia Paris acompañada del maestro Luis Fandiño.

Fue miembro fundador de la compañía Nuevo Teatro de Danza, de 1953 a 1963, dirigida por Xavier Francis. Ahí mismo comenzó sus incursiones en la docencia. Solía contarnos que dirigió Alternativa, una compañía en la que tuvo la posibilidad de explayarse creativamente: ser productor, coreógrafo, maestro, bailarín y gestor. También le permitió trabajar con grandes artistas y bailarines de profunda entrega y desbordada creatividad.

Durante el homenaje póstumo que se le rindió al maestro Fandiño, al cual tuve el honor de ser invitada como parte de un conversatorio en el que participaron otros bailarines y algunos especialistas, pude charlar con Laura Alvear y Serafín Aponte. Además de recordar lo que aprendimos del maestro, fue una buena oportunidad para investigar acerca de los fundadores de Alternativa: la propia Laura Alvear, Solange Lebourges, Arturo Garrido, Klever Viera y Carlos Cornejo (quienes estuvieron bajo la dirección de Rodolfo Reyes Cortés, antes de que Fandiño dirigiera la compañía). Su maestro de técnica fue Xavier Francis y una vez que Fandiño fue director, además de los ya mencionados, también bailaron Raúl Aguilar, Evangelina Osio, Isabel Hernández (amiga, maestra y colega con quien trabajé muchos años en la Escuela Nacional de Danza Folklórica) e Isabel Herrera (bailarina chilena que también fue mi maestra en el Sistema Nacional para la Enseñanza Profesional de la Danza). Francis continuó como maestro de técnica y en coreografía trabajaron Rodolfo Reyes, Margarita Gordon, Fernando Castillo y el mismo Luis Fandiño.

Me comentó Laura Alvear que todos fueron también parte de la Compañía Nacional de Danza del Ecuador, misma que se creó en 1976. Realmente resultó maravilloso empezar a encontrar esos enlaces que conforman la red de quienes han hecho nuestra danza. Es un registro histórico que sin duda es importante anotar, pues los mencionados maestros y bailarines son personajes históricos de la danza y es muy valioso compartir esta información con las nuevas generaciones, para que no se olvide todo ese trabajo dancístico de nuestros maestros a quienes les debemos tanto.

Quiero recordar una anécdota que muestra la calidad humana que caracterizaba al maestro Fandiño. Un día, cuando era su alumna, a toda mi generación nos regaló muchos leotardos y unitardos que había utilizado para sus funciones, los cuales, sin duda, nos resultaban muy útiles. Aún conservo con aprecio un unitardo azul de manga larga de lycra y un leotardo color piel que me sirvió por muchos años durante la carrera. Queda claro, pues que siempre fue un maestro generoso, respetuoso, entregado, amable y que sacaba de cada ser su potencial al máximo para lograr éxitos en el entrenamiento y entendimiento del cuerpo y manejo en el espacio. Y lo lograba con sensibilidad, trabajando la alineación, cuidando cada acción para mantener el cuerpo sano, logrando con cada ejercicio elasticidad, fuerza, control, coordinación, resistencia, manejo energético, proyección, expresión, creatividad, respiración adecuada; sin tensión, ayudando a lograr equilibrio, fluidez, elevación, razonamiento y comunicación con los otros cuerpos, además de paciencia y desarrollando nuestras virtudes como artistas, seres humanos y en grupo. Para él era muy importante que trabajáramos unos con otros en cordialidad, que hubiera apoyo de equipo.

También recuerdo cómo llevaba el ritmo durante sus clases: dirigía a nuestros músicos acompañantes en batería, tambores y percusiones, trabajando con Mario Mejía y los hermanos Muciño, siempre con gran energía y disposición en cada acompañamiento musical en las clases de danza. ¡Lo disfrutábamos sobremanera! El maestro Fandiño creaba todo, diseñaba cada secuencia: la hacía, la dirigía, la corregía y siempre hablaba con cada estudiante conforme a su posibilidad. Tengo muy presente su imagen de cuando llegábamos al salón y lo veíamos ya trabajando y calentando frente a la barra con tendú a la seconde, pliés y relevés.

Obtuvo muchos reconocimiento y recibió innumerables homenajes y menciones por su trayectoria artística: el Premio José Limón en 1993, la Medalla a la Excelencia Académica del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, así como también Margarita Tortajada, bailarina, investigadora y escritora de danza realizó en el año 2000 la publicación del libro Luis Fandiño / Danza generosa y perfecta. En 1996, mi generación tuvo la fortuna de representar su obra Suertes, dirigida por él mismo, pieza que llevamos de gira al Festival Internacional de Danza Lila López de San Luis Potosí, al Teatro del Estado en Xalapa y al Teatro Clavijero del Puerto de Veracruz. Con esta obra también nos graduamos en el Teatro Raúl Flores Canelo del Centro Nacional de las Artes. Grandes recuerdos, aprendizajes escénicos, técnicos y profundas enseñanzas con un enorme maestro de la danza.

Por todo esto y más Luis Fandiño fue, es y será un referente artístico en la danza de México. Uno de mis más grandes maestros: gracias por cada clase, cada reflexión, cada aportación en mi desarrollo técnico, artístico y como ser humano; gracias por la generosidad, la libertad de expresión, la paciencia, el respeto, la ayuda en cada paso. Mismas enseñanzas que siguen vivas en mi danza y en cada proceso ahora con mis estudiantes.

Related Articles

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button