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Saber vivir y saber morir según Ana Blandiana

La más reciente galardonada con el premio español Princesa de Asturias es una poeta antiguamente censurada que ha construido una poética de la humildad hablando de la vida y la muerte

Julio, 2024

La reciente concesión del Premio Princesa de Asturias de las Letras a la poetisa rumana Ana Blandiana la ha puesto en el centro de las miradas mediáticas. Según el acta del jurado, “Blandiana es heredera de las más brillantes tradiciones literarias, al tiempo que una creadora radicalmente singular. Su escritura, que aúna transparencia y complejidad, plantea preguntas fundamentales sobre la existencia del ser humano, en soledad y sociedad, ante la naturaleza y la historia. Ha mostrado con su poesía indómita una capacidad extraordinaria de resistencia frente a la censura”. En el siguiente texto, el crítico literario y profesor Joaquín María Aguirre reflexiona sobre ella. Ojalá que el premio sirva para dar a conocer a una gran figura de la poesía europea de la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos de este, escribe aquí.

La reciente concesión del Premio Princesa de Asturias de las Letras a la poetisa rumana Ana Blandiana (seudónimo de Otilia Valeria Coman; Timișoara, 1942) la ha puesto en el centro de las miradas mediáticas. Ojalá que esto sirva para dar a conocer a una gran figura de la poesía europea de la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos de este. 

En 2008 vino a dar una conferencia en la Facultad de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid —en la que soy profesor—; su visita se dio gracias al Instituto de Cultura rumano y a Viorica Patea, la traductora de su poesía al español, además de a la profesora Iuliana Botezan. La sala estaba llena de jóvenes rumanos que deseaban ver y escuchar lo que les parecía un sueño, a Blandiana en persona. Había dejado de ser un mito y estaba allí, con su sencillez, su simpatía y su sonrisa abierta para todos, fotografiándose con ellos.

La escritora Ana Blandiana. (Alamy/Agence Opale/Isabella De Maddalena)

De dónde viene Ana Blandiana

Podemos distinguir artificialmente entre la Ana Blandiana símbolo de la libertad y la independencia intelectual en la Rumanía dominada por el Partido Comunista y la gran poeta de la sencillez, de la vida en busca del silencio. Blandiana dio voz a todos en una dimensión personal, hablando a cada uno de sus lectores al buscarse a sí misma. No es poesía política, es humanidad puesta en palabras.

La propia Blandiana comenta de forma irónica que su gran lanzamiento como poeta se debió al sistema comunista que la convirtió en heroína de la resistencia, provocando que miles de rumanos corriesen a leerla. La prohibición fue su mejor presentación y promoción. La censura de todo lo que no era oficial abrió las puertas de sus obras a la gente que, harta de oficialidad rígida, encontró en ella la frescura de una joven con la que podía identificarse.

Pasados ya esos tiempos, nos queda la pureza de Blandiana, a quien en otra ocasión califiqué como constructora de una “poética de la humildad”. Si tuviéramos que señalar los puntos esenciales sobre los que gira su poesía diríamos que son la vida como trayecto hacia la muerte, no como drama, y las palabras como medio para llegar al silencio, como testimonio del viaje.

“El imparable camino”

La capacidad de tratar los temas más esenciales bajo una forma sencilla es característica de la poeta. Nos lleva desde lo más próximo, lo más cotidiano, y lo eleva a una dimensión que nos ilumina. El imparable camino hacia la muerte, como dirá en un relato de Proyectos de pasado, “Lo soñado”, es como las huellas dejadas al caminar sobre la nieve, las de la vida misma.

Los poemas llegan como visiones, como un viento que no se ve pero se siente en el rostro. La naturaleza, como enseña en sus poemas, crea sin saber. El ser humano, consciente de la muerte, de su final, debe aprender.

Pero, como a todos los grandes poetas, a Blandiana hay que leerla, no contarla. Una pequeña muestra de ese decir tranquilo, revelador, modesto, humilde que es su obra se percibe en el poema “Un paso más” (la versión es del libro El ojo del grillo):

Sé hacer muy pocas cosas:
Ni melocotones como los melocotoneros,
Ni uvas como la vid,
Ni siquiera nueces
Como los nogales de amarga sombra
Con su tenue susurro de hojas;
Pero una cosa sé hacer
Con singular destreza:
Sé morir.
No presumo,
Sé morir como pocos hombres saben;
Primero me envuelvo en el silencio,
Luego en el vacío,
Y avanzo así, despacio, un paso,
Otro paso, y un paso más,
Hasta que sólo queda de mí
Una voz,
Colocada suntuosamente
En el ataúd del libro.
No presumo,
Creedme, sé morir,
Y sé, sobre todo, resucitar,
Pero eso es, claro está,
Mucho más sencillo.

Los poemas de Blandiana son huellas en la vida, palabras que transitan por ella y que acabarán “en el ataúd del libro”. Frente al poema, que nos invade, el libro es una decisión racional, una construcción en la que se agrupan los temas a la espera de esos lectores que seguirán las huellas dejadas en la nieve.

Rilke, Dickinson, Blandiana

Ana Blandiana ha explicado en diversas entrevistas que sus referencias poéticas son el austriaco Rainer Maria Rilke y la estadounidense Emily Dickinson, dos buenos modelos para una gran poeta y dos líneas que llevan a la comprensión de la vida en sus dimensiones temáticas esenciales.

La precisión y meticulosidad de Rilke a la hora de elegir las palabras esenciales está muy presente en la idea de poesía de Blandiana. Eso se aplica también a lo que admira de la poesía de Dickinson, la economía incluso aplicada a la descripción minuciosa de lo pequeño en la naturaleza.

En “Telaraña”, Blandiana se adentra de nuevo en el mundo de los sentidos:

Crucificada en una telaraña
Cuyo tejido aún muriendo soy capaz de admirar,
No intento escapar de lo que sobre mí ha escrito
El destino con mi propia mano. Como el odio,
El poema ha tejido redes a mi alrededor
Para prender signos y palabras.
Esta es mi derrota: yo misma soy ahora una palabra
Cuyo significado no puedo recordar.

La poesía de Blandiana lleva a recorrer con ella el camino hacía el silencio final. Lejos de un falso vitalismo, su obra se reviste de la propia naturaleza, con un ser humano entre la búsqueda de un sentido que se nos escapa y una vida plena de la alegría de existir.

Se puede hablar mucho de Blandiana y de su poesía. Pero ¡hay que leerla! No hay en ella grandilocuencia, sino modestia. Sólo desde la humildad de la vida se puede percibir esa experiencia en su plenitud. Los grandes poetas no enseñan muchas cosas, sólo las esenciales. En el caso de Blandiana, saber morir, saber vivir… las dos dimensiones.

En el otro extremo
(Del libro Un arcángel manchado de hollín)

Todo está sin terminar.
¿O solo me lo parece a mí?
Esta hoja ¿no debería
terminarse de alguna forma?
O la mariposa
¿no debería completar de algún modo
El dibujo de sus alas?
Y las líneas en las palmas de mi mano
¿Son solo un esbozo de
Un cuadro apenas empezado?
Todo está por terminar
Expectante por llegar
A completarse
Lo cual es imposible adivinar
Desde la luz cegadora
Al otro extremo.

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