Octubre, 2022
El análisis genómico de los restos de 13 individuos de Homo neanderthalensis en dos cuevas de Siberia apunta importantes novedades sobre su organización social. Los resultados acercan más aún a los neandertales y al Homo sapiens.
Las familias neandertales vivían en pequeños grupos, pero no en comunidades completamente aisladas ya que las mujeres, principalmente, migraban desde otras agrupaciones. Esto es lo que ha concluido un estudio internacional, publicado en la revista Nature, que ha analizado la secuencia genómica de 17 restos neandertales, pertenecientes a 13 individuos distintos. Este trabajo supone el mayor número de muestras de neandertal secuenciadas en un solo estudio.
En los restos analizados y descubiertos en dos cuevas de Siberia se han encontrado múltiples familiares, entre ellos un padre y su hija adolescente. La investigación concluye que las comunidades que habitaban ambas cuevas parecen haber sido un pequeño grupo de parientes cercanos que convivieron durante el mismo periodo de tiempo.
“Por primera vez hemos sido capaces de secuenciar el genoma de múltiples individuos de una comunidad neandertal en Siberia. Es la foto más clara hasta la fecha de cómo se organizaba una comunidad neandertal”, explica en entrevista Laurits Skov, primer autor del estudio e investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.
Unos neandertales muy humanos
A pesar de que en los últimos años los estudios genómicos han proporcionado importante información sobre la historia de los neandertales, hasta ahora no se conocía mucho sobre la organización de sus comunidades.
El primer trabajo sobre la secuencia genómica de neandertal fue publicado en 2010, liderado también por investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva. Ahora, este trabajo de Skov y su equipo supone un gran acercamiento científico a la organización social del Homo neanderthalensis.
“Nuestro estudio proporciona una idea concreta de cómo podría haber sido una comunidad neandertal. Hace que los neandertales parezcan mucho más humanos”, dice Benjamin Peter, coautor de la investigación.
El trabajo se centró en la zona sur de Siberia, una zona muy fructífera previamente para la investigación del ADN, incluido el descubrimiento de los denisovanos en la famosa cueva Denisova.
Los investigadores analizaron restos neandertales provenientes de las cuevas de Chagyrskaya y Okladnikov —a unos 100 kilómetros de la cueva Denisova— habitadas por neandertales hace unos 54.000 años. Se identificó exitosamente el ADN de 17 restos neandertales, 7 hombres y 6 mujeres, de los cuales 8 eran adultos y 5 niños y jóvenes. En su ADN mitocondrial, los investigadores encontraron las llamadas heteroplasmias compartidas entre individuos. Las heteroplasmias son un tipo especial de variante genética que solo se mantiene durante un reducido número de generaciones.
Con este método se identificaron los restos de un padre neandertal y su hija adolescente. También se encontró un par de parientes de segundo grado, un niño y una mujer adulta, que quizás podría tratarse de una prima, tía o abuela. La combinación de heteroplasmias y de individuos relacionados sugiere que los neandertales en la cueva Chagyrskaya desarrollaron su vida en el mismo momento temporal.
Escasa diversidad genética
Otro hallazgo sorprendente es que la diversidad genética es extremadamente baja dentro de esta comunidad neandertal, que estaría formado por un pequeño grupo de 10 a 20 individuos. Esto es mucho más bajo que los registrados para cualquier comunidad humana antigua o actual, y es más similar al tamaño de los grupos de especies al borde de la extinción.
Sin embargo, los neandertales no permanecían aislados. Al comparar la diversidad genética en el cromosoma Y —que se hereda de padres a hijos— con la diversidad del ADN mitocondrial —que se hereda de las madres— los investigadores descubrieron que la diversidad genética mitocondrial era mucho mayor que la diversidad del cromosoma Y, lo que apunta a que estas comunidades neandertales estaban vinculadas principalmente por la migración femenina.
“Las mujeres se movían más entre grupos de neandertal que los hombres. Las comunidades en Chagyrskaya eran un pequeño grupo en el que gran parte de sus miembros eran mujeres que provenían de otras comunidades”, nos explica Skov.
A pesar de la proximidad a la cueva Denisova, estas migraciones no parecen haber involucrado a los denisovanos: los investigadores no encontraron evidencia de flujo de genes denisovanos en los neandertales de Chagyrskaya.
Otras comunidades neandertales
Para Skov es importante destacar que “no sabemos si las conclusiones sobre los neandertales que habitaron la cueva de Chagyrskaya pueden aplicarse a otras comunidades neandertales”.
Precisamente, ese será el enfoque de los próximos trabajos. “Estudiaremos si este tipo de organización social era común en todos los neandertales, con el fin de comprender cómo de conectadas estaban las distintas comunidades entre sí y buscar evidencias de si en ellas también se producía la migración de la mujer”, afirma.
En equipo con un Nobel reciente
Entre los firmantes del estudio se encuentra el investigador sueco Svante Pääbo, Premio Nobel de Medicina 2022, uno de los fundadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig. Sus descubrimientos de los genomas de los neandertales y los denisovanos, así como sobre la propia evolución de los humanos le hicieron meritorio galardón sueco este mismo mes de octubre.
Laurits Skov destaca que gracias al trabajo previo de Pääbo ha sido posible este estudio. “Me siento muy afortunado de haber podido trabajar con él, ha sido un gran guía”, reconoce el investigador. En el estudio han participado también investigadores e investigadoras de Australia, Austria, Canadá, Francia, Alemania, Israel, Italia, Polonia, Rusia y Reino Unido.