Oscuridad y luces de Baobab
Octubre, 2022
En su exploración de los sonidos africanos para Salida de Emergencia, Constanza Ordaz se detiene ahora en la todopoderosa Orchestra Baobab. Escribe aquí: “Como grupo, su personalidad es arrasadora debido al magnetismo de una música que sube de los pies al corazón y a la cabeza”.
Imprescindible presencia
Los que aún guardamos nostalgia por el Festival Ollin Kan —celebrado en la Ciudad de México cada año para promover las culturas ancestrales de la Tierra— sabemos perfectamente quién es la Orchestra Baobab. Y es que decenas de bandas africanas se presentaban en este gran festival anual.
Como grupo, su personalidad es arrasadora debido al magnetismo de una música que sube de los pies al corazón y a la cabeza. Ellos, los integrantes de la Baobab, tienen una presencia magistral, por eso son queridos e imitados por los músicos bisoños, y aun por los más desarrollados de su Senegal y de muchos otros países circunvecinos. Son una escuela. Son como las grandes bandas de blues o de rock, cuyos acordes son reproducidos por la guía de la tradición hasta convertirse en clásicos.
El cóctel que realizan con la música cubana, sus percusiones y alientos africanos y su fuelle alegre, los hace inconfundibles. Por ello en los festivales más importantes y reconocidos del mundo es imprescindible programar a la Orchestra Baobab, de méritos transnacionales, según nos lo comenta Frank Tenaille en su libro La música es el arma del futuro (Fifty Years of African Popular Music, Editorial Lawrence Hill Books, Chicago, 2002).
Principio fallido
En los años setenta la Orchestra Baobab dominó la música senegalesa interpretando melodías cubanas con arreglos basados en guitarras, vientos comedidos y utilizando letras de canciones españolas o textos originales en wolof o francés.
En 1978 aceptaron una invitación para tocar en Francia, donde les estafaron olímpicamente al grabar 12 canciones en París sin cobrar nada y, después de seis meses, pidieron billetes de vuelta a Senegal. Ahí se toparon con la audaz percusión de nuevos grupos como Etoile, de Dakar, que pronto los dejó atrás haciendo murmurar a su líder Balla Sidibé:
—A las mujeres les gusta este tipo de baile y, donde van las mujeres, los hombres las siguen.
Sin embargo, unas recientes reediciones de Orchestra Baobab en Europa —como On Verra Ça—, fruto de sus sesiones parisinas, revelan a unos músicos magistrales capaces de combinar brío con delicadeza.
Renacimiento
Tras publicar 20 discos, el grupo se desmanteló en 1987. Pirates Choice fue uno de los primeros álbumes de música del mundo que tuvo impacto en Occidente, éxito que, irónicamente, se logró cuando el conjunto seguía separado.
Con la ayuda del popular músico senegalés Youssou N’Dour y el productor británico Nick Gold, el grupo volvió a los escenarios en 2001.
Balla Sidibé falleció en Dakar en julio de 2020. En declaraciones a la agencia Efe, unos meses antes de morir, Sidibé opinaba que “la música es una manera de acercarnos entre nosotros… Y eso es muy importarte”.
Por eso, agregaba, “elegí dedicarme a la música, la gente se une, no hay guerra, ni fusiles, es el placer. Yo amo la paz y la música también”.
Actualmente, ya ganada la lucha por establecer moderno estilo indígena, los músicos senegaleses vuelven a sentirse libres para expresar su inquebrantable afición a la música cubana, y veteranos intérpretes de este estilo resurgen en grupos como Africando.