Agosto, 2025
Van Morrison y Bryan Ferry cumplen ocho décadas de vida. A estas alturas de la música pop, muy poca presentación necesitan ambos. Enormemente talentosos, enormemente influyentes y visionarios, los dos pertenecen a la pléyade de la plana mayor del rock. Morrison, ya sea como solista o con su banda Them, tiene en su haber un nutrido puñado de grandes canciones y memorables discos. Y lo mismo se puede decir de Bryan Ferry: con Roxy Music, actualizó los parámetros de la canción pop. Y como solista, el pop británico se volvió más elegante y refinado. Ahora que ambos llegan a los 80 años de vida, el cronista musical Víctor Roura los celebra.
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George Ivan Morrison, quien acortara su segundo nombre para llamarse musicalmente Van Morrison, nació en Belfast Bloomfield, Inglaterra, el 31 de agosto de 1945. Se introdujo en el rock, según cuenta la historia, a la edad de 19 años cuando respondió a un anuncio que requería a un músico para completar un grupo que tocaba todas las noches en el Maritime Hotel, banda que en un principio se denominara The Gamblers pero acabara convertida en Them, el primer conjunto en forma de Van Morrison (The Golden Eagles, que abandonara para trasladarse a las nocturnidades del Maritime Hotel, tan no tuvo importancia para Morrison que el hecho él mismo lo pasa inadvertido).
Con Them (nombre tomado de la película estadounidense de terror, denominada así: Them!, dirigida en 1954 por Gordon Douglas, nacido en Nueva York en 1907 y fallecido 85 años después el 29 de septiembre de 1993) Van Morrison creó tres de sus canciones más conocidas: “Baby, please don’t go”, “Here comes the night” y “Gloria”, que le valieron contratos discográficos y una gira en Estados Unidos en 1966 que lo acercara con Jim Morrison, ¡cuyo grupo, The Doors, actuó como telonero de Them en el Whisky a Go Go de Los Ángeles, California! Tanta influencia causó un Morrison al otro Morrison que el bajista (de The Doors) John Densmore (nacido en Los Ángeles en 1944, octogenario también desde el pasado 1 de diciembre) en su libro Riders on the Storm, de 1991, escribió: “Jim Morrison aprendió [de Van Morrison] rápidamente desde la puesta en escena, su aparente imprudencia, su aire de moderada amenaza, la forma en que improvisaba poesía a ritmo de rock, incluso su costumbre de agacharse a la altura del bombo de la batería durante las pausas instrumentales”.

“Gloria” fue reproducida por diversas voces cimeras como las de Patti Smith, The Shadows y The Doors adquiriendo, con prontitud, un aire clásico, al grado de que en la década de los noventa del siglo XX la neoyorquina Laura Branigan (fallecida a los 52 años de edad, a causa de un aneurisma cerebral, el 26 de agosto de 2004) la volvió a interpretar con un radiante e inesperado éxito. En castellano, en 1966, los Yaki —con Benny Ibarra como vocalista, roquero tamaulipeco octogenario también desde el pasado 11 de octubre— la grabaron con ligeros cambios en la letra original de Van Morrison, letra que habla de una mujer maravillosa (de metro y medio de estatura) llamada precisamente Gloria, que va cada medianoche a complacer a su hombre (una buena selección de las canciones de Van Morrison se halla en el libro Toma interior que Malpaso Editorial publicó en español en 2016).
Bert Berns, entonces productor de Them, lo convenció de que se volviera a trasladar a Nueva York, ya finalmente disgregado el grupo: fue cuando comenzó la carrera de Van Morrison en medio de engaños, negocios ajenos a su humildad musical, engreimientos “naturales” y responsabilidades desconocidas. Sólo habría que remarcar que su primer álbum (Blowin’ Your Mind!, de 1967) —del más de medio centenar que lleva en su haber— salió a la venta sin él saberlo, sólo se percató de ello cuando un amigo suyo le llamó para decirle que había comprado una copia de su disco:
—No estaba realmente feliz con esto —ha declarado siempre Van Morrison—. Berns escogió la banda y las canciones. Tenía un concepto diferente de él.

Alguna vez a Eric Clapton le sorprendió que donde él grabara habían expulsado a Van Morrison (“¡es Van Morrison!”, exclamó Clapton, pero cuando los ejecutivos le mostraron las cuentas de las ventas, las regalías adelantadas y otras nimiedades semejantes, Clapton —un vendedor recalcitrante de discos que llevan su nombre— acabó por darles la razón a su discográfica: sí, Van Morrison es un compositor modesto, deslumbrante, sin búsquedas comerciales, pero permanente y acaso solitario en el panorama musical.
De hecho hoy el músico, apodado acertadamente como «El León de Belfast» —una leyenda dice que por su amplio y cambiante rango vocal, otra leyenda señala que por su hirsuto carácter— va por el mundo musical sin apenas preocupaciones, publicando discos al por mayor: en marzo de 2023 salió Moving on Skiffle, en agosto vio la luz Beyond Words: Instrumental, y a finales de ese año, en noviembre, Accentuate The Positive. Y 2024 no fue diferente: vio la luz en marzo la remasterización de The Legendary Bang Sessions, álbum de 1994 con material de archivo, luego en julio llegó Live at Orangefield y en septiembre New Arrangements and Duets. 2025, por el contrario, ha visto a Van Morrison más enfocado en atender su gira de conciertos, aunque en junio publicó Remembering Now, que supone su regreso a la composición original tras haber lanzado discos de versiones y reinterpretaciones de sus canciones.
(Por cierto: el también británico Eric Clapton, octogenario desde el pasado 30 de marzo, dio a conocer su decimoséptimo álbum de estudio: Meanwhile, que incluye colaboraciones precisamente con Van Morrison. Siguiendo el nuevo orden, el disco salió primero en digital en octubre de 2024, y en físico en enero de este 2025.)
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Cuando Bryan Ferry —nacido en Washington, Reino Unido, el 26 de septiembre de 1945— aún estudiaba arte colocó un anuncio en un periódico inglés, como antes se acostumbraba —tradición hoy perdida, por cierto, pues las bandas se formalizan ya con amistades, no con gente desconocida—, que a la letra decía: “Se busca tecladista con la intención de formar un grupo, yo soy cantante y pianista”. Se cuenta que, de inmediato, recibió una respuesta: “Me llamo Andy Mackay [inglés que cumplirá 80 años el 23 de julio de 2026] y no soy tecladista, toco el saxo y el oboe, pero tengo un sintetizador y conozco quien puede tocarlo”. Ese conocido suyo no era otro sino Brian Eno (nacido en Inglaterra el 15 de mayo de 1948), quien con el baterista Paul Thompson (Newcastle, 13 de mayo de 1951), el bajista Graham Simpson (Inglaterra, 1943-2012) y el guitarrista Phil Manzanera (Londres, 31 de enero de 1951) consolidaran la agrupación denominada Roxy Music en 1970. Eno abandonó en 1973 al grupo y los cambios de integrantes se sucedieron una y otra vez con las excepciones de Ferry, Manzanera y Mackay que, pese a las constantes variantes, consiguieron concretar ocho grabaciones desde Roxy Music, de 1972, hasta la imprescindible Avalon, diez años después, finalizando oficialmente el grupo en 1983, si bien desde una década atrás, en 1973, Bryan Ferry había comenzado su carrera solista con el álbum These Foolish Things, al cual le ha seguido más de una docena consiguiendo álbumes memorables como As Time Goes By (1999), Frantic (2002) o Dylanesque (2007).

Le dijo Bryan Ferry a la periodista Brenda Otero, del medio español El País el pasado julio, que no se le pasaba por la cabeza jubilarse pues trabajar era lo que lo mantenía vivo. Y, ciertamente, el fundador de la banda Roxy Music en 1970 no ha detenido, en lo absoluto, su labor musical: a unos días de celebrar sus ocho décadas de vida, el británico acaba de dar a conocer, este año, sus álbumes Songs For Europe: Live 1974 y Loose Talk con poemas de la inglesa Amelia Barratt (1989), además de haber lanzado a la venta, en 2024, la caja con cinco discos intitulada Retrospectiva que reúne medio siglo de actividad roquera, de 1973 a 2023.
Uno de los problemas con Ferry, y lo menciona Ramón de España (1956) en su libro Roxy Music (Ediciones Júcar, 1982) es que, a veces, da la impresión de que no abandonará jamás al Ferry glamouroso, como si el compositor se aferrara a esa exquisita vestidura… ¡cuando el músico tiene muchas otras cosas que decir, como asegurar, por ejemplo, que Roxy Music fue la banda que inaugurara el saxofón como instrumento líder en el rock!
Esta elegancia roquera de Ferry era, es, una situación personal en la escena de la música: Alfredo Zitarrosa (Uruguay, 1936-1989), digamos, siempre se presentaba en los conciertos con traje y corbata pero no por eso era el representante del glam del nuevo canto. Recuérdese que Roxy Music contó en sus filas nada menos que con Brian Eno, creando sonoridades únicas con aquel grupo.

La conversación con la periodista española Brenda Otero, por desgracia, tiene mucho de glam en lugar de introducirse en la hondura de la apreciación musical de Bryan Ferry quien, sin duda, ha aportado significados sonoros al rock, no nada más por su atuendo.
El propio músico inglés lo dice al hablar de su más reciente álbum, en el que se diluyen las líneas entre la música, la poesía y el arte. En un comunicado para explicar esta “nueva etapa creativa”, y lo que para él supone crear música para las letras de otro escritor —algo que por primera vez lleva a cabo—, dice Ferry: “Toda la experiencia de crear Loose Talk ha supuesto una novedad interesante. Parece haber abierto un capítulo completamente nuevo en mi trabajo. Lo que hace Amelia, es decir: su trabajo, tiene una atmósfera muy intensa. [En ese sentido] Fui muy consciente de que no debía interferir con sus palabras. Con suerte, juntos hemos creado algo que ninguno de los dos podría haber hecho por su cuenta”.
Ferry concluye su explicación de forma inobjetable e inmejorable: “Me alegra que cuando hemos tocado Loose Talk, la gente diga: ‘Oh, esto suena muy diferente’. Eso es lo que siempre he querido: que todo lo que he hecho, o en todo lo que he estado involucrado, sea diferente. Diferente a lo que has escuchado o visto antes. Ese es el sentido de ser artista: intentar crear algo nuevo, un mundo nuevo; algo más colorido, más bello y quizá más significativo, que te deje sin aliento”.