Noviembre, 2024
Escritor, periodista y veterano cronista musical, Víctor Roura hace un fugaz recuento musical de 2024: al mismo tiempo que nos recuerda (y celebra) los 85 años de vida del músico mexicano Nacho Méndez, rinde homenaje a cinco músicos que han desaparecido de este plano existencial en meses recientes: el colombiano Omar Geles, el brasileño Sergio Mendes, y los estadounidenses Quincy Jones, Kris Kristofferson y Phil Lesh.
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El 5 de septiembre de 2024, en Los Ángeles, a sus 83 años de edad se iba de este mundo don Sergio Mendes, nacido en Río de Janeiro el 11 de febrero de 1941, el hombre que diera impulso fervoroso al bossa nova fusionándolo —en una especie de laboratorio afortunado— con el jazz.
Mendes es considerado, aún, el fortificador de esta nueva canción brasileña: la palabra bossa data del siglo XVII cuyo significado primigenio tenía que ver con algo que sobresaliera, básicamente con alguna protuberancia ósea, pero el tiempo lo fue haciendo, a este término, dúctil, flexible, saliéndose de su originario entronque lingüístico, para conformarse en algo que denotara estilo, gallardía, talento, algo sobresaliente, de modo tal que ya en 1932 el músico Noel Rosa (1910-1937) usó la palabra bossa en una samba, de manera que bossa nova, desde mediados del siglo XX, es el nuevo estilo de la samba, la nueva cumbre, la nueva enramada de la canción brasileña, porque esta corriente, por decirlo de modo elegante, viene siendo como la finura, o la progresión, de la samba.
La bossa nova, la nueva canción brasileira, tiene sus orígenes en la década de los cincuenta del siglo XX cuando en 1956 el pianista Tom Jobim (1927-1994) y Vinícius de Moraes (1913-1980) crearon la banda sonora de una obra basada en el mito griego de Orfeo donde, según se asienta en Brasil, “se comienzan a vislumbrar los elementos melódicos, rítmicos y armónicos de la bossa nova”, aunque históricamente se considera a João Gilberto (1951-2019) el padre del bossa nova al grabar, en mayo de 1958, el álbum Canção do amor demais, con canciones del dúo Jobim y Vinicius, clave para entender la esencia de la nueva canción brasileña.
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En México, y ya introducido en la nueva canción desde el año 1963 con su disco Once canciones de amor y una impostura, Nacho Méndez (quien el 2 de enero de este 2024 cumpliera ocho décadas y media de vida) después de grabar trece álbumes da a conocer , en 2008, Bossalfredo en una insólita producción independiente fusionando lúcidamente del canto de José Alfredo Jiménez con la nueva canción brasileña sumando a su ingenioso catálogo (con grabaciones como Nacho Méndez canta Serrat de 2003, Nacho Méndez canta Cri-Crí de 2004 o los dos tomos de Un mexicano en Brasil de 2005 y 2007) un álbum más de verdadera osadía en su construcción musical dimensionándose como un hacedor sin parangón en el laboratorio creativo de la nueva sonoridad armando, bajo supervisiones independientes, un fondo musical de inmensa valía: su 50 años de canciones mexicanas, del año 2010, por ejemplo, lo consolida en el territorio de la inmejorable nueva canción nacional.
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Quincy Jones se fue de esta vida, a los 91 años de edad, el 3 de noviembre de 2024 siendo el creador, en realidad, del sonido que la gente acuñaba a Michael Jackson. Como su productor de cabecera, Quincy Jones fabricó, de algún modo, la música que se ha escuchado en todas las partes del mundo con la voz de Michael Jackson asumiéndose, Quincy Jones, como el productor imbatible del mercado sonoro al ser, hasta hoy, Thriller el álbum más vendido en la historia discográfica.
Como otros arreglistas destacados (Giorgio Moroder, Brian Eno, Rick Rubin o Phil Spector, aunque este último acabara en prisión por el asesinato que cometiera contra la actriz —de 40 años— Lana Clarkson, asesinada en 2003, lo que no impidió, pese a estar en la cárcel desde 2009, que Spector continuara casándose con mujeres bellas y produciendo discos), Quincy Jones no obtendría, nunca, reconocimiento alguno por sus discos personales —una veintena— como sí los consiguiera por trabajos ajenos, ¡incluyendo las 79 nominaciones a los Premios Grammy llevándose 28 de ellos!
Cruel destino el suyo de ser elogiado por discos distanciados de su nombre (¿quién habla de Quincy Jones cuando se habla de Michael Jackson, por ejemplo?) en lugar de mirarse fortalecido con obras como Big Band Bossa Nova, de 1962, que tiene adherido el sonido que realmente le gustaba crear a Quincy Jones?
Tal vez ni en Brasil se enteraron de esta novedad discográfica.
Tal vez ni Sergio Mendes ni don Nacho Méndez supieron de esta grabación.
Tal vez.
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Kris Kristofferson se fue de esta vida, a los 88 años de edad, el 28 de septiembre de 2024, cuatro años después del fallecimiento del también texano Kenny Rogers, quien partiera de este mundo, a los 81 años, el 20 de marzo de 2020, ambos compositores de la música country, supuestamente el género folclórico de Estados Unidos antes de la llegada del rock and roll, si bien Kristofferson supera con creces la autoría de sus canciones (“Me and Bobby McGee”, que interpretara Janis Joplin, acaso la pieza que la identifica más, es de su pertenencia) si lo comparamos con Rogers, conocido más como productor.
La agrupación Grateful Dead, formada en 1965, fue aliada del country enraizada, sobre todo, en los cánones del folk. Elemento fundamental de esta banda fue Jerry Garcia, fallecido el 9 de agosto de 1995 a la edad de 53 años. Y ahora su compañero de aventuras musicales, también californiano, Phil Lesh partió el 25 de octubre de 2024, a sus 84 años, hacia un mundo desconocido: los dos eran folcloristas, por llamarlos de un modo, destacados de la música country.
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Omar Geles se fue de esta vida el 21 de mayo de 2024, a sus 57 años de edad, en su Colombia natal. Era un vallenatero importante sobre todo, ¡vaya destino luminoso!, por una sola canción que, a la fecha, ha sido reinterpretada por tres decenas de artistas de los cuales sobresale, indiscutiblemente, el argentino Vicentico: la canción “Los caminos de la vida” encumbra, por sí sola, a Geles, quien la compusiera en 1992, a sus 25 años, pieza sin duda básica del vallenato entero, que por sí misma dignifica a Colombia. Pese a contar en su catálogo con una treintena de grabaciones, el álbum Sorpresa Caribe, realizado en el año 1993, es el que lo consagra con esta canción que lo convirtió, ya, en un clásico colombiano.