Diciembre, 2022
Regresan las Sesiones del Pescador. Esta vez, en una doble sesión: viajamos a un año asombroso para celebrar medio siglo de una cosecha histórica de algunos discos y canciones provenientes tanto del rock como del jazz, hoy ya convertidos en nuevos clásicos. Son dos listas de reproducción para saber cómo sonaba 1972.
Uno
Iba por el quinto o sexto vaso de vodka, cuando de repente de mi boca salió una ocurrencia:
—Creo que 1972 es el mejor año de la música —dije medio trastabillando.
Un silencio incómodo descendió en la mesa de la cantina.
Mis camaradas me miraron, primero con suspicacia, luego con una mezcla de ternura y lástima.
—Shut up! —balbució uno de ellos, todavía con el trago en la boca.
—No digas tontería —dijo otro—. Mejor sigue bebiendo —añadió sabiamente.
Uno más, el más sensato de la mesa, preguntó: “¿De verdad lo crees?”
Confieso que no recuerdo ahora mismo qué argüí, pero la discusión se prolongó casi por dos hora, por momentos con los ánimos calentándose.
No me extraña. Pocas cosas en la vida provocan tantos arrebatos como qué año fue, es, ha sido, el mejor en la historia de la música pop. Ya una vez aquí mismo, en esta columna musical, escribía hace tiempo que la pregunta suele provocar epopéyicas discusiones, debates interminables, enemistades gratuitas, incluso pleitos a mano limpia. No, definitivamente esas discusiones no suelen terminar bien, nada bien.
Dos
¿Fue 1972 el mejor año de la música de todos los tiempos?
Uf. Evidentemente, hay tantas opiniones como melómanos y “expertos” hay en el mundo. Visto fríamente, tengo argumentos para asegurar que 1972 puede unirse a la lista de firmes candidatos. Si me apresuran, dicho año le puede competir al tú por tú a 1965, a 1966, a 1968, a 1970, a 1971, a 1975, a 1992, etcétera.
Para ser más precisos, puedo escribir varios argumentos no sólo convincentes, también hermosos. Empezaré con cinco.
The Rise And Fall of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars, de mi amado David Bowie. Exile On Main Street, de los por entonces poderosos Rolling Stones. Harvest, de mi idolatrado Neil Young. Superfly, del inconmensurable Curtis Mayfield. O Return to Forever, del prestigioso Chick Corea.
(Miro en su rostro, querido lector, que no está muy convencido). Por supuesto, puedo presentar otros argumentos igual de sólidos; cito otros cinco álbumes clásicos de 1972. Veamos.
Amazing Grace, de la dama del soul, Aretha Franklin. Let’s Stay Together, del eclesiástico y talentoso Al Green. Pink Moon, del melancólico y bello Nick Drake. Honky Château, del excéntrico y superlativo Elton John. O Talking Book, del activista y prodigio Stevie Wonder.
O considere estos. On the Corner, de (dios) Miles Davis. Crossings, del múltiple y heterogéneo Herbie Hancock. The Late Great, del melancólico y poético Townes Van Zandt. Transformer, del provocador y salvaje (e inclusivo) Lou Reed. O The Grand Wazoo, del inquieto e inconformista Frank Zappa.
O estos: Ege Bamyası, de los vanguardistas y psicodélicos Can. Machine Head, de los pioneros del heavy metal Deep Purple. World Galaxy, de la cósmica y espiritual Alice Coltrane. Attica Blues, del vanguardista saxofonista Archie Shepp. O Science Fiction, del innovador y revolucionario Ornette Coleman.
Pocos años han producido tantos álbumes memorables de rock progresivo como 1972, desde Close to the Edge de Yes y Obscured by Clouds de Pink Floyd, hasta Foxtrot de Genesis y Thick as a Brick de Jethro Tull. Asimismo, Gentle Giant publicó uno de mis favoritos de todos los tiempos: Three Friends.
¿También sienten ustedes vértigo al leer y citar tantos nombres superlativos y enumerar tal cantidad de álbumes clásico?
Tres
El año pasado, cuando hilvanaba la playlist de 1971 para esta misma columna musical, me preguntaba si ese año podría calificarse como el mejor de todos los tiempos. Me temo que otra vez me estoy haciendo la misma pregunta. La lista de clásicos que salieron en 1972 es contundente e incuestionable; refleja el gran momento creativo que atravesaba el mundo. Toda una explosión de talento y creatividad.
Es más: 1972 vio brotar muy buena música desde todos los frentes y periferias; es decir, básicamente desde todos los géneros: glam, soul, progresivo, art rock, metal, folk, sonidos latinoamericanos, o del jazz.
Por ejemplo, de 1972 es Transa, del activista y querido Caetano Veloso. También Clube da Esquina, del talentoso colectivo encabezado por Milton Nascimento y Lô Borges. Acabou Chorare, de los revolucionarios Novos Baianos. El Juicio, de la asombrosa y bárbara mancuerna entre Willie Colón y Héctor Lavoe. O Elis, de mi amada e infinita Elis Regina.
De 1972 es, asimismo, Desatormentándonos, debut asombroso de Pescado Rabioso (uno de los tantos proyectos de don Luis Alberto Spinetta). Vida, estreno de la banda Sui Generis (es decir, la unión de Charly García y Nito Mestre). Mateo solo bien se lame, debut como solista del uruguayo Eduardo Mateo. La Población, del inmortal y revolucionario Víctor Jara. O Caravanserai, de la por entonces poderosa banda Santana.
Sorprendentemente, todo esto es sólo la superficie en un año que fue testigo del estreno y debut de una gran variedad de destacados artistas. Por ejemplo, Steely Dan, Roxy Music, Eagles, Stephen Stills & Manassas. Se unieron a ellos Jackson Browne, Neu!, Banco del Mutuo Soccorso, Captain Beyond, Doctor Hook, Malo o Big Star. Además, 1972 fue una época tan fértil desde el punto de vista artístico que algunos músicos lanzaron dos fantásticos álbumes cada uno ese año, incluidos Stevie Wonder, Aretha Franklin, Al Green, James Brown, Gentle Giant o Frank Zappa. Para no quedarse atrás, el gran McCoy Tyner editó tres álbumes en 1972 (dos ellos —Sahara y Echoes of a Friend— simplemente de primer nivel e imperdibles).
Cuatro
No quiero extenderme demasiado, así que resumo:
En cuanto al jazz, 1972 fue testigo de álbumes “tradicionales” o que se movían por los estilos ya establecidos —varios de esos discos, por cierto, verdaderas joyas del género—, pero, también, vio salir proyectos sonoros que abrían nuevas vías. En ese sentido, la Sesiones del Pescador, episodio 13, está compuesta por 90 temas extraídos de casi el mismo número de discos que en este 2022 cumplen y celebran 50 años.
Aclaro: como en las pasadas listas de reproducción, me he guiado por la fecha de publicación y no de grabación; señalo esto ya que varios títulos contradicen fechas. En todos los casos, sin embargo, he tratado de cotejar en diversas fuentes el año de la publicación.
La lista de nombres marea, casi puro peso pesado aparece aquí; a los ya mencionados líneas arriba, añadiré nombre como el de Keith Jarrett, Sonny Rollins, Charles Mingus, Hugh Masekela, Bill Evans, Annette Peacock, Lee Morgan, Ahmad Jamal, Pharoah Sanders, Fela Kuti, Donald Byrd, Elvin Jones, Randy Weston, Grant Green, Freddie Hubbard, Bobbi Humphrey, Yusef Lateef, Gato Barbieri, Roy Ayers Ubiquity, Stanley Turrentine o Gil Scott-Heron.
En cuanto al rock y sus satélites, la lista de protagonistas de aquellos 12 meses irrepetibles es absolutamente espectacular. Y sí: hablo tanto de excelentes discos (es decir, como concepto), pero, asimismo, hablo de grandes canciones.
De hecho, el episodio 14 de estas Sesiones del Pescador quedó un poco abultado: más o menos 200 canciones provenientes de, por lo menos, unos 150 discos. Aquí aclaro: me he permitido extraer dos canciones de varias de esas obras. Cómo no hacerlo. De 1972 son, por ejemplo, “Starman” y “Ziggy Stardust” (David Bowie). “Walk on the wild side” y “Perfect day” (Lou Reed). “Sweet Virginia” y “Tumbling dice” (Rolling Stones). “Heart of gold” y “The needle and the damage done” (Neil Young). “Pink moon” y “Place to be” (Nick Drake).
Otras canciones que marcaron 1972 (y, de paso, mi, su, nuestra existencia): “If I needed you” (Townes Van Zandt), “You’re so vain” (Carly Simon), “Rocket man” (Elton John), “Let’s stay together” (Al Green), “It’ll take a long time” (Sandy Denny), “Vitamin C” (Can), “Pusherman” (Curtis Mayfield), “Changes” (Black Sabbath), “Love me like a man” (Bonnie Raitt), “School’s out” (Alice Cooper), “The harder they come” (Jimmy Cliff), “Think (About It)” (Lyn Collins), o “Smoke on the water” (Deep Purple).
Si se trata de álbumes, en 1972 se publicaron discos espectaculares, muchos de ellos aún hoy influyentes. No citaré los ya mencionados líneas arriba; así que, aquí podemos nombrar el disco homónimo de Paul Simon, pero, también: Eat A Peach de Allman Brothers Band; Still Bill de Bill Withers; Texas Cannonball de Freddie King; Saint Dominic’s Preview de Van Morrison; Trilogy de Emerson, Lake & Palmer; Food For Thought de The J.B.’s; o Mardi Gras, el cual, a la postre, sería el último de Creedence Clearwater Revival con John Fogerty en la banda.
Todos estos álbumes y canciones suenan tan vitales para mí aún hoy como seguramente lo fueron para mucha gente en aquel tiempo, cuando vieron por primera vez la luz. Son obras musicales no sólo convincentes y contundentes, también destilan pasión, audacia y mucha creatividad. Y no sólo eso: como el mejor arte, son portales a un tiempo y lugar específicos que, en muchos casos, también trascienden su tiempo y lugar. ¿Fue, entonces, 1972 el mejor año de álbumes de todos los tiempos? Mmm… Guardaremos ese debate para otro momento (o tal vez para otra lista).
Nos leemos hasta el siguiente año. A todos, lo mejor para 2023.
Escucha Sesiones del Pescador, episodio 13 (jazz):
Vía Spotify:
Vía Apple Music:
Escucha Sesiones del Pescador, episodio 14 (rock):