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«La vegetariana»: una sutil manera de descolocar al patriarcado

Octubre, 2025

Es esta nueva entrega de sus ‘Voces Insurrectas’, Estefania Ibañez se detiene en una de las escritoras más interesantes y provocadoras de la literatura asiática actual: Han Kang, autora de la bella y perturbadora novela La vegetariana. La historia sigue a Yeonghye, una devota y sumisa mujeresposa que de pronto se rebelará ante un sistema (patriarcal y ultracapitalista) que la ningunea, la invalida, la oprime. Como apunta aquí Estefania: “Es significativo (y desolador) que un libro duro y poético, inspirado en los sucesos de otra época, retumbe tanto en la actualidad.

Desde sus primeras líneas, este libro, La vegetariana, me provocó sensaciones contradictorias.

Está escrito por la ahora Premio Nobel de Literatura 2024, Han Kang (Gwangju, Corea del Sur, 1970).

Desde sus primeros párrafos, la autora es implacable, por lo que fue sencillo que la piel se me erizara gracias a su escritura brutal y directa, y, al mismo tiempo, experimentar alivio debido a la destreza que le otorgó a su personaje principal, quien es una morra que se rebela ante un sistema que la ningunea, la invalida, la oprime.

La novela, traducida por Sunme Yoon (Corea, 1965), es tan cercana y verídica que cada página me resultó aterradora; pese a ello, me fue imposible no sentir adrenalina y curiosidad por comprender, y sobre todo sentir, la evolución de la figura central y demás personajes que son la viva y cruel esencia del patriarcado surcoreano, tristemente similar al que se vive en México.

La historia sigue a Yeonghye y es muy revelador que, aunque tiene diálogos, no es quien narra la obra, acentuando el silencio que le impone su estirpe. Así, durante las 167 páginas y los tres capítulos —‘La vegetariana’, ‘La mancha mongólica’ y ‘Los árboles en llamas’— son el esposo, el cuñado y la hermana quienes tienen la voz y, de alguna manera, cuentan lo que viven (y lo que vive ella), pero desde la perspectiva única del “trío familiar”.

Metáfora del suicidio

Yeonghye, quien es “profesora asistente en una academia de computación gráfica” y letrista por comisión, es valorada únicamente bajo el rol de esposa, pero no cualquiera, sino la esposa que atiende las exigencias de su compañero, que no reclama las necesidades de la vida conyugal y no pone reparos a las palabras o acciones que la denigran.

Sólo que un día, a raíz de unos sueños angustiantes y sangrientos, Yeonghye decide despedirse de golpe de la carne y los derivados que provienen de los animales, estableciendo una alimentación estrictamente vegetariana.

Lo extremo y al mismo tiempo sublime, es que Yeonghye, una vez que asume su determinación, no se deja intimidar ni amedrentar. Fiel a sí misma, lentamente transmuta —con cierto grado de locura— al ser que tanto anhelaba convertirse, para así, excluirse de todo y de todos. Su cambio es una renuncia a ser parte de una sociedad absurdamente agresiva y retrógrada.

En su transición sin retorno —que simboliza una metáfora de un largo y doloroso suicidio— salen a flote las esencias de sus cercanos y no tan cercanos: un marido inseguro que se atreve a decir que “fue natural que eligiera casarme con ella, que tenía el aspecto de ser la mujer más corriente del mundo”; hermanos que obedecen al conservadurismo de su clan; unos padres abusivos psicológica y físicamente; un cuñado, o, más bien, un depredador emocional y sexual; y una comunidad tradicional y capitalista que prefiere ser indiferente antes que combatir los mandatos patriarcales.

Mensaje heroico

Kang publicó La vegetariana en 2007 y en 2016 le fue otorgado el Man Booker International gracias a la originalidad de la pieza. Es significativo (y desolador) que un libro duro y poético, inspirado en los sucesos de otra época, retumbe tanto en la actualidad.

Sin embargo, es plausible la valentía de la escritora al plasmar sus meditaciones personales y que éstas tengan alcance gracias a las acciones de su personaje Yeonghye, porque el discurso expone la belleza humana y su capacidad de destrucción; exhibe los estragos que genera el machismo y la inminente obligación de no quedarnos callados ante esta opresión.

Es verdad que no podemos derribar a los sistemas, tienen detrás fuerzas históricas, lo que sí podemos hacer es vulnerarlos, y en esta obra Yeonghye deja de comer carne para rebelarse ante un sistema (patriarcal y ultracapitalista) abusivo, controlador y autoritario.

Aunque su desenlace es denso y un poco ambiguo, no deja de ser poderoso y heroico, porque su revolución —que realmente sacó de su burbuja de tranquilidad a muchos— inició con el deseo de no seguir tolerando atropellos y siguió con proponer respeto hacia todos los seres vivos.

Han Kang es una autora que incomoda (y me encanta). El principal reto que propone en esta joya literaria es visualizar una vida menos dolorosa y egoísta, para gozar de una vida más “equitativa”, sin expectativas que ya no están en boga… El reto no es sencillo.

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