La intervención femenina
Septiembre, 2022
En ‘África Recuerda’, su columna para Salida de Emergencia, Constanza Ordaz se detiene y nos acerca ahora a la zimbabuense Stella Rambisai Chiweshe, conocida internacionalmente por cantar y tocar la mbira dzavadzimu (un instrumento tradicional de los Zezuru); una de las pocas mujeres que tocan este instrumento: “Por impresionantes que sean sus trabajos discográficos, es en directo donde Chiweshe mejor transmite lo esencial de su tradición”, escribe aquí.
Temas de género
A propósito de los temas de género, conviene realizar un balance de la presencia de la mujer en la música del mundo. Lo más seguro es que este examen revelará que la mujer no sólo destaca como cantora sino también como ejecutante, compositora y, aún más, como constructora e innovadora de instrumentos musicales.
En Zimbabue, país cuya violenta memoria ha conmovido al mundo, todavía se minusvalora a la mujer que canta en público. Sin embargo, esto no ha sido óbice para que algunas de sus mejores exponentes musicales femeninas destaquen en los escenarios, como es el caso de Stella Rambisai Chiweshe, personaje emblemático del sentimiento musical africano combinado con los arreglos orquestales en cuya base flota la mbira o el xilófono.
Su resultado es una amable cascada de sonidos y, por encima, rasgando el sentimiento, boga una lírica que, a pesar de la violencia racial, le canta al amor y a la lealtad. Esto es lo que nos explica el libro La música es el arma del futuro (Fifty Years of African Popular Music), de Frank Tenaille (Editorial Lawrence Hill Books, Chicago, 2002).
De la clandestinidad al dominio público
La mbira —a veces conocida como piano de pulgares— es un instrumento muy antiguo con hasta 30 teclas metálicas que se pulsan para producir un zumbido burbujeante, como “afinadas gotas de lluvia”, según comenta Stella Rambisai Chiweshe, quien rompió la tradición que impedía a las mujeres tocarla en los años sesenta.
Entre los shona de Zimbabue se utiliza tradicionalmente en ceremonias —biras— para comunicarse con los espíritus de los antepasados. Evidentemente, las biras estuvieron prohibidas por la administración colonial de la entonces Rhodesia, que las consideraba subversivas. Chiweshe lo recuerda así: “Envolvíamos las mbiras para esconderlas, porque nos decían los misioneros que esas cosas eran obras de Satanás, no civilizadas, que por ellas iríamos al infierno”.
En 1980 la independencia de Zimbabue llevó la bira al dominio público y a Chiweshe a papeles principales en la National Dance Company. Empezó entonces a grabar singles como “Kasahwa”, que fue disco de oro en su país, aunque su verdadera ilusión era dar a conocer la mbira fuera de sus fronteras. Lo intentó en un primer contacto poco afortunado con la industria discográfica europea. Grabó una canción para los roqueros alemanes Dissidenten, pero su versión final —incluida en el álbum Live from the Pyramids— le horrorizó. “El sintetizador y la batería que han añadido es como un parásito que chupa la sangre desde afuera. Aún peor, eliminaron el nombre ‘Kasava’ y la intitularon ‘Song for Winnie Mandela’. Si quiero cantar una canción sobre Winnie Mandela la haré yo misma”.
Las fuerzas sobrenaturales de la bira
A pesar de la decepción, Chiweshe siguió conjuntando xilófonos de madera con la mbira y el hosho —carraca—; actúo como telonera del zimbabuense Thomas Mapfumo en Europa y grabó Ambuya. En Londres intervino con la sección rítmica de 3 Mustaphas 3, en 1987. Desde entonces, ha repartido su tiempo entre Zimbabue y Alemania, donde ha grabado tres discos.
Por impresionantes que sean sus trabajos discográficos, es en directo donde Chiweshe mejor transmite lo esencial de su tradición. Ya sea tocando sola o con acompañamiento acústico o eléctrico, Chiweshe sigue a disposición de las fuerzas sobrenaturales de la bira: “Toco cualquier sonido que atraiga los espíritus, tengo sentimientos para tocar. A veces estos sentimientos me hacen tocar durante 30 minutos. Y me pregunto: ¿qué es esta canción?, ¿de quién es?”
Detrás de Chiweshe ha surgido una generación de madri zambiras, tales como Amai Muchena y Beulah Diago, pero en Zimbabue una mujer que canta en público todavía se considera poco menos que una prostituta. Por esta razón, Chiweshe formó Mother Earth Trust, una fundación para apoyar a sus hermanas musicales.
Arcanos reprimidos
Acaso no sea fácil encontrar a una mujer que toque la bira, pero todavía más complejo es hallarla con una postura artística valiente y combativa. Estas dotes admirables, reunidas por Chiweshe, son la promesa de un futuro compartido con la mujer, cuyas instancias estéticas y culturales revelarán los arcanos reprimidos por la ignorancia de la cultura occidental.